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San José, el Patriarca

San Juan el bautista

San Juan de la Cruz

San Casiano, patrono de los maestros de escuela

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Santa Rosalía de Palermo

Sor Nórmala

El quinto Cardenal de la iglesia venezolana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS: Diciembre en su vida

Intentaremos hacer un breve recuento de algunos acontecimientos importantes ocurridos en el mes de Diciembre, en la vida de Santa Teresita del Niño Jesús (María Francisca Teresa Martín Guérin, nacida el 02 de enero de 1873 y muerta el 30 de septiembre de 1897, fue declarada Venerable en 1921 por el Papa Benedicto XV, Beatificada el 29 de abril de 1923 y Canonizada solemnemente el 17 de mayo de 1925, a los 27 años de su nacimiento, por el Papa Pío XI). Era hija de Luís Martín, relojero, y su madre Acelia María, costurera, muere cuando la niña tenía cuatro años. Sus hermanas,  Paulina y María, inician vida conventual en 1882 y 1887, respectivamente. A la edad de 17 años la joven María Francisca Teresa hace sus votos y queda constituida Carmelita, hermana Teresa del Niño Jesús.

 

Cuenta ella misma que el 25 de diciembre de 1886, al regresar de la Misa de medianoche, con ocasión de los acostumbrados encuentros de regalos en los zapatos, le ocurrió la gracia de su completa conversión o salida de la infancia.

 

El día 02 de diciembre de 1887 regresa a su ciudad de Lissieux, después de una ausencia de un mes durante el cual visitó, en compañía de su padre y su hermana Celina, en una peregrinación que recorrió a París, Milán, Venecia, Padua, Bolonia, Loreto, Roma, Nápoles, Asís, Florencia, Pisa, Génova.  En el Vaticano, al momento de la audiencia del 20 e noviembre, ante el Papa León XIII había dirigido la siguiente solicitud: “En honor de vuestro Jubileo, permitidme entrar en el Carmelo a los quince años”.

 

El 28 de diciembre de 1887, día de la fiesta de los Santos Inocentes fue aprobada la admisión de Teresita en el Convento de las Carmelitas, situado en las proximidades de la ciudad de Lisieux, Francia; pero la entrada no se efectuaría hasta después de la cuaresma.

 

A finales de diciembre de 1894 recibe de la Superiora del Convento, Madre Inés de Jesús, la orden de escribir sus recuerdos de infancia.

El 14 de diciembre d 1927, el Papa Pío XI proclama a Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona principal, al igual que San Francisco Javier, de todos los misioneros, hombres y mujeres, y de las misiones existentes en el mundo.

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela,  Año I, Nº 3, Diciembre  1991).

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LA BEATIFICACIÓN DEL PAPA  PÍO  IX

El domingo 3 de septiembre de 2000 será el acto de la proclamación, como Beato, del Papa que dirigió a la Iglesia Católica desde el 21 de junio de 1846 hast su fallecimiento ocurrido el 7 de febrero de 1878.

 

Pío IX (Giovanni María Mastai-Ferretti), noveno hijo de un Conde, nació en el poblado italiano llamado Senigallia (Ancona), el 13 de mayo de 1792. Fue nombrado Arzobispo de Espoleto en 1827 y será Cardenal en 1840.

 

Fue electo Papa en el segundo día del Cónclave originado por la muerte de Gregorio XVI (Bartolomeo Alberto Cappellari, Papa desde febrero de 1831), a la edad de 54 años y será el 255 sucesor de San Pedro.

 

Inició su pontificado con importantes medidas: declaró la amnistía a los presos políticos en los Estados Pontificios, otorgó a Roma una constitución y un primer ministro, nombró como Consejero a un joven monseñor, negoció la creación de una federación italiana, abrió las puertas del ghetto judío y permitió que los judíos más pudientes vivieran entre la población cristiana. En marzo de 1848 nombró un nuevo consejo de ministros con seis seglares y tres clérigos, bajo la presidencia del cardenal Jacobo Antonelli (1806-1876).

 

El 8 de diciembre de 1854 declaró, previa consulta a los obispos, que María había sido libre del pecado original desde el primer instante de su concepción. Durante su pontificado se realiza el Concilio Vaticano I  (1869-1870) que establece la infalibilidad del Papa cuando habla ex cátedra; y se logran los concordatos con Rusia (1847), Toscaza y España (1851), Costa Rica y Guatemala (1853), Austria (1855), Portugal, Nápoles y Warttemberg (1857), España y Baden (1859), Haití (1860), Honduras (1861), Venezuela, Ecuador, Nicaragua y San Salvador (1862).

 

El Papa Pío IX fue un magnífico violinista. Fomentó la investigación arqueológica en las Catacumbas. Se reconoce no sólo como uno de los pontificados más largo de la historia (31 años, 7 meses y 21 días) sino también el más dramático de todos por los problemas políticos ocurridos en ese tiempo y en los cuales estaba involucrada la Iglesia; como es el caso de las guerras y sublevaciones que traen la final consecuencia de la pérdida del poder temporal sobre lo que antes conformaban los llamados Estados Pontificios. Algunos críticos han dicho que fue un hombre que utilizó armas equivocadas en el momento equivocado para luchar por una causa también equivocada,

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV,           Nº 38, Septiembre, 2000)

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BEATA MADRE  TERESA  DE  CALCUTA

El día domingo 19 de octubre de 2003

 En acto presidido por S.S. Juan Pablo II, al siguiente día de cumplir 25 años del ejercicio de su pontificado, en la ciudad del Vaticano el pasado domingo 19 de octubre quedó inscrita en la lista de Beatos de la iglesia universal la fundadora de las “Misioneras de la Caridad”.

 

La Madre Teresa de Calcuta (Agnes Gonxha Bojaxhiu) nació el veintiséis de agosto de 1910 –el mismo año en que estalla la revolución mejicana- , en Skopje, capital de Macedonia (en aquel entonces era una pequeña ciudad de veinte mil habitantes bajo el dominio turco, pero que había pertenecido durante mucho tiempo a Albania. En 1912, Skopje se liberó del dominio turco y logró la independencia como capital de la República Albanesa de Macedonia; pero pocos años después cayó bajo el poder sucesivo de Serbia, Grecia y Bulgaria, en las eternas y sangrientas guerras balcánicas.

 

La menor de tres hermanos (Age, Lázaro, y Agnes), hijos de Nicole y Dranafile Bojaxhiu. Vivían al lado de la parroquia del Sagrado Corazón y participaba diariamente de la actividad de la Iglesia. La joven Gonxha le gustaba mucho leer las historias de los misioneros. Cuando cumplió 18 años, el 25 de septiembre de 1828 partió rumbo a Rathfarnham, en Irlanda, donde se encontraba la Casa General del Instituto de la Beata Virgen María. La estadía allí fue sólo momentánea ya que embarcó para Bengala y, luego de 37 días en alta mar, llegó el 6 de enero de 1929 a su querida Calcuta y de allí viajó 51 días hasta Dajeerling, al Convento de la Orden fundada por la misionera Mary Ward. Profesó los hábitos a los 21 años, el 24 de mayo de 1931 y elige llamarse Teresa en honor a la monja francesa Santa Teresa de Lisieux, canonizada en 1927.

 

Era religiosa de las Damas Irlandesas en la India y profesora de historia y geografía. Su trabajo era óptimo y las superioras de la Congregación la nombraron Directora escolástica del Colegio St. Mary’s High School (único de enseñanza secundaria para muchachas católicas de Calcuta). Tras cumplir con su faena diaria en dicho Instituto  educacional se dedicaba a las “hijas de Santa Ana”, una rama de las monjas de Loreto integrada por hermanas indias de Bengala.

