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TEMAS DE RELIGIÓN
A.- REFERENTE A LOS SUMOS PONTÍFICES
Los Papas hasta 200 años después de Jesucristo Pontificados de mayor duración Pontificados de menor duración Los diez Pontífices más jóvenes electos Pontífices originarios de Siria El Papa Juan Pablo II en nuestro Continente Las enfermedades del Papa Juan Pablo II
B.- PERSONAJES DE LA IGLESIA CATÓLICA
El Hermano Miguel: Canonización de un maestro Monseñor Escrivá de Balaguer Madre María de San José El Padre Justo Vicente Aveledo Madre Teresa de Calcuta María Francisca de las Llagas El Beato Pedro de Betancurt El Padre Pío La beatificación del Papa Pío IX Los doctores de la Iglesia Católica Las Hermanas Betlemitas Religiosas Franciscanas Misioneras
C.- DIVERSOS TEMAS DE RELIGIÓN
La Navidad Las misas de aguinaldos Adoración de los Magos La primera representación del pesebre Fiesta de todos los santos El día de los difuntos La Virgen María Rosa Mística El santuario de la Natividad Las virtudes teologales Dones y frutos del Espíritu Santo Los concilios Amigos Seminario de La Guaira El Santo Caliz o Santo Grial La sabana santa o sudario Verónica o el paño con la faz de Cristo Referente a los capítulos y versículos de la Biblia El cristianismo en la India
A.- REFERENTE A LOS SUMOS PONTÍFICES
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<}>LOS PRIMEROS VEINTE QAPAS&obsp; (HAS\A 200 AÑOS DESQUÉS DE JESUCRISTO)
Con la palabra latina “PAPA” se denomina y reconoce universalmente al
Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Dicha palabra proviene del
griego, con el significado de Padre Venerable y según San Francisco de
Sales equivale a Abuelo, es decir, a la expresión PATER PATRUM, con que
se le reconoce y menciona en el Concilio Romano (no ecuménico) del año
649. Es de hacer notar que el primero qu después de San Pedro, adoptó el
título de PAPA fue el romano San Siricio (384-399), algunos dicen que lo
deriva del anagrama de la frase “Petri Apostoli Potestalem Accipens”,
llamándose así en un escrito sinodal que dirige desde Milán el año 390.
Precisamente, a partir del siglo VI se reservó el nombre de “Papa” el
Sumo Pontífice, aplicado ya por San Ignacio de Antioquia discípulo de
los Apóstoles, a San Lino el sucesor inmediato de San Pedro. Hecha la
aclaratoria anterior, pasemos seguidamente a dar cuenta -muy breve-
acerca de los primeros veinte Papas:
1.- El primer Papa fue también uno de los primeros discípulos que Jesús
de Nazareth llama para convertirlo en pescador de hombres, según los
evangelios. Nacido en Betsaida en Galilea, al norte del mar de
Genesaret, hijo de Juan, y hermano de Andrés y Felipe, también Apóstoles
de Cristo. Era un pescador con nombre Simón y Jesucristo le cambia el
nombre, asignándole el de “cefas”, equivalente en arameo a la palabra
griega que significa “piedra” y que en su forma española derivó hasta
convertirse en el apelativo PEDRO, y le asegura que sobre él edificará
su Iglesia. La jerarquía respecto a los otros Apóstoles se le atribuye,
entre otras cosas, cuando Nuestro Señor Jesucristo le dice que lo que
atare en la tierra será atado en el cielo, y cuanto desatare en la
tierra será desatado en el cielo, y le asigna la tarea de confirmar a
sus hermanos en la fé (“Simón, Simón…yo he rogado por ti para que no
desfallezca tu fé, y tu, una vez convertido, confirma a rus her,amos”,
Lucas 22, 31-3), y le recomienda: “apacienta mis corderos “apacienta
mis ovejas”. En los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles,
principalmente, se comprueba su papel de Primado que, según la tradición
ejerció durante unos veinticinco años. Instituyó el primer orden
eclesiástico y, con un carácter ritual, la oración del Padre Nuestro.
Dejó dos Epístolas para dar animo y recordar a los creyentes su
condición de cristianos; la primera dirigida a los elegidos de la
dispersión del “Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia”, y en la
segunda no señala destinatarios y enfatiza sobre tres inquietudes de la
iglesia en ese momento, como eran: mantener la fé tal como la enseñaron
los testigos de Jesús; luchar contra los que desvirtuaban la fé; y
explicar por qué Cristo no había vuelto todavía. Fué encerrado en la
cárcel Mamentina, donde ahora se encuentra la iglesia de San Pedro in
carcere y más tarde crucificado; pero con la cabeza hacia abajo, por
orden del emperador Nerón, el 29 de junio del año 67. Fue sepultado su
cuerpo en el monte Vaticano.
2.- El segundo Papa o primer sucesor de Pedro fue LINO, elegido en el
año 67. Nacido italiano en Volterra de la región de Tuscia. Gobernó la
Iglesia durante once años, tres meses y doce días. Vivió en los tiempos
de Nerón, en el Consulado de Saturnino y Escipión hasta el de Capitón y
Rufo. Murió mártir el 23 de septiembre del año 76 y enterrado cerca de
San Pedro. Confirió dos veces órdenes, consagrando 15 obispos y
ordenando 18 presbíteros. Por precepto de San Pedro, estableció que las
mujeres no entrasen en la iglesia sino con la cabeza cubierta. Durante
su pontificado fueron martirizados los evangelistas San Marcos y San
Lucas.
3.- El tercero de los Sumos Pontifices es ANACLETO ó Cleto, nacido en
Atenas y fue convertido al Cristianismo por San Pedro, que lo ordenó de
Diácono y poco después de Presbítero. Cuando San Pedro emprendía sus
viajes para recorrer Asia Menor, le confiaba el gobierno de la iglesia
en unión de San Lino, antecesor de Anacleto, y a San Clemente, su
sucesor. Ejerce la titularidad de su pontificado desde el año 78 y murió
el 26 de abril en el año 88. Fijó las normas para la consagración de los
obispos. En el barrio Vaticano, cerca de la tumba de San Pedro, hizo
construir un Oratorio destinado a la sepultura de los mártires.
Prescribió la forma de los hábitos eclesiásticos.
4.- El reconocido como cuarto Papa es San CLEMENTE. Romano, elegido en
el año 88 y murió el 23 de noviembre en el año 97. Las Actas griegas
cuentan que, bajo Trajano fue relegado al Quersonoso y después, en
castigo al éxito de su apostolado entre los condenados al trabajo en las
minas, precipitado al mar con un áncora en el cuello. Restableció el uso
de la Confirmación según el uso de San Pedro. Empieza a usarse en las
ceremonias religiosas la palabra AMEN. Famosa es su carta dirigida a la
iglesia de Corinto, que se hallaba dividida por un cisma interno porque
un grupo de fieles negaba la legítima autoridad de los presbíteros. (La
referida Carta no lleva firma pero San Dionisio, Obispo de Corinto del
año 166 al 174, escribe al Papa Sótero en el año 170 y le dice: hoy
hemos celebrado el Santo día del Señor y en él hemos leído vuestra
carta, como leemos la anterior que nos escribió Clemente”). La carta de
San Clemente a los corintios tiene un lenguaje sencillo, claro y grave,
esta llena de unción y de firmeza, constituyendo un modelo de elocuencia
pastoral. Se le atribuye a Clemente una otra carta a esos mismos
destinatarios y dos cartas a las vírgenes.
5.- EVARISTO, se dice que fue griego originario de Antioquía, de padre
judío de Belén. Resulta elegido Papa en el año 97 y en el Liber
Pontificalis se precisa que ejerció el pontificado durante nueve años y
diez meses, en tiempos del reinado de los emperadores Nerva y Trajano y
más exactamente desde el Consulado de Valente y Vetus hasta el de Galo y
Bradua. Murió el 26 de octubre en el año 105. Dado que los cristianos
aumentaban, dividió la ciudad romana en parroquias. Ordenó que siete
Diáconos custodiasen al Obispo durante el cumplimiento de su oficio de
la predicación evangélica. Instituyó las primeras siete diaconías que
confió a los sacerdotes más ancianos y que dio origen al actual Colegio
Cardenalicio. Mandó que conforme a la tradición apostólica el matrimonio
se celebrase públicamente, recibiendo la bendición del sacerdote.
También se le atribuye al Papa Evaristo una cierta reglamentación de las
solemnes ceremonias de la consagración de las iglesias.
6.- ALEJANDRO 1, pertenecía a una noble familia romana de origen
patricio. Ocupó el solio pontificio durante diez años, habiendo sido
elegido tras la muerte de San Evaristo. Fue discípulo de Plutarco.
Convirtió al cristianismo a gran número de senadores y personajes
aristocráticos, entre ellos al Prefecto Hermes con toda su familia. Se
cuenta que fue arrojado a un horno encendido del que salió ileso y por
último decapitado en la vía nomentana el día tres de mayo en el año 115.
Pasa por ser el primer Papa que introdujo el uso del agua bendita en las
iglesias y en las casas; que la hostia fuera hecha solamente con pan sin
levadura, y para la comunión el vino se mezclara con agua. Prohibió que
ningún sacerdote pudiese decir más de una misa por dia. También se le
atribuye la introducción, de la cláusula “qui pridie quam pateretur” (el
cual la víspera de su pasión), en el canon de la misa.
7.- SIXTO 1, se cree que ese nombre lo toma por ser el sexto Papa
sucesor de San Pedro. Romano de nacimiento y cuyo apellido era Pastor y
se supone que la casa de su padre se hallaba en la antigua Vía Lata, en
el sitio en que se levanta actualmente la iglesia de Santa Maria de
Calle Ancha. Fue elegido Papa en el año 115 y murió el 3 de abril en el
año 125, siendo enterrado en la Acrópolis de Alatri (Frosinone).
Prescribió que el retazo del cáliz fuese de lino. Publicó tres
ordenaciones importantes: a) que nadie, a no ser los ministros del
altar, pudiese tocar los vasos sagrados; b) que los Obispos que hubiesen
sido llamados a Roma por la Santa Sede, al regresar a sus Diócesis no
fuesen recibidos sino previa presentación de las letras Apostólicas; y
e) que en la Misa, después del Prefacio, el celebrante rezase el SANCTUS
junto con el pueblo.
8.- TELESFORO, fue el séptimo obispo de Roma en sucesión de los
Apóstoles. Era griego de nacimiento. En el calendario de los carmelitas
se le considera como miembro de la orden. Fue elegido Papa en el año 125
como sucesor de Sixto y su pontificado llega al 136. Presenció la
desvastación causada por la persecución ordenada por el emperador
Adriano y sufrió un glorioso martirio. Entre las actuaciones de su
magisterio se le atribuye la celebración de la Misa de Navidad (fiesta
que no existía entonces) a medianoche; asimismo que compuso el himno
“Gloria in Excelsis Deo”, e instituyó el ayuno durante las siete semanas
antes de Pascua. Prescribió que en la noche de Navidad cada sacerdote
pudiese celebrar tres misas. Introdujo en la Misa nuevas oraciones. Su
fiesta se conmemora el 5 de enero.
9.- H1GINIO, originario de Atenas, es el octavo Papa después de San
Pedro, electo en el año 136 como sucesor de Telésforo. Se dice que
sufrió martirio el 11 de enero del año 140 durante la persecución de
Antonio Pío y fue sepultado unto al cuerpo del Beato Pedro en el
Vaticano. Durante su breve pontificado disminuyeron los ataques de los
paganos contra los cristianos; pero la Iglesia se vio amenazada
internamente por las sectas heréticas. Higinio se dedicó a preservar la
integridad de la genuina enseñanza evangélica. Determinó varias
atribuciones del clero y definió los grados de la jerarquía eclesiástica
para mejorar el servicio de la Iglesia y preparar a los, candidatos al
servicio por medio de un acercamiento progresivo a los santos misterios.
Instituyó al padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos
para guiarlos en la vida cristiana, y decretó que las iglesias viniesen
consagradas.
10.- P10 I, nacido en Aquilea, hijo de un tal Rufmo, fue elegido el año
l40 y muere el 11 de julio del año 155, según noticias fue coronado con
el martirio en la persecución de Marco Aurelio Antonio. Se le atribuye
la fecha de la celebración de la Pascua el domingo después del
plenilunio de marzo. Son importantes sus normas para la conversión de
los judíos. Durante su pontificado le toca contrarrestar las herejías
que amenazaban a la Iglesia, para lo cual aprovechó la sabiduría de San
Justino, llamado el filósofo, también mártir, que se habla convertido
del judaísmo y se encontraba en Roma por aquella época.
11.- ANICETO, era originario de Emesa en Siria. Fue elegido en el año
155 y su permanencia en el solio pontificio llega hasta el año 166. Se
admite generalmente que no murió por martirio bajo el reinado de Marco
Aurelio pero merece el titulo de mártir por las pruebas que debió
sufrir. Su fiesta se celebra el 17 de abril. Recibió la visita en Roma
de San Policarpo, el famoso Obispo de Esmirna, para discutir acerca de
la fecha de la celebración de la Pascua; pero no pudieron ponerse de
acuerdo, pues, mientras Policarpo juzgaba que debía celebrarse aquella
festividad el día 14 de la luna de marzo, el pontífice estimaba y
confirmó que debía fijarse el domingo siguiente a aquella fecha, a
imitación de las iglesias de Alejandría y Antioquía. Promulgó un decreto
que impedía al clero dejarse crecer el pelo. Fue enterrado en el
cementerio de Calixto; en tiempos del pontificado de Clemente VIII
(1592- 1605) será trasladado su cuerpo al lugar de la antigua sepultura
de Alejandro Severo. Algunas iglesias de Bolonia guardan reliquias del
Papa Aniceto.
12.- SOTERO, nacido en Tondi (Campania), subió al solio pontificio en el
año 168, muere en 177 y se le registra como mártir. Se le define como el
Papa de la Caridad por conservar y cumplir la costumbre, establecida
desde el principio del cristianismo, de socorrer generosamente a los
sentenciados a la pena de trabajos forzados. Desplegó gran actividad en
velar por los intereses generales de la Iglesia. Prohibió que las
vírgenes consagradas a Dios tocasen los vasos sagrados y ofreciesen
incienso en las reuniones de los fieles. Dispuso que el día Jueves Santo
comulgaran todos los fieles, excepto los que se hallaban en pecado
mortal, y dio acertadas disposiciones dirigidas a los sacerdotes acerca
de la celebración del sacrificio de la misa. En carta a los obispos de
Italia estableció la doctrina católica sobre el matrimonio, consignando
que no tiene legitimidad el matrimonio si no ha sido bendecido por un
Ministro del Señor. La Iglesia celebra su tiesta el 22 de abril.
13.- ELEUTERIO, nacido en Nicopoli, hoy Prevesa, en Epiro (Grecia), su
padre se llamaba Abundo. Fue elegido Papa en 175 y gobernó la Iglesia
hasta el año 189 y parece que murió mártir el día 26 de mayo. Durante su
pontificado se convirtieron algunos nobles a la fé, y Lucio, rey de la
parte de Inglaterra sometida a los romanos, pidió misioneros y serán
enviados Fugacio y Damián a convertir a los bretones. Suprimió algunas
costumbres hebraicas sobre la pureza e impureza de los manjares,
cuestión sobre la cual los cristianos daban gran importancia.
14.- VICTOR 1, nació en África. Fue elegido en el año 189 y murió en
199. Uno de los primeros hechos notables de Víctor I, es el de haber
conseguido la libertad de algunos cristianos que hablan sido condenados
por Roma a trabajos forzados en las minas de Cerdeña. Estableció que
para el bautismo en caso de urgencia se pudiese usar cualquier agua. Su
pontificado se vio perturbado por la contienda entre la iglesia romana y
las de Asia y África, acerca de la celebración de la Pascua. Por ello
convocó y celebró lo que se conoce como el primer sínodo de la iglesia
romana, y después de oír los pareceres de los obispos de Italia, obró
como cabeza de la Iglesia de Jesucristo y requirió a los prelados de la
provincia de Asia a que abandonasen su costumbre y aceptasen la práctica
de celebrar la Pascua en domingo.
15.- CEFERINO, nacido en Roma, elegido en 199 y murió en el año 217.
Hasta ese entonces es el más largo pontificado de los sucesores de San
Pedro. Durante ese tiempo estalló la persecución de Séptimo Severo.
Algunos han supuesto que murió mártir el 20 de diciembre, por orden del
emperador Heliogábalo. Su pontificado no fue fácil y tuvo que afrontar
duras luchas teológicas y es celebrado por su empeño en defender la fe
contra los herejes. Nombró a Calixto administrador del cementerio y le
encargó la dirección del clero. Entre sus actuaciones se destaca el
dejar establecido que los jóvenes después de los catorce años de edad
hiciesen la comunión en Pascua. Introdujo el uso de la Patena y del
Cáliz de cristal. Fue el primer Papa enterrado en el cementerio
(catacumbas) de San Calixto.
16.- CALIXTO I, romano, hijo de Dionicio, de humilde condición. Le tocó
sufrir condena en Cerdeña de donde fue rescatado por la comunidad
cristiana. Como Diácono del Papa Ceferino se preocupó por la realización
y ampliación del cementerio (catacumbas) sobre la Via Appia, donde
fueron enterrados 46 Papas y unos 200 mártires. Fue elegido Papa en el
año 217 murió mártir el año 222 cuando los paganos en una revuelta
popular lo echaron en un pozo que existía en un Oratorio por él
edificado (la tradición muestra la tal Capilla como el origen de la
basílica de Sancta Maria Trans Tiberim). Se le achaca que por su
condición servil, era muy flexible con los pecadores.
17.- URBANO I, era romano. Sucedió a Calixto en 222 y ocupó la sede
hasta el año 230. Murió mártir y fue enterrado el 25 de mayo en la
cripta de San Calixto. Fue Vicario del Papa Eleuterio y gozó de su plena
confianza. Por las exhortaciones y enseñanzas de Urbano muchas personas
abrazaron la fe de Cristo, recibieron el santo bautismo y hasta
conquistaron la palma del martirio merced a sus instrucciones; entre
otros, convirtió al cristianismo a Santa Cecilia, a su esposo Valeriano
y a su cuñado Tiburnio. En el lugar del martirio de la referida Cecilia
hizo construir en Trastevere la Iglesia donde reposan los restos de la
santa patrona de los músicos. Consintió que la iglesia adquiriese
bienes. Durante su pontificado celebró cinco tandas de sagradas órdenes
en el mes de diciembre consagrando en ellas a 18 presbíteros, 7 diáconos
y 8 obispos.
18.- PONCIANO, nació en Roma de la antigua y noble familia de los
Calpurni. Fue elegido el 21 de agosto de 230 y gobernará a la Iglesia
durante cinco años. Ordenó el canto de los Salmos y la recitación del
“Confiteor Deo” y el uso del saludo “Dominus Vobiscum”. Cuando llega al
reinado Maximino de Tracia y hace revivir los edictos de persecución
contra los cristianos el Papa Ponciano será. enviado a los trabajos
forzados en las minas de Cerdeña. Será el primer Papa deportado y para
que los cristianos no quedaran sin pastor, renunció espontáneamente el
28 de septiembre de 235 a su sede episcopal. Murió de sufrimientos y
considerado como mártir en la isla de Tavolara y fue sepultado en tiempo
del Papa Fabián en las catacumbas de San Calixto.
19.- ANTERO, era natural de Grecia y su elevación a la más alta dignidad
de la Iglesia tuvo lugar el 21 de noviembre del año 235, tras la
abdicación de Ponciano. En su corto pontificado que sólo duró seis
semanas, ordenó que las reliquias de los mártires fuesen recogidas y
conservadas en la Iglesia en el lugar llamado “scrinium”. Sufre martirio
y muere el 3 de enero de 236, en tiempo del emperador Maximino y fue
sepultado en el cementerio de Calixto y de allí trasladados sus restos a
la iglesia de San Silvestre.
20.- FABIAN, nació en Roma. Era laico y poco conocido. Se cuenta que en
la asamblea del clero y pueblo para elegir al nuevo Papa, tras la muerte
de San Antero, el 10 de enero en el año 236, una paloma vino volando a
posarse sobre la cabeza de Fabián. Esta señal le ganó los votos del
clero y el pueblo moviendo a todos unánimemente a proclamarle como Papa
y gobernó la Iglesia durante catorce años, en los cuales se destaca por
sus innovaciones administrativas, sus intervenciones doctrinales y en
las controversias planteadas por la iglesia africana. Dividió la ciudad
de Roma en siete distritos administrativos, confiados a otros tantos
Diáconos; también fomentó las obras de los cementerios (catacumbás) y
designó Subdiáconos que concurrieran con los notarios eclesiásticos a la
redacción de las Actas de los Mártires. Bajo su pontificado se verifica
el éxodo de Roma a causa de las persecuciones sistemáticas de los
cristianos por parte del emperador Decio, que dio inicio con los
“anacoretas” la vida eremita. Murió martirizado en 20 de enero de 250 y
sepultado en el cementerio de San Calixto. En una carta que San Cipriano
dirige a San Cornelio, califica a San Fabián como hombre incomparable y
que su muerte correspondió a la pureza de su vida.
(Publicado en el Boletín
Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de
Venezuela)
PONTIFICADOS DE MAYOR DURACIÓN
El próximo 16 de octubre se cumplirán veintiún años del
inicio del pontificado de S.S. Juan Palo II. En cuanto a su duración
pasa a ocupar el noveno lugar en toda la historia de la Iglesia
Católica. Es de hacer notar que desde el 28 de septiembre del presente
año quedó superado el tiempo ejercido por el Papa León I “el Magno”
(reconocido como Doctor de la Iglesia el 1754), electo el 29 de
noviembre del año 440 y fallecido el 10 de septiembre del 461, habiendo
permanecido como máximo jerarca terreno de nuestra religión por casi
veintiún años. En el período que ya lleva S.S. Juan Pablo II como
nuestro Sumo Pontífice, ha desempeñado una extraordinaria y
trascendental labor por todas conocidas que marca un verdadero hito en
la historia de la humanidad.
