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            MISCELÁNEAS

 

 

            Un recuerdo para  Armando Lira

            El Liceo Las Mercedes de Río Chico

            Un lector aboga por Arquímedes

            Semana del Bibliotecólogo

            A veinte años de una eficiente gestión

Tarmas de fiesta, su párroco llega a cincuenta años de su ordenación

            India, en una visión general

            Mamporal y Tacarigua

            El problema educativo

            Los exámenes

            El respeto mutuo

            La sede del gremio de economistas

            Ante la crisis, un nuevo ideal

            Homenaje a la mujer mamporaleña

            El significado de los meses del año

            Jubilado, así sea   (poema)

            El retozo poético de María Teresa Aybar

            El bautizo del libro en Mamporal

            La Catedral de Caracas

            Las primeras escuelas en Venezuela

            Comedores escolares en Venezuela

            Algo en torno a nuestra locha

            El centavo o puya

            Las siete maravillas del mundo antiguo

            El centro histórico de Caracas

            Las varias tumbas del Libertador

            Discurso de orden en Mamporal

            Palabras en Tacarigua

            Las elecciones venezolanas fin del siglo XIX

            La sociedad de amigos del museo de Bellas Artes

            Caracas, ciudad joven.

            En los 70 años del Doctor Maza Zavala

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                               

            UN RECUERDO PARA ARMANDO LIRA      volver a inicio de miscelaneos

 

¡Qué rápido pasa el tiempo! Ya han transcurrido veinte años de aquel 17 de agosto de 1959, cuando se agrió nuestro paladar y se acongojó nuestro corazón con la noticia del fallecimiento repentino del profesor Armando Lira, aquel hombre de porte noble, de fuerte y sonora voz que durante largos años estuvo ejercitando la educación artística en diversos liceos y en la Escuela de Artes Plásticas, convencido como estaba de que era una aspiración legítima de la cultura nacional el que se cumpliera, en la enseñanza Primaria, Secundaria y Especial, un programa de estudios relativos a los conceptos del arte.

Había nacido en Yungay, pueblo natal de Bernardo O’Higgins paladín de la independencia de Chile, un doce de noviembre de 1903 y desde su arribo a nuestra patria formando parte del grupo de profesores chilenos que había contratado Mariano Picón Salas en 1936, ocupara su tiempo en desempeñar el cargo de Asesor Técnico de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, dictando primeramente cursos de perfeccionamiento para los futuros aspirantes a ocupar cátedras en la Escuela de Artes Plásticas enseñando con su obra y con su ejemplo, descubriendo y plasmando en sus lienzos paisajes venezolanos. Para penetrar más en el conocimiento de “esta tierra de gracia” y sus gentes, husmeó como un verdadero explorador rincones maravillosos y nos enseñó a ver muchas estampas que por ser nuestras á veces no las apreciamos en todo su valor.

Armando Lira Sepúlveda recorrió la casi totalidad del territorio venezolano y dejó en su obra pictórica, como maestro del dibujo y del color, lugares y costumbres que lo hacen inolvidable en el sentimiento agradecido de los venezolanos y es que, según acertadas palabras del destacado pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, “uno de los principales méritos del gran pintor chileno Armando Lira fue el de saber convertirse en un venezolano más e infiltrarse en el ambiente del país para luego pintar su personalidad y sus problemas con una nobleza  extraordinaria”.

Aunque desde los quince años de edad y durante toda su vida se dedicó a la pintura, con estudios en la Academia de Artes de Santiago de Chile y en París, fue al mismo tiempo un consagrado a la docencia. Siendo muy joven obtuvo por concursó una Cátedra en el Instituto Nacional de Santiago. Fue miembro de las Comisiones redactoras de los Programas de Educación Artística para institutos de Primaria, Normalista, Secundaria y Especial en Venezuela. Allá y aquí quedan muestras fehacientes del amor por la pedagogía que vibraba en ese hombre bueno, sencillo, inteligente y gran trabajador. Por esa y otras razones, al comenzar el año escolar 1959-60, los alumnos que cursábamos el último año de bachillerato en humanidades en el liceo nocturno Juan Vicente González, acordamos el nombre del profesor Armando Lira para identificar nuestra Promoción.

Escribió y publicó ensayos muy bien logrados sobre la pintura y el arte venezolano, con juicios certeros y aleccionadores sobre nuestros más destacados pintores. Valga recordar, por ejemplo, sus escritos referidos a Manuel Cabre, Federico Brandt, Pedro Angel González publicados en los números 7, 9, 17 y 18 de la Revista Nacional de Cultura. Creyendo cumplida su misión se marcha a Chile en 1940. Había visitado diversos países de Europa y de América; pero era tal su identificación con Venezuela que a principios del año 1948 regresa y se radica definitivamente.

Fue un defensor de los Salones Oficiales de Arte patrocinados por el Estado como un medio efectivo para “dar a conocer el estado, progreso y orientación del arte nacional”, como él mismo señalaba en un artículo publicado en la Revista Nacional de Cultura correspondiente al mes de abril de 1940 a propósito del Primer Salón Oficial de Arte Venezolano inaugurado entonces en el Museo de Bellas Artes de Caracas. En 1960, la Gobernación del Estado Yaracuy decretó la creación del Salón Oficial de Arte Armando Lira, con funcionamiento en la ciudad de San Felipe.

Como pintor que nutrió su imaginación y su oficio plástico en la más creadora corriente Impresionista y post-impresionista, alcanzó gran fama en diversos países de América y de Europa, mereciendo innumerables premios y distinciones, entre ellos se encuentran: Premio “Arístides Rojas” en el XVI Salón Oficial de Arte Venezolano en 1955, Premio Nacional de Pintura en 1956, Mención de Honor del Salón Oficial de Santiago de Chile. Se nos fue a la edad de 55 años, nueve meses y cinco días, en la etapa madura de su obra; pero en la plenitud creadora de su trabajo plástico.

            (Publicado en el diario El Universal en Caracas, lunes 21 de agosto de 1979, en la página 1-28)

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EL LICEO LAS MERCEDES DE RIO CHICO      volver a inicio de miscelaneos

           

Estamos a veinticinco años de un acontecimiento de singular importancia para el adelanto cultural de la juventud barloventeña. Precisamente la alborada de 1954 trae la concretización de una idea luminosa de nuestro dilecto profesor Horacio Requena Quintero: la autorización legal correspondiente para el funcionamiento de un Instituto de Educación Secundaria con sede en la población de Río Chico, Distrito Páez, del Estado Miranda.