 

El 10 de septiembre de 1946, durante un viaje en tren, advirtió la llamada de entregarse al servicio de los pobres, viviendo entre ellos. Se verá en la necesidad de dejar el Convento y dedicarse a ayudar a los pobres. Transcurrieron seis meses y recibió la autorización del Papa para abandonar su Congregación y fundar una nueva Orden Religiosa cuyos objetivos era:  “cuidar a los enfermos y a los moribundos pobres, educar a los niños de la calle, cuidar a los mendigos y dar cobijo a los abandonados”.

 

El 16 de agosto de 1947, a la edad de 37 años, la hermana Teresa viste por primera vez un sari de algodón rústico de color blanco, adornado con un ribete azul (los colores de la Santísima Virgen María) y en el hombro un pequeño crucifijo negro. Será el hábito distintivo de su Congregación de las Misioneras de la caridad, cuya aprobación le fue otorgada el 10 de julio de 1950 y su internacionalización comienza en Venezuela al establecerse en Cocorote, Estado Yaracuy, el 26 de julio de 1965. (acerca de las distintas Secciones de la Congregación, fundadas por la Madre Teresa de Calcuta, se recomienda consultar otro escrito publicado inicialmente en el Diario La Religión, de Caracas, e incluido también en esta misma ).

 

La madre Teresa de Calcuta falleció el viernes 5 de septiembre de 1997, víctima de un paro cardíaco. Al fallecer la Madre teresa, la Congregación contaba con 456 casas en 101 países. Para inicios de septiembre del 2003, ya son 710 casas en 132 países. Según el Anuario Pontificio 2003, las Misioneras de la Caridad son 4690 religiosas y novicias.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del BCV, Nº 51, Diciembre del Año 2003)

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EL  NAZARENO  DE  SAN  PABLO

¿ Por qué de San Pablo?

            San Pablo de Tebas, el llamado primer ermitaño, había nacido en Egipto, en la baja Tebaida. Huyó al desierto y escogió como morada una caverna cerca de la cual había una fuente y una palmera (de ésta las hojas le proporcionaron el vestido y su fruto el alimento hasta los cuarenta y tres años). Después por diez años un cuervo cada día le dejaba caer un pedazo de pan.

 

            El ermitaño San Pablo de Tebas murió el año 342 a los ciento trece (113) años de su edad y a los noventa (90) de su vida eremítica. Se le conmemora el día 15 de enero. En la Ciudad de Santiago de León de Caracas, casi desde el mismo tiempo de su fundación, ha estado vigente la veneración popular al mencionado personaje del santoral católico.

 

            Valga recordar que en 1579, apenas doce años de la fundación de caracas, una epidemia de viruela (se creía con procedencia de Guinea) había azotado la ciudad con gran número de muertos. Los caraqueños imploraban a San Pablo El Ermitaño, por lo cual el Concejo Municipal ordenó el año siguiente la construcción de una Capilla en su honor, para celebrar la fiesta el 15 de enero de 1580 y como agradecimiento por su intersección en la liberación de la plaga. El sitio de dicha construcción, desde entonces se popularizó con el nombre de “esquina de San Pablo”.

 

            Durante el terremoto de 1641, quedó en ruinas la Capilla, y se reconstruyó, de una nave y su campanario. El altar mayor dedicado al Santísimo Sacramento y altares dedicados a: San Pablo El Ermitaño, Nuestra Señora de Copacabana, Nuestra Señora de la Caridad, Nuestra Señora del Carmen, La Santísima Trinidad, Las Benditas Ánimas del Purgatorio, Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, y Jesús Nazareno. En 1666 dicho templo fue reinaugurado y comienza la veneración de la imagen de “El Nazareno de San Pablo”.

 

La imagen del Nazareno y su culto

 

            La talla de madera del Nazareno de San Pablo, se cree fue hecha en pino de Flandes, por ello se le asigna origen español. (No es de origen americano porque aquí se utilizaba la madera de cedro amargo). La talla parece ser sevillana que se atribuye a los discípulos del famoso y reconocido artista Juan Martínez Montañés (1568-1649);  quizás ejecutada por Felipe Rojas del siglo XVII, excelente obra de arte, consagrada el 4 de julio de 1674 por el obispo Fray Antonio González de Acuña (perteneciente a la orden dominica, décimo cuarto obispo de Venezuela, cuya titularidad abarcó los años 1670-1682), quien dispuso que el Miércoles Santo fuera perpetuamente dedicado al culto del Nazareno. Desde ese entonces, en el templo de la Parroquia de San Pablo, se avivará la tradición a la veneración a la bella imagen que representa  a Nuestro Señor Jesucristo de pie, con la Cruz a cuestas y en actitud de caminar.

 

            Para 1696 se desató en Caracas una epidemia de fiebre amarilla y diez meses por tal flagelo se registró gran merma de la población. Sacaron en rogativa al Nazareno y en la esquina de Miracielos uno de los brazos de la Cruz tropezó con el ramaje de un limonero y sus frutos fueron considerados milagrosos en la desaparición o curación de la epidemia. Como lógica consecuencia, es fácil entender que crece la veneración y culto al Nazareno de San Pablo.

 

            En 1870, el General Antonio Guzmán Blanco, Presidente de Venezuela, hizo demoler la iglesia de San Pablo El Ermitaño, para construir el Teatro Guzmán Blanco, hoy es el Teatro Municipal.

 

En otro Templo pero se mantiene su nombre tradicional

 

            Por petición de su esposa que se llamaba Ana Teresa Ibarra Urbaneja (hija del general Andrés Ibarra, edecán del Libertador, y doña Anastasia Urbaneja, hija del prócer Diego Bautista Urbaneja), Guzmán Blanco construyó la Basílica de Santa Teresa, formada por los templos de Santa Ana y Santa Teresa, en el lugar donde se encontraba la iglesia de San Felipe Neri (construida en 1777 por el padre Ramón Palacios y Sojo). La Basílica fue inaugurada el 27 de octubre de 1876; pero se celebraron las primeras misas el 27 de abril de 1880.

 

            Todas las imágenes y objetos del culto de la iglesia de San Pablo El Ermitaño, fueron llevadas a la Basílica de Santa Teresa. Por tanto, desde entonces, allí está la sede de la venerable imagen del milagroso Nazareno de San Pablo.

 

            Desde antes de 1880 fue doña Concepción Alvarado de Santana la encargada del cuidado y de vestir al Nazareno con sus atuendos especiales el Miércoles Santo, y actualmente la tradición de vestirlo sigue aún como una responsabilidad y devoción de la familia Santana Alvarado.

 

            A pesar de los esmerados cuidados, el tiempo fue haciendo estragos en dicha imagen. De tal manera que, en algunas oportunidades, ha sido necesario y conveniente algunos pequeños arreglos. Por ejemplo, el 17 de julio de 1975 comenzaron los trabajos de restauración que fueron costeados por el pueblo caraqueño, y volvió a la veneración pública el 15 de octubre del mismo año.

 

            Realmente la veneración al Nazareno de San Pablo ha crecido tanto que ha dejado de ser local y, desde hace muchos años, el culto de dicha imagen traspasó el límite de nuestras fronteras nacionales. Deo gratias.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del banco Central de Venezuela, Año XIV,  Nº  52,  Marzo  2004).