Ha continuación se presenta una muy sintética reseña de los
pontificados de mayor duración:
1.- San Pedro, nacido en Betsaida (Galilea), al norte del mar de
Genesa ret, hijo de Juan y hermano de Andrés y Felipe, también Apóstoles
de Cristo. En los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles, principal
mente, se comprueba su papel de Primado que, según la tradición ejerció
durante unos veinticinco años, pero podría considerarse su pontificado
de mayor duración, si le asignamos como inicio el momento del mandato
dado por Nuestro Señor Jesucristo cuando le dice: “apacienta mis
corderos”, “apacienta mis ovejas” y como fecha final la de su muerte (29
de junio del año 67) por orden del emperador Nerón. Durante el
Pontificado de San Pedro se instituye el primer orden eclesiástico y,
con carácter ritual, la oración del Padre Nuestro dejó dos Epístolas
para dar ánimo y recordar a los creyentes su condición de cristianos.
2.- Pío IX.- (Giovanni María Mastai-Ferretti), nacido en
Senigallia el 13 de mayo de 1792 y fallecido el día 7 de febrero de
1878. Fue nombrado Arzobispo de Espoleto en 1827 y será Cardenal en
1840. Tenía 54 años, cuando el 21 de junio de 1846 resultó electo como
el 255 sucesor de San Pedro. El 8 de diciembre de 1854 declara, previa
consulta a los obispos, que María había sido libre del pecado original
desde el primer instante de su concepción. Durante su pontificado se
realiza el Concilio Vaticano I (1869-1870) que establece la
infalibilidad del Papa cuando habla ex cátedra; y se logran concordatos
con Rusia (1847), Toscana y España(1851), Costa Rica y Guatemala (1853),
Austria (1855), Portugal, Nápoles y Warttemberg (1857), España y Baden
(1859), Haití (1860), Honduras (1861), Venezuela, Ecuador, Nicaragua y
San Salvador (1862). El Papa Pío IX fue un magnífico violinista. Fomentó
la investigación arqueológica en las Catacumbas. Se reconoce no sólo
como el pontificado más largo de la historia de la Iglesia (31 años, 7
meses y 21 días), sino también el más dramático de todos por los
problemas políticos ocurridos en ese tiempo y en los cuales estaba
involucrada la Iglesia.
3.- León XIII, (Vicenzo Gioacchino Pecci), nacido en Carpineto,
Anagni, el 2 de marzo de 1810 y fallecido el 20 de julio de 1903. Se
desempeñó como Nuncio en Bruselas, y desde 1846 Obispo de Perusa. Fue
electo Papa el 20 de febrero de 1878 con casi sesenta y ocho años de
edad y enfermizo, pero le correspondió regir la Iglesia durante 25 años,
4 meses y 16 días. Tuvo como empeño de su pontificado el reconciliar a
la Iglesia con el mundo moderno y en cuanto a la vida interna de la
Iglesia fue muy eficaz. Escribió no menos de 46 Encíclicas. La más
famosa es la Rerum Novarum, la encíclica social dada el 15 de mayo de
l89l, en la que busca una vía entre el liberalismo y el socialismo.
Viene a ser el punto de partida para la elaboración sistemática de la
doctrina social de la Iglesia.
4.- Pío VI, (Giovanni Angelo Braschi), nacido en Cesena el 25 de
diciembre de 1717, electo Papa el 15 de febrero de 1775 y ejercerá
durante 24 años, 6 meses y 14 días, hasta su muerte ocurrida el 29 de
agosto de 1799 (en Valence, aunque había pedido le dejaran morir en
Roma). Fue un gran mecenas de las artes. Con la revolución francesa, Pío
VI sufrió la mayor humillación de su pontificado. Obligado a romper
relaciones con Francia tuvo que pagar grandes cantidades de dinero y dar
varias obras de artes.
5.- Adriano I,
natural de Roma. Electo Papa el 9 de febrero del año 772 y
fallece el 25 de diciembre de 795. Con un largo y glorioso ejercicio en
la dirección de la Iglesia, (23 años, 10 meses y 16 días). No fechará a
los documentos pontificios por los años de gobierno de emperador, sino
por los años de su pontificado. Las monedas papales ya no muestran la
efigie imperial sino la del Papa. Con ello significa que el Papa se
había convertido en gobernante soberano del Estado de la Iglesia.
Restauró las murallas de Roma y los antiguos acueductos. Convocó el
séptimo Concilio Ecuménico que será el segundo celebrado en Nicea, donde
se define la doctrina ortodoxa del culto a las imágenes y condena la
iconoclasia.
6.- Pío VII, (Luigi Barnaba Chiaramonti), nacido en Cesena (el
mismo lugar del Papa antecesor en el cargo), el 14 de agosto de 1742.
Resultó electo el 14 de marzo de 1800 como Jefe de la Iglesia Católica
en un cónclave iniciado el 1 de diciembre del año anterior, donde
participaban 35 cardenales, de los cuales 30 eran italianos. Su
pontificado duró 23 años, 4 meses y 29 días, hasta su muerte registrada
el 20 de agosto de 1823. Nuestro Simón Bolívar, joven de 22 años, en una
Audiencia que le consiguió el embajador español en el verano de 1805,
trató y conoció a este Papa que ganará enorme prestigio por su posición
asumida frente a Napoleón Bonaparte. Entre las ejecutorias de su
pontificado está el restablecimiento de la Compañía de Jesús en su
conjunto. Creó la bandera pontificia “blanco y amarilla”. Cuatro días
antes de la muerte del Papa ocurrió un incendio en la basílica de San
Pablo Extramuros.
7.- Alejandro III, (Rolando Bandinelli), natural de Siena. Fue
electo el 20 de septiembre de 1159 y ejerce hasta su muerte ocurrida el
30 de agosto de 1181. Su controversial pontificado (que también fue
época de cismas, de excomuniones y absoluciones, con surgimiento de
varios antipapas) será de casi 22 años. Excomulgó a Federico
“Barbarroja”porque según él no tenía derecho alguno a establecer un
Tribunal por encima del Papa. Durante su pontificado proclamará al
décimo primer Concilio Ecuménico (tercero celebrado en Letrán,
1179-1180) que decreta las elecciones papales por mayoría de dos
terceras partes de los cardenales reunidos en Cónclave. (Es de
recordarse que Alejandro III fue sucedido por Lucio III (1181-1185)
quien instituyó la Inquisición Episcopal, primera fase de la
institución, por cuanto Inocencio IV (1243-1254) en 1232 introdujo el
tormento en los procesos).
8.- San Silvestre I, el trigésimo tercer Papa y el segundo que se
registra después del Edicto de Milán dado por el Emperador Constantino.
Nacido en Roma. Fue electo como Papa el 31 de enero del año 314 y muere
el 31 de diciembre del año 335. Su pontificado de 21 años y 11 meses
transcurre paralelo al gobierno de aquel famoso Emperador que sacó a la
Iglesia de la clandestinidad y las persecuciones. Fue el primero en
ceñir la Tiara. Presidió, en el año 325, el primer Concilio Ecuménico de
Nicea, (lugar de la residencia veraniega del Emperador), que formuló el
“Credo”. Para recordar la Resurrección instituyó el domingo. Valga
recordar que el Emperador Constantino le da su palacio lateranense, que
desde entonces y por siglos fue la residencia de los Papa, es por tanto
que el Templo de San Juan de Letrán, construido en el área de dicho
palacio, lo convirtió en Catedral de Roma.
(Fue publicado en el diario La
Religión, Caracas, miércoles 29 de septiembre de 1999, página 11)
PONTIFICADOS DE MENOR DURACIÓN
Recientemente el pontificado de S.S. Juan Pablo II, iniciado el 16 de
octubre de 1978, se situó en el N° 6 entre los ejercicios de mayor
duración y superado tan sólo por los correspondientes a San Pedro (años
33 al 69); Pío IX (31 años, 7 meses y 21 días); León XIII (25 años, 4
meses y 16 días); Pío VI (24 años, 6 meses y 14 días); y Adriano 1 (23
años, 10 meses y 16 días).
Parece interesante recordar, entre los períodos de desempeño papal
reconocidos en la historia de la Iglesia Católica, cuáles fueron los
pontificados de más breve duración. Ciertamente, si hubiera sido
considerado con validez, el primer puesto correspondería al sacerdote
romano de nombre Esteban que fue elegido tras la muerte del Papa
Zacarías (cuyo ejercicio va desde el 10 de diciembre del 741 hasta el 23
de marzo de 752); pero como Esteban falleció a los cuatro días sin haber
recibido la consagración episcopal, no se le contó en el número de los
Papas.
En consecuencia, se reseñan a continuación los pontificados que no
superaron el mes de duración:
1.- Urbano VII (Juan Bautista Castagna, nacido en Roma el 4 de
agosto de 1521, hijo de un noble genovés de nombre Cosme Castagna y su
madre fue Constanza Ricci, romana y hermana del Cardenal Jacovazzi). Se
doctoró en Bolonia. El Papa Julio III lo nombró Arzobispo el primero de
marzo de 1553. Asistió al Concilio de Trento. El 12 de diciembre de
1583, Gregorio XIII lo hace Cardenal presbítero del título de San
Marcelo. Al morir Sixto y, en el cónclave del 7 al 15 de septiembre de
1590, de una lista de cinco cardenales, resulta electo con la avanzada
edad de 69 años, y antes de coronarse le acometió una fuerte malaria que
lo lleva a la muerte el día 27 de dicho mes. Su pontificado sólo llega a
doce días.
2.- Bonifacio VI. Después de la muerte del sucesor número 111 al
trono de San Pedro, cuando la sede pontificia estaba en poder de los
grandes feudales de Italia, una facción formada por los opositores del
Papa Formoso elegirá, el día 11 de abril del a 896, a Bonifacio VI. Su
pontificado durará quince días porque muere el día 24 después de un
ataque de gota (aunque algunos lo atribuyen a un envenenamiento). Un
concilio celebrado en Ravena, en el año 898 rehabilita la memoria del
Papa Formoso y declaró nula la elección de Bonifacio VI; pero después
quedará sin efecto dicha medida.
3.- Valentín. Era natural de Roma y muy joven entró al servicio
de la Iglesia. Gozó del aprecio del Papa Pascual I, quien lo colocó al
frente del Diaconado en Roma. A la muerte del Papa Eugenio II, el 27 de
agosto de 827, el clero, la nobleza y el pueblo de Roma elegirán
unánimemente a Valentín, el primero de septiembre y será el número 100
en la lista histórica de los Papas. El comienzo de su breve pontificado
fue acogido con grandes manifestaciones de júbilo por las cualidades de
bondad que todos le reconocían. Su fallecimiento, dieciséis días después
de su elección, según algunos, fue atribuida a una vida en extremo
desenfrenada.
4.- Celestino IV (Godofredo Castiglione, nacido en Milán), era un
monje cisterciense, cardenal obispo de Sabena. Ya anciano fue elegido,
para suceder a Gregorio IX, en el que es reconocido como el primer
Cónclave de la historia del papado, el día 25 de octubre de 1241. En
condiciones higiénicas deficientes y un calor insoportable, unos diez
cardenales fueron encerrados con llave (es decir cum clave) por
acuerdo del Senado, en un viejo edificio en ruinas (los cardenales
restantes estaban prisioneros en poder del emperador Federico), fue
decidida bajo elección pero su pontificado durará 17 días porque su
muerte se registra el diez de noviembre. (Su predecesor, Gregorio IX,
fue el creador de la Inquisición Pontificia en 1223 y nombró como
inquisidores a los frailes Predicadores).
5.- Sisinio, el número 87 nombrado como sucesor de San Pedro,
luego de la muerte del Papa Juan VI. Era sirio de nacimiento y fue
electo el 15 de enero del año 708. Aunque la grave enfermedad de gota
que padecía no le permitía tomar por si mismo los alimentos, desplegó
gran energía y en su breve pontificado miró por el bien de la ciudad,
habiendo dado orden de que se prepararan los materiales necesarios para
la reparación de las murallas de Roma que habían sufrido el asedio por
parte de los longobardos y sarracenos. Murió el 4 de febrero o sea
veinte días después de su consagración.
6.- Teodoro II, su pontificado también duró veinte días. Nacido
en Roma; pero se desconoce la fecha exacta de su ascensión al solio, en
el mismo mes de diciembre del año 897 en el cual se registra su
fallecimiento repentino. Restituyó en sus cargos a los clérigos que
habían sido destituidos por Esteban VII y ordenó que fuesen quemadas las
actas en que constaba esa decisión. Reconoció la validez de las órdenes
conferidas por el Papa Formoso (quien había dirigido la Iglesia desde
octubre de 891 hasta el 4 de abril del 896 y cuyo cuerpo hallado en el
Tíber lo hizo enterrar con todos los honores en el Vaticano).
7.- Marcelo II (Marcelo Cervini, nacido en Montepulciano,
Macerata, el 6 de mayo de 1501). Fue el último que conservo el nombre de
bautismo después de ser electo Papa. En 1539 había sido promovido
Cardenal y como Legado pontificio presidió el Concilio de Trento. A la
muerte de Julio III y contando 54 años de edad fue nombrado Papa el 10
de abril de 1555. Como consecuencia de las fatigas que le ocasionaron
las festividades de Semana Santa y Pascua, falleció el día primero de
mayo. Por sus cualidades personales se esperaba que podría despojar a
las palabras Iglesia, Concilio y Reforma del tono despreciable que
habían adquirido en el curso del tiempo. Durante su pontificado de 21
días, trazó en la Curia un signo de justicia y austeridad. Se preocupó
de los pueblos rusos y mongoles. El nombre de este Papa pervive en la
Misa a seis voces llamada del Papa Marcelo, compuesta por
Giovanni Pierluigi de Palestrina (1525-1594).
8.- Dámaso II (Poppo de Boixen, de una noble familia de Baviera),
era un Obispo que hasta el 25 de diciembre de 1047 se hallaba en Saint
Poelten. Al comenzar el nuevo año marchó hacia Roma. Sustituyó a
Benedicto IX por voluntad del emperador Enrique III de Alemania.
Consagrado en San Pedro el 17 de julio de 1048, tomó el nombre de Dámaso
II. El 9 de agosto, al cabo de 23 días murió en Palestrina, tal vez a
causa de las fatigas del viaje, al cambio de clima y de una malaria
perniciosa.
9.- Pío III (Francesco Todeschini-Piccolomini, nacido en Siena el
29 de mayo de 1439, tercero de los hijos de Nanni Todeschini y de
Laudomia Piccolomini, hermana del Papa Pío II, Eneas Silvio
Piccolomini). Obtuvo el grado de doctor en Derecho Canónico. Su tío
lo nombró, en 1460, Arzobispo de Siena y Cardenal diácono con el título
de San Eustaquio, siendo joven de sólo 21 años. Cuando el Papa, en junio
de 1464, salió a dirigir una Cruzada deja a su sobrino como Vicario suyo
en Roma y en los estados pontificios. A la anciana edad de 64 años y con
precaria salud, es electo el 22 de septiembre de 1503. Para el 8 de
octubre se había fijado la consagración sacerdotal, episcopal y la
solemnidad de la coronación. Tales ceremonias le exigieron grandes
esfuerzos al gotoso Papa que tuvo necesidad de celebrar sentado su Misa
de consagración. Morirá el 18 de octubre. Su pontificado sólo llegará a
26 días.
10.- León XI (Alejandro Ottaviano de Médicis, nacido en Florencia
el 2 de junio de 1535), hombre culto, refinado y entusiasta, quien dio
nombre a la Villa Médicis, situada en el Pincio, Roma. Fue sucesivamente
Obispo de Pistoya, 1573; Arzobispo de Florencia, 1574, y Cardenal
también ese mismo año. Trabajó eficazmente en la conclusión de la paz de
Vervins entre España y Francia. En el cónclave que seguirá a la muerte
de Clemente VITI resultó electo el día primero de abril de 1605 como el
232 sucesor de San Pedro, pero sólo duró en el ejercicio 26 días por
cuanto muere el día 27 de ese mismo mes, a causa de las dificultades
afrontadas para la toma solemne de posesión de la sede del obispado de
San Juan de Laterano.
(Publicado en el diario La
Religión, Caracas, viernes 12 de abril de 2002, página 2)
DESPUÉS DEL
CONCICLIO DE TRENTO:
LOS DIEZ MÁS JÓVENES PONTIFICES ELECTOS.
Cuando se observa la lista de los personajes que han desempeñado la
máxima autoridad de la Iglesia Católica, llama la atención que muchos
fueron designados contando ya con una edad avanzada. Ahora bien, como el
décimo noveno Concilio Ecuménico cuya apertura tiene lugar el 15 de
diciembre de 1545 en la ciudad de Trento (con varias interrupciones,
durante su desarrollo, e incluso un traslado temporal a Bolonia) y
culmina el 4 de diciembre de 1563, se reconoce que tuvo efectos
trascendentales para la historia de la Iglesia, parece interesante
reseñar los casos de los diez papas más jóvenes electos, desde el
Concilio de Trento hasta los actuales momentos:
1.- Clemente XI.- (Giovanni Francesco Albani, nacido en Urbino el
22 de julio de 1649, de familia noble). Estudió Bellas Artes, Teología y
Derecho Civil en su ciudad natal, luego en el Colegio Romano donde
obtiene el título en ambos derechos. Hizo carrera en la administración
de los estados romanos. El Papa Inocencio XI lo nombró Consultor de la
Congregación Consistorial. Fue también gobernador de Rieti y de
Espoleto, Vicedelegado de Urbino, Vicario y Juez de la iglesia de San
Pedro. En 1687 fue Secretario de Breves Secretos. En 1690, Alejandro
VIII lo nombra Cardenal. Será ordenado presbítero en octubre de 1700.
Después de la muerte de Inocencio XII, ocurrida el 27 de septiembre de
1700, en cónclave de 58 cardenales y en menos de cuatro horas el
cardenal Albani, de alegre carácter, vida intachable y reconocida
generosidad hacia los pobres, a la edad de 51 años y cuatro meses fue
electo como el Papa N° 243 en la historia de la Iglesia Católica, el 23
de noviembre de 1700 y toma el nombre de Clemente XI. Siete días más
tarde, después de estar seguro de su legitimidad, fue consagrado y el 8
de diciembre será el acto solemne de la coronación. Su pontificado que
llega hasta el momento de su muerte acaecida el 19 de marzo de 1721,
abundó en desilusiones y dificultades. Enriqueció con antiguos códigos
orientales la Biblioteca Vaticana. Le correspondió terminar el 16° Año
Santo (1700).
2.- Pablo V.- (Camillo Borghese, nació en Roma el 17 de
septiembre de 1552, procedía de una familia de Siena). Había ejercido
primeramente la abogacía, fue luego Vicedelegado en Polonia, Auditor de
la Cámara, Vicario del Papa y delegado pontificio en España,
distinguiéndose por sus habilidades en el manejo de los negocios y por
sus conocimientos jurídicos. En 1596, Clemente VIII lo nombró Cardenal.
Intervendrá en las discusiones sobre la doctrina del teólogo español
Luis de Molina. Tras la muerte de León XI (cuyo ejercicio había durado
sólo 26 días) y enconados enfrentamientos, los cardenales acordaron, el
29 de mayo de 1605, nombrar a un hombre de 52 años de edad que hasta
entonces apenas había destacado y que al ser electo toma el nombre en
recuerdo agradecido al Papa Pablo III quien había protegido a su padre.
Durante su pontificado se acabó la grandiosa basílica de San Pedro;
enriqueció sobremanera la Biblioteca Vaticana; embelleció la ciudad y a
muchos de sus templos. Instituyó de una manera definitiva la adoración
perpetua del Santísimo Sacramento, regularizando la oración de las 40
horas, establecida ya en 1592 por Clemente VIII. Abolió muchos
privilegios de los regulares, particularmente en lo referente a la
Inquisición, y atendió con afecto especialísimo a las misiones.
Favoreció la astronomía, aunque dejó condenar a Nicolás Copérnico. Se
interesó porque cesaran las persecuciones contra los cristianos en Japón
y China. El suceso más grave y r del pontificado de Pablo V fue la lucha
con la República de Venecia. Falleció el 28 de enero de 1621.
3.- Marcelo II.- (Marcello Cervini, nacido en Montepulciano,
Macerata, el 6 de mayo de 1501). Fue secretario del cardenal Alejandro
Farnesio (quien será Papa con el nombre de Pablo III, 1534-1549), y
obispo de Nicastro (1539). Ese mismo año fue promovido a Cardenal. Como
legado pontificio presidió el Concilio de Trento y a la muerte de Julio
III fue elevado al solio pontificio el 9 de abril de 1555, cuando se
aproximaba a cumplir 54 años de edad. Durará en el ejercicio tan solo 21
días por cuanto fallece el 1 de mayo como consecuencia de las fatigas
que le ocasionaron las festividades de Semana Santa y Pascua. Fue el
último que conservó su nombre de bautismo después de ser electo Papa.
Por sus cualidades personales se esperaba que podría despojar a las
palabras Iglesia, Concilio y Reforma del tono despreciable que habían
adquirido en el curso del tiempo. Durante su corto pontificado se
preocupó por los pueblos rusos y mongoles. El nombre de este Papa
pervive en la Misa a seis voces llamada del Papa Marcelo,
compuesta por Giovanni Pierluigi Palestrina (1525-1594).
4.- Pío IX. - (Giovanni María Mastai-Ferretti), nacido en
Senigaglia, en la Umbría, el 13 de mayo de 1792, hijo del conde Jerónimo
Mastai-Ferretti, de noble familia originaria de Lombardía, y de Catalina
Sollazzi. Entre 1802 y 1808 estará en el Colegio de Voltera, de Toscana,
dirigido por los padres escolapios. Después en Roma cursará filosofía y
teología. En 1814 entra al Seminario y el 10 de abril de 1819 fue
ordenado sacerdote. Pío VII, con quien tenía algún parentesco, lo nombró
director espiritual de un asilo. En 1823 se embarca destinado a América
del Sur y recorrerá Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Colombia y Uruguay.