Antes de esa fecha, alcanzar el sexto grado de instrucción primaria era el máximo nivel que podía aspirar un joven a quien le resultara imposible salir de la región barloventeña. Sin embargo parecía algo utópico, poco realista, pensar que personas particulares se dieran a la iniciativa de poner en funcionamiento un instituto de enseñanza secundaria. No hay que olvidar las distancias tan considerables entre un poblado y otro, además, ninguna población de la zona para 1954 tenía suficiente número de candidatos que pudieran cubrir la matrícula necesaria para el funcionamiento del Instituto; a lo dicho habría que agregar lo relativo a niveles de ingresos familiares, en caso de considerarse necesario el pago de matrícula y todos los demás motivos inherentes al estudio de materias correspondientes al bachillerato.

Fue una empresa de quijotes: sin ayuda financiera gubernamental, el profesor Horacio Requena Quintero, acicateado por su señora esposa y familiares, emprende entusiasmado la tarea de unir voluntades y persuadir a quienes dudaban de que pudiera hacerse realidad en corto plazo lo que parecía ser solamente un sueño. Va conquistando los candidatos capaces de regentar las diversas cátedras del primer año de educación secundarla: el párroco del pueblo de Río Chico, reverendo Francisco Rodríguez, dominico de la Orden de Predicadores, en Castellano y Literatura; el supervisor de Educación Zonal, Modesto Sánchez, en Historia Universal; otro supervisor de Educación Primaria, Otilio Jiménez, en Educación Artística; un sacerdote nacido en Francia y quien era auxiliar de la Parroquia, se le encomendó enseñar su propio idioma y lo hizo con tanta eficiencia que al concluir el año escolar la casi totalidad de los alumnos recitaban la Marsellesa con aceptable dominio del francés. Las clases de matemática estaban a cargo de un futuro profesor graduado, y para la fecha un experimentado maestro normalista, Oswaldo Mijares, el cual además de su tesón y dominio de la materia que enseñaba, tenía la virtud de interesar a los alumnos hasta el extremo de persuadirlos de la logicidad de las operaciones, cálculo y empleo de las matemáticas; Horacio Requena Quintero era el director del Instituto y regentaba la cátedra de Ciencias Biológicas (con la asistencia del médico Dr. Claudio Tresgaut). En Educación Física, Ricardo Marthus; y en Inglés también Oswaldo Mijares.

Muy pocos, de ese selecto grupo encargado de la docencia en el novísimo plantel, tenía experiencia en el manejo de una cátedra del segundo nivel pero sobreponen dedicación, empeño, denodado interés para echar hacia adelanté esa empresa cultural. Se salvaron los obstáculos y en una casona situada en la Calle Comercio, alquilada al efecto, a los primeros días del mes de septiembre de 1954 se inaugura el Liceo Las Mercedes con treinta alumnos inscritos procedentes de Río Chico, El Guapo, San José, Higuerote y Mamporal, para cursar sin ayuda financiera oficial el primer año de bachillerato. (En la lista de alumnos, éramos: Carmen B. Alvarez, Isabel M. Aquique L., María Amparo Aragort, Jesús A. Díaz, Ramón A. Fanjul, Carlos S. Fanjul, Eduardo Fernández, Máximo Fernández, Ignacia Gutiérrez, Mercedes S. López P., Wenceslao J, López P., Miguel Lozada R., Luís Lozada R., Luís A. Marín, Calixto Marrero, Florentina Medina, Carmelo Paiva Palacios, José Palacios, Régulo Paulo G., Ana T. Padauga, María M. Ramos U., Hermes Rebolledo, Celestino Rojas, Carmen A. Ruíz,  Carmen A. Urbina P., Mercedes Y. Urquiola, Jesús Veitía Carmona,  Leda Villasmil, Aramís Villasmil, y Leonardo A. Villasmil).

Orgullosos y agradecidos de la competencia y de los conocimientos impartidos por esos profesores que iniciaron el Liceo Las Mercedes, nos sentimos sus alumnos; especialmente quienes proseguimos en Institutos de la capital de la República el estudio de bachillerato, donde se puso en evidencia la extraordinaria preparación y el hábito estudiantil adquirido en ese liceo mirandino que ahora a veinticinco años de su fundación ocupa un sitial destacado como semillero de valores culturales.

Durante sus primeros años de vida, el Liceo Las Mercedes de Río Chico era “privado”, los alumnos pagaban modestas cuotas mensuales. Cuando ya había logrado nombradía por toda la región, pasó a ser un instituto oficial. Muy pronto la solariega casa colonial de sus comienzos le resultó demasiado pequeña y hoy día ostenta una confortable edificación propia con todos sus anexos. El alumnado que en 1954 no llegaba a cuarenta, a los pocos años se contaba en varios centenares. En el tiempo pasado como en el presente es un plantel modelo de enseñanza secundaria y por eso evocamos sus años iniciales.

Caracas, septiembre de 1979.

            (Publicado en el diario El Universal en Caracas, sábado 15 de septiembre de 1979, en la página 1-5)

 

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            UN LECTOR ABOGA POR ARQUIMEDES         volver a inicio de miscelaneos

Caracas, 28 de julio de 1964.

Señor Rafael Poleo

Jefe de Redacción del Diario “El Mundo”

Ciudad.-

Estimado Señor:

Anexo a la  presente me permito remitir, muy respetuosamente, una copia de la carta que en esta misma fecha he dirigido a la Asociación de Atletismo, en relación con las sanciones aplicadas al mejor velocista venezolano Arquímedes Herrera y las cuales yo considero no benefician ni al Deporte ni a Venezuela como no beneficiaron a nadie las aplicadas al inolvidable campeón de salto triple, tercero en el mundo en esa especialidad, Arnoldo Devonish, hace algunos años.

 

Creo que deben buscarse fórmulas que eviten el incumplimiento de los Reglamentos. Pero creo que su funcionalidad no debe depender tan directamente del Atleta.

 

Ruego a usted lea mi carta a la Asociación y con su leído Periódico haga ver el sendero más conveniente para el Deporte y el país.

 

Sin otro particular, soy de Ud.

 

Atentamente

 

Carmelo Paiva Palacios.