 

 

 

 

 

 

 

 

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SAN  JOSÉ,  EL  PATRIARCA

EL INICIO DE SU CULTO EN LA IGLESIA CATÓLICA

            San José (Dios añadirá), el esposo de la Virgen María, nació en Belén y murió en Nazareth (antes del comienzo de la vida pública de Jesús) aunque algunos señalan a  Jerusalem en el valle de Josafat como el sitio de su fallecimiento y sepultura. Es el modelo de los trabajadores, patrono de los padres de familia, de los seminarios, y abogado de la buena muerte. Fue proclamado Patrono de la Iglesia Universal por el Papa Pío IX mediante la declaración de 1850, la cual será confirmada por Benedicto XV el 25 de julio de 1920. Es de recordar que las letanías de San José fueron aprobadas por la Sagrada Congregación de Ritos para su pública recitación en 1909; la solemnidad de San José, patrono universal, fue elevada a rito de primera clase con octava, por Pío X en 1913. La fiesta de San José la declaró de precepto Benedicto XV en 1917. El prefacio propio en honor a San José fue introducido en 1919 y modificado en 1922. Juan XXIII introdujo su nombre en el Canon de la Misa. En 1961 el Concilio Vaticano II fue puesto bajo su protección. Juan Pablo II le dedicó una exhortación apostólica titulada “Custodio del Redentor”.

 

                La genealogía de San José, en cuanto a su ascendencia real nos la dan San Mateo y San Lucas en sus Evangelios. San Mateo (quien escribe para los judíos) en el Capítulo 1, versículo 16, dice: “Jacob fue padre de José, esposo de María, y de María nació Jesús, llamado también Cristo”. San Lucas, Capítulo 3, versículo 23, cuenta que “cuando comenzó Jesús, tenía treinta años. Para todos era hijo de José, hijo de Helí”.

                Jacob era el padre carnal de José. Helí era el padre legal porque había entre los judíos la costumbre de que, en el caso de que un hombre falleciera sin dejar descendencia, su hermano se casara con la viuda (esa institución se denominaba Levirato). Helí y Jacob eran hermanos uterinos descendientes de la misma madre. Pudo ocurrir que Helí falleciera sin dejar hijos. Su hermano uterino Jacob habría engendrado, por tanto, a José desposándose con la viuda, ocupando el lugar, por decirlo así, del hermano fallecido Helí. De tal manera que José resulta hijo legítimo de Helí y carnal de Jacob.

 

                A San José algunos estudiosos le han considerado emparentado con la Virgen María, cuando argumentan que su hermano Cleofás, después de la muerte de Joaquín fue segundo marido de Santa Ana. En este sentido, el escritor griego Hegesipo (que vivió en el siglo II), considerado como uno de los más antiguos historiadores eclesiásticos, da cuenta de la tradición de que San José era hermano de Cleofás (de quien hace mención San Juan al llamar a María de Cleofás, hermana de la Santísima Virgen, esto es hermana política o cuñada).

 

                En los primeros siglos del cristianismo no se rinde culto a San José como hoy día que es uno de los más conocidos y querido. Ocurre que en la época del cristianismo primitivo sólo se rindió culto a los mártires. Además, lo importante para el cristiano era asegurar el origen divino de Jesús. Tuvieron que transcurrir muchos siglos para que la Iglesia empezara a preparar para San José el lugar que le corresponde en la devoción popular.

 

                Los orígenes del culto a San José podrían remontarse al siglo IV. Se cuenta que Santa Elena erigió en Belén una iglesia a San José. De aquí se deduce que ya en el siglo VII se rendía a San José cierto culto. Un peregrino del siglo XII refiere que la casa de San José en Nazareth (en la que María recibió la visita del ángel) estaba convertida en un hermoso templo. Fue en el siglo XVII cuando los franciscanos reconstruyeron la iglesia después de haber estado durante siglos en ruinas. Asimismo, existe en Nazareth la casa o taller de San José, que desde 1754 se encuentra en poder de los franciscanos y desde 1860 se ha enriquecido con una Capilla dedicada a San José. (Hay una tradición de que en ese mismo sitio los Cruzados erigieron una gran iglesia a San José).

 

                En la actualidad en el Museo de Letrán se exhibe una lápida sepulcral procedente de las Catacumbas de Santa Priscila (siglo III), en la que se ve la efigie de San  José en la escena de la adoración de los magos. En el tema de la adoración de los magos de los siglos IV y V, se muestra a San José como un varón barbado que es como se representaba en esa época a un padre.

 

                A  San  José se le nombra por primera vez en el santoral de la Abadía Benedictina de Reichenan, al sur de Alemania, situada al borde del lago de Constanza, y cuyo origen se remonta a los años 827-842. En dicho santoral se rememora el 19 de marzo a San José, padre nutricio del Señor, como festividad de su nacimiento para el cielo. Se cree que la adopción de ese día se debe a que en los martirologios antiguos figuraba el 20 de marzo como conmemoración de un  San José de Antioquia.

                Ciertamente, la primera iglesia de San José en el mundo parece ser que fue la de Bolonia, de la que hay testimonios en el año 1129. La fiesta de San José está comprobada en Bolonia en el año 1372. Partiendo de allí, los Servitas (religiosos de la Orden de Siervos de la Santísima Virgen, fundada formalmente en Florencia en 1240 y aprobada por el Papa Benedicto XI en 1304) contribuyeron principalmente  -aunque también los franciscanos y carmelitas-  a la extensión del culto a San José, y decidieron en 1234 en el Capítulo General de Orvieto celebrar el 15 de marzo en todas sus iglesias la fiesta del Santo. En Aviñón y en Lieja, ya en el siglo XIII se celebraba la fiesta de San José.

 

                En el siglo XV el culto a San José tomó gran incremento. En el Concilio de Constanza efectuado entre los años 1414 -1418, un teólogo místico y escritor francés  (Jean de Gerson, 1636-1434, Canciller de la Universidad de París, enviado por dicha Universidad y quien fue el alma y voz de aquella Asamblea) recomendó que la iglesia rememorara a San José el jueves de las Témporas de Adviento. Fija ese día porque era el más apropiado para el Evangelio de los Desposorios (el día anterior era de la Anunciación y el día siguiente el de la Visitación). Propuso al Concilio que se introdujera la celebración de su festividad. Gerson fue el primero que llamó a San José el Abogado Todopoderoso de la Iglesia, y puede decirse que a su empeño debemos la elevación de José de Nazareth a Patrono de la Iglesia.

 

                Es realmente extensa la lista de personajes con grandes aportes a la expansión del culto dedicado a San José. El dominico San Vicente Ferrer (1350-1419) predicó acerca de San José. Bernardino de Siena (1380-1444) también trabajó para propagar la devoción. El Papa franciscano Sixto IV (Francesco Della Rovere, 1414-1484) fue el que introdujo probablemente el año 1481 la fiesta de San José en la iglesia romana. En el siglo XVI surgió la devoción de los siete dolores y siete gozos de San José (rezar diariamente 7 padres nuestros y 7 avemarías).

 

                Reliquias:

 

                En la época de las Cruzadas el culto a San José tomó un significativo auge. En la primera cruzada del rey de Francia Luís IX, el santo (1215-1270), el señor Jean de Joinville (1224-1317) uno de los nobles que le acompañaban, trajo a su patria en 1254, lo que suponía era el cinturón de San José (que consistía en un tejido liso de esparto retorcido, de color gris y de género basto que mide un metro de longitud y cuatro centímetros de ancho), y construyó para esta reliquia una Capilla dedicada a San José en Joinville. Luís XIV y su ministro Richelieu  rezaron allí. En 1649 se cortó un trozo de la reliquia y se llevó a una iglesia conventual de París. En 1662 el obispo de Chalons (Francia) consiguió otro trozo para una capilla dedicada a San José, de nueva erección en su Catedral.