Vuelve a Roma y el 21 de mayo de 1827 es nombrado Arzobispo de Spoleto y
en 1832 es trasladado a Imola. El 14 de diciembre de 1840 fue creado
Cardenal. Tras la muerte de Gregorio XVI, el 14 de junio de 1846 se
inicia el cónclave. Los 50 cardenales estaban divididos en dos partidos.
El 16 de junio el cardenal Mastai-Ferretti logra tres votos más de los
requeridos, toma el nombre de Pío IX en recuerdo de su protector Pío VII
y será coronado el 21 de junio, a poco de cumplir 54 años de edad. Su
primer acto fue anunciar un jubileo universal. Previa consulta a los
obispos, en un solemne acto en el Vaticano, el 8 de diciembre de 1854,
declara el dogma de la Inmaculada Concepción de la madre de Dios.
También en diciembre, de 1870, proclama al Patriarca San José patrono de
la Iglesia Católica. Durante su pontificado se realiza el Concilio
Vaticano 1 (1869-1870) que establece la infalibilidad del Papa cuando
habla ex cátedra; y se logran concordatos con Rusia (1847), Toscana y
España (1851), Costa Rica y Guatemala (1853), Austria (1855), Portugal,
Nápoles y Wattemberg (1857), España y Baden (1859), Haití (1860),
Honduras (1861), Venezuela, Ecuador, Nicaragua y San Salvador (1862). El
Papa Pío IX fue un magnífico violinista. Fomentó la investigación
arqueológica en las Catacumbas. Se reconoce no sólo como el segundo
pontificado más largo de la historia de la Iglesia (31 años, 7 meses y
21 días), sino también el más dramático por los problemas políticos
ocurridos en ese tiempo y en los cuales estaba involucrada la Iglesia.
Su salud se va resintiendo y a las cinco y media del siete de febrero de
1878 entrega su alma.
5.- Urbano VIII.- (Maffeo Barberini), nacido en Florencia en
abril de 1568, segundo de los tres hijos de Antonio Barberini, noble que
falleció cuando Maffeo tenía tres años; su madre Camila Barbadoro lo
envió a Roma para vivir con su tío Francisco Barberini que era
Protonotario Apostólico. Estudió en el Colegio Romano bajo dirección de
jesuitas. En 1589 se doctoró en Leyes en Pisa y vuelto a Roma fue
nombrado abreviador apostólico y refrendario del Tribunal de Justicia.
En 1592 Clemente VIII lo nombra gobernador de Fano, protonotario
apostólico y en 1604 fue creado Arzobispo y enviado de Nuncio a París.
El 11 de septiembre de 1606, Pablo V lo nombra presbítero cardenal. El
17 de octubre de 1608 fue promovido a la sede de Spoleto, donde reunió
Concilio Diocesano, terminó el Seminario y construyó otros dos más en la
Diócesis. En 1617 lo hizo legado en Bolonia y Prefecto de la signatura
de justicia. Pasado diez días de la muerte de Gregorio XV, el 19 de
julio de 1623, cincuenta y cinco cardenales entraron en cónclave y el 6
de agosto con 50 votos favorables resulta electo el cardenal Barberini,
tomó por nombre Urbano VIII y fue coronado el 29 de septiembre, a los 55
años y 4 meses de edad. (El mismo día de su elección fueron publicadas
las bulas de canonización hechas por Gregorio XV a los santos Felipe
Neri, Ignacio de Loyola y Francisco Javier). Tres días después de
coronado, Urbano VIII creó cardenal a su sobrino Francisco Barberini
(1597-1679). En 1627 nombra cardenal al joven de 20 años Antonio
Barberini (1607-1671). A otro tercer sobrino de nombre Tadeo Barberini
lo hizo Príncipe de Palestina y Prefecto de Roma. También a su hermano
Antonio que era capuchino y en 1625 Arzobispo de Senigaglia, le otorga,
en 1628, el título de cardenal. Urbano VIII fue un gran protector de las
misiones. Trabajó en los textos sagrados: Pontifical Breviario, Ritual,
martirologio. Construyó la residencia de veraneo de Castel Gandolfo en
Roma. Celebró el décimo tercer jubileo en 1625. En tiempos de su
pontificado fue condenado Galileo Galilei. Dio a los cardenales el
título de Eminencia que antes tenían el de Ilustrísima.
Falleció el 29 de julio de 1644.
6.- Gregorio XIV.- Niccolo Sfondrati, nacido en Osma, Varese, el
11 de febrero de 1535. Era cardenal y obispo de Cremona a la muerte de
Urbano VII (quien fue pontífice por sólo doce días), y después de una
vacante de dos meses y siete días, por presiones españolas el 5 de
diciembre de 1590 fue elegido a la edad de 55 años, 9 meses y siete
días, éste cardenal amigo de Carlos Borromeo y de Felipe Neri. Tomó el
nombre de Gregorio XIV y será coronado el día 8 de diciembre. En esa
ocasión distribuyó considerables limosnas a la ciudad de Roma, afligida
por una prolongada y horrorosa carestía. Fue acérrimo enemigo de la
herejía. Excomulgó a Enrique IV de Francia, que era calvinista. Legaliza
el derecho de asilo en las embajadas cerca de la Santa Sede. Confirmó la
constitución de San Pío V, que prohibía enajenar o conceder en feudo los
bienes de la Iglesia. Otorgó el capelo cardenalicio a varios regulares.
Hombre honesto y de naturaleza ascética fue engañado por sus consejeros
poco competentes. Durante su pontificado que sólo duró diez meses, por
cuanto morirá el 16 de octubre de 1591, desapareció una parte
considerable del tesoro (que con tanto esfuerzo había amontonado Sixto
V) bajo la influencia del inexperto sobrino del Papa, Paolo Emilio
Sfondrati.
7.- Clemente VIII. - Hipólito Aldobrandini, nacido en Fano, el 24
de febrero de 1536 de una antigua familia florentina. Versado en
ciencias jurídicas más que en las teológicas. Fue abogado consistorial
en la Corte Pontificia, Auditor de la Rota y Dataria. Sixto y lo nombró
cardenal en 1585 y el año siguiente lo envió como legado a Polonia. En
el cónclave a la muerte de Inocencio IX (al igual que en los casos donde
eligen a Urbano VII, Gregorio XIV y el de Inocencio IX) que se
desenvuelve bajo una fuerte influencia española, se notaba la desunión
en los 52 votos divididos en dos grupos: 36 se reunían en la Capilla de
Paulo y los dieciséis restantes en la Capilla Sixtina, parcializados por
distintos candidatos; pero al desistir uno de ellos, surge la
proposición del nombre del cardenal Aldobrandini y por general
consentimiento fue elegido el 30 de enero de 1592. Tenía para el momento
55 años, once meses y seis días de edad. El 2 de febrero fue consagrado
obispo y ocho días después solemnemente entronizado con el nombre de
Clemente VIII. Se preocupó no sólo por el bien espiritual, sino también
por el material del pueblo. Instituyó montes de piedad y de refugio;
restringió la usura de los prestamistas y comerciantes; dio nuevos
reglamentos a la Biblioteca Vaticana. Fue inexorable, como Sixto V, en
la represión del bandolerismo y de los excesos de los nobles romanos.
Lamentablemente, tampoco fue ajeno al nepotismo y nombró cardenales a
sus dos sobrinos y les confirió la dirección de la Secretaría de Estado;
aunque se negó a erigir un principado para la Casa Aldobrandini.
Estableció en Roma las cuarenta horas (1592). Logró la paz entre Francia
y España. Celebró el 12° jubileo (1600). Se revisó la Vulgata y
se reformó el Breviario. Después de trece años como jefe máximo de la
Iglesia, muere en los primeros días de marzo de 1605.
8.- Alejandro VII.- Fabio Chigi, nacido en Siena, el 13 de
febrero de 1599 de una célebre familia. Estaba de cardenal Nuncio en
Alemania ajustando la paz en Munster y Osnabruck, cuando por influencia
de Francia resultó elegido Papa el 7 de abril de 1655 (cuando contaba la
edad de 56 años, un mes y 24 días), en un cónclave que se había
prolongado por cuatro meses (valga recordar que el predecesor, Inocencio
X, murió el 7 de enero). Tomó el nombre en recuerdo de su paisano
Alejandro III (pontífice en los años 1159-1181). Con Alejandro VII
empieza el período de dominio francés sobre el papado. Por herético y
cismático condenó las cinco proposiciones atribuidas al obispo holandés
Cornelius Jansen (1585-1638). Dio un pomposo recibimiento y señaló una
pensión a Cristina de Suecia, quien había abjurado el protestantismo,
renunciado al trono y el 2 de noviembre de 1655 pronunció en Innsbruck
su confesión de fe católica, en su camino hacia Roma. Alejandro VII era
notable poeta y sus versos vieron luz pública en una colección impresa
en París en 1656. Fue protector de las artes y las letras. Durante su
pontificado fue embellecida Roma con varios monumentos. Tuvo en Giovanni
Lorenzo Bernini (1598- 1680) a un artista genial, i quien hace construir
la magnífica columnata, iniciada en 1657 y concluida para 1667, no solo
pava contribuir(a la magnificencia del espacio sino tembién a la
prouección de los visitantew contra la lluvia y el calor, y la{ dos
fuentes de lc Plaza de San0Pedro. A pesar de ser enfermizo y que
inmediatamente a su elección hizo preparar su sarcófago, permanece
durante doce años en lc máxima jefaturq`de la Iglesia`y fallece a la
edad`de 68 años, el 22 de mayo de 1667.
9.- Pío!VI.- Giovanny Angelo Braschi. nacido en Cesena el 25 de
diciemjre de 1717. Era el único hijo varón del conde Marco Aurelio
Braschi y de la condusa Ana Teresa Bandi. Estudió en el comegio le los
jesuitas. A los 17 años de edad se gradúa en a}bos derechos y ejercerá
bajo la dizección de su tío materno el abogado Juqn Carlos Bandi que
trabajaba con un cardenal, entonces legado pontificio de aquella
provincia. Dicho cardenal lo llevará como su secretario, en 1740, al
cónclave que habría de elegir al sucesor de Clemente XII. Luego le
nombrará auditor de su obispado de Ostia y de Velletri, cargo que
Braschi desempeñó hasta 1753. Benedicto XIV le asigna delicadas
funciones y en re le nombra su ayuda de Cámara. Clemente XIII le designó
Tesorero General de la Cámara Apostólica y Clemente XIV, el 26 de abril
de 1773 le creó cardenal. Muerto éste último Sumo Pontífice y celebrados
los funerales, se abrió el cónclave el 5 de octubre de 1774 que será uno
de los más duraderos porque se prolongó hasta cuatro meses y veintitrés
días; por fin, el 15 de febrero de 1775, por unanimidad de votos fue
elegido el cardenal Braschi, de 57 años, un mes y veinte días de edad,
quien adopta nombre en memoria de la devoción que su madre le había
infundido hacia San Pío V (Papa desde 1566 a 1572, beatificado en 1672 y
canonizado en mayo de 1712). El 22 de febrero fue consagrado obispo y
coronado. Publicó varias disposiciones reprimiendo el lujo y suprimiendo
pensiones injustas, con lo cual proporcionó al tesoro considerables
economías. Activó excavaciones para hallar los tesoros artísticos del
subsuelo de Roma. Fue un gran mecenas de las artes. En un Breve del 13
de abril de 1791 condenaba y denuncia los principios heréticos y
cismáticos de la constitución aprobada por la Asamblea Nacional de
Francia, dada en diciembre de 1790. Sufrirá padecimientos y
humillaciones por las acciones de la Revolución Francesa que le obligan
a salir de Roma estando enfermo. Muere el 29 de agosto (en Valence,
aunque había pedido le dejaran morir en Roma), considerado una víctima
de la Revolución y mártir de la independencia y poder temporal de los
papas. Contaba con 81 años, 8 meses y 22 días, después de un pontificado
de 24 años, 6 meses y 14 días que es el cuarto entre los de mayor
duración que registra la historia de la Iglesia.
10.- Pío VII.- Luigi Barnaba Chiaramonti, nacido en Cesena el 14
de agosto de 1740 y muere en Roma el 20 de agosto de 1823. Su padre fue
el conde Escipión Chiaramonti y su madre que pertenecía a la noble
familia de los Ghini al enviudar se hizo Carmelita. Inicia sus estudios
en el Colegio de Ravena y prosiguió en el monasterio de Santa María del
Monte. Será profesor de filosofía y teología en colegios que tenían los
benedictinos en Parma y Roma. Pío V lo nombra al obispado de Tívoli,
después al de Imola y el 14 de febrero de 1785 fue creado cardenal. Al
morir el Papa, el 29 de agosto de 1799 los cardenales (35 y de los
cuales 30 eran italianos) se reunieron en la abadía benedictina de San
Jorge de Venecia. Tres meses duraron las discusiones y al fin salió
electo el cardenal Chiaramonti quien contaba 57 años y 8 meses de edad.
Toma el nombre de Pío VII y el 21 de marzo fue coronado en Venecia. El 3
de julio entra a Roma aclamado por el pueblo. Su primer acto fue hacer
cardenal y secretario de Estado a Ercole Consalvi. Firma un concordato
con Francia. Permanece en París desde el 28 de noviembre de 1804 hasta
principios de abril de 1805. Estará presente en el acto en que Napoleón
se corona. El 16 de mayo estaba de vuelta en Roma. Nuestro Simón
Bolívar, joven de 22 años, en una audiencia que le consiguió el
embajador de España en el verano de 1805, trató y conoció a este Papa
que ganará enorme prestigio por su posición asumida frente a Napoleón
Bonaparte. Entre las ejecutorias de su pontificado (que duró 23 años, 4
meses y 29 días, registrado como el 6° de mayor duración) está el
restablecimiento de la Compañía de Jesús en su conjunto; reorganizó la
Congregación de Propaganda; creó la bandera pontificia “blanco y
amarilla”. Cuatro días antes de la muerte del Papa ocurrió un incendio
en la basílica de San Pablo Extramuros.
(Publicado, en dos partes, siempre en
la página 2 del diario La Religión, Caracas, jueves 30 de mayo y
viernes 31 de mayo de 2002)
A PROPÓSITO DEL VIAJE DEL PAPA JUAN
PABLO II:
PONTÍFICES CATÓLICOS ORIGINARIOS DE SIRIA
En los primeros días del mes de mayo, se registró la primera visita de
un Pontífice de la Iglesia Católica Romana a Siria, tierra originaria de
varios personajes que llegaron a ocupar la silla de San Pedro. Seis son
los registrados en la historia de la Iglesia con origen en dicho país,
tal como se reseña brevemente a continuación:
1.- San Aniceto.- El primer Papa del que se sabe que era Sirio,
es el número once en la historia de la Iglesia. Su pontificado duró
desde el año 155 al 166, cuando muere como mártir. Durante el cual
promulgó el decreto que impedía al clero dejarse crecer el pelo.
Confirmó definitivamente la celebración de la Pascua en domingo, según
la tradición de San Pedro.
2.- Juan V.- Electo el 23 de julio del año 685 por interferencia
de la corte de Bizancio, y muerto el 2 de agosto del 686. Este Papa,
número 82, nació en Antioquia (Siria). Puso orden en las diócesis de
Cerdeña y de Córcega, concediendo sólo a la Santa Sede el derecho de
nombrar los obispos de la isla.
3.- San Sergio I.- Es el Papa número 84, elegido (después de dos
antipapas) el 15 de diciembre de 687 y murió el 8 de septiembre del año
701. Había nacido en Antioquia pero procedía de Palermo. De notable
cultura. Intentó terminar con el cisma surgido en la misma Roma, e hizo
cesar el de Aquilea, oponiéndose decididamente a las doctrinas de
Bizancio. Introdujo en la liturgia el canto del Agnus Dei.
4.- Sisinio.- El Papa 87, fue elegido el 15 de enero de 708 y
murió el día 4 de febrero de ese mismo año. Por la brevedad de su
pontificado (solo veinte días), no hizo obras importantes. Se ocupó de
la restauración de las murallas de Roma a causa del asedio por parte de
los Longobardos y Sarracenos.
5.- Constantino.- También era Sirio y es el sucesor del referido
antes. Será el Papa 88, elegido el 25 de marzo de 708 y muere el 8 de
abril del año 715. También le tocó contener al autoritario emperador
Justiniano II. Se vio obligado a viajar a Constantinopla para debatir
cuestiones doctrinales, y conducido con la fuerza de Bizancio logró
poner un poco de paz entre la Iglesia y el Imperio. (Esta fue la última
visita de un Papa a aquella ciudad; hasta doce siglos y medio después,
cuando volvió el Papa Pablo VI, en julio de 1967, para encontrarse con
el patriarca Atenágoras). El Papa Constantino, como acto de obediencia
inicia el “beso de los pies” a la estatua en bronce del apóstol Pedro.
(Esta costumbre y el frotar las manos y objetos de los feligreses, con
el tiempo han originado el desgaste que se observa en dicha parte de la
obra escultórica que realizara Miguel Angel Bounarroti).
6.- San Gregorio III.- El Papa número 90 en la historia de la
Iglesia. Fue elegido por unanimidad por el clero y por el pueblo, el 18
de marzo del año 731 y murió el 28 de noviembre de 741. Convocó un
concilio y emitió un decreto de excomunión contra los iconoclastas.
Apoyó la actividad evangelizadora de Bonifacio en Alemania. Invocó la
ayuda armada de Carlos Martello, rey de los Francos, contra los
Longobardos. Desde el pontificado de San Gregorio III, las limosnas
fueron llamadas “Obolo de San Pedro”.
(Publicado en el Boletín
Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de
Venezuela, Año XI, N 41, Junio 2001).
HASTA PRINCIPIOS DEL AÑO 1996:
EL PAPA JUAN PABLO II EN NUESTRO CONTINENTE
En su primer año como Vicario de Cristo inicia sus peregrinaciones por
el mundo y precisamente su primera visita fuera de Italia la realizó en
enero de 1979 al Continente Americano.
A Venezuela llegó el 26 de enero de 1985, en su viaje apostólico N° 25.
(Fue la primera vez que un Papa pisaba el suelo venezolano). Ahora, en
esta nueva visita a América y, al final de la tarde, del día viernes 9
de enero de 1996, el avión que lo trasporta arribará a Maiquetía.
Los viajes del Papa Juan Pablo II a nuestro Continente son los
siguientes:
1.- 25 enero al 1 de febrero, 1979 Santo Domingo, México y Las
Bahamas.
2.- 1 al 7 de octubre de 1979 Seis ciudades de Estados Unidos.
3.- 30Junio al 11 Julio de 1980 Trece ciudades de Brasil.
4.- 10 al 13 de Junio de 1982 Argentina
5.- 2 al 9 de marzo de 1983 Costa Rica, Nicaragua, Panamá, El
Salvador, Guatemala, Honduras, Belice y Haití.
6.- 9 al 19 de septiembre de 1984 Catorce ciudades de Canadá.
7.- 11 al 13 de octubre de 1984 República Dominicana y Puerto
Rico.
8.- 26 enero al 6 febrero, 1985 Venezuela, ecuador, Perú, y
Trinidad y Tobago.
9.- 1 al 8 de julio de 1986 Colombia y Santa Lucía.
10.- 31marzo al 13abril, 1987 Uruguay, Chile y Argentina.
11.- 10 al 21 septiembre, 1987 Estados Unidos y Canadá.
12.- 7 al 19 de mayo de 1988 Uruguay, Bolivia, Perú y Paraguay.
13.- 6 al 13 de mayo de 1990 México, y Curazao.
14.- 12 al 21 de octubre, 1991 Diez ciudades de Brasil.
15.- 9 al 14 de octubre de 1992 Republica Dominicana.
16.- 9 al 16 de agosto de 1993 Jamaica, México, y Estados
Unidos.
17.- 4 al 9 de octubre de 1995 Estados Unidos (Asamblea General
de la ONU)
(Publicado en el Boletín
Informativo de la Asociación de Jubilados del BCV, Diciembre, 1995)
LAS ENFERMEDADES DEL PAPA JUAN PABLO II
El Papa Juan Pablo II, nació el 18 de mayo de 1920, en su juventud fue
un hábil practicante de variados y exigentes deportes; sin dejar de
obtener las máximas calificaciones, por su dedicación al estudio, en las
asignaturas del pensum de Primaria, Secundaria y Educación Superior. De
niño, en época de verano se permitía jugar en la empedrada calle de la
ciudad o irse a bañar con sus amigos a un río cercano o en otras
actividades deportivas; en invierno, sólo o acompañado, disfrutaba
deslizándose por las laderas de las colinas que rodean su pueblo natal.
Practicaba en el colegio el football, el caminar, el esquí y el remo. En
football ocupaba la posición de portero.
En 1958, a la edad de treinta y ocho años se convierte en el Obispo más
joven de Polonia. Cinco años después es designado Arzobispo
Metropolitano de Cracovia y el 29 de mayo de 1967, a los cuarenta y
siete años, será el segundo Cardenal más joven de la Iglesia. En 1978
con dominio de más de veinte idiomas, de cincuenta y nueve años de edad,
resultó electo el 264° sucesor de San Pedro y comenzará una incesante
actividad misionera que lo ha llevado a recorrer hasta los más lejanos
países del mundo y le exige unas cualidades y fortaleza corporales
realmente especiales.
Se ha tenido que sobreponer a una serie de padecimientos y merma de su
estado de salud. El 13 de mayo de 1981 recibió las balas disparadas por
un fanático terrorista, resu1tando herido grave en el abdomen, el
antebrazo derecho y la mano izquierda. Fue sometido a una intervención
quirúrgica de cinco horas y media para hacerle múltiples suturas y
reparaciones en las vísceras afectadas y una colostomía excluyente, para
lograr salvarle la vida.
El 20 de junio de ese mismo año fue nuevamente hospitalizado por un
estado febril, producto de una complicación pulmonar. Al curarse de la
afección viral, el 5 de agosto de 1981, será sometido a una segunda
intervención quirúrgica para cerrarle la colostomía de protección que le
había sido efectuada en el pasado mes de mayo.