 

 

 

Caracas, D.F.,  28 de julio de 1964

 

Señores

Federación Venezolana de Atletismo

Ciudad.-

 

Estimados señores:

 

No es necesario decirles por qué medio me informé de la infortunada noticia de las medidas tomadas contra el velocista señor Arquímedes Herrera, porque esa noticia corrió como reguero de pólvora por el ámbito nacional para de llenar de tristeza y disgusto a los venezolanos que tenemos puesta fe sincera en el buen papel a desempeñar por Arquímedes Herrera en las próximas Olimpiadas a celebrarse en la ciudad de Tokio.

En realidad les puedo participar que, seguramente, esa noticia no causó mucha extrañeza en una gran mayoría porque en realidad la práctica de suspender, sancionar y aplicar la famosa  “Ley del Tablazo” está aún desgraciadamente, en boga en los venezolanos. Aquí tenemos por costumbre inquebrantable evitar que se eleven más que uno nuestros compatriotas. Uno busca siempre de igualar a quien va subiendo; pero no busca de igualarlo subiendo uno también sino aplicando “un tablazo”, es decir, rebajándolo. Para bajarlo se aplican hasta los métodos más burdos (negándole su hombría, sacándole a relucir cuestiones bochornosas personales o de familia, echándole a la cara públicamente sus errores, sacándole “los trapitos al aire”, como dicen en los pueblos del interior). Casos a los que se le pueden aplicar lo que he dicho anteriormente sobran en la Política, Literatura, Pintores, Artistas, etc.

Yo no sé por qué existe entre los dirigentes una especie de complejo. Exigen comprensión para con ellos, respeto, hasta admiración y no se preocupan en lo más mínimo en comprender a los demás. Me parecen que quienes están en los planes superiores deben no mirarse como mártires ellos mismos y tampoco deben martirizar a los demás, tanto menos si los demás carecen de la cultura, de relaciones humanas, de actitudes de líder político que ríe sin tener ganas…

No conozco al señor Arquímedes Herrera pero por lo que ha leído en las revistas y periódicos sobre él me lo imagino con poca culpabilidad de las faltas que se le destacan. No se le debe exigir tanto a quien tan poco exige. Aquí los deportistas están desamparados, no se les estimula en nada, ni en sueldo ni en las cosas más insignificantes. Lo que sí se hace aquí es exigirles. Ustedes mismos son testigo de ello. A mi me da por pensar que la gente cree que los deportistas son “monjes” que pacientemente deben trabajar para no obtener en esta tierra ninguna recompensa; pero los “monjes” hacen eso con la esperanza de una bonificación en la otra vida. Creo que se les debe exigir tanto como ellos exijan a uno. Creo en el caso particular de Arquímedes Herrera que no se le debe exigir mejor comportamiento que a uno que tenga estudios superiores realizados o que tenga mejor suerte en el plano económico particular.

No soy de los que cree que se deben dejar de cumplir los Reglamentos pero en todo caso tanto en hacer esos Reglamentos como en aplicarlos se debe tomar en cuenta el país. Las medidas reglamentadas deben ser beneficiosas para Venezuela en caso contrario lo que se está es prestando un flaco servicio la Nación. Yo me pregunto ¿es mejor cumplir el Reglamento y poner en ridículo al país con malas actuaciones? O si por el contrario no es mejor para nuestra patria el estar representada en cuestiones internacionales por los mejores en su especialidad?. Reflexionen, señores, por cuestiones reglamentarias sentimentales no debe atraer la balanza.

Hace algunos años se aplicó una sanción al gran atleta Arnoldo Devonish, único Venezolano que ha ganado medalla de atletismo en Olimpiadas Mundiales. ¿Se ganó algo con esa sanción? Yo creo que nadie se benefició y que el país perdió mucho porque quién otro ha sido tercero en el mundo en Salto Triple? Los señores que tomaron aquella medida están y estarán siempre en deuda con Venezuela por el mal que le causaron con aquella medida. Si se sanciona fuertemente a un Atleta éste se retira y no pierde nada porque el ser deportista le da bastante poco. Lo más sensato no es precisamente sancionar, eliminar, desplazar, aplicar “la Ley de Tablazo” lo más importante es tratar de buscar fórmulas que hagan difícil el cometer las faltas que se viven sucediendo. Eso creo yo sinceramente.

Hoy se habla de sancionar fuertemente al mejor velocista de Venezuela el de mayor posibilidad en cuanto a ganar medallas para nuestro país en su especialidad. Vean bien, respetables señores, si con las medidas se beneficia al país y al deporte nacional. Perdonen las molestias que les causo con esta carta y reciban los sinceros saludos de un admirador del deporte nacional.

 

(Publicado en el diario “El Mundo” en Caracas, el jueves 30 de julio de 1964, en la página 16)

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SEMANA DEL BIBLIOTECÓLOGO Y ARCHIVOLOGO     volver a inicio de miscelaneos

 

Entre los días 19 al 31 del presente mes se llevaran a efecto una serie de actos con motivo a la celebración de la Semana del Bibliotecólogo y Archivólogo de Venezuela. Esta es ya una tradición a la cual no se escapa ninguna de las corporaciones de profesionales, y con ello se procura no solamente interesar a la opinión pública de la presencia del gremio sino que, al mismo tiempo, es propicia la oportunidad para reactivar la intercomunicación entre colegas.

En los países de avanzada cultura al igua1 que en los subdesarrollados, la bibliotecología y la archivología han venido alcanzando sitiales de significación. Tal cosa se pone de manifiesto al considerar que en muchos países de Europa, América y África sus actividades y campo de aplicación están definidos en textos legales y la opinión de los profesionales afiliados en sus asociaciones participan en la definición de las políticas gubernamentales sobre dichas materias.

Realmente, son bastantes recientes la bibliotecología y la archivología como profesiones universitarias en Venezuela. En efecto, fue el 24 de febrero de 1948 cuando el Consejo Universitario de la Universidad Central de Venezuela aprobó la creación de una escuela para tales profesiones, dependiente de la Escuela de Letras en la Facultad de Humanidades y Educación. También fue en años no lejanos cuando la Universidad del Zulia pone en funcionamiento una escuela similar. De ellas han egresado un número cercano a los setecientos. No obstante lo dicho anteriormente su importancia es de primer orden para el adelanto cultural y de las Investigaciones en todos los órdenes, ya que están presentes como auxiliares insustituibles en todos los ramos del saber científico.

Las actuales celebraciones revisten significación especial por cuanto se gestiona empeñosamente la promulgación de una ley de ejercicio de la bibliotecología y archivología. Desde hace más de un año cursa en el Congreso Nacional un proyecto elaborado en atención a las conclusiones acordadas en las II Jornadas Bibliocológicas y Archivológicas de Venezuela y el cual fue aprobado en la asamblea celebrada hace ya algunos años en la ciudad de Maracaibo.