 

                La iglesia de Santa María de los Ángeles, de Florencia, posee un Cayado de San José, que en la época del Concilio de Florencia le enviaron como obsequio de Constantinopla. La iglesia de Santa Cecilia, de Roma, conserva el bastón que el santo llevó en su huida a Egipto. Otras iglesias guardan trozos de su manto o de sus vestidos; incluso se pretende poseer trozos de su sepulcro y también de sus huesos.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV, Nº 57, Junio 2005)

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SAN  JUAN,  EL  BAUTISTA

            La presencia y actuación de Juan el Bautista fue profetizada, en el Antiguo Testamento. Se anuncia en Isaías (40, 3) “la voz que grita en el desierto: preparad el camino del Señor”; y en Malaquías (3, 1): “He aquí que voy a enviar a mi mensajero, que preparará el camino delante de mí”.

 

            Ciertamente, Juan el Bautista, por el papel y las acciones que le toca realizar, demuestra que es el Elías que habría de venir. Ungió en el bautismo, y presentó oficialmente a Cristo ante Israel, proclamándolo como el verdadero Mesías. Tal como se dice en el Evangelio (Jn: 1, 36) “Al ver a Jesús que iba pasando, dijo:’Ese es el Cordero de Dios’ “. Por ello es que, sin duda alguna, se hace evidente su grandeza. Juan Bautista comenzó su    misión  en el año quince del Emperador Tiberio, es decir, en el año 27 de nuestra era; y se cuenta que su muerte ocurre con ocasión de un banquete dado por Herodes Antipas, Tetrarca de Galilea, al complacer una petición de Salomé, la joven hija de su cuñada Herodías.

 

            Para el día 24 de junio, tiene reservada nuestra Iglesia universal la conmemoración del nacimiento de San Juan Bautista. La Iglesia celebra como fiesta de los santos, el día de su muerte; pero hay una excepción y es el caso de San Juan Bautista a quien se le asigna como fiesta el día de su nacimiento ocurrido seis meses antes del correspondiente a Nuestro Señor Jesucristo. Valga recordar que el Ángel informa a María que su parienta Isabel estaba “ya en el sexto mes del embarazo” (Lc. 1, 36). Es decir que la fecha del nacimiento de Juan es tres meses después de la Anunciación y seis meses antes de la Navidad.

 

            Conviene hacer notar que, históricamente,  San Juan el Bautista es el primer santo venerado en la Iglesia Universal con una fiesta litúrgica particular. San Agustín (354-430) nos dice que San Juan Bautista era conmemorado el 24 de junio en la Iglesia africana. Igualmente es antiquísima la celebración de la vigilia del Santo al cual dedicamos la presente nota. La Iglesia Católica evoca la muerte de San Juan Bautista, el 29 de agosto. Esta fiesta tiene su origen en Francia, en el siglo V, y en Roma en el siglo VI. La fecha corresponde al segundo hallazgo de la cabeza de Juan el Bautista, llevada en esa ocasión a la iglesia de San Silvestre de Roma.

 

Hijo de Zacarías, sacerdote de la ley judía, y de su esposa Isabel, descendientes de la casa de Aarón. Según las Sagradas Escrituras, Zacarías cuando estaba en el templo, en el ejercicio de su ministerio sacerdotal, tuvo la visión del Arcángel Gabriel y el anuncio de que su mujer, no obstante que era señalada como estéril, le daría un hijo. Su nombre, Juan, significa “Dios es propicio, misericordioso”. A Juan el Bautista se le considera el último de los profetas del antiguo y el nuevo testamento, y ciertamente el primer apóstol porque precede al Mesías y da testimonio de él. (Nuestro Señor Jesucristo dice que Juan es más que un profeta). Hay un pasaje donde Jesús, al referirse a Juan, dice: “Yo les aseguro que, entre los nacidos de mujer, no hay nadie mayor que Juan”. (Lc: 7,28).

 

Por la narración bíblica de la concepción, nacimiento, vida y obra, a Juan Bautista también puede aplicársele la sentencia de Jeremías (uno de los cuatro profetas mayores, aproximadamente 650-580 años antes de Jesucristo), quien señala: “Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré” (Jer.: 1,5). Igualmente la frase del Salmo 70: “en el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías”.                                                                                               

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV, Nº 69, Junio 2008)

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La  Iglesia Católica  el 14 de diciembre a:

SAN   JUAN   DE   LA   CRUZ

            En el hogar formado por el tejedor de seda Gonzalo de Yepes (natural de Toledo) y Catalina Alvarez, el menor de sus tres hijos, Juan, nace en Fontiveros (villa cercana de Ávila en Castilla La Vieja) el 24 de junio de 1542. A raíz de la muerte del padre, en 1545, la familia se traslada al pueblo de Torrijos y Gálves en busca de mejores medios de sustento. Tres años más tarde se establecen en la villa de Arévalo (en Ávila). Cuando el pequeño Juan de Yepes y Alvarez había cumplido ocho años de edad comienzan a vivir en la villa de Medina del Campo (Valladolid) y asiste a una escuela de niños pobres, y más tarde trabajará durante siete años como criado del director del hospital de dicha villa y también como enfermero. En ese tiempo estudiaba en el colegio de los Jesuitas.

            A los 21 años, en 1563, toma el hábito de los observadores en el convento de los religiosos carmelitas de Medina del Campo y adopta el nombre de Fray Juan de San Matías. El año siguiente se matricula en el colegio San Andrés de Salamanca. Hubiera querido ser hermano lego pero tras sus éxitos en los estudios de Teología, fue ordenado sacerdote en 1567 y desde 1568 tomó el nombre de   Juan de la Cruz.

            Por ese tiempo la monja Teresa de Jesús (Teresa de Cepeda y Ahumada, Santa Teresa de Ávila, nacida en 1515, muerta el 4 de octubre de 1582 y enterrada el día siguiente pero ya era 15 de octubre, porque ese día empezaba a regir el calendario enmendado por orden del Papa Gregorio XIII) fundaba conventos de la rama reformada de los Carmelitas y escuchó hablar del hermano Juan. Se entrevistó con él, quedó admirada y ambos empiezan a establecer conventos reformados para hombres. En 1570 se inaugura el convento de Alcalá de Henares que era a su vez colegio de la Universidad y Fray Juan fue nombrado rector. Desde 1571 será director espiritual y confesor de religiosas y, entre ellas, de Santa Teresa. Las rivalidades entre los carmelitas calzados y los carmelitas descalzos, el 2 de diciembre de 1577, lo llevaron a prisión (en Toledo) de la cual huyó después de permanecer nueva meses en una piezuela oscura de tres metros de largo por dos de ancho.

            Durante marzo de 1581 participa en el Capítulo de Alcalá donde se comunica oficialmente la decisión del Papa: separación de las dos ramas de la Orden (Carmelitas descalzos y Carmelitas de la antigua observancia), Juan es nombrado Tercer Definidor. En 1588 será elegido Primer Definidor General, Tercer Consejero de la Consulta y Prior de Segovia. Aunque en junio de 1591 lo designan para México, su estado de salud lo hace imposible. La flebitis y la erisipela le atormentaban una pierna. El 14 de diciembre, a las doce de la noche, muere a la edad de 49 años, en el convento de Ubeda (Provincia de Jaén).