El Papa se verá otra vez en un pabellón de delicada cirugía médica, el
15 de julio de 1992, por el espacio de unas cuatro horas, con el objeto
de extirparle un tumor en el colon, siendo la operación radical y
curativa, por ser el tumor de naturaleza benigna. Durante la
intervención se detectaron piedras en la vesícula biliar, por lo que la
misma le fue removida.
Como consecuencia de una caída sufrida, el 11 de noviembre de 1993, será
sometido a una obligada intervención quirúrgica para corregirle la
lujación traumática anterior del hombro derecho con fractura parcial de
la cavidad donde encaja el hombro.
El 28 de abril de 1994 resbaló accidentalmente y sufrió una fractura
transcervical bajo la cabeza del fémur derecho, con dislocación. La
operación en la cual se le implantó una prótesis, tuvo una duración de
dos horas.
A las enfermedades que han ido causando estragos en el cuerpo del máximo
Pastor de la religión cristiana, es preciso agregar los sufrimientos
seguramente originados por el fallecimiento de su madre, cuando tenía
ocho años de edad. Al cumplir doce años no contaba con hermanos
sanguíneos vivos y tenía veintiún años para el momento del fallecimiento
de su padre.
En lo transcrito anteriormente se pone de manifiesto que al Santo Padre,
varias veces el dolor se le ha acercado con su rostro natural, el que
sufren tantas personas en todo el mundo. El Vicario de Cristo ha sufrido
en su propia carne el “Evangelio del Sufrimiento”; pero tales
padecimientos no han causado mella en su disposición y empeño en
intensificar, cada vez más, su labor evangelizadora mediante sus viajes
apostólicos internacionales que ya se acercan al centenar, en los cuales
ha visitado alrededor de ciento veinte países repartidos en los cinco
continentes del globo terráqueo, y en un número superior a cien los
cumplidos por tierras italianas. En dos ocasiones, en enero de 1985 y en
febrero de 1996, se le ha visto caminar por territorio venezolano en la
ardua tarea de la evangelización y la lucha en favor de la dignidad del
hombre.
Los medios de comunicación han permitido que el mundo entero vaya
observando familiarizado, la evolución temporal del resistente organismo
físico del Papa Juan Pablo II el único en toda la historia de la Iglesia
Católica originario de un país comunista, segundo hijo nacido en el
hogar formado por Karol Wojtyla, suboficial del ejército y excombatiente
de la primera Guerra Mundial, y de la señora Emilia Kaczorowska, maestra
retirada.
Muy poco preocupan al Papa Juan Pablo II sus dolencias, enfermedades y
problemas propios de su estado de salud en general; y es por eso que su
ritmo de trabajo, tanto físico como intelectual, no ha disminuido. Puede
asegurarse que se ha intensificado con el correr de los años su
fructífera labor misionera en un mundo que casi toca las puertas del
nuevo milenio.
(Publicado en el Boletín
Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de
Venezuela, Diciembre, 1995)
NOTA:
El Papa Juan Pablo II falleció, en el
Vaticano, a las 21:37 horas del sábado 2 de abril de 2005 a causa de
una septicemia y un colapso cardio-circulatorio irreversible. Fue
sepultado en el lugar que habían ocupado los restos mortales del P. Juan
XXIII (trasladado en 2001 a la nave de la basílica).
Su pontificado de 26 años, 5 meses y 11
días es el tercero de más larga duración, superado sólo por los de San
Pedro y el Beato Pío IX. Juan Pablo II fue ml primer eslavo (Sixto V lo
era sólo de origen); el primero proCedente de`un país comunista;0el
primero que hq$recitado e~ públiko en un teatro;0el!primero que ha
) trabajado en una fábrica; el!primgro, desde los tiempos apostólicos, que
pisó una sinagoga y que ha mntralo en una iglesia protestante. Ya en el siglo XXI, el Papa recibió a una delegación oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega, por primera vez desde el cisma entre Oriente y Occidente, en 1054. Fue candidato al Premio Nobel de la Paz en varias ocasiones y fue el primer Papa que entró en un tempo luterano (Roma, 1983); habló en una asamblea islámica (Marruecos, 1985); visitó a una sinagoga judía (Roma, 1986) y una mezquita (Damasco, 2001), y el 12 de marzo de 2000 entonó un “mea culpa” por los pecados de los hijos de la Iglesia. El 20 de marzo de 2000 viajó a Tierra Santa, donde ofició misa en la Plaza del Pesebre y pidió perdón en el Muro de las Lamentaciones y en el Museo del Holocausto, por los errores cometidos por los cristianos que persiguieron a los judíos.
B.-PERSONAJES DE LA IGLESIA CATOLICA
EL HERMANO MIGUEL
El domingo 21 de octubre de 1984, en ceremonia presidida por Su Santidad el Papa Juan Pablo II, la Iglesia Católica elevó a la categoría de santo a un eminente latinoamericano, muy ligado por estirpe y obra a nuestro país. Se trata de un religioso de la orden fundada por San Juan Bautista de la Salle, que había nacido en la ciudad ecuatoriana de Cuenca el 7 de noviembre de 1854, con el nombre de Francisco Febres Cordero; pero que al abrazar la carrera religiosa será conocido en el mundo con el simple apodo de Hermano Miguel. Fallece en España el 9 de febrero de 1910 y en 1936 es su traslado a Ecuador. Su extremada humildad no pudo ocultar a su gran inteligencia y pasión por el adelanto cultural de las sociedades americanas. Tenía 19 años de edad, cuando el Ministerio de Quito ordenó su “Gramática de Pergamino” como texto oficial. A la enseñanza, como profesor y escritor que dominaba los más diversos campos del saber, dedicará el tiempo de su tránsito terreno y todavía hoy día sigue iluminando con su ejemplar obra a las nuevas generaciones de jóvenes en muchos países. Cuando tenía 38 años de edad ya había sido nombrado académico en su país natal. También fue nombrado miembro correspondiente por la Academia de la Historia en Venezuela, en 1906. Muy poco conocido en cuanto a su persona física fue el Hermano Miguel para los venezolanos; pero no hay quien como estudiante, hasta hace pocos años, no haya reconocido a los famosos y útiles textos escritos por ese sabio y humilde religioso que se ocultaba tras el seudónimo G.M. Bruño. Valga recordar que en el mercado de los libros utilizados en la enseñanza elemental y en el bachillerato en nuestro país circulaban: Silabario Catón, Libro Primero; Lecturas de Corrido, Libro Segundo; Lecturas de Corrido, Libro Tercero; Historia Sagrada Elemental; Historia Sagrada Medio; Historia Sagrada Superior; Aritmética, Curso Elemental; Aritmética, Curso Medio; Elementos de Aritmética con Álgebra; Nociones Elementales de Ciencias; Lecciones de Cosas; Elementos de Botánica Experimental; Fisiología Experimental; Zoología Experimental: Curso de Física; Curso de Química; Lengua Castellana, Curso Elemental; Lengua Castellana, Curso Medio; Lengua Castellana, Curso Superior; Elementos de Álgebra; Elementos de Geometría; Elementos de Geometría Analítica; Elementos de Trigonometría; y Lengua Francesa Hablada (Preparatorio). Todas estas obras salidas de la prolífica pluma y mente del Hermano Miguel, religioso miembro de la Sociedad La Salle, que acaba de ser canonizado por la suprema autoridad de la Iglesia Católica, transcurridos ya unos siete años de la fecha en que fue declarada solemnemente su beatificación. En 1923 se inicia el proceso de la beatificación que será el 30 de octubre de 1977 por el Papa Pablo VI. La canonización será influenciada por el milagro ocurrido el día de su beatificación en la persona de la señora Beatriz Gómez de Núñez, afectada de “miastenia gravis”.
(Publicado en el diario El Universal 15 de Noviembre, 1984, página 1-5)
MONSEÑOR ESCRIVA DE BALAGUER
El día 9 de enero del presente año se cumplieron noventa años del nacimiento (en una casa de la calle Mayor que hace esquina con la plaza del mercado de la ciudad de Barbastro, provincia de Huesca, región de Aragón, España) del venerable monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer, hombre de este siglo que vivió convencido de que todos los caminos de la Tierra pueden ser ocasión de un encuentro con Cristo que nos llama a identificarnos con El, para realizar -en el lugar donde nos encontramos— su misión divina. Era el segundo hijo del matrimonio formado por don José Escrivá y Corzán y doña María de los Dolores de Albás y Blanc. Al momento de su bautizo, en la catedral de Barbastro, le habían impuesto los nombres de José, María, Julián y Mariano. Años más tarde, en agradecimiento y como manifestación de devoción mariana, decide juntar en uno, Josemaría, sus dos nombres de pila (el de la Virgen Inmaculada y el del Santo Patriarca). Aprendió sus primeras letras con su hermana, dos años y medio mayor que él, y desde los siete años asistirá al colegio de los escolapios. A partir de 1915 prosiguió su bachillerato en Instituto de Logroño; completando con horas de estudio y repaso en dos colegios: uno dirigido por hermanos maristas, y el de San Antonio, en su afán de prepararse con miras juveniles hacia la carrera universitaria, de arquitectura. Pero no fue así. En 1918 entrará en el Seminario y desde 1922 hará paralelamente el curso universitario en la Facultad de Derecho. El sábado veintiocho de marzo de 1925 es ordenado sacerdote en la iglesia del Seminario de San Marcos, y, a los tres días de su ordenación, sus superiores lo destinan a Perdiguera, un pueblecito pobre de ochocientos habitantes, situado a veinticuatro kilómetros al noreste de Zaragoza para reemplazar temporalmente al párroco que estaba enfermo. Al iniciarse el año 1927, alcanza la licenciatura de derecho y recibe autorización del arzobispo de Zaragoza para trasladarse a la capital y terminar su doctorado en derecho civil en la Universidad de Madrid. Años después alcanzaría el grado de doctor en teología en la Universidad del Laretano en Roma y títulos honoris causa en diversas universidades. El padre Josemaría Escrivá de Balaguer desempeñará con señalada brillantez variados e importantes cargos: como sacerdote, profesor e investigador, entre ellos: superior del Seminario San Francisco de Paula, Gran Canciller de las universidades de Navarra (España) y Piura (Perú), responsable de las cátedras de Ética General y Moral Profesional en la Escuela de Periodismo de Madrid, Derecho Canónico y de Derecho Romano en Zaragoza y Madrid, Prelado de Honor de su Santidad, miembro de la Pontificia Academia Romana de Teología, consultor de la Sagrada Congregación de Seminarios y Universidades, y de la Comisión Pontificia para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico. Sin embargo, la causa más absorbente de sus actividades está representada en las asociaciones por él creadas y las cuales lo hacen actual y presente en más de ochenta países del mundo. El día 2 de octubre de 1928, en Madrid, fundó el Opus Dei, obra ésta que desde sus inicios estará llamada a abrir un “surco” ancho y profundo en el mundo, al proponer realizar el cristianismo en medio de las ocupaciones temporales, llevando a la calle la plenitud del mensaje evangélico. Es decir, para hacer que renaciera una nueva y vieja espiritualidad y así ayudar a las personas de cualquier condición a buscar la perfección cristiana sin abandonar el ejercicio de su trabajo o actividad ordinaria. En febrero de 1930 fundará la Sección de Mujeres del Opus Dei y el 14 de febrero de 1943 una sociedad sacerdotal orientada al apostolado. Monseñor Escrivá de Balaguer fue otro de los “amigos de Dios” que desarrollará una actividad titánica. Desde 1946 establece en Roma su residencia y la sede principal de las asociaciones por él creadas. Pero no cesa en su peregrinar por distintos lugares donde sus hijos espirituales trabajan incesantemente. Es así que en la actualidad en más de ochenta nacionalidades distintas, el Opus Dei ha abierto a los fieles un nuevo camino de santificación en medio del mundo, ofreciendo, al alcance de todos, las herramientas necesarias para la “forja” de ciudadanos más conscientes de la gran necesidad que se tiene de una humanidad dispuesta a poner a Jesucristo en la cumbre de todas las realidades honestas. El 15 de agosto de 1974 llega a Caracas y permanece en Venezuela hasta el día 31, y en febrero del año siguiente volverá a conversar y palpar el crecimiento de la obra iniciada en nuestro país desde el año 1951. Su fallecimiento ocurre en Roma, en su habitación de trabajo, al filo del mediodía, el 26 de junio de 1975. A partir de esa fecha, desde distintos lugares del orbe parten solicitudes para la apertura del proceso de la Causa de Beatificación y Canonización, entre las cuales se cuentan las de 69 cardenales, 241 arzobispos, 987 obispos y 41 superiores de órdenes y congregaciones religiosas. Es de hacer notar que conforman más de un tercio del episcopado mundial. Se han ido cubriendo todas las exigencias y requisitos pautados en la normativa en vigencia y es así que está prevista para el próximo 17 de mayo, en el Vaticano, la proclamación del Decreto de Beatificación de Monseñor Josemaría Escrivá de Balaguer. Esta fecha es esperada con alegría por toda la Iglesia Católica, muy especialmente por sus hijos espirituales en todo el mundo.
Su canonización fue el día 6 de octubre de 2002 y fijada su fiesta para el día 26 de junio.
(Publicado en el diario El Universal, Caracas, el jueves 6 de febrero de 1992)
MADRE MARIA DE SAN JOSE La primera santa venezolana.
La Madre María de San José, la primera venezolana llevada a los altares de la Iglesia Católica, nació en Choroní, Estado Aragua, el 25 de abril de 1875, día de la festividad litúrgica de San Marcos Evangelista. Hija de Clemente Alvarado, nacido en Turmero, y de Margarita Cardozo, originaria del pueblo de Choroní. Fue bautizada en la iglesia parroquial de su pueblo natal el día 13 de octubre de 1875 y registrada con el nombre de Laura Evangelista, siendo sus padrinos Manuel González y Dolores Sofía Bravo. Dicho sacramento le fue impartido solemnemente por el cura párroco, don José María Yépez. A los tres años de edad, junto con sus padres, sale de Choroní y se dirigen a Turmero, lugar de origen de don Clemente y donde residen su madre y sus hermanos. En 1880 ya estará la familia Alvarado Cardozo residiendo en Maracay. El 8 de diciembre de 1888 será su Primera Comunión, para la cual fue instruida por el presbítero Antonio Ferrer. Desde 1892 recibirá la orientación y guía espiritual, hasta el año 1917, del extraordinario sacerdote Justo Vicente López Aveledo, conocido como el “apóstol de la caridad” quien encausará los grandes ideales de la juvenil Laura Evangelista, dedicada y consagrada, desde los diecisiete años, al servicio de los más pobres. El 3 de noviembre de 1893, el padre López Aveledo funda el primer hospital de Maracay con el nombre de Hospital San José, ante la devastadora epidemia de viruela. Entre las jóvenes samaritanas estará Laura Alvarado Cardozo dedicada a tiempo completo, trabajando como hormiguita, curando a los pobres enfermos de sus úlceras del cuerpo y del alma. El 22 de enero de 1901, la joven Laura y el padre López Aveledo deciden fundar una Congregación y el 11 de febrero, día de Nuestra Señora de Lourdes, adoptan usar el hábito de Santa Rita de Casia, la santa agustina abogada de 1o imposible que vivió entre los años 1381 y 1457, y se titularon “hermanas de los pobres de San Agustín”. Las primeras que tomaron hábito junto con Laura Evangelista, quien cambia su nombre por el de María de San José, son: Ulpiana Gil Quiñones (Hermana Catalina), Francisca Antonia Rojas, prima de Laura, que conserva su nombre, y María Félix Rodríguez (Hermana Máxima). Hoy día esa Congregación se ha extendido por casi todo el país y ha traspasado nuestras fronteras territoriales. Desde la fundación, la Madre María de San José será designada superiora y tendrá ese cargo hasta siete años antes de su muerte. Son múltiples las fundaciones de hospitales, asilos de huérfanos, y para ancianos, colegios para hijos de enfermos, escuelas para empleadas domésticas, y albergues de mendigos que resultan de la labor de entrega de la Madre María de San José y de la práctica de su ideal cristiano. Falleció el 2 de abril de 1967, el domingo segundo de pascua, a las doce del día. En el momento de su entierro, el presidente del Concejo Municipal del Distrito Girardot, expresó: “Parece una santa, era una santa, es una santa... Madre María que estás en los cielos...” Su tumba se convirtió en lugar de peregrinación, oración y consuelo de multitudes. Muchos aseguraban haber recibido favores y milagros por su intercesión, aumentándose su fama de santidad, lo cual motivó que el Capítulo General de su Congregación, reunido en Los Teques en agosto de 1978, aprobara solicitar apertura del proceso de canonización. El siete de marzo de 1992, el papa Juan Pablo II promulga el decreto por el cual la Madre María de San José adquiere el título de Venerable. El 19 de enero de 1994 se procedió a la exhumación de sus restos mortales, hallándose su cuerpo intacto y la entera conservación de su atuendo, incluyendo el tallo y las hojas (aún verdosas) del ramo de azucenas que dentro de su ataúd habían colocado sobre su pecho. Su cuerpo, ahora en una urna de cristal, reposa en la capilla de las Hermanas Agustinas Recoletas de Maracay, en la calle Santos Michelena (a dos cuadras de la iglesia Catedral), continuamente acompañado por la oración y la gratitud de sus hijas y de numerosas personas que se ven atraídas por su ejemplo y enseñanzas. Para el próximo día domingo 7 de mayo de 1995 está prevista la realización en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, la solemne ceremonia de beatificación de la primera santa venezolana reconocida por la Iglesia universal, la Madre María de San José. Será un día de extraordinaria significación para el mundo católico, para la Congregación de las humildes y bienaventuradas Agustinas Recoletas, para Venezuela y, de manera muy especial para el pueblo aragüeño, la tierra del jardín germinador de una exquisita flor de aroma celestial.