El referido proyecto con treinta y cuatro artículos en siete capítulos, una vez que sea promulgado como Ley, al tiempo que jerarquizará las citadas profesiones precisando su campo específico  de trabajo, llenará un vacío que actualmente existe en el ordenamiento legal de las profesiones universitarias en nuestro país. Esta es una justa aspiración del gremio que en 1956 fue organizado con el nombre de Asociación Bibliotecaria Venezolana y e1 cual, por mandato de una asamblea celebrada el día 2 de agosto de 1962, se transforma en Colegio de Bibliotecólogos y Archivólogos de Venezuela, para agrupar tanto a quienes le concierne la organización sistemática del conocimiento en sus diversos formatos y su diseminación con el propósito de preservar la herencia cultural de la sociedad y promover la erudición y generación de nuevos conocimientos mediante el empleo de las técnicas y procesos de la bibliotecología, la documentación y la ciencia de la Información, a objeto de que los documentos gráficos sean accesibles y así satisfacer las necesidades de los usuarios; como también a los profesionales encargados de aplicar los principios y técnicas de la ciencia que se ocupa de la organización sistemática y administración de los archivos, y de la conservación, ordenación, clasificación e interpretaciones de las colecciones de documentos que se conservan como fuente necesaria para  su conocimiento ulterior y al servicio del público.

            (Publicado en el diario El Universal en Caracas, 30 de julio de 1979)

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            VEINTE AÑOS DE UNA EFICIENTE GESTION      volver a inicio de miscelaneos

 

Han transcurrido ya veinte años de la gestión llevada a cabo en el Colegio de Economistas del Distrito Federal y Estado Miranda por el equipo directivo presidido por el doctor Pascual Venegas Filardo, a quien acompañaban un grupo de entusiastas colegas gremialistas conformado por Rafael E. Paiva P., primer vicepresidente; Hermann Luis Soriano V., segundo vice presidente; Olimpia López Soto, secretaria de finanzas; Rafael Pardi V., secretario de organización; Omar Bello R., secretario de capacitación; Rafael Marrero F., secretario de actas; como vocales, Luis Alvarado A. y Rubén Romero A.; y Antonio Martínez-Medina, como secretario ejecutivo.

Parece llegado el momento de presentar un juicio desapasionado en torno a la labor que, a todas luces, en beneficio del conglomerado, actuando con sentido futurista por el engrandecimiento del prestigio del gremio, se hicieron realidad en los dos años de la presidencia del doctor Venegas Filardo, quien precisamente es elegido como candidato en el cual coincidían todos los diversos grupos de opinión en el gremio de los economistas, en la certeza de su disposición a ofrecer a esa institución su prestigio de catedrático, académico, ex presidente de la Asociación de Escritores, integrante de la primera promoción de economistas egresada de la Universidad Central de Venezuela y firmante N° 61 del Acta Constitutiva de nuestro gremio profesional.

Cuando en enero de 1970, se encarga de la dirección del gremio de los economistas, el equipo presidido por el doctor Pascual  Filardo jura que actuará como todos los anteriores hasta esa fecha durante un año. Cumple con los estatutos y la costumbre instituida, cuando en una Asamblea Ordinaria efectuada el 7 de octubre de ese año se designa la comisión electoral, formada por los colegas Héctor Frías Berríos, Gilberto Hurtado e Italo Santaromita, como principales, y Trino Alcides Díaz, Carmelo Paiva Palacios y Guido Solano Acuña, como suplentes, la cual se encargaría de coordinar el proceso que debía conducir a la elección, de acuerdo a la normativa existente, de una nueva junta directiva para el Colegio de Economistas del Distrito Federal y Estado Miranda. Por primera vez en la historia del gremio, finaliza el período previsto sin la presentación de planchas de candidatos y es así que la comisión electoral en pleno firma una resolución el 28 de noviembre de 1970 declarando “DESIERTO” el proceso electoral, y como consecuencia quedará prorrogado el mandato de la junta directiva por el lapso de un año más. Es de justicia destacar el consenso de respaldo que existía en torno a esa junta directiva y su cohesión en el trabajo conjuntamente emprendido con la Federación de Colegios de Economistas de Venezuela que presidía el doctor Domingo Felipe Maza Zavala.

Disponer de una sede confortable para las funciones gremiales había sido objetivo de todas las juntas directivas desde la fundación del gremio, ocurrida el 10 de septiembre de 1953 y, en cuanto a nuestra ley de ejercicio profesional, recordemos que para principios de 1951 (es decir mucho antes de instituirse el gremio) era considerado como una condición indispensable, por cuanto tal como se decía en el No 2 de la Revista C.E.S. que se publicaba en la Universidad Central “el Colegio de Economistas de Venezuela, al igual que los de Abogados, Médicos e Ingenieros, ha de ser creado tomando como base una ley de la República en la cual se establezcan los requisitos para el ejercicio de la profesión de economista”.

Precisamente el día 24 de noviembre de 1971, el doctor Pascual Venegas Filardo informa en la reunión de la junta directiva de esa noche que en ese mismo día había firmado el documento, por el cual se recibe en comodato por treinta años la casa ubicada en la urbanización Valle Arriba que será sede del colegio y en la cual funcionará también la federación. Para completar la alegría de los egresados universitarios con el título de economista, el Congreso de la República deja sancionada la Ley de Ejercicio de la Profesión de Economista el veintinueve de noviembre de 1971, pasados quince días es promulgada por el doctor Rafael Caldera, presidente de la República, y publicada en la Gaceta Oficial Nº 29.687, correspondiente al día miércoles 15 de diciembre de 1971.

Es muy escasa una nota periodística para reseñar las acciones desplegadas durante la actuación del doctor Pascual Venegas Filardo como presidente de los economistas. Son dos años de empeñosa defensa y de incesante trabajo por el prestigio y engrandecimiento de nuestro gremio.

 

            (Publicado en el diario El Universal en Caracas, sábado 3 de octubre de 1992, en la página 2-2)

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TARMAS DE FIESTA: SU PARROCO LLEGA A 50 AÑOS DE ORDENACION   volver a inicio de miscelaneos

El pasado día sábado 6 de los corrientes fue un día de festejo extraordinario en la comunidad parroquial de Tarmas, compartida en sentimientos de sincero afecto por otros pobladores del Litoral Central, porque se celebraron los cincuenta años de la ordenación sacerdotal del padre Enrique Gallot, (F.M.I.) ciertamente, no podía pasar desapercibida una fecha de tanto significado para un personaje que durante las últimas cuatro décadas ha volcado su esfuerzo, amor y entrega de constante servicio en los pobladores de esa región. Por eso la fiesta de todos, las muestras de cariño hacia el padre Gallot, la animación y ordenado disfrute de diversos actos durante todo el día.