            En mayo de 1593 será trasladado a Segovia (y su cuerpo permanece incorrupto en un sepulcro donde está depositado desde 1927). Fue beatificado por el Papa Clemente X el 25 de enero de 1675 y canonizado por el Papa Benedicto XIII el 27 de diciembre de 1726. El 24 de agosto de 1926 el Papa Pío XI declaró Doctor de la Iglesia a San Juan de la Cruz.

            En el campo de la literatura española se destaca la figura y obra de San Juan de la Cruz, a pesar de la brevedad de su obra, pertenece a la escuela ecléctica. Es el valor más alto  de la mística española en poesía y prosa. Sus más célebres poesías se conocen con el nombre general de “Canciones” y entre ellas, las tituladas “Noche Oscura”, “Cántico espiritual entre el alma y Cristo su esposo”, también llamada “canción entre el alma y el esposo” o “diálogo entre el alma y Cristo”;  y “Llama de amor viva”. Sus obras en prosa constituyen los comentarios o glosas de sus propias poesías; y los tres libros de “Subida al Monte Carmelo”. Son de admirar en ellas la erudición teológica y el ardiente misticismo del autor. También son escritos en prosa sus Instrucciones y Cautelas, sentencias espirituales, y cartas espirituales.                                                                                                     

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV, Nº 63, Diciembre, 2006)

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SAN  CASIANO, El Patrono de los Maestros de Escuela

Casiano, en el siglo IV, era un maestro de escuela que enseñaba a los niños de Imola, ciudad italiana (fundada por Sila con el nombre de Forum Cornelli, en una isla de la Provincia de Bolonia) que dista unos cuarenta kilómetros de Ravena. Durante una furiosa persecución contra los cristianos, en tiempos de Decio o Valeriano, el maestro Casiano fue hecho prisionero y compareció ante el gobernador de la provincia.

 

Como se negase a ofrecer sacrificios a los dioses, el bárbaro juez, al saber que era maestro de escuela, obligó a sus propios discípulos, que odiaban al profesor, para que le matasen con sus “estilos” o sea con los instrumentos de acero puntiagudo que se usaban para escribir. Así le desgarraron el cuerpo y se divirtieron bárbaramente al grabar letras en su piel.

 

Los cristianos de Imola se encargaron de sepultarle. La Iglesia lo reconoce como especial patrono de los maestros de escuela y conmemora a ese mártir el 13 de agosto. Una de sus reliquias es venerada en El Escorial (España).

 

La celebración en  honor a San Casiano, es una de las fiestas  religiosas que don Simón Rodríguez, el maestro del Libertador, recomendaba como de obligatoria asistencia a los alumnos, pasantes y maestros de las escuelas públicas, en su célebre propuesta que presentara al Ayuntamiento de Caracas con fecha 19 de mayo de 1794.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Año XVI,  Nº  60,  Marzo 2006).

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SAN  URBANO  V  (Memoria religiosa del día 19 de Diciembre)

Guillermo de Grimoardo pertenecía a una noble familia y nació en el castillo de Grisas, en Languedoc, Francia, en 1310. Se doctoró en derecho canónico y civil, y enseñó en Montpellier, Tolosa y Aviñón.  Desde joven se hace monje benedictino y será Superior en algunos conventos.

 

Era Abad de San Víctor de Marsella y estaba de Nuncio en Nápoles, cuando tras la muerte de Inocencio VI, le avisan que el 28 de septiembre de 1362 el cónclave le había nombrado Papa, aunque no era Obispo ni Cardenal.

 

Fue consagrado Obispo en Aviñón y ese mismo día, 6 de noviembre de 1362 coronado con el nombre de Urbano V. Fue el sexto pontífice que residió en Aviñón. Su brillante pontificado sucede en una época muy difícil para la vida interna de la Iglesia.

 

El 30 de abril de 1367 (cinco años después de su elección al solio pontificio), a pesar de la oposición del rey y de los cardenales que eran franceses, con toda la Curia se dirige a Roma y con escalas en Génova y en Viterbo, será festivamente recibido en la ciudad eterna el 16 de septiembre, estableciendo su residencia oficial en el Palacio de Letrán (no en El Vaticano). Es de destacarse que desde hacía 50 años ningún Papa había vivido en Roma.

 

Durante su pontificado añadió a la Tiara la tercera corona, el Poder Imperial (la segunda era el Poder Real y la primera el Poder Espiritual). Quitó los lujos de su palacio y de sus colaboradores. Entregó los principales cargos eclesiásticos a personas de reconocida virtud. Con la ayuda de los franciscanos y de los dominicos emprendió  la evangelización de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania, y hasta logró enviar misioneros a Mongolia. Emprendió la empresa de reconstruir los monumentos y edificios religiosos de Roma. Fue gran protector de los estudios, fundó las universidades de Viena y Cracovia, y favoreció especialmente a las de Bolonia y Montpellier.

 

La reanudación de las hostilidades entre Inglaterra y Francia indujo a Urbano V a regresar a Aviñón, el 7 de abril de 1370, a pesar de las súplicas de muchos que le pedían permanecer en Roma. El 19 de diciembre de 1370 muere en Aviñón de una fiebre violenta. Fue sepultado en San Víctor, Marsella y su monumento sepulcral, como muchos otros, fue víctima del furor destructor de la revolución francesa.

 

La veneración a su recuerdo se hizo presente inmediatamente, casi desde antes de su muerte, y no transcurrió mucho tiempo para que se le reconociera con el título religioso de Beato, asignándole el día 19 de diciembre para la festividad en su memoria.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del BCV, Nª 67, Diciembre, 2007).

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SANTA  ROSALÍA  DE  PALERMO   (Virgen)

            No se conocen datos históricos firmes del origen y fechas exactas, de la citada Virgen inscrita en el santoral católico. Se tiene como nacida a principios del siglo XII y murió en 1160, hija de familia noble Siciliana, descendiente de Carlomagno. En el siglo trece ya había iglesias dedicadas a Santa Rosalía en Sicilia, y goza de una extensa y gran devoción. Se habla que nació en Palermo y vivió durante algunos años en la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia (1154-1166).

 

Según una tradición, desde muy joven, Rosalía abandonó su casa para vivir como una reclusa en una cueva del Monte Coschina, cerca de Bivona en Sicilia. Precisamente, el 25 de agosto de 1624, cuarenta días después del hallazgo de los huesos, dos albañiles, mientras trabajaban en el convento dominico de San Esteban de Quisquina, encontraron en una gruta la inscripción (escrita en latín), grabada en los muros de la citada cueva, que dice así: “Yo, Rosalía, hija de Sinibaldo señor de Quisquina y de Rosas, he decidido vivir en esta cueva por el amor de mi Señor Jesucristo”. Se cuenta también que años más tarde se trasladó a una gruta del Monte Pellegrino, a cinco kilómetros de Palermo. Ahí murió y, con el tiempo, sus restos quedaron completamente cubiertos por estalactitas.