(Publicado en el diario El Universal, Caracas, domingo 12 de marzo de 1995, página 1-5)
EL PADRE JUSTO VICENTE LOPEZ AVELEDO Monseñor Justo Vicente López Aveledo, quien por su extraordinaria obra llevada a cabo, principalmente en Maracay, se le recuerda como el “Apóstol de la Caridad”, nació en Caracas el 9 de agosto de 1863. Fueron sus padres Felipe López Castro, natural de Tenerife y doña Emilia Aveledo Rodríguez, y su bautizo se registra el 29 de septiembre de ese año en la parroquia San Juan Bautista, oficiado por el cura interino Gregorio Rodríguez y apadrinado por Eleuterio González y Pilar López. A pesar de que en estos años era difícil satisfacer el deseo de hacerse sacerdote, antes de cumplir los veinte años, entra a la Escuela Episcopal que fundara Monseñor José Antonio Ponte, acompañando su solicitud con una recomendación de su tío materno, licenciado Agustín Aveledo. El 25 de diciembre de 1883 solicita al Vicario Capitular y gobernador del Arzobispado la correspondiente Licencia para vestir hábitos clericales, avalado por el Rector de la Escuela Episcopal, Pbro. Juan Bautista Castro. Al año siguiente le es aprobada la tonsura. El 14 de diciembre de 1887 hace la petición de las cuatro órdenes menores. Un año más tarde alcanza el Subdiaconado y el 22 de marzo de 1890 es ordenado Diácono en la Capilla del Palacio Arzobispal. El día 19 de septiembre de 1890 dice por escrito al Arzobispo que desea ser recibido en la Sagrada orden del Presbiterato. Será examinado por un jurado formado por los presbíteros doctores Luis F. Esteves, José Manuel Jiménez, Antonio Ramón Silva y Rafael Lovera y el día 28 de dicho mes y año le es conferida la Orden solicitada. Desempeñó la Capellanía del Hospital Civil de Mujeres, y al inaugurarse el monumental Hospital Vargas será designado, el padre Justo Vicente López Aveledo, el 3 de diciembre de 1891 como Capellán de este establecimiento. Ejercerá poco tiempo, ya que desde los primeros días de enero de 1892 estará en el cargo de Cura y Vicario de la importante Parroquia San José de Maracay (que había sido erigida por el Obispo Mons. Diego de Baños y Sotomayor el 5 de marzo de 1701). Ante la grave situación de falta de asistencia a los enfermos más necesitados, se empeña en la idea, que muchos consideraban utópica, de fundar un hospital. El viernes 3 de noviembre de 1893 es una realidad y M we inaugura el primer hospital de la ciudad de Maracay en la espaciosa casona que le cedieron las herminas Yépez, situada en la actual Calle Miranda cruce con Sucre, bautizado con el ~ombre del!Patrono"de la M ciudad.!En esa y otras muchas iniciativa{ con|ó con la ayuda y apoyo de! muchas personcs, muy especialmente de la Madre María de San José y las J demás hermanas de |a Congregación Religiosa que contribuyera a fundar y que comienza a ser llamada “Hermanitas de los Pobres de Maracay”, definiéndose luego como “Hermanas Hospitalarias de San Agustín” y reconocidas hoy “Hermanas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús”. El 26 de septiembre de 1912 el Papa Pío X lo designa Camarero Secreto de Su Santidad y como consecuencia vestirá los atavíos prelaticios correspondientes a la distinción de Monseñor. Fallece víctima de tuberculosis pulmonar el 30 de enero de 1917, a las dos de la tarde, en Los Teques. Allí había sido llevado el 23 de septiembre del año anterior, buscando que el clima le fuera favorable. Desde el 28 de enero de 1950 sus restos permanecen en la Capilla del Colegio de la Divina Pastora en Caracas. (Publicafo en el diario Lc Religión, Caracas, el lunes 12 de junio de 1995, pågina 6) M
La Madre Teresa de Calcuta (Agnes Gonxha Bojaxhiu), nació en Albania, en el pueblo Skopje, hija de Nicole y Dranafile Bojaxhiu, en el mes de agosto de 1910 y muere en septiembre de 1997 en su querida Calcuta, ciudad a que llegó el 6 de enero de 1929 para realizar su gran misión. En 1950, el l0 de julio, fue la aprobación de la Congregación de Misioneras de la Caridad y el día de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario (el 7 de octubre) llega de Roma a Calcuta la autorización correspondiente. El 23 de septiembre de 1955 se inauguró Shishu Bhavan, el primero de los Hogares Infantiles de la Congregación. Por cierto que la internacionalización de la Congregación de las Misioneras de la Caridad, comienza en Venezuela al establecerse en Cocorote, Estado Yaracuy, el 26 de julio de 1965 (años después tendrán otras casas en Venezuela: Catia La Mar, el 19 de marzo de 1970; San Félix, el 6 de enero de 1976; y en Caracas, el 30 de abril de 1978). La Madre Teresa de Calcuta fue fundadora de las ocho secciones de la referida Congregación que comenzó su labor en India pero, hoy día, está presente y actuante en países de los cinco continentes. Las secciones de las Misioneras de la Caridad son: 1) Hermanas Activas, (1950). Es la sección inicial de la Congregación de las Misioneras de la Caridad fundada por la Madre Teresa de Calcuta. Dedican el día al servicio de los más pobres entre los pobres. 2) Hermanos Activos, el 25 de marzo de 1963, en Calcuta, funda a los Hermanos Misioneros de la Caridad. Ese día la Madre Teresa prendió unas cruces en el pecho de tres muchachos pulcramente vestidos con camisa, y pantalón blanco. Quedó aprobada como Congregación Diocesana el 26 de marzo de 1967. 3) Hermanas Contemplativas, (1976) en junio, se llamarán Hermanas de la Palabra y en 1977 fue bautizada como Contemplativas. Rezan la mayor parte del día, salvo las horas que también prestan servicios en la comunidad. En 1970 por una lesión sufrida, la Madre Teresa estuvo convaleciendo en un Convento de Carmelitas en Roma. Se le ocurrió entonces que, cuando las hermanas estuvieran enfermas o se hicieran viejas, podían dedicar más tiempo a la oración. De allí surgirán las ramas contemplativas. 4) Hermanos Contemplativos, en 1978 se fundará la sección similar para los hombres. Hasta 1985 los Hermanos Contemplativos no pasaron a convertirse en una institución similar a la rama Contemplativa de las Hermanas. A partir de ese momento dejaron de conocerse como “Hermanos de la Palabra “. 5) Padres Misioneros, en 1978 se formó una rama de Misioneros de la Caridad para Sacerdotes que quisieran ejercer su ministerio según el espíritu de la Madre Teresa. Se inicia con el P. Joseph Langford, ordenado en 1978, y desde entonces se incorpora a la labor de Misioneros de la Caridad. 6) Misioneros Legos de la Caridad, (1986). Viven en el mundo pero hacen votos. Pueden estar directamente asociados a la obra apostólica de los Misioneros de la Caridad o buscar su propio apostolado para cumplir el voto de “Servicio libre incondicional a los más pobres entre los pobres” durante toda su vida. Son religiosos, pero pueden ser solteros o casados con familia. 7) Voluntarios, con un compromiso espiritual profundo que comparten la visión del trabajo de las Misioneras de la Caridad y desean vivir voluntariamente en la pobreza y exentas de lujo, “irradiando el amor de Dios”. Trabajan con los miembros de la Congregación y responden ante su superior regional. Llevan una vida de oración y servicio a sus familias y a la comunidad. Los sacerdotes también pueden trabajar voluntariamente como colaboradores: se ha dicho de ellos que son “el corazón espiritual de la familia de los colaboradores”. Cualquier persona de cualquier credo religioso puede unirse a los voluntarios colaboradores. 8) Colaboradores enfermos y dolientes, esta Asociación fue iniciada por Jacqueline de Decker, quien debido a la enfermedad y discapacidad que sufría, no podía unirse al trabajo activo de los colaboradores. El 3 de marzo de 1969, el Papa Pablo VI aprueba los Estatutos para los colaboradores, de modo que éstos quedan oficialmente afiliados a las Misioneras de la Caridad. Es de hacer notar que ha habido “colaboradores” desde que se fundó la Congregación.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, miércoles 7 de marzo de 2001, en la página 2)
Fundadora de “Misioneras de la Inmaculada “: MARIA FRANCISCA DE LAS LLAGAS CORNEJO Desde marzo de 1986 está afectivamente cursando la causa de Beatificación de la bienaventurada y admirable sierva de Dios, fundadora del ya centenario Instituto de Religiosas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada. Vino al mundo en Quito, Ecuador, el 11 de diciembre de 1874 y fueron sus padres el señor José María Cornejo y la señora Natividad Pazmiño. La criatura nació enferma y será bautizada de urgencia ese mismo día y diez años más tarde recibió por primera vez la Sagrada Eucaristía. Fue conocida con el nombre de Rosa Elena Cornejo Pazmiño. En 1891 ingresó a la Tercera Orden de la familia franciscana y formará parte en la Cofradía de la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento en la capilla del templo de San Francisco. Los monstruosos sucesos de sacrilegios y profanaciones ocurridos en la ciudad de Riobamba, será la chispa que hará arder en deseos (de adoración. reparación y apostolado) emprendidos por la joven Rosa Elena, junto con Carmen Villacrés, Mariana de Jesús Jácome y otras tres más motivadas por el Padre Franciscano Antonio María Argelich. Cuatro años más tarde, el 4 de junio de 1901, el Arzobispo de Quito Monseñor Pedro Rafael González Calixto autoriza oficialmente la fundación de una nueva Congregación. Rosa Elena Cornejo Pazmiño tomará hábito religioso y adopta el nombre de María Francisca de las Llagas. Ella y sus compañeras, en la Iglesia de San Diego, hacen su primera profesión temporal y comienzan su activo y ejemplar apostolado. El 5 de junio de 1902 obtuvieron la correspondiente autorización de la Dirección de Estudios y el 22 de septiembre de ese mismo año abre sus puertas la primera escuela registrada con el nombre de “Mariana de Jesús”. Para la Madre Francisca y sus compañeras, el 10 de diciembre de 1911 se efectuará la profesión perpetua. El año siguiente culmina su período de ejercicio como Superiora de la Comunidad (cargo para el cual había sido elegida en 1905) y se le encarga la misión de Maestra de Novicias. Su trabajo y dedicación incesante producirá frutos palpables en el crecimiento y fortalecimiento de su institución. En septiembre de 1923, con la fundación de la primera escuela rural en La Esperanza, entre muchas otras que le seguirán, constituyen una de las consignas de evangelización del pueblo de Dios que estaba siendo invadido por un laicismo contrario y enemigo del mensaje de Cristo. Su viaje a Roma el año 1950, en ocasión de la canonización aprobada por el Papa Pío XII, noventa y seis años después de su beatificación, de la compatriota Mariana de Jesús Paredes y Flores (1618-1645), le sirvió para conocer y visitar la ciudad originaria de San Francisco de Asís y asegurar la definitiva aprobación de su Congregación. Los esfuerzos y la dedicación en su trabajo apostólico darán excelentes frutos que se multiplican con el tiempo, llegando a varios países. Su vida terrena alcanzará noventa años, porque falleció el día sábado 24 de octubre de l964, a las l3 horas y 15 minutos. Fue sepultada en el Convento San Diego, lugar donde había principiado su ejemplar obra.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, lunes 11 de junio de 2001, en la página 8)
Ante su próxima canonización: EL BEATO PEDRO DE BETANCUR. La noticia de que está muy próximo el momento de la canonización del Beato Pedro de San José Betancur García, es motivo seguro de inmensa complacencia evangélica para las congregaciones fundadas por él o identificadas con el carisma que iluminó su acción durante su vida terrena. También colma de esperanzadora alegría a quienes reconocen la magnitud extraordinaria de la valentía y sencillez de ese personaje recordado como uno de los más impresionantes poemas de la caridad cristiana. Se trata de un hombre que vino al mundo y vivió en el siglo XVII pero sus mensajes, actividades y ejemplos continúan vigentes y son cada vez más imprescindibles en el tiempo presente. La lámpara de su existencia física se apagó pocos días después de cumplir 41 años de edad; pero el brillo de la luz que emana del modelo de su obra y enseñanzas, aumenta en intensidad con el correr de los siglos. Fue el mayor de los cinco hijos (Pedro; Pablo de Jesús; Mateo; Lucía; y Catalina) del hogar constituido por Amador Betancur González y Ana García. Nació en Vilaflor (Municipio de las islas Canarias, en Tenerife) el 21 de marzo de 1626. Su hermano Pablo de Jesús fue un virtuoso, domiciliado en la Villa de Orotava, que sirvió en los hospitales; Mateo, joven viajó a las indias occidentales. Pedro Betancur García sale de su tierra natal el día sábado 18 de septiembre de 1649 en un barco que lo trajo a La Habana. Allí se hospedará, caritativamente, en casa de un clérigo natural de Tenerife. Para evitar que resulte gravosa su presencia, el 4 de septiembre de 1650 entra a trabajar como aprendiz de tejedor en el lanificio de Jerónimo Suárez y será por poco tiempo; por cuanto, en un barco que partía hacia Honduras, se ofreció a pagar su pasaje en buenos servicios. Pero debido a una enfermedad se ve obligado a dejar la embarcación en Guatemala. El sábado l8 de febrero de 1651, víspera del domingo de Quincuagésima, entra en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala. Día en que se repitieron fuertes temblores de tierra, que no le dan tiempo de reponerse del cansancio y quebrantos de su estado de salud, y tendrá la obligación de confundirse con quienes se recuperan de males en el Hospital Real de Santiago y después será en el Convento de San Francisco donde intenta, aunque sin éxito inmediato, hacer estudios clericales. El domingo 18 de junio de 1656 fue la ceremonia pública para vestir el humilde pero significativo hábito de Hermano Franciscano de la Tercera Orden. A partir de su llegada desplegará una actividad incesante dedicada a socorrer y desvivirse por los más necesitados, con un ímpetu e intensidad que sorprendía y contrastaba con la fragilidad de su apariencia. Será alma y soporte de hospitales, casas de socorro y centros de enseñanzas para indigentes, enfermos, huérfanos y desvalidos. Por su devoción al misterio del Nacimiento (y como recuerdo a la primera navidad celebrada por San Francisco de Asís en la aldea de Greccio) serán designados como Religiosos Hospitalarios Betlemitas a la congregación en las ramas masculina y femenina fundadas por él. Es por ello que impondrá como tradición la obligación de esmerarse en la solemnidad de celebración del Nacimiento de Cristo Señor. El humilde y caritativo Hermano Pedro de San José Betancur falleció a las 2 de la tarde del lunes 25 de abril de 1667, a cuarenta y un años de edad y con quince años de estancia en Guatemala, y fue enterrado el día siguiente. Inmediatamente brota y se expande el reconocimiento a sus virtudes y a los favores que eran cotidianos y rayanos en lo milagroso. Por eso es que, en 1698, se iniciará el proceso diocesano de Beatificación en Guatemala; y el 25 de julio de 1771 el Papa Clemente XIV lo declara Venerable Siervo de Dios. El solemne acto en que se le declara Beato, se llevó a cabo el día domingo 22 de junio de 1980, presidido por el Papa Juan Pablo II. Ciertamente Pedro de Betancur (a quien, en 1665, el Obispo le había aprobado llamarse Pedro de San José) fue uno de los personajes que nacen proyectados hacia el Todopoderoso. Activo contemplativo, hombre de oración que incansablemente invitaba a los pobladores a la adopción de esa práctica como camino seguro para la salvación de almas. De permanente unión con Dios y en un constante trabajo que acortará los años de su vida terrena pero le apura también el alcanzar la felicidad plena de ingresar al coro de los bienaventurados.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, lunes 15 de septiembre de 2001, en la página 6)
En los altares católicos PADRE PÍO DE PIETRALCINA
El pasado domingo 2 de mayo de 1999, en acto celebrado en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Juan Pablo II beatificó a un sacerdote capuchino conocido en todo el mundo como Padre Pío. Nacido el 25 de mayo de 1887, en Pietralcina, al sur de Italia y fallecido en el Convento de San Giovanni Rotondo, en la región italiana de Abulia, el 23 de septiembre de 1968. Fueron sos padres Grazio Forgione y María Giuseppa De Nuncio, campesinos y devotos de San Francisco de Asís, lo bautizan el día siguiente de su nacimiento con el nombre de Francesco. A los dieciséis años entró como novicio de los Frailes Menores Capuchinos en Morcome y se le dio el nombre de Padre Pío. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910. Desde 1916 será destinado al Convento de Santa María delle Grazie en el municipio de San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte y está su cuerpo enterrado. Desde el 20 de septiembre de 1918 y hasta el día previo a su fallecimiento, es decir durante cincuenta años ininterrumpidos, el Padre Pío padecerá unas cicatrices sangrantes en sus manos, pies y costado que recuerdan las infringidas a Nuestro Señor durante la Pasión y Crucifixión. El Padre Pío de Pietralcina conoció la celebridad, primero en Abulia, después en toda Italia y en el resto del mundo por sus carismas, las llagas y el don de la bilocación y por la extraordinaria santidad de su vida, centrada en el Misa, el sacramento de la Penitencia y la dirección espiritual. Era también famoso por las muchas horas que pasaba en el confesionario y por su caridad, que le llevó a fundar la “Casa Sollievo della Soffenza”, inaugurada el 5 de mayo de 1958. Creó grupos de oración, a los que llamó “viveros de fe y hogueras de amor”, por eso no nos sorprende que en las calles del pueblo de San Giovanni Rotondo y en el Parque-Jardín contiguo a Santa María delle Grazie están claramente con marcas alusivas las estaciones del Vía Crucis. Se han atribuido a la intercesión de Padre Pío numerosos milagros. Ya en vida tenía mucha fama de santidad que se acrecienta en los años sucesivos. La Orden de los Frailes Menores Capuchinos cumplió los pasos previstos y se inició la Causa de Beatificación. El 18 de diciembre de 1997 se promulgó el Decreto sobre las virtudes heroicas y ahora, finalmente, tuvo lugar el acto solemne de la inscripción de su nombre como Beato de la Iglesia Católica. Fue canonizado el 16 de junio de 2002. La fecha de su fiesta litúrgica; 23 de septiembre (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Año IX, Nº 33, Junio de 1999)
EL MISTICO DE ORIENTE, MONJE DE LOS MILAGROS: SAN CHARBEL MAKHLOUF DE BEQA-KAFRA Su nombre de bautizo fue Youseff (José) Majluf (algunos escriben su apellido Makhlouj), nacido el 8 de mayo de 1828, en Baga-Kafra un pequeño poblado situado el norte del Líbano, en el valle de Qadichá. Fue el quinto hijo de una familia humilde pero profundamente religiosa, constituida por el señor Antoun Za’rour Majluf y la señora Brigitta Al-Chidiaq. Cuando tenía tres años de edad quedó huérfano de padre (muere tras haber sido capturado por el ejército otomano). Desde muy joven sintió el llamado a la vida religiosa, deseoso de ser monje como lo fueron sus dos tíos maternales. A los veinte años abandona a su familia para entrar en el Monasterio de la Orden Libanesa Maronita en Maifuc, prosiguiendo después al monasterio de San Marón de Annaya. Curiosamente, es interesante destacar que la primera piedra de ese monasterio, en el cual le tocó vivir y posteriormente fue inhumado, había sido puesta el mismo día en que él nació, es decir, el 8 de mayo de 1828. En 1851, vencidos los impedimentos, el joven aspirante inicia su etapa de noviciado y escoge como nombre Charbel (el santo que falleciera martirizado en la ciudad griega de Edessa el año 107 de nuestra era y cuya fiesta es celebrada por los maronitas el día 5 de septiembre). Realiza sus votos solemnes de obediencia, castidad y pobreza de profesión monástica, cuando tenía 25 años de edad. En calidad de profeso, Charbel es conducido al monasterio de San Cipriano de Kfifane. En sus estudios se distinguirá como uno de los mejores en su dedicación al Señor. Fue ordenado sacerdote el 23 de julio de 1859 por el Obispo Monseñor José Al-Marid, en Bekerke, la sede patriarcal maronita. Casi inmediatamente, sus superiores le ordenan retornar al monasterio de San Marón en Annaya, donde permanecerá durante 17 años. Su vida monástica plasmaba su alma en el amor indiscutible a Cristo en la Eucaristía y a la Virgen María. El monje santifica el trabajo otorgándole valor de oración y redención. Charbel no fue predicador ni misionero; su ministerio sacerdotal se desarrolló en la esfera de la inmolación interior, de la oración, del trabajo y de la penitencia. Era un monje errante, un maravilloso confesor dispuesto siempre a visitar enfermos y agonizantes. Se sentía llamado a la vida solitaria por eso en 1875, a la edad de 47 años, posterior al prodigio de la lámpara que (sin contener aceite sino agua) se encendió en su celda, Charbel obtuvo permiso para vivir como eremita en el desierto, a 1.200 metros de altitud. Buscaba así llevar una vida de perfecta austeridad con más fuerza aún que en el monasterio. Se dedicó hasta la muerte a los más duros ejercicios de ascesis, como ayunos, cilicios, vigilias. El día 16 de diciembre de 1898, mientras celebraba la Santa Misa, en el momento de la elevación de la hostia y del cáliz, se sintió como arrebatado por una visión: era el fin de la misa de su vida terrena. Fue conducido a su celda, tendido sobre unas sencillas tablas, con un pedazo de madera como almohada. Su agonía duró ocho días. Después de 23 años de vida eremítica ejemplar, entrega su alma a Dios en la vigilia de Navidad. Exhaló su último suspiro el día 24 de diciembre. Tenía 70 años de edad. El padre Charbel de Beqa Kafra, ermitaño, fallecido a consecuencia de una parálisis, fue enterrado en el cementerio de su comunidad religiosa. Su humilde tumba tuvo evidentes y comprobadas señales milagrosas. Luces milagrosas sobre el sepulcro llamaron la atención. Su cuerpo, incluso muchos años más tarde, conservaba flexibilidad como la de un cuerpo vivo. A pesar de un tratamiento especializado, su cuerpo durante muchos años, transpiraba sangre con poder taumatúrgico. Su cuerpo no se corrompió. En 1965, el mismo se descompuso y no han quedado sino su esqueleto. Sin embargo, los huesos conservan una cierta frescura y un color rojizo (color de vino). Hechos tan extraordinarios despertaron el interés hacia sus virtudes heroicas y se dio inicio a la postulación ante la Iglesia para su glorificación. Este extraordinario miembro de la Orden Libanesa Maronita (que fue fundada en 1695), fue beatificado el 5 de diciembre de 1965 en la clausura del Concilio Vaticano II. También por decreto del Papa Pablo VI, el 9 de octubre de 1977, en la Basílica de San Pedro en Roma, tuvo lugar la ceremonia de canonización de San Charbel Majluf (Makhlouf). Las fiestas oficiales de San Charbel se celebran: El tercer domingo del mes de julio. El 8 de mayo, aniversario de su nacimiento. El 9 de octubre aniversario de su canonización.