La misa contó con la participación de miembros de la Congregación de Padres Franceses y de un alto número de integrantes del clero diocesano de La Guaira, encabezados por el Obispo Monseñor Francisco de Guruceaga y el Vicario General Mons. Javier Porras. La lectura del Evangelio estuvo a cargo del presbítero Lic. Justo Paiva, y la homilía correspondió al Lic. Rafael Troconis, Rector del Seminario San Pedro Apóstol. También tomaron la palabra, Mons. Francisco de Guruceaga, un representante de la Congregación de Hijos de María Inmaculada a nombre del Provincial de la misma, y el Lic. Daniel Benítez, quien pronunció un emotivo discurso en nombre de la comunidad parroquial. El acompañamiento musical estuvo a cargo de un conjunto coral. El padre Enrique Gallot, nació en la población de Pouzages, estudió en el Seminario de la Diócesis de Luzón, Francia, y fue ordenado sacerdote el 6 de mayo de 1950; incorporado a la Congregación de Siervos de María Inmaculada. Llegó a Venezuela en noviembre de ese mismo año.

Trabajara durante catorce años en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en San Martín, Caracas.

Desde 1964 desempeña su labor ministerial en el Litoral: durante 14 años en Nuestra Señora del Carmen en La Soublette y los últimos 22 años ha estado sirviendo denodadamente a cargo de la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria en el pueblo de Tarmas.

Desde que fue instituida la Parroquia de Tarmas, el 3 de agosto de 1785, hasta la fecha presente, el tiempo de permanencia que lleva el padre Gallot al frente de dicha parroquia solamente es superado por el presbítero José Félix Freites, quien estuvo como titular desde mayo de 1810 hasta su muerte ocurrida en 1844.

            (Publicado en el diario La Religión en Caracas, el jueves 21 de mayo de 2000, en la página 6)

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INDIA, EN UNA VISION GENERAL       volver a inicio de miscelaneos

 

Mientras en sociedades y países como son China, Grecia, Roma, Egipto y otros, han desaparecido las raíces de sus antiguas manifestaciones religiosas, en la India de hoy continúan vigentes y activas sus prácticas y cultos que comprenden el hinduismo. Para enjuiciar la realidad que se observa en la India, es conveniente tener en cuenta la gran afluencia representada por el hinduismo que es el resultado de una variedad increíble de cultos con infinidad de divinidades, haciendo reconocer para la gran mayoría que más que una religión es un modo de vida. Por ejemplo, la práctica de los ayunos rituales es tan apreciada que el calendario está lleno de días especiales para ayunar con la promesa de alcanzar méritos espirituales.

También en la India se hacen realidad los casos de personas mayores mendicantes voluntarios que, al parecer, hacen su interpretación particular a las etapas de la vida (unos años que deben dedicarse a la formación y estudio, otros años para la familia, etc.) y una vez que consideran haber cumplido con las obligaciones de las primeras etapas, se abandonan de las cosas materiales guiados por la búsqueda espiritual. Ello contribuye, sin duda alguna, a la extensión de la pobreza y marginalidad extrema que observamos pero, al mismo tiempo, dificulta los resultados en las prácticas y planes tendientes al crecimiento y mejora de los niveles de vida en las categorías de población de menores ingresos.

La pobreza y marginalidad que hoy día es muy evidente en la India, con magnitud superior en la ciudad de Calcuta, resulta poco comparable con la existente en los países de América Latina; cuando observamos la actitud de resignación, conformidad, alejada del revanchismo en procura de mayores niveles de satisfacción material.

Ha sido admitido de manera casi axiomática (en una aceptación a la ligera de lo que en la Ciencia Económica se reconoce como teoría del efecto demostración) que la globalización y el adelanto de las comunicaciones en el mundo actual trae como consecuencia la occidentalización generalizada en las costumbres y modos de vida de los países. La excepción, lindando con el rechazo, hasta ahora, de tal creencia la podemos observar a lo largo y ancho de la India, donde en las ciudades como en los pueblos del interior tanto la televisión como las antenas parabólicas y oficinas de servicio de internet, no son ya ninguna novedad; pero la población, mayoritariamente, comparte esos adelantos aferrados de todos modos a su estilo ancestral de vida.

En pueblos y ciudades de la India abundan locales de variadas categorías de trajes de moda occidental y también de calzados finos, deportivos, etc.; sin embargo la mayor parte de la población anda calzada con sandalias y algunos jóvenes con uniforme de estudiantes hasta en niveles de enseñanza secundaría son vistos desplazarse sin calzado. En cuanto a la forma de vestir masculina, coexisten los estilos conocidos en sociedades de occidente con los diversos atuendos propios del país. Los trajes y modas femeninas de un estilo propio se han impuesto completamente porque, sus coloridos y factura, realzan la belleza y natural coquetería de las hindúes.

En los años transcurridos después de cesar la dominación imperial que ejerciera Inglaterra durante varios siglos hasta que el 22 de junio 1948 el rey de Inglaterra abandonó oficialmente el título de emperador de la India, por acción y ejecutorias de prohombres como Mahatma Gandhi, Nerhu y otros, el sentimiento nacional y la autoestima de los hindúes ha crecido aceleradamente. Muchos de los que fueron grandes y atractivas edificaciones, muestran a la vista del viajero un aspecto vetusto y deteriorado.

El libre caminar por las calles de las ciudades de vacas, cabras, perros y otros, animales, el ruido y la contaminación contribuyen al deterioro ambiental. También persisten prácticas públicas de desaseo en algunas personas contra las cuales las autoridades están realizando una campaña utilizando para ello diversos medios de comunicación social.

A quienes hacen esfuerzos por superar etapas y alcanzar niveles cada vez mayores en la satisfacción de necesidades y progreso material les debe resultar, ciertamente difícil, entender el modo de vida que actualmente se observa en toda  la extensión territorial de la República de la India.