 

Parece que la santa,  a los cuatrocientos sesenta y tres años de su muerte, es decir en octubre de 1623, se apareció a una mujer enferma, y ordenándole que fuera en peregrinación a la iglesia sobre el monte Pellegrino, un áspero promontorio que cierra el golfo de Palermo. La mujer esperó el mes de mayo siguiente para satisfacer el deseo de Santa Rosalía, que se le volvió a aparecer y le dijo el lugar en donde se encontraban sus restos. El 15 de julio las búsquedas terminaron exitosamente, pero los huesos hallados en una gruta excavada entre las piedras no tenían ninguna inscripción que señalara su pertenencia. Una Comisión de expertos médicos y teólogos, el 11 de febrero de 1625 se pronunció por la autenticidad de las reliquias. Esto suscitó y acrecentó la devoción popular, y el Papa Urbano VIII, en 1630, incluyó el nombre de la santa en el Martirologio Romano, para el 15 de julio (día aniversario del descubrimiento de sus reliquias) y el 4 de septiembre (día aniversario de su muerte).

 

En el año de 1624, asoló la ciudad de Palermo una epidemia de peste. Los restos de la santa, puestos en un relicario fueron llevados en procesión a través de la ciudad, y desde entonces cesó la epidemia. Haciéndose más notoria la gran devoción y veneración popular de que ya gozaba la bienaventurada Rosalía.

 

            Los benedictinos afirman que Rosalía fue una monja de su orden, pero también los religiosos griegos que tenían monasterios en Sicilia, dicen lo mismo. En la abadía bizantina de San Salvador, en Mesina, hay un crucifijo de madera con esta inscripción grabada: “Yo, la hermana Rosalía Sinibaldi dejo este madero con mi Señor al que yo siempre he seguido, en este monasterio”. Esta reliquia se halla ahora y es debidamente reverenciada en Palermo.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV, Nº 74, Septiembre, 2009)

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SOR   NIRMALA, Superiora General, Misioneras de la Caridad

El 23 de julio de 1934 viene al mundo la Hermana NIRMALA (al nacer le pusieron el nombre de Kusum, que en hindi, derivado del sánscrito, quiere decir “Flor”), en Duranda, un pequeño pueblo del estado de Bihar, cercano a su capital, Rancho, que linda con el estado de Bengala Occidental, a trescientos kilómetros de Calcuta.

 

La familia de Sor Nórmala pertenece a la casta de los brahamanes, de origen nepalí, de una posición social adinerada. Es la mayor de diez hermanos: ocho mujeres –dos de las cuales serán monjas católicas más tarde- y dos varones. (Su hermana menor recibió el bautismo católico en 1960 y se hizo Carmelita apostólica con el nombre de Sor María Teresa; y hoy día es Superiora de la Provincia del Norte de India en la Congregación de Carmelitas Apostólicas).

 

Su padre, Mohananda Joshi, era oficial del ejército indio. Su madre, como era habitual entonces y ahora en la sociedad hindú, se encargaba de la casa y educación de los hijos. La pequeña Kusum y sus hermanos serán criados en los valores tradicionales del hinduismo de la sociedad en que viven.

 

En 1951, Kusum Joshi deja su pueblo y entra en el Women’s Collage de Patma, dirigido por monjas católicas para estudiar grado de Ciencias Políticas (su tía le recomendó que estudiara para ser buena abogada y no médica, como Kusum deseaba desde pequeña). Conocerá a la Madre Teresa de Calcuta en fecha anterior a su bautismo que se efectuará el día sábado 5 de abril de 1958 y en ese acto estuvo presente su abuela Alice Gutta. El 24 de mayo del mismo año, en Pentecostés fue su Primera Comunión.  Kusum se une a las Misioneras de la Caridad el 24 de mayo de 1958 y desde entonces se llamará Hermana María Nórmala que en hindi quiere decir “pureza”, “inmaculada”, “sin mancha alguna”. Hace sus votos temporales en 1961. Fue enviada a la Universidad de Calcuta, estudió Derecho y terminó pero no ejercerá la profesión.

 

En febrero de 1965 el Papa Juan Pablo II le concede, a la Congregación de las Misioneras de la Caridad, la facultad de instalarse en toda diócesis o país. La primera solicitud la hace Mons. Críspulo Benítez Fontúber, arzobispo de Barquisimeto y es así que el 26 de julio de 1965 viajan a Venezuela. El vuelo a San Felipe era por la tarde y llegaron al anochecer al pueblo de Cocorote.

 

Allí se abre la primera misión de esa bienaventurada congregación fuera de la India y la hermana Nrimala fue destinada a esa aventura. En el primer grupo de hermanas, cuatro eran indias (Nórmala, Rosario, Dolores y Elena) y una estadounidense (Mary Joseph). La hermana Dolores contaba veinte años de edad y fue la primera Misionera de la Caridad que hizo sus votos perpetuos fuera de la India, en 1968, en la misma iglesia de Cocorote. Desde 1970 fue la Superiora y permaneció en Venezuela casi trece años.

 

La H. Nórmala permaneció un años y siete meses, la mandó llamar a Calcuta la Madre Teresa para hacer la profesión de sus votos finales en febrero de 1967 y es nombrada una de las cuatro Consejeras y permanecerá en Calcuta hasta 1976. En el séptimo Capítulo General, al iniciarse el año 1997 fue electa la Hermana Nórmala (la noticia se divulga el 13 de marzo de 1997) para suceder a la fundadora, Madre Teresa de Calcuta, en el gobierno de las Misioneras de la Caridad.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del BCV, Año XV, Nº 59, Diciembre  2005).

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EL QUINTO CARDENAL DE LA IGLESIA VENEZOLANA 

            Cardenal es la más alta dignidad de la Iglesia después del Papa. Existen tres categorías de cardenales: Cardenal-obispo; Cardenal-presbítero; y Cardenal-diácono. El nombre de “Cardenal” fue originalmente dado a clérigos a quienes se les asignaba, en forma permanente, el cargo de una de las iglesias parroquiales romanas; es decir, estaban incardinados o instituidos en el lugar de servicio; y de allí provino el nombre de Cardenal. En 1150 los cardenales se unieron para formar el Sacro Colegio de Cardenales.

 

            En 1245, Inocencio IV les dio el sombrero rojo o capelo, que se ha conservado como una de sus insignias; en 1295, Bonifacio VIII les dio la sotana de púrpura; Paulo II, en 1464, la birreta o solideo rojo.

 

            Los Cardenales son creados por los Papas o Sumos Pontífices en los llamados consistorios secretos. El número de consistorios para designar cardenales, en los últimos tiempos han sido: Pío X (1903-1914), siete; Benedicto XV (1914-1922), cinco;  Pío XI (1922-1939), diecisiete; Pío XII (1939-1958), dos; Juan XXIII (1958-1963), cinco; Pablo VI (1963-1978), seis; Juan Pablo II (1978-2005), nueve.

 

            Desde 1900 hasta 2005, en algo más de cincuenta consistorios celebrados, fueron nombrados 647 cardenales, en el siguiente orden: León XIII en los tres primeros años del siglo XX nombró siete (durante su pontificado, de 1878 a 1903, creó 147 cardenales; Pío X designó cincuenta, Benedicto XV, treinta y dos; Pío XI setenta y cinco; Pío XII cincuenta y seis; Juan XXIII cincuenta y dos; Pablo VI ciento cuarenta y tres; Juan Pablo II doscientos treinta y dos.

 

            El Papa Benedicto XVI (quien fue electo el 19 de abril de 2005 como el número 265 en la historia de la Iglesia Católica) ha celebrado su primer consistorio los días 24 y 25 de marzo de 2006 y creado quince (15) nuevos cardenales (ocho europeos, tres americanos, tres asiáticos, y un africano) entre ellos el venezolano Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo de Caracas, único latinoamericano del grupo. Ahora serán ciento noventa y tres (193) los cardenales de la Iglesia Católica, aunque se mantendrá en 120 el número de electores en caso de llamar a un cónclave para designar a un nuevo Papa.