(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Año XIII, Nº 48, marzo de 2003)
LOS DOCTORES DE LA IGLESIA CATÓLICA A propósito de haber sido proclamada Santa Teresita del Niño Jesús (nacida en Alecon, Francia, el 2 de enero de 1873 y fallecida el 30 de septiembre de 1897), como “Doctora de la Iglesia Católica” por el Papa Juan Pablo II, en ceremonia celebrada el pasado domingo 19 de los corrientes; me permito presentar a continuación la lista de los personajes ya reconocidos con esa trascendental denominación. Desde tiempos remotos tienen atribuido el título de Doctores de la Iglesia, los obispos San Ambrosio (340-397) y San Agustín (354-430); el presbítero San Jerónimo (340-420) y el Papa San Gregorio Magno (540-604), quienes fueron proclamados el 20 de septiembre de 1295 por el Papa Bonifacio VIII. Después del Concilio de Trento, cuando la Iglesia todavía afianzaba sus cimientos con la llamada Contrarreforma, se registrará la proclamación con ese título que significa el más elevado escalafón del Santoral de la Iglesia Católica. Es así que el presbítero Santo Tomás de Aquino “el angélico” (1225-1274), será proclamado el 11 de abril de 1567 por el Pío V, el Papa “que requerían los tiempos” y gobierna a la Iglesia en los años 1566-1572. También dicho título les pertenece, desde 1568, a los obispos que pertenecieron a la Iglesia Occidental Bizantina y registrados en el Santoral Católico: Anastasio (295-373), Basilio (330-379), Gregorio Naciaceno (330-389) y Juan Crisóstomo (349-407), porque así lo confirmó el Papa Pío V. El obispo San Buenaventura (1218-1274), quien por sus numerosas obras de teología y filosofía fue llamado “doctor seráfico” será el décimo personaje históricamente distinguido con tal título, así declarado el 14 de marzo en el año 1588 por el Papa Sixto V. En el siglo que comienza con 1700 tenemos que los proclamados como Doctores de la Iglesia, son los obispos: a) San Anselmo de Canterbury (1033-1109), designado el 3 de febrero de 1720 por el Papa Clemente XI (quien gobernó a la Iglesia entre 1700 y 1721); b) San Isidro de Sevilla “egregio” (560-636) proclamado con fecha 25 de abril de 1722 por el Papa Inocencio XIII; c) San Pedro Crisólogo (380-450), el célebre orador que fue declarado el 10 de febrero de 1729 por Benedicto XIII (quien ejerció el papado durante los años 1724-1730. Y el otro proclamado así en dicho siglo es el Papa León Magno, nacido a finales del siglo IV y muerto en el año 461, reconocido como Doctor de la Iglesia el 15 de octubre de 1754 por el Papa Benedicto XIV. El obispo San Pedro Damián (1007-1072) fue declarado el 27 de septiembre de 1828 con el título a que se ha venido haciendo referencia, por León XII, el Papa que gobernó a la Iglesia durante los años 1823 al 1829. Seguidamente, el 20 de agosto de 1830, la proclamación que hace el Papa Pío VIII corresponderá al monje San Bernardo de Clairvaux (1090-1153). El Papa Pío IX nombrará con fechas distintas del año 1871 a tres obispos inscritos en el Santoral con el título de Doctores de la Iglesia: el 13 de mayo de 1871 a San Hilario de Poitiers (315-367), llamado el “Atanasio de Occidente” fallecido en el año 367. El 7 de julio, a San Alfonso María de Liborio (1696-1787); y el 16 de noviembre de 1871 será a San Francisco de Sales (1567-1622). León XIII, el Papa de los años que van desde 1878 al 1903, firmará el 28 de julio de 1882 las proclamaciones de los padres San Cirilo de Alejandría (370-444) y de San Cirilo de Jerusalem, un obispo que nació en 315 y falleció en el año 386. Con fecha 19 de agosto de 1890 será la proclamación del presbítero San Juan Damasceno, padre de la Iglesia de lengua griega (que falleció en el año 748); y el 13 de noviembre de 1899 le corresponde a San Beda el Venerable, un presbítero que vivió en los años 676-735 y de gran influencia sobre la cultura escolástica del medioevo. El diácono San Efrén, escrito Sirio, (306-373) llamado “doctor moriano”, fue proclamado el 5 de octubre de 1920 por Benedicto XV, Papa en los años 1914-1922. Pío XI durante su pontificado de casi dos décadas que abarca los años 1922-1939 llegará a otorgar el título de Doctor de la Iglesia a cuatro célebres personajes. El 21 de mayo de 1925 hará la proclamación del presbítero San Pedro Canisio (1521-1597); el día 24 de agosto de 1926 le corresponderá al místico presbítero carmelitano San Juan de la Cruz (1542-1591); el 17 de septiembre de 1931 declara la proclamación del obispo San Roberto Belarmino (1542-1621); y el 16 de diciembre de 1931 la del teólogo dominico San Alberto Magno (1205-1280), a quien el siguiente jefe máximo de la Iglesia romana proclamará Patrono de los Científicos. El Papa Pío XII (quien ejercerá el papado durante los años 1939-1958), agregará el 16 de enero de 1946 el nombre del presbítero San Antonio de Padua, llamado el “evangélico” (1195-1231). El número 30 en la lista de los designados con el título de Doctores de la Iglesia Católica, corresponderá a San Lorenzo de Brindisi (1559-1619), sacerdote capuchino famoso por sus prédicas contra el protestantismo que fue incluido en 1881 en la lista de los santos y el 19 de marzo de 1959 el Papa Juan XXIII le dio el título doctor de la Iglesia “doctor apostolicus”. El Papa Paulo VI ejerció la máxima autoridad de la Iglesia entre 1962 y 1978. Durante su pontificado proclamó Doctoras de la Iglesia, en decreto del 27 de septiembre de 1970 a Santa Teresa de Jesús (nacida en Ávila en 1515 y muerta en Alba de Tormes en 1582), la mística española carmelitana; y a Santa Catalina de Siena (1347-1380) de la Tercera Orden Dominica, canonizada en 1461 (y declarada Patrona de Italia junto con San Francisco de Asís en 1939). El 4 de octubre de 1970 Pablo VI la proclamó Doctora de la Iglesia. Ahora, a partir del 19 de octubre de 1997, quedó inscrita en el número 33 de la lista de Doctores de la Iglesia Católica una joven conocida con el nombre de Teresita del Niño Jesús que falleció a la edad de 24 años y fue canonizada o declarada Santa en 1925, cuando habían pasado sólo 27 años después de haber pasado a la eternidad y nombrada Patrona de todas las Misiones en 1927.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, jueves 23 de octubre de 1997, página 5).
LAS HERMANAS BETHLEMITAS, CIENTO VEINTIÚN AÑOS DESPUÉS El pasado 20 de diciembre se cumplieron ciento veintiún años de la confirmación oficial de la expansión a otros países de la Congregación de las Bethlemitas, con la fundación en la ciudad de Cartago (capital de la provincia del mismo nombre y localizada al pie del volcán de Irazú) en la República de Costa Rica, de una casa y colegio. Hasta ese momento y tras la vigencia de más de doscientos años, su labor bienhechora había estado circunscrita al territorio guatemalteco. En diciembre de 1877 comienza a corroborarse como realidad palpable la misteriosa visión que, desde muchos años atrás, despertaba a la Priora Madre Encarnación Rosal y la hacía sentir bandadas de golondrinas que emigraban a regiones lejanas y desconocidas. La rama femenina de la obra fundada por el humilde beato Pedro de Betancourt, el hombre que fue toda caridad, comienza a hacerse indispensable cuando todavía vivía el citado personaje. Precisamente, aprovecha la disposición del ánimo de doña Agustina Delgado de Mesa y su hija Mariana Mesa de Teba y Moratalla, viudas y nobles que vestían el hábito de la Orden Tercera franciscana y abnegadamente se entregan al servicio de los pobres y necesitados (mujeres y niños) en la proximidad del Hospital de Belén que funcionaba en al ciudad de Guatemala. Durante muchos años la Congregación de las Hermanas Bethlemitas se mantuvo dependiente de la orden masculina; aunque habían elaborado sus reglas y disposiciones exclusivas, vestían su propio hábito y se compartían especialmente en las labores de cuidado, enseñanza, educación de menores de edad, la oración y ejercicios espirituales. Será ya en el año 1890 cuando obtienen el decreto laudatorio otorgado por la Santa Sede, y el 22 de junio de 1909 el Papa Pío X lo confirmará, según documento firmado por el Prefecto la Sagrada Congregación de Religiosos. Hoy día la acción bienhechora de las hermanas Bethlemitas, las fieles prolongadoras en niños, ancianos, enfermos y necesitados de la epopeya caritativa de Pedro de Betancourt, irradia luces en Colombia, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, Estados Unidos, España, Camerún (Africa), Venezuela y en la India, mantienen actualmente su vibrante desempeño en casi un centenar de casas. Para su mayor efectividad y funcionamiento, la Congregación está organizada y conformada por cinco provincias. Son más de ochenta los jardines de las bienaventuradas hermanas Bethlemitas, donde germinan y se cosechan las semillas de bondad y desprendimiento de las cuales fue abnegado sembrador un hombre humilde bautizado como Pedro Betancourt García, quien joven de edad viajó desde su pueblo natal de Vilaflor en la isla canaria de Tenerife hasta Centroamérica, donde desplegará una inmensa obra en beneficio de los más necesitados que no se detienen con su desaparición física ocurrida a las dos de la tarde del día lunes 25 de abril de 1667 y el cual es venerado por la Iglesia con el título de Beato. En todos los lugares donde se encuentran, las casas de las Hermanas Bethlemitas son centros fulgurantes de virtudes cristianas que reparten sus influjos bienhechores en todo el conglomerado social.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, miércoles 23 de diciembre de 1998, página 8)
RELIGIOSAS FRANCIASCANAS MISIONERAS DE LA INMACULADA
Desde el 1 al 6 de junio, la Congregación de Religiosas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada ha celebrado, principalmente en Quito y en los diversos lugares donde están presentes con su luz bienhechora, el primer centenario. Es que el 2 de junio de 1901, Monseñor Pedro Rafael González Calixto, Arzobispo de Quito, promulga el Auto de Erección y el 4 de junio de 1901 será cuando las primeras siete piadosas jóvenes emprendedoras y fieles adoptan el hábito franciscano, creando una Congregación religiosa que había tenido su inicio el año 1897, y a la cual se le atribuye inicialmente, entre otros deberes, “el cuidar y conservar la Casa de Ejercicios de San Diego y atender con fidelidad y devoción, al servicio de las personas que ingresen a los ejercicios; así como enseñar, el catecismo a las niñas, sobre todo, a las más pobres”. El l0 de enero de 1913, el Maestro General de la Primera Orden de San Francisco, expide el Decreto por el cual la Congregación de Religiosas Franciscanas de San Diego, se agrega a la Orden de Frailes Menores. Finalmente, el 27 de abril de 1962, en el Pontificado del memorable Papa Juan XXIII, culminan las gestiones emprendidas varias décadas atrás, con el decreto de aprobación pontificia para el Instituto de las mencionadas Hermanas Franciscanas Misioneras. Comienza y se expande su activa influencia benéfica en la ciudad de Quito. El 21 de septiembre de 1923 parten desde San Diego cinco religiosas para llegar al pueblo de la Esperanza, Provincia de Pichincha, donde fundan la primera escuela rural bautizada con el nombre de “Mercedes Castro”, que será la consigna de la evangelización de ese pueblo azotado por el laicismo descristalizador. Vendrán otras escuelas hasta repartirse en todo el territorio del país. Sale a otros países y llega a Chile, donde se funda la Escuela San Francisco en Temuco el 29 de febrero de 1960, y Valparaíso en 1964. Su establecimiento en Italia se concreta desde el 20 de octubre de 1992; y en Colombia desde 1999. En cuanto a Venezuela, están presentes desde 1974. Precisamente, el 15 de junio de 1974, tres Religiosas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada, las hermanas: Consuelo Mora, Martha Gallo, y Pascualina Carrión, con la cooperación del matrimonio Grijalva Ortega fundarán el colegio “Divina Providencia” en Catia La Mar, Diócesis de La Guaira. Allí se imparte Secretariado Comercial, Educación Básica y Bachillerato. El 2 de julio de 1989 serán las reverendas hermanas: Carolina Morales, Antonina Cartagena y Piedad Aguilar, las encargadas de crear la Comunidad “Nuestra Señora de Guadalupe” en el kilómetro 8, El Junquito. Es de lamentar que el 2l de julio de 1997 se ven obligadas a cerrar dicha obra por no contar con las condiciones de salubridad y seguridad. Seguidamente las religiosas Carolina Morales y Piedad Aguilar, se trasladan al Estado Mérida y en La Campiña, jurisdicción de El Ejido, fundaran el 25 de octubre de 1997, la comunidad “Divino Niño” con un activo y ejemplar apostolado de catequesis parroquial, en las escuelas públicas y la atención pastoral en los barrios. La fundadora de la Congregación de Religiosas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada, sor María Francisca de las Llagas Cornejo Pazmiño, fue electa Superiora General Vitalicia en 1942 y se mantiene en el cargo hasta 1960. La sucederán en los años siguientes: sor Paulina de la Inmaculada Saa Cadena (1960- 1972), sor Ana Josefina Villacreces de La Torre (1972-1978), sor Juana Inés García Moscoso (1978-l990), y desde 1990 se encuentra al frente como Superiora General, sor Lucia Antonia Arteaga Durán; acompañada de sor Amada Armijos Solano y sor Eva Judith Luzuriaga Torres, Consejeras General; sor Rosa de Viterbo Ramírez, Vicaria General; sor María del Carmen Medrano, Consejera y Ecónoma General; y sor Eulalia Ruiz A., Secretaria General.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, lunes 11 de junio de 2001, en la página 8)
C.- DIVERSOS TEMAS DE RELIGIÓN
Ha sido como un axioma para muchos creyentes el aceptar que un 25 de diciembre ocurrió el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, si nos damos a la tarea de escudriñar los textos de la Biblia, no encontramos ninguna referencia que confirme dicha fecha, como otras muy populares tales como la adoración de los magos (06 de enero), o la matanza de los inocentes (28 de diciembre), para citar solamente dos de gran raigambre dentro del cristianismo. Ahora bien, la celebración de la Navidad data de los primeros tiempos del cristianismo, atribuyéndose su institución al papa Telésforo, quien desempeñó la máxima dirigencia de la Iglesia entre los años 125 al 136 de nuestra era; pero en aquella época era una fiesta movible, pues en las iglesias orientales unas fijaban esta fecha el 20 de abril, otras el 20 de mayo o el 17 de noviembre y otras el 6 de enero, por cuanto se incluía la conmemoración del nacimiento de Jesús, su bautismo y adoración de los magos en la fiesta de la Epifanía. Es de hacer notar que Hipólito de Roma, quien fue catalogado como antipapa (años 217-235), y ahora reconocido como mártir católico, en su obra Comentarios sobre Daniel (el cual se ha creído que fue compuesto hacia el año 204 de nuestra era, de cuyo texto original en griego existen fragmentos y la traducción completa conocida de eslavo antiguo corresponde a algunos siglos posteriores a la muerte del autor), en el libro cuarto aparece por primera vez en la literatura patrística el 25 de diciembre como fecha de nacimiento de Cristo. Dicho autor en esa obra afirma que Cristo nació un miércoles, 25 de diciembre, en el año 42 del emperador Augusto. La fijación definitiva del día 25 de diciembre cómo el de la natividad de Cristo ocurre el año 336, al ser citado en la Depositio Martyrum filocaliana, y queda reconocida dicha fecha como día festivo en tiempos del emperador Justiniano (527-565 de nuestra era). En la elección de este día no es descartable la influencia de una festividad de la antigua Roma y la intención de los dirigentes y creyentes del cristianismo de ir desarraigando los restos paganos. Efectivamente, el día 25 de diciembre Roma celebraba la fiesta pagana del Natalis Invicti, el nacimiento del jamás vencido, del sol que nace, el día del solsticio de invierno, es decir los cultos de Mitra que tanto influjo tuvieron en aquella época. Así se sustituiría esta festividad pagana del sol que nace por la de Cristo, como la luz del mundo. Esa fecha queda afianzada por el hecho de que en el Evangelio, según San Lucas, se habla de que los pastores esperaban su turno para guardar sus rebaños, y era costumbre reservar en los establos a los rebaños durante los helados inviernos palestinos que comienzan en diciembre. Por otra parte, investigaciones astronómicas han dejado demostrando que en diciembre del año correspondiente al nacimiento de Jesucristo, ocurrió la tercera aproximación y conjunción de los planetas Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, fenómeno que es aceptado como lógica explicación de la bíblica estrella de Belén.
(Publicado en el diario El Universal, Caracas, lunes 23 de diciembre de 1991 en la página 1-5)
Las Misas de Aguinaldos suelen ser un acontecimiento en los pueblos y aún en las ciudades. Por ejemplo, como narra don Rómulo Gallegos en su novela “La Trepadora”, en las misas de las madrugadas decembrinas que celebrada el párroco de la Iglesia de Cantarrana, estaba presente el alegre chispear de las maracas y el roncar del furruco, “a tiempo que se elevaban voces agudas y vibrantes entonando los aguinaldos al Niño Jesús”. En la Iglesia Católica tiene su antecedente en las vigilias que San Francisco de Asís pone en práctica desde diciembre del año 1223 en la comarca italiana llamada Greccio, y que más tarde se generalizará y convertirá en novenario de celebraciones eucarísticas acompañadas de salmos, villancicos y canciones de navidad. Un documento del Papa Sixto V fechado el 5 de agosto de 1585, otorgaba gracia a este Hemisferio, para que se cantaran Misa de aguinaldos durante nueve días consecutivos antes de la Pascua de Navidad, en las primeras horas de la mañana. La Bula Papal concedía indulgencia plenaria los que confesados y comulgado, asistieran a esas Misas. En Venezuela comprenden una costumbre muy antigua que se remonta al inicio de la colonización. Como es lógico suponer, por tratarse de una práctica corriente en el mundo cristiano y el seguro interés de los evangelizadores misioneros que, muchos de ellos, eran religiosos pertenecientes a las órdenes franciscana y dominicos. Las Misas de Aguinaldos comienzan el día 16 de diciembre y culminan a media noche del día 24 con la celebración del rito especial de primera clase del triple nacimiento de Nuestro Señor. (Primero, celebra principalmente el nacimiento temporal de Jesús; segundo, solemniza el nacimiento de Jesucristo en el corazón de los creyentes; y la tercera celebración, es por el nacimiento del Verbo en el seno del Padre). La práctica de las misas de aguinaldos y las costumbres de preparar pesebres o nacimientos para la celebración y conmemoración de la natividad de Nuestro Señor Jesucristo, se ha mantenido con el tiempo, a pesar de los cambios sociales y las influencias de otras culturas. Por cierto es de recordar que precisamente en un Informe del Gobernador y Capitán General de Venezuela don Juan Guillelmi, enviado al Rey con fecha 9 de noviembre de 1790, le decía que “resulta ser inmemorial aquí; la costumbre de celebrar el Nacimiento del Señor, en casas de personas particulares, de conocida piedad, religión y distinción, ya en los conventos y ya en las de Pardos de igual piedad, siempre con la mayor decencia y decoro, tan grande como el que yo he visto en Madrid y en otros pueblos principales de España”. En el presente, entre las pocas parroquias caraqueñas que lucha por mantenerla vigencia de las misas de aguinaldos en las madrugadas, a partir del 16 de diciembre, está la localizada en la Urbanización Santa Cecilia, donde el presbítero Alfredo León pone su empeño y fervor cristiano en la defensa del cultivo de esa ancestral costumbre. En cuanto a los aguinaldos; según dejó escrito el insigne Maestro Vicente Emilio Solo (Guatire, 1887; Caracas, 1974), gran recopilador y autor en nuestro país: “Los antiguos villancicos venezolanos compuestos para el Nacimiento eran de ingenua melodía y desprovistos de rítmicas complicaciones; la estructura conocida del aguinaldo, de posterior aparición, tiene cierta complejidad característica, propia de la danza y de la contradanza”. Entre los aguinaldos venezolanos famosos y ya más que centenarios son por ejemplo: “Espléndida noche /Radiante de luz/Es la nochebuena /pues nació Jesús..” del reconocido músico y compositor Ricardo Pérez. Otro autor muy recordado es Rafael Izaza, con su: “De contento /Voy Cantando/Al Dios Niño/Celebrando” También es inolvidable entre los autores del siglo pasado Rogelio Caraballo, con su: “Niño Venturoso /Fruto de María/Derrama tus dones/Sobre el alma mía..”. Resulta sinceramente lamentable que se esté casi olvidando en la actualidad, en nuestro país, una costumbre tan sana y de verdadero fervor cristiano como son las misas de aguinaldos en las madrugadas decembrinas; y como son también los aguinaldos y villancicos que, cuando comenzaba a oírse, verdaderamente contribuían a generar cambios favorables en la manera de actuar de las personas, es decir, preparaban nuestro espíritu y ánimo para iniciar un año más esperanzados. Esperamos con añoranza el renacimiento generalizado de la costumbre venezolana de las misas de aguinaldos y de que, en la proximidad de la fecha conmemorativa del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, se escuchen también los aguinaldos, villancicos y canciones de navidad.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, jueves 18 de diciembre de 1991 en la página 2)
Cuentan las santas palabras de 1a Biblia que “en los días del rey Herodes, llegaron de las regiones orientales a Jerusalén unos magos, diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos, que nació? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle”. También precisa la Biblia que “la estrella que habían visto en Oriente les precedía, hasta que, llegada encima del lugar en que estaba el niño, se detuvo. Al ver la estrella, sintieron grandísimo gozo, y, entrados en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y de hinojos le adoraron, y, abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra”. Eso es lo que dice la Biblia; sin embargo la tradición popular les ha asignado el carácter de reyes, en número de tres con nombres propios de Melchor, Gaspar y Baltasar, y hasta diferentes razas o colores de piel para cada uno. Por tales motivos me permito seguidamente exponer un conjunto de explicaciones y argumentos en tomo al tema de la adoración de que fue objeto Nuestro Señor Jesucristo Niño, por parte de los magos que vinieron de las regiones orientales. Según acuciosos investigadores, a los llamados “magos” se reconocen en su primera época como una casta sacerdotal de Media y Persia, y el pensador romano Marco Tulio Cicerón (106-43 antes de J.C.) los considera como la clase de sabios y doctores en Persia. En una segunda época tardía, después de la conquista de Babilonia, degeneraron y pasaron a ser nigromantes y astrólogos en el sentido peyorativo. Los magos de que habla el Evangelio aparecen como personajes importantes, ricos y hombres dedicados al estudio, principalmente de los astros. No se sabe quiénes fueron estos sabios, ignoramos sus nombres así como su domicilio, no podemos decir que eran caldeos o árabes y el modo como Herodes los recibe y marchan a Belén indican que no eran reyes. Sin duda alguna, la popularización de llamarlos reyes es una influencia e interpretación del Salmo 72, en el cual se anuncia que “los reyes de Tarsis y de las islas le ofrecerán dones”. El primero que así lo afirma es Cesáreo de Arlés (470-543), obispo que combatió las doctrinas herejes del escritor griego Arrio en el siglo V. El arte lo muestra como tales desde el siglo VIII; pero en las pinturas de las catacumbas de Santa Priscila, de comienzos del siglo II, se los representa como nobles persas. Sobre su número y nombre no hay nada cierto con base bíblica. Las pinturas de las catacumbas y antiguos monumentos que datan del siglo III figuran a veces en número de dos; en las catacumbas de Domitila del siglo IV se muestran a cuatro y llegan a veces al número de seis y hasta de doce en algunas representaciones sirias y armenias. En cuanto a los nombres son legendarios y les son dados en el siglo VII o principios del VIII. Los nombres, hoy corrientes, se los da, en el siglo IX, el historiador italiano Andrés Agnello de Ravena en su obra Pontificalis Ecclesiae Ravennatis. En cuanto a su procedencia y raza, lo único conocido es que ellos mismos, según el Evangelio, declaran que vieron la estrella en el Oriente. Cuando se intenta precisar la región surgen las divergencias. Pudiera ser Persia que es el país originario de los llamados magos. Pudiera ser Caldea (Babilonia) que además de ser país de magos, estuvo en contacto con Israel y pudo conocer sus esperanzas mesiánicas; pero este país es considerado más bien como septentrional. Pudiera ser Arabia, que es un país del este por excelencia, porque su comercio y las invasiones a Palestina se hacían por Moab y el Jordán. De tal manera que es algo probable que sea a la gran zona de Arabia a la cual alude el evangelista. De todos modos, estas divergencias e imprecisiones son las causantes que las más comunes y populares representaciones alegóricas de los magos les atribuyan a razas y procedencias diferentes a cada uno.