            (Publicado en el diario La Religión en Caracas, el jueves 22 de marzo de 2001, en la página 2)

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PUEBLOS DE BARLOVENTO: MAMPORAL Y TACARIGUA   volver a inicio de miscelaneos

Paradójicamente, cuando cada uno de estas dos poblaciones se ha dedicado con mayor empeño a individualizarse venimos observando una creciente confusión en muchas de las oportunidades que los medios de comunicación masiva intentan hacer referencia a alguno de los poblados en particular. Por ejemplo, con frecuencia se publican acontecimientos y noticias como originadas o provenientes de Mamporal siendo realmente Tacarigua quien ha tenido el mérito de ser mencionada o viceversa.

En la actualidad Mamporal y Tacarigua son dos pueblos diferentes, ambos cabeceras de sus correspondientes municipios, del Distrito Brión, del Estado Miranda, situados al borde de la carretera troncal que une a Caracas con el oriente del país, separados por una distancia de poco menos de cinco kilómetros pero hermanados en cuanto a historia, tradición, origen y afán de encaminarse hacia el logro del progreso y bienestar para sus ciudadanos.

Puede afirmarse que el pueblo del Valle de Santo Domingo de Mamporal fue creado con jurisdicción propia en el primer cuarto del siglo XVIII. Para el 16 de enero del año de 1738 tenía la categoría eclesiástica de  Curato Rural siendo su titular el reverendo padre Fray Francisco Blanco religioso de la Orden de Predicadores y en 1754 es reconocido como presbiterio secular perteneciente al Vicariato de los Valles de Caucagua, y nombrado como cura secular al Pbro. Joseph Antonio de la Peña Padilla. En atención a la solicitud de algunos hacendados se permitió la desmembración de Mamporal y por un decreto del obispo, el 16 de marzo de 1764 es erigido el curato de Tacarigua, separado de los de Capaya y Mamporal, designándose en 1765 al presbítero Luis Joseph Hernández como primer titular del curato de Jesús, Maria y José de Tacarigua.

Durante algún tiempo Mamporal mantuvo cierta importancia y supremacía, lo cual trajo como consecuencia que se pusiera de manifiesto la situación de dependencia experimentada por parte de Tacarigua. Era para ese entonces un tanto justificada y muy popular la denominación de “Tacarigua de Mamporal” como halago que aceptaban jubilosos los pobladores del Valle donde se honra como Patrono a Santo Domingo de Guzmán. Pero si en aquel tiempo el mostrarse a Tacarigua como pueblo dependiente de Mamporal, tuvo una razón valedera  hoy día parece más bien una afrenta por cuanto mucho ha sido el tesón de los tacarigüeños para imprimir y delimitar su propio perfil.

 

Considero que deben darse los pasos para terminar con la confusión en el tratamiento relacionado con las mencionadas poblaciones. Tanto al Concejo Municipal del Distrito Brion como a la Asamblea Legislativa del Estado Miranda corresponde aprobar los acuerdos necesarios a fin de que sea eliminada, definitivamente, en su denominación la aparente dependencia de uno respecto al otro pueblo, quedando en el futuro los nombres de Tacarigua y Mamporal como patronímicos oficiales para dichas poblaciones.

Persuadido y seguro estoy que sus habitantes recibirán con beneplácito el saber que cuando se mencione a Mamporal están refiriéndose exclusivamente al pueblo cuyo patrono religioso es Santo Domingo de Guzmán, en el Estado Miranda.

            (Publicado en el diario El Universal en Caracas, martes 3 de agosto de 1984, en la página 1-5)

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            EL PROBLEMA EDUCATIVO           volver a inicio de miscelaneos

 

A través de los años el problema de más difícil solución en Venezuela ha sido la Educación. En la época Colonial el estudio era un privilegio del que sólo gozaba un grupo: los mantuanos. La entrada de libros a las colonias americanas era extremadamente restringida y supervisada.

Vino la Independencia, se amplió el comercio exterior, hubo más libertad respecto a la traída de libros, pero la educación continuó siendo para unos pocos, a la Universidad iban los grandes económicamente.

De aquel tiempo a esta parte han transcurrido ya dos siglos. No dudamos que se ha adelantado bastante en casi todos los puntos de vista, mas, en lo referente a Educación, en líneas generales, el panorama es igual.

En la época que vivimos existe libertad para la importación de libros, hay en funcionamiento gran cantidad de Escuelas, Liceos, Universidades, Escuelas Militares, etc., no hay discriminación, el estudio es gratuito (aunque con lo de la Sociedad de Padres y Maestros, Cruz Roja y otras contribuciones hacen que lo llamado gratuito no lo sea tanto). Eso es positivo y lo vemos con agrado, pero hay un problema que agrava la situación; es el Asunto Libro.

Todo el mundo está de acuerdo que para el estudio se necesitan libros. Los libros en Venezuela son de muy difícil obtención, unas porque no los hay ni siquiera en la Biblioteca Nacional y otros porque los importadores al ver la demanda de un texto le ponen un precio por las nubes.

Aquí en Venezuela  un hombre pobre no puede tener dos hijos estudiando porque el salario que gana no alcanza para cubrir los gastos de la casa y, menos aún, para comprar las grandes listas de libros caros.

Para agravar más la situación el Departamento de Publicaciones de la Biblioteca Popular Venezolana del Ministerio de Educación no está llenando una función netamente positiva. Los libros editados por ese Departamento están en su mayoría agotados.

Vemos con tristeza que para mal nuestro y para hacer más difícil el Problema Educación, el gobierno no interviene directamente en la importación y fijación de precios a los libros de estudio.

            (Publicado en el periódico Liberación en Caracas, Año I, Número III,  diciembre de 1959)

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                        LOS EXAMENES            volver a inicio de miscelaneos

 

Para evaluar la preparación alcanzada por un alumno se emplean los exámenes que nosotros llamamos “prueba de memorización”. Los exámenes que acostumbran hacer la mayoría de los profesores prueban únicamente la capacidad de memorizar del alumno. Eso desde la Escuela Primaria hasta la Universidad. Resulta mejor calificado, termina su carrera “Summa Cum Laude” el mejor memorizador, no siempre el más capaz. Ello influye y contribuye al fracaso del graduado en el momento de encontrarse en la realidad con la imposibilidad de emplear lo aprendido “al caletre”.

Estamos convencidos que entre las causas de la escasez de profesionales bien capacitados es necesario incluir a los tipos de exámenes a que se someten los estudiantes. Los profesores con el afán de facilitar su labor hacen exámenes orales, de preguntas concretas. Prefieren que el alumno le repita la fase final de la demostración de una ecuación a la interpretación de dicha ecuación. Desean que el estudiante responda con las propias palabras del maestro. Creemos que con ello se empuja al joven hacia el camino que conduce a la frustración.