 

            Desde 1961 hasta la fecha han sido elevados al cardenalato, cinco (5) prelados venezolanos, a saber:

 

            José Humberto Quintero Parra, nacido en Mucuchíes, Mérida, el 22 de septiembre de 1902 y era el XII Arzobispo de Caracas cuando el Papa Juan XXIII le nombró Príncipe de la Iglesia el 16 de enero de 1961. Le correspondió votar en dos cónclaves (donde fueron electos los papas Pablo VI y Juan Pablo II). Falleció en Caracas el 8 de julio de 1984.

 

            José Alí Lebrún Moratinos, nacido en Puerto Cabello, Carabobo, el 9 de marzo de 1919. Asistió al Concilio Vaticano II, de 1962 a 1965. El 21 de septiembre de 1872 fue nombrado Coadjutor de Caracas con derecho a sucesión y Administrador Apostólico sede plena. Arzobispo de Caracas desde 1980. Fue creado Cardenal el 2 de febrero de 1983. No le tocó votar en ningún cónclave. Falleció en caracas el 21 de febrero de 2001.

 

            Rosalio José Castillo Lara, nacido en San Casimiro, Aragua, el 4 de septiembre de 1922. Tuvo participación de gran importancia en la reforma del Código de Derecho Canónico, y Pro-Presidente de la Comisión para la interpretación de las Leyes de la Iglesia. Nombrado Cardenal el 25 de mayo de 1985. Durante 1990-1995 fue Gobernador del Vaticano. Participó en un cónclave, sin derecho a voto.

 

            Ignacio Antonio Velazco García, nacido en Acarigua-Guanare, Portuguesa, el 17 de enero de 1929. Fue convertido en Arzobispo de Caracas en 1995 y en Cardenal en 2001. Fallece en Caracas el 6 de julio de 2003.

 

            Jorge Liberato Urosa Savino, nacido en Caracas el 28 de agosto de 1942, ordenado sacerdote en 1967, fue Arzobispo de Valencia durante 13 años y en 2005 nombrado para el arzobispado de Caracas.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Año XVI, Nº 61, Junio 2006).

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EL PESEBRE TRADICIONAL

            La escena donde se representa los primeros momentos de la vida terrena de Nuestro Señor Jesucristo, es una tradición que se remonta al año 1223, cuando el bienaventurado fraile Francisco de Asís  (1181-1226) pone en práctica ese acto demostrativo de fervor religioso en un pueblo llamado Greccio.

 

            Se cuenta que quince días antes de la Navidad, San Francisco habló con un señor llamado Juan, como hacía otras veces, y le dijo: “si deseas que celebremos en Greccio la próxima fiesta del natalicio divino, adelántate y prepara con diligencia  lo que voy a indicarte”.  Para hacer memoria con mayor naturalidad de aquel divino Niño y de las incomodidades que sufrió al ser reclinado en un pesebre y puesto sobre húmeda paja junto a un buey y un asno.

 

            Llegó por fin el día. Fueron convidados religiosos de varias partes, los hombres y mujeres del lugar. Con luces y hachos se dispusieron a iluminar aquella noche.  Cantan los religiosos y entonan las divinas alabanzas. En el santo sacrificio de la Misa celebrada, Fray Francisco vistió los ornamentos sagrados propios del Diácono y con voz conmovida entonó el Santo Evangelio.

 

            A partir  de aquel momento, se hizo tradicional y universal la representación de esos primeros momentos de vida terrena de nuestro Salvador. En la gruta del pesebre nunca falta la mula, el buey, los pastores, las ovejas y los reyes magos. Su presencia está fundamentada en los textos bíblicos del antiguo y del nuevo Testamento. Como prueba de esta aseveración, nos permitimos  referir lo siguiente:

 

            LA MULA Y EL BUEY.- En el libro de Isaías, I, 3, del antiguo Testamento, en la parte descriptiva que los estudiosos han atribuido como referencia al nacimiento del Mesías, se indica textualmente: “conoce el buey a su dueño y el asno al pesebre de su amo”.

 

            LOS REYES MAGOS.- En el libro de los Salmos, que también forma parte del bíblico antiguo Testamento, en el Salmo 72, se dice refiriéndose a la majestad del venidero Mesías que “Los reyes de Tarsis y de las islas le ofrecerán dones”.

 

            LOS PASTORES CON SUS REBAÑOS DE OVEJAS.- Se narra en el capítulo del Evangelio escrito por San Lucas (uno de los libros del Nuevo Testamento, 2,  12) al tratar acerca del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que los pastores cuidaban sus rebaños y el Ängel dijo a los Pastores que había nacido El Salvador y “en esto lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en una pesebrera”.  Ellos se encaminan, es de suponer que van con sus rebaños. Encuentran el pesebre y allí adoran al recién nacido en esa escena familiar, y comprueban lo que les había indicado el Ängel.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV, Nº 59, Diciembre 2005).

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PASIÓN DE CRISTO, en el Antiguo Testamento

            La detallada relación de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo se encuentra en el llamado “Nuevo Testamento” de la Biblia, especialmente, en los Evangelios (Mateo, capítulos 26 y 27; Marcos, capítulos 14 y 15; Lucas, capítulos 22 y 23; y Juan, capítulos 18 y 19). Se sabe que la vida de N. S. Jesucristo es la confirmación de lo profetizado en los libros del viejo Testamento. Por ello, a continuación, se transcriben las palabras que en esa otra parte de la Biblia (particularmente en los libros de: Salmos, Isaías, Jeremías, y Zacarías) ya aludían a las últimas horas de la vida terrena del Mesías, nuestro salvador y redentor.

 

            Los Salmos fueron escritos por David (hijo de Isaí de la tribu de Judá) rey de Israel que murió hacia el año 1001 antes de Jesucristo.  Isaías, pertenecía a la clase culta de la sociedad y desempeñó su misión profética durante los reinados de Joatán, Acaz, y Exequias, alrededor de setecientos años antes de nuestra era.  Jeremías, formaba parte de la clase sacerdotal y comienza a ser conocido como profeta el año 13 del reinado de Josías (627 a.C.) y ejerció durante los reinados de Joacaz (609), Joaquín (609-598), Joconías (598), y Sedecías (598-586 a. C). Zacarías, hijo de Baraquías, comenzó su profecía en el segundo año de Darío, en el mes octavo (520 a.C).

 

            Expresiones contenidas en algunos libros bíblicos del Antiguo Testamento:

 

“El será piedra de escándalo y piedra de tropiezo, para las dos casas de Israel”. (Isaías  8,  14).

 

“Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño”.  (Zacarías  13,  7).

 

“Oigo calumnias de muchos y amenazas por todas partes, conspiran contra mí, planean quitarme la vida”.  (Salmo  31,  4).

 

“Conspiran contra el señor, su ungido”.   (Salmo  2,  1).

 

“Los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: -Este hombre merece la muerte, porque ha profetizado contra esta ciudad, como acaban de escuchar con sus propios oídos”.   (Jeremías  26,  11).

 

“Páguenme mi sueldo y, si no, déjenlo. Ellos me pagaron treinta monedas de plata”…  “y  tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel, y les dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el señor”.   (Zacarías  11,  11-13).

 

“Hasta mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que compartía mi pan, me traiciona”.    (Salmo  41,  10).

 

“ Me dejé consultar por los que no me interrogaban, me dejé hallar por los que no me buscaban”.   (Isaías   65,  1).

 

“Pero sepan que si me matan, serán responsables de la muerte de un inocente”.  (Jeremías  26,  15).