(Publicado en el diario El Universal, Caracas, el 6 de enero de 1980 en la página 1-4)
LA PRIMERA REPRESENTACION DEL PESEBRE Correspondió al piadoso, ejemplar y bienaventurado fraile Francisco de Asís efectuar la primera representación del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Precisamente en la navidad del año 1223 pensando en la humildad de la encarnación, decide San Francisco que la celebración en el pueblo llamado Greccio se lleve a cabo una representación fiel de lo descrito en las santas escrituras. Se dispuso un pesebre, acomodándose la paja y se trae el buey y el asno. Honrase allí la sencillez, se elogia la pobreza, se celebra la humildad y es así que Greccio se convierte en otra ciudad de Belén. Luces y hachos se utilizaron para iluminar aquella noche memorable. Asistieron religiosos de varias partes, los hombres y mujeres del lugar, los cuales animan con nuevo entusiasmo y fervor aquel admirable misterio. Cantan los religiosos y entonan las divinas alabanzas y transcurre la noche en santa alegría. Esa representación da inicio a la tradición que todos los años se repite de recordar la escena del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo. Fue un acto demostrativo del fervor religioso de ese gran personaje que nació en la ciudad de Asís de la Umbría italiana el 20 de septiembre de 1182 con el nombre de Juan, que luego cambió por el de Francisco, siendo el segundo hijo del matrimonio formado por el próspero comerciante en lanas Pedro Bernardone y de la rica y noble provenzal doña Pica de Bourlemont. Desde 1207 se entregó por completo a la predicación religiosa, siendo canonizado el 16 de julio de 1228 por el Papa Gregorio IX, transcurridos 21 meses de su muerte. En cuanto al primer Pesebre con estatuillas de que se tiene noticias lo debemos a la devoción demostrada por el Papa Nicolás IV (Girolamo Masci, nacido en Lisciano, Ascoli, a principios del siglo XIII y muerto en Roma el 4 de abril de 1292). Fue éste el primer Pontífice miembro de la Orden franciscana, nombrado Papa el 22 de febrero de 1288 para suceder la vacante originada el 3 de abril del año anterior por el fallecimiento de Honorio IV. El Papa Nicolás IV, como buen seguidor de San Francisco de Asís (el iniciador de la magnífica costumbre de recordar la escena del glorioso nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo), mandó que esculpieran una representación. El encargado fue el gran artista toscazo Arnolfo Di Cambio (llamado también Di Lapo y famoso también porque proyectó la magnífica iglesia de Santa María de las Flores, y entre sus otras tantas obras está el mausoleo de Bonifacio VIII), que lo terminó entre 1290 y 1292.
(Publicado en el diario El Universal, Caracas, el domingo 8 de diciembre de 1991 en la página 3-22)
Si parece y es verdaderamente grande la solemnidad del día de uno cualquiera de los inscritos en el santoral de la Iglesia, cuánto más grande será la que se conmemora el día primero de noviembre que no es por uno solamente sino de todos los santos. El objeto de esta fiesta es honrar a todos los moradores del Cielo, desde la Beatísima Trinidad, pasando por la Virgen Santísima y todos los ángeles, a las diversas categorías de justos, tanto del Antiguo como el Nuevo Testamento; a los santos canonizados y también a los que no lo han sido. Esta festividad la inician los cristianos de las catacumbas para honrar en forma general a todos los muchísimos mártires inmolados y a los cuales no se podía venerar en particular. En Antioquía se celebraba una fiesta para todos los mártires en el primer domingo después de Pentecostés. A principios del siglo VII, el papa Bonifacio IV estableció la fecha el 13 de mayo y desde los tiempos del papa Gregorio IV será el primero de noviembre. Sin embargo, el verdadero origen de esta fiesta hállase íntimamente enlazado con las celebraciones que el mes de noviembre ocurrían en el templo pagano del Panteón, donde los romanos rendían honor a todos sus dioses. El sumo pontífice Gregorio IV, Papa durante los años 827-844, al trasladar gran número de cuerpos de mártires desde las catacumbas a la que era ahora iglesia de práctica católica (el templo pagano de Agripa, el Panteón romano) la consagrará como Santa María ad martyres el día primero de noviembre del año 835, con lo cual queda firmemente instituida la festividad de Todos los Santos con la categoría que la Iglesia establece como rito de primera clase. Es de hacer notar que el Código de Derecho Canónico de 1917 confirmará la práctica secular que existía, confirmándole como día de precepto, precedida de una vigilia y que llevaba octava común. Ciertamente el día primero de noviembre es de una significación muy especial y se celebra una fiesta de gran ternura, porque en ella se honra no sólo a los santos del Cielo sino también a los santos de la Tierra, como decía San Bernardo, a los que moran en la Tierra todavía.
(Publicado en el diario El Universal, Caracas, lunes 1 de noviembre de 1993, página 1-4)
El segundo día del mes de noviembre la Iglesia Católica celebra la festividad de los fieles difuntos. La institución de esta fiesta fue obra de San Odilón, Abad de Cluny, quien la dispone para todos los monasterios de su congregación en los años finales del siglo X. Es bueno hacer notar el hecho de que un millar de monasterios benedictinos dependían de Cluny, lo cual sin duda alguna favoreció la difusión de dicha conmemoración. Esta maravillosa iniciativa de ofrecer oraciones y sacrificios por las almas de los difuntos se extenderá rápidamente por toda la Iglesia Cató1ica aprobando después los Sumos Pontífices esta devoción, y es así que el Concilio Provincial de Oxford, efectuado en 1222, la declara como fiesta de segunda clase, en la que sólo se permitían las faenas necesarias e importantes. Posteriormente desde 1311 en tiempos del pontificado de Clemente V, queda oficialmente establecida en Roma. San Odilón nació en la provincia francesa de Auvernia el año 962, siendo Joven aún, abraza la regla de San Benito en el muy reconocido monasterio de Cluny. En el año 994 tuvo que encargarse de la dirección del monasterio por muerte del Abad titular, quien algunos años antes lo había nombrado abad-coadjutor. A quien a la edad de 87, es decir, al finalizar el año 1048, le sorprende la muerte en Souvigny cumpliendo visitas a sus monasterios. Sobre el origen de esta festividad podemos recordar que en Egipto durante este mismo mes se celebraban las fiestas lúgubres conmemorativas del duelo de Isis, cuando Osiris, su hermano, fue muerto por Tifón. En cuanto a la iglesia de Grecia tiene destinados a la conmemoración de los difuntos, los sábados de las semanas segunda, tercera y cuarta de cuaresma y el sábado antes de la Pascua de Pentecostés. Los armenios la celebran el día siguiente al de Pascua de Resurrección, y los protestantes celebran como propios sus ritos el último domingo del año eclesiástico. El fundamento teológico en que se apoya la celebración de esta fiesta es la doctrina que afirma que algunas almas cuando abandonan el cuerpo no están suficientemente purificadas o no han expiado del todo sus pasadas culpas y están privadas temporalmente de la visión beatífica, y los fieles pueden ayudarlas a salir de este estado con oraciones, limosnas y principalmente con el sacrificio de la misa. Para quienes profesamos de fe en la resurrección de la carne y esperamos, como se señala en el Libro de Daniel (12,2), que las muchedumbres de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán; estamos persuadidos de lo imposible de que el ser humano al morir se acabó totalmente. Las Escrituras señalan reiteradamente que a los muertos les está reservada su recompensa. La celebración de la Fiesta de los Difuntos es ocasión propicia para recordar que orar por los muertos es obra santa y piadosa (2 Macabeos 12,46) fundamentada en la esperanza cierta de la resurrección y que con ello se ayuda a que los difuntos sean absueltos de sus pecados.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, martes 2 de noviembre de 1999, página 2)
La popularización del culto a esta advocación de nuestra madre celestial se inicia hace poco más de cincuenta años. En una primera etapa el escenario será en Montichiari, una pequeña ciudad del norte de Italia, a veinte kilómetros de Brescia, ubicada en la fértil llanura del río Po. Una segunda etapa de apariciones, comienza en 1966, en el lugar llamado Fontanelli, un barrio de Montichiari, donde hay una gruta con un manantial. Precisamente, en la primavera de 1947 una enfermera llamada Pierina Gilli, en la sala del hospital, vio a una hermosísima Señora cuyo pecho aparecía atravesado por tres espadas y escuchó que le dijo: “Oración, penitencia y reparación”. Algunos días después, el domingo 13 de junio de 1947, muy de mañana en el hospital, se le apareció nuevamente vestida de blanco y en lugar de las tres espadas se veían tres rosas: blanca, roja y dorada que adornaban su pecho. La rosa blanca simboliza: Espíritu de oración; la rosa roja: Espíritu de reparación y sacrificio; y la rosa dorada o amarilla: Espíritu de penitencia. Es de hacer notar que denominar “Rosa Mística” a la Santísima Virgen no es nada nuevo. Fue así llamada desde que su Divino hijo Jesús se hizo hombre. En Rosa Mística está simbolizado el Fiat de la Redención y el Fiat de la colaboración. Ciertamente la veneración a Maria Rosa Mística se remonta desde los primeros años del cristianismo. Las iglesias de Oriente en su célebre Himno Mariano invocan a María Rosa Mística de la cual nació Cristo como Perfume Maravilloso. Además, las letanías lauteranas que datan desde 1587 traen la invocación Rosa Mística.
NOVENA DE LA ROSA MISTICA Rosa Mística, Bendita Tú eres porque tu Divino Hijo nos alcanzó la gracia muriendo en la cruz, cooperando Tú con El en ese momento, cuando una espada de dolor traspasó tu alma. (Padre Nuestro. Ave Maria y Gloria)
Rosa Mística Madre Nuestra, vuelve tu amante mirada sobre todos los hombres. A ti clamamos y suplicamos que nos obtengas las gracias que nos confiere el bautismo la penitencia y los demás sacramentos. (Padre Nuestro. Ave Maria y Gloria)
Rosa Mística, Madre de la Divina Gracia, haz que todos lleguemos a la Casa del Padre Celestial, ya que todos somos hijos tuyos e hijos de Dios. Te ruego, mires mi alma, tan pobre e indigna y cuides de ella. (Padre Nuestro. Ave Maria y Gloria)
Rosa Mística. Tú que das a quien quieres y das cuanto y como quieres, confío en Ti y te abro mi corazón. Haz irradiar tu luz en mi alma y que tu maternal amor, con fuerza misericordiosa, abrase mi corazón y lo llene de alegría, humildad y paz. (Padre Nuestro. Ave Maria y Gloria)
Rosa Mística, Tú que como Madre tienes mayor preocupación por los más necesitados de tu socorro, yo te imploro en todas mis necesidades espirituales y corporales, y ahora muy especialmente te suplico me concedas esta gracia que pido.... (Padre Nuestro. Ave Maria y Gloria)
Rosa Mística, Tú que eres Madre de Jesucristo y Madre de la Divina Gracia. Tú que eres Madre de la Misericordia y Madre de la vida. Tú que eres Nuestra Madre Bondadosa y Nuestra Esperanza, enciérrame en tu corazón inmaculado y escúchame. Amén. (Padre Nuestro. Ave María Gloria)
Rosa Mística, ruega a Jesús por nosotros. (3 veces)
(Dios te salve. Reina y Madre....)
(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco central de Venezuela, Caracas, septiembre de 1999, Año IX, Nº 34 página 13)
EL SANTUARIO DE LA NATIVIDAD, EN BELEN La ciudad de Belén (la “casa de pan” en hebreo) se halla en una pequeña colina rocosa a nueve kilómetros al sur de Jerusalem y es muy mencionada en la Biblia, por ejemplo, en el camino fue sepultada Raquel, la hija del patriarca Labán, por su esposo Jacob y su tumba (en construcción que data del siglo XV) es lugar venerado por los judíos y especialmente por las mujeres que van a orar por su fertilidad. Belén fue escenario del idilio entre Ruth la moabita y Booz; es la ciudad de David y sobre todo inmortal por ser cuna de Nuestro Señor Jesucristo. La gruta o sitio del nacimiento del Mesías, esa “mística gruta” como la llamaban los fieles de las primeras generaciones, fue considerada Santuario, celebrado por cristianos y no cristianos desde los tiempos iniciales de nuestra era. Cuando el emperador Adriano, en el año 135 capitaneó la vigésima destrucción de Jerusalem, para borrar todo rasgo al cristianismo, levantó estatuas paganas en los lugares donde nació y murió Jesús. Construyó un templo en honor a Adonis e hizo recubrir con tierra y relleno a la gruta del Nacimiento, ordenando circundarla con un espeso bosque dedicado al dios pagano; pero contrariamente a su aspiración, con ese acto de profanación idólatra la gruta no quedó en el olvido, siguió visitándose devotamente y sólo sirvió para preservarlo, porque dos siglos más tarde pudo la emperatriz Elena Luicdauc (nacida en Drapanum el año 247 y muerta en Roma en el 327, registrada como Santa Elena en el Martirologio Romano y su fiesta se celebra el 18 de agosto) madre del Emperador Constantino El Grande, ubicar el sitio exacto para edificar la Iglesia de la Natividad. De modo que, cuando el citado Emperador ordenó, en el año 325, los trabajos de demolición para construir la Basílica, dicha gruta la encontraron casi intacta. La primera iglesia fue edificada en el siglo IV por iniciativa del Emperador Constantino El Grande y su madre la Emperatriz Elena; pero resultó parcialmente destruida durante la Revuelta Samaritana del siglo VI. Casi inmediatamente, en el año 527, Justiniano, el Emperador Romano de Oriente la repara y amplía, permaneciendo la Gruta al pie del Altar Mayor, preservando todos los mosaicos del piso y algunos muros de la primera fábrica. Esa nueva basílica que se mantiene hasta el presente, con sesenta metros de largo y treinta de ancho, tiene forma de Cruz, con cuatro hileras de columnas de piedra roja que la dividen en cinco naves y quedó inaugurada el año 530. Ciertamente hoy día por su fachada austera recuerda a una fortaleza medieval. Originalmente tenía tres portones, dos tuvieron que ser sellados y el tercero reducido de tamaño haciéndolo bajo y estrecho (que el visitante está obligado a “encorvarse” para pasar) a fin de protegerla de los invasores musulmanes y evitar que pudieran entrar montados a caballo. La puerta de madera fue construida por orden del Rey armenio Hayton 1, en 1272. Muchas iglesias fueron destruidas durante la invasión persa del siglo VII; pero la de la Natividad logró salvarse de ser profanada, aparentemente en razón de un mosaico que había entonces en su fachada, donde se representaba a los tres Reyes Magos que habían venido a adorar a Jesús apenas nacido, y los cuales aparecían ataviados con trajes persas. Se cree que ello fue motivo para que los persas no arrasaran la iglesia. El centro ideal de la maravillosa Basílica de la Natividad, la única superviviente de las tres (una sobre el Calvario y tumba de Jesús, otra en la cima del Monte de los Olivos, y la otra es la que se refiere en la presente nota) que hizo el Emperador Constantino, es la cripta formada por la sagrada gruta, donde la Bienaventurada Virgen María “dio a luz a su hijo, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre”. Al visitar la Basílica, se puede bajar a la gruta y admirar el ábside que recubre como una concha el Altar de la Natividad; pero sobre todo, se puede rezar ante la lápida de mármol que hay abajo, donde está incrustada una estrella, alrededor de la cual se lee una inscripción en latín: “Hic de Virgine Maria lesus Christus Natus Est”. Este Santuario está vinculado de modo especial a la Bienaventurada Virgen María. Allí no sólo el pueblo cristiano, sino también personalidades ilustres de otras religiones han expresado su respeto y devoción por la Madre de Jesús, que precisamente en ese bendito lugar dio a luz al Salvador del Mundo.
(Publicado en el diario La Religión, Caracas, miércoles 26 de diciembre de 2001, página 8)
Virtud es una disposición habitual del alma que nos inclina al bien y nos facilita el hacerlo. Las que nos permiten imitar a Jesucristo son las llamadas Virtudes Sobrenaturales, y son un don que Dios nos da con la vida sobrenatural. Poseemos dos clases de virtudes sobrenaturales: las teologales, que nos ayudan a servir a Dios, y las morales, que nos ayudan a dirigir nuestra vida. Las virtudes teologales son Fe, Esperanza, y Caridad. LA FE es una virtud por la cual creemos las verdades reveladas por Dios y enseñadas por la Iglesia. Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor. Son pecados contra la Fé: a) La duda voluntaria o sea el rechazar tener por verdadero aquello que Dios la ha revelado y la Iglesia proclama. b) La duda involuntaria o sea la vacilación en creer. c) La Incredulidad o menosprecio a la verdad revelada. d) La apostasía o rechazo total de la fé cristiana. e) El cisma o sea el rechazo de la sujeción al Sumo Pontífice. LA ESPERANZA es una virtud por la que confiamos que Dios nos dará la vida eterna y la gracia para llegar a obtenerla. Es guardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios. Los pecados contra la Esperanza son: la desesperación y la presunción. Por desesperación el hombre deja de esperar de Dios su salvación personal, el auxilio para llegar a ella o el perdón de sus pecados. Hay dos clases de presunción, y son: a) el hombre presume de sus capacidades (esperando poder salvarse sin la ayuda de lo alto); b) presume tener él mismo la omnipotencia y no necesitar de la misericordia divina (esperando obtener el perdón sin conversión y la gloria sin mérito). LA CARIDAD es una virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor a Dios. La caridad es una virtud cristiana opuesta a la envidia y a la animadversión. Pecados contra la Caridad son: a) La Indiferencia que descuida o rechaza la consideración a la caridad divina. b) La Ingratitud omite o niega a reconocer la caridad divina y devolverle amor por amor. c) La tibieza es una vacilación o negligencia en responder al amor divino. d) La acedía o pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios. e) El odio a Dios se opone al amor de Dios cuya bondad niega. (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Caracas, septiembre de 1999, Año IX, Nº 34 página 13)
DONES Y FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO La vida moral de los cristianos está sostenida por los Dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que tienen como meta hacer al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Tales Dones completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas. Los siete Dones del Espíritu Santo, son: Sabiduría.- Gusto especial por todo lo espiritual, ver a Dios en las obras y actos de los hombres. Sus frutos: el Gozo y la Paz. Inteligencia o Entendimiento.- Facilidad para distinguir lo que Dios nos dice a través de su palabra u otros medios. Sus frutos: la Fe, la Caridad. Consejo.- Inspiración para escoger lo que se debe hacer y cómo se debe hacer. Sus frutos: la Longanimidad, y el Buen Consejo. Fortaleza.- La fuerza especial para realizar la voluntad de Dios y resistir las contrariedades de la vida. Asegura, en las dificultades, la firmeza y la constancia en la práctica del bien. Sus frutos: la Paciencia y la Mansedumbre. Ciencia.- Facilidad otorgada para saber distinguir entre lo verdadero y lo falso. Sus frutos: la Prudencia, la Fidelidad. Piedad.- Devoción constante hacia Dios, a las cosas santas y por el amor al prójimo. Sus frutos: la Benignidad, y la Bondad. Temor de Dios.- Mantener un temor cariñoso que nos lleve a no ofender a Dios. Sus frutos: la Modestia, la Continencia y la Castidad. (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Caracas, diciembre de 2000)
Etimológicamente la palabra Concilio, derivada del latín Concilium, se aplica la reunión del clero con ciertas condiciones y para ciertos fines. Se trata de una institución peculiar de la Iglesia Católica. Las disposiciones de los Concilios legítimamente celebrados, una vez debidamente aprobadas, constituyen una de las fuentes activas del derecho eclesiástico humano. Valga recordar que desde el nacimiento de la Iglesia se vio a los apóstoles reunirse en la ciudad de Jerusalén para examinar la cuestión de las ceremonias legales y para decidir que estas después de la muerte del Hijo de Dios habían venido a ser útiles. Los concilios reciben diversas denominaciones por ejemplo según las cualidades y número de los miembros que los componen. Un concilio se llama General, cuando asisten a él todos los obispos de la cristiandad, o también se les dice ecuménicos. Es decir, no se llaman Generales por la extensión de sus cánones, que bien pueden obligar a sólo una nación, sino por la convocatoria que ha de ser estrictamente universal; son los más importantes. Aunque la Iglesia no tiene absoluta necesidad de los Concilios Generales, hay ocasiones en que éstos han sido y pueden ser muy convenientes, para poner término a las herejías y cismas, atraer a los disidentes o elevar a cánones los decretos y constituciones pontificios que no han logrado de ellos el debido respeto. Tales Concilios se conocen como Perfectos cuando son convocados, presididos y aprobados por el Papa; se les llama Imperfectos a los que son convocados por los Cardenales, Obispos o Príncipes católicos. Los Concilios llamados Particulares son las Asambleas de muchos Obispos convocados por uno de entre ellos, que tiene autoridad para hacerlo y se les da también el nombre de Plenario, a los Concilios Particulares a que asisten todos los Obispos de una nación, o solamente todos los de una Provincia, sobre la cual tiene fuerza de Ley sus decisiones. Hay tres clases de personas que pueden convocar a los obispos, a saber: el Patriarca, el Primado y el Metropolitano, y por esta razón pueden dividirse los Concilios Particulares en: Patriarcales, Primaciales o Diocesanos Mayores, Provinciales o Metropolitanos y Nacionales. Concilios Patriarcales. Son los convocados y presididos por el Patriarca y celebrado con asistencia de los Obispos del Patriarcado. No están hoy en uso y sus reglas son las mismas, mutatis mutandis, que las existentes para los nacionales. Concilios Diocesanos Mayores o Primaciales. Tienen puro valor histórico y constituyen el precedente de los nacionales. Eran presididos por el Primado o por el Metropolitano más caracterizado o por un Legado Pontificio. Los Primaciales precisarían hoy de licencias o consentimientos del Papa, pues los Primados no tienen derecho de verdadera Jurisdicción sobre los Obispos. Concilios Provinciales. - No es otra cosa que la reunión de los Obispos de una Provincia con su Metropolitano. La mayor parte de los Concilios han sido de esta clase. Estos Concilios Provinciales fueron en los primeros siglos de la Iglesia el tribunal ordinario en que se juzgaban los negocios que se estimaban de tanta importancia, que no podían reservarse a la resolución de un solo Obispo. Concilios Nacionales. - Aparecen cuando surge la Nación sobre las ruinas del Imperio Romano, sustituyendo a los Diocesanos Mayores. Los Concilios Nacionales son asambleas de Obispos de toda la nación y se diferencia de los provinciales en que no habiendo de ordinario en la nación un Obispo Superior a los demás prelados de la misma, ellos no pueden ser convocados sino por el jefe de Gobierno de la nación. Aunque los Sínodos Diocesanos no son estrictamente hablando verdaderos concilios, sin embargo ha prevalecido el uso de colocarlos en esta clase, por cuanto muy frecuentemente han decidido en controversias concernientes a la fe, a las costumbres, y hecho reglamentos de disciplinas. La historia de la iglesia católica da cuanta de veintiuno (21) Concilios Ecuménicos, siendo el último el Vaticano Segundo efectuados por los años 1962-1965. Los otros concilios generales o ecuménicos fueron: 1) Primero de Nicea (325), 2) Primero de Constantinopla (381); 3) Efeso (431); 4) Caledonia (451); 5) Segundo de Constantinopla (553); 6) Tercero de Constantinopla (680-681); 7) Segundo de Nicea (787); 8) Cuarto de Constantinopla (869-870); 9) Primero de Letrán (1123); 10) Segundo de Letrán (1139); 11) Tercero de Letrán (1179-1180); 12) Cuarto de Letrán (1215); 13) Primero de Lyon (1245); 14) Segundo de Lyon (1274); 15) Vienne (1311-1312); 16) Constanza (1414-1418); 17) Ferrara-Florencia (1438-1443); 18) Quinto de Letrán (1512-1517); 19) Trento (1545-1563); 20) Primero del Vaticano (1869-1870). Por su parte de los otros Concilios referidos, llegando en la contabilidad solamente hasta siglo XVIII, se realizaron la celebración de casi novecientos Concilios de los llamados particulares.