Es preciso tener en cuenta que la finalidad inmediata que lo hace a uno cursar estudios es aprender, desarrollar su capacidad de pensar, adquirir hábitos que lo ayuden a desenvolverse en la sociedad. Esa es la finalidad principal a nuestro entender, y la secundaria, la derivada es adquirir el Título, graduarse. Es obvio que si se alcanza la primera finalidad, la otra también lo ha sido, porque ella está contenida en la principal.

No quiere decir lo expuesto hasta el momento que estamos en contra de los exámenes y pedimos su eliminación. No es eso. Sabemos que se debe hacer exámenes para probar hasta dónde ha asimilado el alumno las enseñanzas dadas; pero la técnica del examen que usan la mayoría de los profesores debe cambiar para que los resultados correspondan a la realidad y aprueben sus cursos los estudiantes capaces y no los memorizadores.

Es un hecho evidente y mil veces comprobado de personas que han obtenido un titulo con magníficas notas no han podido desempeñarse en la práctica de sus especialidades por la sencilla razón de que lo aprendido de memoria bien pudo servirles para pasar los exámenes, pero no así para solucionar un complicado problema de la realidad.

Nos da por pensar que darían mejores resultados los exámenes de abundantes preguntas, y que se sucedieran con cierta regularidad cada uno o dos meses. Pruebas escritas en las materias teóricas ayudarían al estudiante a mejorar su redacción. No hay que olvidar que los alegatos, informes, etc., del profesional serán más veces escritos que orales. Ojalá las autoridades educacionales y los profesores y maestros tomen en cuenta el problema que hemos presentado en las anteriores líneas.

(Publicado en la sección “Tribuna Universitaria” de Vértice, Revista Universitaria de Ideas, Artes y Letras, Nº 18, Caracas, Abril, 1964, página 8)

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            EL MUTUO RESPETO           volver a inicio de miscelaneos

 

Desde hace algún tiempo hemos venido observando la actitud que mantienen ciertas publicaciones en esta capital. Un lenguaje poco constructivo, irresponsable y falso es el predilecto en sectores que parece no se han dado cuenta real del momento que vive nuestro país, salido de una larga etapa de terror e iniciándose ahora por el camino de las leyes hacia el progreso y la estabilidad democrática.

La manera como están actuando los pone claramente al des cubierto donde quiera que se paren, los identifica con los grupos golpistas. Por eso no es el gobierno quien los va a aislar. Ellos mismos se marginan con esos ataques a sectores y hombres de comprobado temple nacionalista y progresista, cuando esos ataques son condenados por la opinión pública sensata.

Es verdaderamente lamentable, que hoy cuando Venezuela necesita del trabajo y la buena voluntad de todos sus habitantes, para ir adelante en la búsqueda de fórmulas que solucionen sus múltiples problemas, haya grupos que pregonando consignas extranjeras estén creando clima propicio para el retroceso de nuestra vida y traten de confundir al pueblo disfrazándose de líderes.

No creemos que el sólo hecho de no estar de acuerdo con la línea política del gobierno o de determinado partido o simplemente de la ideología de cualquier persona sea causa suficiente para mantener permanentemente el irrespeto y olvidar las normas elementales de comportamiento. Y no lo creemos por que estamos conscientes en reconocer que hoy día todo lo que se haga debe estar guiado por el sólo deseo de hacer bien a Venezuela, debemos anteponer los intereses del país al deseo o interés personales.

Los alcances negativos que ocasionan las actitudes insultantes de los extremistas nos hacen pensar que no aspiran haya tregua en este país. Nuestro partido a este respecto se definió en anterior oportunidad; pero cabe recordar que el respeto mutuo es factor indispensable para la conservación de la unidad y el trabajo eficaz necesarios.

Es serio el problema que se plantea actualmente, derivado de lo que aquí hemos tratado de denunciar, y se debe mirar cuales serán las consecuencias directas que traería la persistencia en publicar calumnias y ataques antipatrióticos. La actuación pública debe lindar en el respecto mutuo. Al pueblo no lograrán engañarlo con gritos e insultos, y a los hombres de Acción Democrática, formados en la lucha por el bienestar del país, acostumbrados ya a recibir diatribas de esos sectores irresponsables y reaccionarios tampoco podrán desprestigiarlos porque la opinión mayoritaria de la nación sabe cuanto de falsedad tienen esas insólitas noticias. Para beneficio de todos es preciso no seguir por ese camino que si mal no recordamos nos lleva derecho a una experiencia ya vivida.

(Publicado en el Semanario A D, órgano central del partido Acción Democrática, Nº 123, Caracas, Octubre 1, 1960, página 13)

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            LA SEDE DEL GREMIO DE LOS ECONOMISTAS       volver a inicio de miscelaneos

El Colegio de Economistas atraviesa en los actuales momentos una situación verdaderamene crítica, ante la oposición de la novel Alcaldía del Municipio Baruta al funcionamiento del gremio en la sede, situada en la urbanización Valle Arriba, que le asignara el Ejecutivo Nacional según documento de comodato firmado en noviembre de mil novecientos setenta y uno. Tal circunstancia me motiva a recordar algunas de las gestiones cumplidas por la Junta Directiva gremial que presidió el doctor Pascual Venegas Filardo durante el lapso comprendido entre enero de 1970 y diciembre de 1971, sobre el objeto señalado.

En la reunión de la Junta Directiva del Colegio de Economistas del Distrito Federal y Estado Miranda, de fecha 28 de enero de 1970, el secretario ejecutivo, Econ. Antonio Martínez Medina informa que en una reciente conversación sostenida con el ministro de Hacienda doctor Pedro R. Tinoco, en la cual estuvo presente también el colega Nelson Martínez, se trató de la posibilidad de donar una casa cercana al Colegio de Ingenieros en el sector de Quebrada Honda, la cual serviría para sede del Colegio. Ese día se compromete el presidente del gremio doctor Pascual Venegas Filardo a luchar por hacer realidad el disponer de una sede no alquilada para el Colegio metropolitano de los economistas.