 

“Desde la planta de los piés hasta la cabeza no hay en él nada sano. Heridas, hinchazones, llagas pútridas, ni curadas ni vendadas, ni suavizadas con aceite”.    (Isaías  1,  6).

 

“Se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle, y otros a golpearle, diciéndole ‘Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te ha pegado’?.   (Isaías  50,  6).

 

“En tormentos yaceréis”.     (Isaías  50,  11).

 

“Mi siervo será elevado y puesto muy alto. Como de él se pasmarán muchos, tan desfigurado estaba su aspecto que no parecía ser de hombre”.    (Isaías  52,  13-14).

 

“Yo no me resisto, no me echo atrás. He dado mis espaldas a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. Y no escondí mi rostro, ante los insultos y los salivazos”.    (Isaías,  50,  6).

 

“No hay en él parecer, no hay hermosura para que le miremos, ni apariencia para que de él nos complazcamos. Despreciado y abandonado de los hombres, abrumado de dolores y familiarizado con el sufrimiento, y como uno ante el cual se oculta el rostro, menospreciado sin que le tengamos en cuenta.

Pero fue él ciertamente quien soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, mientras que nosotros le tuvimos por castigado, herido por Dios, humillado y abatido.

Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados. Sufrió el castigo por nuestro bien y en sus llagas hemos sido curados.

Cargó sobre él la iniquidad y las culpas de todos nosotros.

Maltratado, mas él se sometió, no abrió la boca, como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante los trasquiladores. Fue arrebatado para un juicio inicuo, sin que nadie defendiera su causa, pues fue arrancado de la tierra de los vivientes y herido de muerte por el crimen de su pueblo.

Dispuesto estaba entre los impuros su sepultura, y fue en la muerte igualado a los malhechores, a pesar de no haber cometido maldad, ni  haber mentira en su boca.

Quiso Yavé quebrantarle con padecimientos. Ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado.

El Justo,  mi siervo, justificará a muchos y cargará con las iniquidades de ellas.

Por haberse entregado a la muerte y haber sido contado entre los pecadores, llevando sobre si los pecados de muchos”.        (Isaías   53,  1-12). 

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela,  Año  XVII,  Nº  64,  Marzo  2007).

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En el mismo día que ocurrió

LA CRUCIFIXIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

            La “Semana Santa” en este año comienza a mediados del presente mes de marzo de 2008, es decir, el día 16 será “domingo de Ramos” y el viernes 21 se conmemorará la crucifixión y muerte de Jesús Nazareno, Rey de los judíos (Nuestro Señor Jesucristo).

 

            En las sagradas escrituras se dice que “desde el mediodía hasta las tres de la tarde, se cubrió de tinieblas todo el país” (Mt:  27, 45). También se dice que “era ya como la hora de sexta, y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora nona, obscureciéndose el sol y el velo del templo se rasgó”  (Lc:  23,  44), y además “la tierra tembló y se hendieron las rocas…”  (Mt:  27,  52).

 

            (El día se dividía en cuatro partes iguales, horas, a contar desde el amanecer, como la noche en cuatro vigilias. La hora sexta comenzaba al mediodía; y la hora nona era las tres de la tarde).

 

 

            Históricamente, se conoce que un enorme terremoto sacudió Nicea en aquella misma hora; en el año segundo de la Olimpiada CCII  (se observa que la Olimpiada 202 se llevó a cabo en el año 29 de nuestra era). El historiador griego Flemón, escribió que una gran oscuridad se extendió sobre Europa y fue inexplicable para los astrónomos. Los archivos de Roma, según Tertuliano, registraban una oscuridad universal que aterrorizó al Senado y sumió a la ciudad en un estado de inquieta ansiedad, porque no se había producido ninguna tormenta que justificase aquello. Los relatos de astrónomos griegos y egipcios revelan que la oscuridad fue tan intensa que por algún tiempo incluso ellos, científicos escépticos, se sintieron alarmados. El pueblo común se lanzó aterrorizado a las calles de las ciudades; los pájaros quedaron silenciosos y el ganado se cobijó en sus establos.

 

            No fue un eclipse porque no se preveía que se produjeses uno en aquella época. Fue como si el sol se hubiese retirado y perdido. Existen referencias al mismo fenómeno en los relatos de los Incas y los Mayas.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados del BCV, Nº 68, Marzo 2008)

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EL   PURGATORIO

            El día 2 de noviembre, se recuerda la festividad dedicada muy especialmente a los fieles difuntos, es decir, a las benditas ánimas del purgatorio. Esta solemnidad de la Iglesia Católica  se viene celebrando desde los años finales del siglo X, y oficialmente establecida en tiempos del pontificado de Clemente V (quien fue la máxima autoridad de la Iglesia en los años 1305-1314). Ante la proximidad de tal festividad, referiremos seguidamente algunas informaciones y reflexiones al respecto.

 

            El Purgatorio es un lugar de castigo temporal para los que mueren en gracia de Dios pero que no están totalmente libres de pecados veniales o que no han pagado completamente la satisfacción debida por sus transgresiones a la ley divina. Vale recordar las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: “En verdad te digo que no saldrás de allí sin que hayas pagado hasta el último centavo” (Mt. 5, 26).  En el purgatorio las almas sufren durante un tiempo para expiar sus pecados antes de poder entrar al gozo  del Cielo eterno. Considerando las Sagradas Escrituras, la existencia de ese lugar de expiación se deduce y prueba con facilidad. Es por ello que no lograron imponerse, y más bien se desvanecieron, las opiniones críticas que lo ponían en duda.

 

            En la doctrina de la Iglesia Católica está claramente reconocido que existe el Purgatorio. Por ejemplo, San Agustín (354-430) señala que el tiempo que media entre la muerte del hombre y la final resurrección, las almas quedan retenidas en lugares recónditos, según es digna cada una de reposo o de castigo, conforme a lo que hubiere merecido cuando vivía en la carne.

 

            Hay que reconocer  que en la Sagrada Escritura no se encuentra una mención explícita de la palabra “Purgatorio”. El único lugar del Antiguo Testamento que ofrece garantía a la existencia del “purgatorio” está en el capítulo doce del segundo libro de Macabeos (dicho capítulo finaliza diciendo que “obra santa y piadosa es orar por los muertos…para que fuesen absueltos de los pecados”). Sin embargo, si son varias las menciones implícitas del tema que nos ocupa, contenidas en el Nuevo Testamento, especialmente cuando reconocen que los pecados serán perdonados pero a unas almas le tomará más tiempo que a otros, según como haya sido su vida y obras. Por ejemplo, en los evangelios de Mateo (12,  31-32);  Lucas (12,  47-48);  y en Cartas del apóstol Pablo: segunda de Timoteo (1,  16-18), y primera de Corintios (3,  10-15).

 

            Esa posición de la Iglesia se encuentra claramente definida y documentada en las resoluciones emanadas de legítimos concilios: II de Lyon (1274); de Florencia (1439);  de Trento (1534-63). Tanto es así que en la “profesión tridentina de Fe”, promulgada por Pío IV en 1564, se leen las siguientes palabras: “sostengo firmemente que existe el purgatorio y que las almas allí detenidas son ayudadas por los sufragios de los fieles”. También es sustentada por declaraciones formales de muchas autoridades de la Iglesia, entre ellas mencionaré a algunos pontífices: Benedicto XII (1336); Clemente VI (1351), León X (1520), etc.                                                                                                  

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela,  Nº  66,  Septiembre  2007).

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