(Publicado en el diario La Religión en Caracas, el 16 de octubre de 1992, en la página 5)
La existencia de un seminario en el litoral central es una segura fuente irradiadora de invalorables efectos positivos que trascienden los limitados espacios de su localización geográfica. El funcionamiento del seminario San Pedro Apóstol de la Diócesis de La Guaira, creado desde hace casi dos décadas por el obispo monseñor Francisco de Guruceaga Iturriza, satisface múltiples necesidades para la sociedad en general y muy especialmente para quienes consideran conveniente la promoción de enseñanzas y ejemplos de principios morales y de responsabilidad en el comportamiento ciudadano. La presencia de una institución tal como es el seminario litoralense, también contribuye en modo considerable a fomentar el espíritu de solidaridad, del sentimiento de la nacionalidad, de la eficiencia en las actividades productivas y el avance económico y social en una porción territorial tan estratégica como es la que contiene el principal punto de contacto de nuestra patria con el resto del mundo. Precisamente convencido de estos y otros razonamientos, un grupo de personas hemos considerado de importancia reactivar la idea de una Asociación de Amigos del Seminario San Pedro Apóstol de la Diócesis de La Guaira. Tal organización tuvo su origen hace ya varios años y se cumplieron los requisitos formales en la Oficina de Registro del Departamento Vargas el día 5 de septiembre de 1985; sin embargo, sus actividades no pudieron llevarse a cabo durante todos esos años pasados. Damos importancia especial, si tomamos en cuenta que una alta proporción de la población del sector de influencia inmediata del seminario está comprendida en el segmento catalogado de ingresos familiares bajos, resultan evidentes los obstáculos que debe enfrentar la operatividad de una institución tan especializada y de particular exigencia como es la dedicada a la formación para el servicio pastoral y religioso de la sociedad. El ejercicio de la Asociación Civil Amigos del Seminario San Pedro Apóstol estará orientado, entre otros fines, a colaborar y participar en actividades que se dirijan a respaldar al seminario, al crecimiento de las vocaciones sacerdotales y al sostenimiento de quienes cursan en él sus estudios. Requiere el apoyo sincero y decisivo de la colectividad; instituciones, empresas y habitantes litoralenses. Es bueno tener presente que el resultante del seminario, aunque no parece realmente tangible, sí sirve para satisfacer inmediatamente las necesidades que tienen que ver con el destino trascendente del hombre, e interviene en forma determinante a la generación del bienestar material para todos. Vale recordar que el desenvolvimiento del seminario favorece a toda la sociedad. Va más allá de preparar ministros para el culto religioso y constituye una fuente que proyecta su influjo favorable en los distintos aspectos de la actividad económica y social. En fecha reciente tomó posesión el equipo directivo de la referida asociación civil, el cual, conjuntamente con algunos comités especialmente nombrados, se ha propuesto adelantar labores encaminadas a contribuir a la mayor proyección del seminario y hacer cada vez más palpable el sueño que animó a monseñor Francisco de Guruceaga al establecimiento de la institución que ha hecho posible el fortalecimiento de las veintitrés parroquias que hoy día conforman la Diócesis decretada por el papa Paulo VI el 15 de abril de 1970 y comprendida por la región civil del Municipio Vargas. Esta asociación está segura de alcanzar sus objetivos porque se dispone a regar la semilla de su esperanza en buena tierra, sobre un pueblo ansioso de adoptar las prácticas ilustradas y bienhechoras de otros pueblos más adelantados, que con empeñosa disposición y trabajo creador y positivo, han conseguido para su bienestar y conveniencia.
(Publicado en el diario El Universal en Caracas, lunes, 4 de abril de 1994, en la página 1- 5)
Se trata de una reliquia a la que se le atribuye su utilización por Nuestro Señor Jesucristo en la última cena. Es una copa propiamente dicha a la que se le ha añadido una estructura de oro con dos asas que los une. El conjunto mide 17 centímetros de altura. La copa es de forma semiesférica, con un diámetro de 9 centímetros y constituida por ágata, de color rojo oscuro, cuyo estudio arqueológico muestra que fue labrada en un taller de Palestina o Egipto entre el siglo IV a.c. y el primero de nuestra era. Su valor no está en un rigor científico plenamente demostrado, sino por el simbolismo que tiene con la Cena del Señor: vale porque es signo y figura de la institución de la Eucaristía y esto es mucho más grande que cualquier vestigio histórico. Según la tradición, el Grial fue el cáliz del que bebieron Jesús y sus discípulos en la Última Cena. Es claro que este vaso de suma trascendencia no pudo ser olvidado tras la muerte del Redentor, tanto más si tomamos en cuenta lo narrado en los libros bíblicos de los Evangelios y Los Hechos de los Apóstoles, de que los discípulos se reunieron varias veces en el Cenáculo o lugar de la Última Cena. Así se explica que el Santo Cáliz apareció en Roma, llevada según la tradición desde Jerusalem por San Pedro. Transcurrieron dos siglos y medio en los que existen claros indicios de que dicho Cáliz fue utilizado por los pontífices para celebrar la Eucaristía. Es de hacer notar que en el Canon litúrgico romano de los primeros Papas, en el momento de la consagración, decía textualmente: “tomando este glorioso cáliz”, refiriéndose a “este” solamente. La historia del Santo Cáliz cuenta que en la cruenta persecución ordenada por el emperador Valeriano antes de morir, el Papa Sixto II (de origen Griego, electo el 30 de agosto del año 257 y muerto como mártir el 6 de agosto del año siguiente) entregó las reliquias y otras cosas a su Diácono Lorenzo, natural de Huesca (España) quien, días después, el 10 de agosto del año 258 fue cruelmente martirizado quemándosele colocado sobre una parrilla; pero antes enviara a la ciudad natal el Cáliz de la Eucaristía acompañado de una carta suya. La sagrada copa permaneció en Huesca hasta la invasión musulmana. El Obispo de la ciudad, Audeberto abandonó con el Santo Cáliz su tierra en el año 713 para refugiarse en una cueva del monte Pano (también en la Provincia de Huesca, situado entre los ríos Aragón y Gallego) donde vivía el ermitaño Juan de Atarés; lugar en el que posteriormente se fundó y se desarrolló el monasterio de San Juan de la Peña. La presencia del Santo Cáliz o Santo Grial en San Juan de la Peña está testificada por un documento del 14 de diciembre de 1134. El 26 de septiembre de 1399 el Cáliz pasó a ser custodiado en Zaragoza a petición del rey de Aragón y Cataluña, y de Sicilia, don Martín el Humano (1356-1410). En el texto de entrega, que se conserva en Barcelona, se hace constar que el Santo Cáliz fue remitido desde Roma con una carta de San Lorenzo. Durante el reinado de don Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón, de Cataluña, de Nápoles y de Sicilia, (1396-1458), la reliquia fue trasladada a Valencia. Desde el 18 de marzo de 1437 se conserva en la Catedral de esa ciudad. Su última utilización fue en noviembre de 1992 en la misa que el Papa Juan Pablo II presidió en Valencia, durante su visita a España.
(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, nº 34, año IX, Caracas, septiembre de 1999)
LA SÁBANA SANTA O SANTO SUDARIO Desde el pasado 18 de abril del presente año, fue expuesto al público una reliquia de inmensa significación para la cristiandad, en la Catedral de Turín, Italia: El Santo Sudario (Síndone o Sábana Santa) o sea el lienzo con el cual fue envuelto y enterrado el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. Se trata de una tela de 4,36 metros por 1,10; de color blanco ya amarillento, con manchas grises por el humo de, por lo menos, dos incendios y venerada desde tiempos muy remotos. Es tradición que en Edesa (Armenia, sur de Turquía, hoy Urfa), antes del año 200 su rey Abgar V curó de la lepra al recibir un lienzo con el retrato del Señor. (Cierto es que el área de Edesa fue evangelizado y convertido al cristianismo poco después de la marcha de Jesús de este mundo). Luego ese lienzo se conservó en un monasterio. Valga recordar que Justiniano, emperador romano de oriente en los años 527-565, ordenó la construcción de un Santuario para albergar el venerado lienzo. Por deseo del emperador fue trasladado a Constantinopla, capital del imperio de Oriente, el año 944. La Sábana Santa fue colocada en la Capilla de Santa María de Blaquerna donde, desde el siglo V, ante las incursiones persas, se habían reunido todas las reliquias de la pasión. Según se da cuenta en una carta de 1091, el emperador mostró dicha Sábana al caballero francés Roberto de Flandes. En 1147 también la vio el rey de Francia Luis VII. El emperador Manuel Comneno (de la dinastía de emperadores de Oriente quien gobernó en los años 1143-1180) la mostró a sus huéspedes el rey de Jerusalem Amaury y al arzobispo Guillermo de Tyr. En 1201 Roberto de Clary investigó sobre el paradero de la referida imagen y cuenta en su “Historia de la IV Cruzada” que se exponía a los fieles todos los viernes. En 1204 los cruzados tomaron y saquearon Constantinopla. Otto de la Roche, uno de sus jefes, ocupó con sus tropas a Blaquerna. Consta que en 1208 su padre, Poncio de la Roche, regaló la Sábana Santa al arzobispo de Besanzon y permaneció en la catedral de esa ciudad francesa capital del departamento del Doubs hasta 1349, en que un incendio destruyó el templo (dejando en el venerado lienzo algunas quemaduras por gotas de metal derretido). Otros documentos nos hacen saber que estaba en la iglesia de Lirey (cerca de Troyes y a 150 kilómetros al sureste de París, Francia) y que con otras reliquias, el señor de Lirey, conde Godofredo de Charny (quien fallecerá en 1530) la había recibido del rey Felipe V de Valois. Más tarde, en 1542, la condesa Margarita de Charny la regaló a la duquesa Ana de Saboya, y pasó a Chambery, capital del Ducado. Un otro incendio, en 1532, también dejó algunas marcas en la tela. En 1578 fue trasladada a Turín, nueva capital de los duques de Saboya, y se conserva enrollada en un cilindro de madera y guardada en una urna de plata, dentro de un arca de madera, en sitio especial de la catedral de dicha ciudad.
(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Caracas, Junio, 1997)
VERÓNICA: EL PAÑO CON LA SANTA FAZ DE CRISTO De acuerdo con la tradición cristiana, confirmada en la VI Estación del Vía Crucis, una mujer se abre paso entre la muchedumbre, en el camino del Calvario, llevando un lienzo blanco plegado con el cual limpia piadosamente el sudoroso y ensangrentado rostro de Jesús. El Señor, en agradecimiento, deja grabada las facciones de su Santa Faz en las tres partes de ese velo. Según los doctos, el nombre de Verónica se aplicó erróneamente a la compasiva mujer, pues resulta de la composición de vera y eikon (verdadera imagen), y por lo tanto se refiere al Velo en que quedó estampado el rostro de Jesús. El tamaño del Velo es de 17 por 24 centímetros. Tiene impreso el rostro de Cristo desde que en el camino al Calvario, una mujer se acercó a secarle el sudor y la sangre. El rostro de Cristo que aparece en la “Verónica” se sobrepone perfectamente al Santo Sudario que está en Turín. Los trazos son los mismos: rostro oval ligeramente redondo y asimétrico, cabello largo, un mechón de cabellos sobre la frente, la boca ligeramente abierta, la mirada dirigida a lo alto. El mencionado Velo había sido ubicado en Roma, en una capilla hecha construir ex profeso por el Papa Juan VII (de origen griego, electo Papa en marzo del año 705 y muere en octubre del 707), después del 705, año en que desapareció en Constantinopla otra reliquia semejante a la que se referían poemas y cantos de la época que hablaban de su origen divino. Hasta 1608, la “Verónica” fue una meta religiosa para millares de peregrinos que llegaban a la Basílica de San Pedro. A ella se refirió Dante Alighieri (La Divina Comedia) en su Canto 31 del Paraíso: “… Como aquel que tal vez de la croacia / viene a ver la Verónica faz nuestra, / por su fama, y de verla no se sacia, / y repite entre sí, mientras se muestra: / Jesucristo, Señor mi Dios vivo, / es verdad que así fue la cara vuestra? ”. Luego de la demolición de la Capilla romana donde se encontraba, el Velo se perdió, y reapareció una década después, cuando al parecer la esposa de un soldado la vendió a un noble para poder liberar a su marido de la prisión. De acuerdo con la investigación del padre Heinrich Pfeiffer, el noble de nombre De Fabritiis, entregó el Velo a los Capuchinos, lo que se asentó en un Acta Notarial que a su vez cita la relación histórica del monje Donato Da Bomba. El Velo a que se ha venido haciendo referencia, se venera en el Monasterio de los frailes capuchinos de Monopoli, en el sur de Italia. Allí llegó en 1618, una década después de que fuera demolida la capilla de Roma donde era conservado desde antaño.
(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Caracas, Marzo de 2002)
REFERENCIAS ACERCA DE LOS CAPÍTULOS Y VERSÍCULOS DE LA BIBLIA
Cuando estudiamos o nos referimos a la lectura de los textos contenidos en la Biblia, siempre se hace mención a los “Capítulos” y a los “Versículos”. Con ese fraccionamiento de los textos de la Biblia se logró no sólo una mejor organización en la liturgia y una celebración de la palabra más sistemática, sino que también sirve para un estudio mejor de la Sagrada Escritura, ya que facilita enormemente el encontrar ciertas secciones o frases que normalmente hubieran llevado mucho tiempo hallarlas en el intrincado volumen. Es de hacer notar que los autores de las obras que forman parte de la Biblia, no las dividieron así. Fueron los judíos quienes, al reunirse los sábados en las sinagogas comenzaron a dividir en secciones a los cinco primeros libros bíblicos y también a los libros de los profetas, a fin de poder organizar la lectura continuada. Como los judíos procuraban leer toda la Ley (comprendida en el pentateuco) en el transcurso de un año, la dividieron en tantas secciones como semanas tiene un año. Los primeros cristianos tomaron de los judíos esa costumbre de celebrar sus reuniones semanalmente para leer los Libros Sagrados del antiguo y del nuevo Testamento. Por lo tanto adoptarán la división de los textos. Se sabe que en esa antigua clasificación el Evangelio de San Mateo tenía 68 capítulos; Marcos, 48; Lucas, 83; y Juan, 18. Con el correr de los siglos, ya no bastaban esas divisiones litúrgicas, sino que hacía falta otra más precisa, basada en criterios más académicos, donde se pudiera seguir un esquema o descubrir alguna estructura en cada libro. El mérito de haber emprendido la división de toda la Biblia, de la Vulgata que inicialmente elaborara San Jerónimo (342-420) y la cual acababa de ser corregida y purificada de viejos errores de transcripción, en capítulos tal cual la tenemos actualmente correspondió a Esteban Langton (escritor y poeta, arzobispo de Cantorbery, primado de Inglaterra y Cardenal nombrado por el Papa Inocencio III y fallecido en 1228) mientras se desempeñaba como profesor de La Sorbona, en París. Su éxito fue tan resonante que la adoptaron todos los doctores de dicha Universidad. La llamada “Biblia Parisiense” fue la primera Biblia con capítulos de la historia. Esa división la admitieron inclusive los mismos judíos para su Biblia Hebrea, y es así en la Biblia rabínica publicada en Venecia en el año 1525 por Jacob Ben Jayin. Pero a medida que el estudio de la Biblia ganaba en precisión y minuciosidad, las grandes divisiones se mostraron ineficaces, haciendo necesaria subdivisiones en porciones más pequeñas, con numeraciones propias. Uno de los intentos más célebres fue el del dominico italiano Santos Pagnino (hebreista, nacido en Lucca en 1470 y muerto en Lyon en 1541), el cual en 1528 publicó en Lyon una Biblia subdivida toda en versículos, es decir en frases cortas. Sin embargo el citado religioso dominico no puso en versículos a los libros: Tobías, Judit, Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc. Tal vez esa es la causa por la cual la gloria de ser el autor de nuestro actual sistema de clasificación en versículos, se ha dado al editor protestante Roberto Stefano, quien completó la labor del dominico Santos Pagnino, con las publicaciones fechadas en 1551 y 1555. Fue posterior, en 1572, cuando se publica la primera Biblia hebrea con los versículos. Es de hacer notar que el Papa Clemente VIII hizo publicar una nueva versión de la Biblia en latín para uso oficial de la Iglesia, y esa obra vio la luz el 9 de noviembre de 1592 y fue la primera editada por la Iglesia Católica que apareció con la ya definitiva división en Capítulos y Versículos. (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, nº 33, año IX, Caracas, junio de 1999)
Durante más de un mes estuve recorriendo, acompañado del segundo de mis hijos (Carlos José, médico que desde hace más de cuatro años reside en China realizando una especialización en terapéutica oriental en la Universidad de Medicina de Beijing), por ciudades y campos de la República de India. Anduvimos por once (Haryana, Uttar Pradesh, Rajasthan, Madhya Predesh, Majarashtra, Goa, Karnataka, Andhra Predesh, Tamil Nadu, Orissa, y West Bengal) de sus veinticinco Estados, deteniéndonos durante varios días en cada una de las siguientes ciudades: Nueva Delhi, Agra, Jaipur, Mumbai, Panaji, Margao, Mysore, Bangalore, Puttaparti, Chennai y Calcuta. Se trata de un país donde el aspecto religioso y la firmeza por mantener sus remotas tradiciones son los principales blasones de una autenticidad que los identifica y marca la diferencia principal, en comparación con otras naciones del continente asiático. En India se han originado un buen número de religiones; entre ellas es de destacar: el hinduismo, el budismo, el sijismo y el jainismo. Dicho país es santuario seguro de otras religiones antiguas como el cristianismo, el islamismo y el zoroastrismo. Las distintas creencias han coexistido desde tiempos remotos sin mayores dificultades. El cristianismo llegó a la India en el año 52 de nuestra era, conducido por el apóstol Santo Tomás, fundador de Kerala de la primera Iglesia, una de las más antiguas del mundo. Santo Tomás fue martirizado 26 años después y su cuerpo está enterrado en la Catedral de la ciudad de Chennai. Correspondió el apóstol Santo Tomás y a sus colaboradores sembrar la semilla; pero grandes impedimentos retrasan su germinación y propagación. A partir de las bulas papales que conceden a los españoles y portugueses_la tarea de convertir al cristianismo a los pueblos que descubrieran o explotaran, comienza otra etapa misionera de nuestra religión en la India. Valga recordar que por Bula de 1493, el Papa Alejandro VI asigna a los portugueses las prerrogativas en las tierras al Este de las islas de Cabo Verde. Los portugueses fundan en India su primera base religiosa en Goa desde 1510, establecen su Obispado. Su principal acción es catequizar y seguir la obra iniciada a principios de la era por el apóstol Santo Tomás y otros. La labor religiosa de los portugueses no es tan fructífera en el Este como si resultó en la otra parte del mundo que correspondió a España; por eso no es de extrañar que el Rey de Portugal invite a religiosos españoles para ayudar en la evangelización de India. Otro santo católico que dejó huella imborrable en tierra de India fue San Francisco Javier, quien llegó en 1542, estableciéndose en Goa. Falleció diez años más tarde en Cantón, en su viaje de regreso (después de haber visitado al Japón). Su cuerpo embalsamado se guarda dentro de urna de cristal en la Basílica de Bom Jesús en Goa. A pesar del tiempo transcurrido desde la introducción del cristianismo, su crecimiento se ha visto impedido por varias razones: la alimentación vegetariana, los estancos cerrados constituidos por las castas que eran aceptadas en la sociedad India, no haber podido acceder y permanecer en la esfera del gobierno; entre otras. Pero los cristianos han contribuido y contribuyen enormemente en los campos de la educación y salud pública. El mejor ejemplo de dedicación cristiana fue la Madre Teresa de Calcuta que continúan las congregaciones por ellas fundadas. Los cristianos en la india alcanzan la cifra de veinte millones y las consecuencias más grandes están en el sur, sobre todo en Goa y Kerala, y en el nordeste. Es una cifra modesta en relación con el total de la población de ese país, pero ciertamente, hoy día, es admirable reconocer el fervor y fe sincera que se observa en los feligreses en los actos y lugares de nuestra práctica como creyentes del cristianismo.
(Publicado en el diario La Religión en Caracas, e miércoles 21 de marzo de 2001, en la página 2)
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