En diversas oportunidades se entrevistará con el ciudadano ministro de Hacienda y otros funcionarios de ese despacho, entre los que vale mencionar a los colegas Carlos Emmanuelli Llamozas y José Vicente Rodríguez Aznar, asistiendo solo y también acompañado de miembros de la junta directiva y del doctor D. F. Maza Zavala, presidente de la Federación de Colegios de Economistas de Venezuela. Desde agosto del citado año 1970 se concreta la petición de una casa que había quedado en construcción desde 1957, situada en la calle Vicuña de la urbanización Valle Arriba, en un terreno alrededor de cuatro mil metros cuadrados. Estaba registrada entre los bienes nacionales como consecuencia de las actuaciones de la Comisión de Enriquecimiento Ilícito contra funcionarios de la dictadura derrocada el 23 de enero de 1958.

En el acto de toma de posesión del equipo directivo del Núcleo de Economistas del Ministerio de Hacienda (formado por los colegas: José Vicente Rodríguez Aznar, coordinador; Miguel Angel Herrera, tesorero; Omar Ledezma, Elio Sanoja y Jesús Hernández, vocales), el día viernes 11 de septiembre de 1971 se da cuenta de lo adelantado que iban las gestiones. Todo culmina con éxito y es así que en la reunión de la directiva del Colegio celebrada el día 24 de noviembre de 1971 el presidente, doctor Pascual Venegas Filardo, informa que ese día había firmado el documento por el cual se recibe en comodato por treinta años, la casa que será sede del Colegio y en la cual funcionará también la Federación. En los días inmediatos se inician los trabajos para culminar su construcción y acondicionamiento.

Con la mudanza a dicha sede se esperaba haber terminado el peregrinar, en calidad de inquilino, del Colegio de Economistas Metropolitano. En 1953 se había inaugurado en la sede de Fedecámaras, pasa en junio del año siguiente a una oficina del sexto piso del edificio de la Agencia Musical, entre Santa Capilla y Principal; desde abril de 1955 funcionará en la oficina de la firma Senior e Hijos, en el primer piso del edificio Caoma situado entre las esquinas de Ibarras y Maturín; a partir de mayo de 1956 se reúne la junta directiva en una oficina de la Dirección General de Estadísticas. Desde el 12 de abril de 1957 en una oficina del tercer piso del Centro Profesional del Este, adquirido a título de propiedad, de la cual se muda en el mes de mayo en 1963 a la quinta Las Milenas en la urbanización El Rosal; pero cuando dicho inmueble pasa a ser propiedad del Inpres-Me se procede a la mudanza, en junio de 1965 a la calle Chama, quinta Luz y Antonieta de Colinas de Bello Monte. Desde agosto de 1966 funcionará en la avenida Orinoco, quinta Hato Viejo, en la urbanización Las Mercedes, y como último local alquilado desde principios de 1970 se despachaba en una quinta en la urbanización Chuao.

            (Publicado en el diario El Universal en Caracas, viernes 3 de enero de 1994, en la página 2-2)

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ANTE LA CRISIS: UN NUEVO IDEAL        volver a inicio de miscelaneos

 

Los medios de comunicación social han venido mostrando diversas proposiciones mediante las cuales sus autores suponen que vendría la solución a la crisis que transita nuestro país desde hace algunos años. Todas enfocan aspectos parciales: a) renuncias a cargos para determinadas personas; b) promulgación o reformas de leyes; c) elección de una Constituyente. Estoy persuadido de que el llevarlas a la práctica, en lugar de solución, conduciría al aceleramiento del proceso de deterioro social y económico nacional.

Se habla de corrupción, malversación y despilfarro como si se tratara de “avis rara” localizada tan solo en unas determinadas personas o grupo. Veo poca sinceridad en no reconocer la generalización de tales problemas. Se está sembrando, abonando y propagando tales defectos cuando no se cumple a cabalidad y con la suficiente lealtad en las tareas y responsabilidades que a cada uno corresponden. En ello también están incursos los educadores, cuando desaprovechan el tiempo y se alejan de servir como faros que guíen el desarrollo del saber y la inteligencia de sus alumnos; los estudiantes que no se empeñan en superarse cada vez más para responder a la patria con su disposición creadora; los trabajadores y funcionarios que se dejan atraer por el facilismo y la abulia; los intelectuales que producen obras donde escasea el esfuerzo del intelecto por mostrar los mejores caminos y ejemplos.

Cuando se trasluce nostalgia por el pasado, hace pensar lo poco de efectividad de las nuevas leyes, puesto que ahora existen en mayor cantidad y más sofisticados instrumentos 1egales. Me embarga la duda de que con la renuncia o nuevo proceso eleccionario resulten ganadores o escogidos suficientes personajes puros. Claro está que desconozco la identidad de las figuras que estarían dispuestas a trabajar con el denuedo y desinterés necesarios para que en tiempo breve se enrumbe a Venezuela hacia el logro de las metas del progreso y bienestar deseado. Valga recordar que, en otros países, los que han dispuesto de más medios y posibilidades para ocupar cargos en la Asamblea Constituyente no han sido, precisamente, los más declarados enemigos o contrarios de la corrupción.

Ha prevalecido la falta de interés o el descuido, por parte de los dirigentes, de exponer buenas enseñanzas y ejemplos. Hasta la Iglesia ha desaprovechado las oportunidades para la propagación de su doctrina, cuando sus ministros en sus prédicas se encasillan en la iteración de la cotidianidad y los lugares comunes que circulan en la opinión pública general; en lugar de valerse de su prestigio y ascendencia en la población para sembrar en los espíritus las mejores semillas y así asegurar la cosecha de los más sanos y provechosos comportamientos éticos.

Es necesario que en nuestra población tome cuerpo un nuevo ideal de vida a objeto de cambiar la visión que actualmente se tiene acerca algunas cosas. Para ello se requiere una especial contribución de los medios de comunicación social, en el sentido de promover lo positivo y silenciar lo pernicioso: no destacar los valores negativos (delincuentes, inmoralidad, flojera, improductividad, truculencias, obscenidades en escenas y lenguaje, culto a la incredulidad, etc.).

Es conveniente que desde el seno familiar se ponga en boga y se propague a todos los niveles la conciencia acerca de la rectitud en el comportamiento, la distinción del bien y del mal. Es preciso tener en cuenta que entre las causas de la crisis mundialmente vivida en la actualidad está, seguramente, el hecho de haber perdido una buena parte de la población, la clara noción del bien común; del triunfo del hedonismo, de ese afán  de considerar como finalidad primordial el asegurarse el logro de las satisfacciones y placeres personales.

Me da por pensar que ese nuevo ideal de principios morales elevados nos conduciría sin dilación y con toda seguridad a la situación de bienestar y prestigio que tanta falta hace hoy día en nuestro querido país. Tomando las palabras escritas por don Rómulo Gallegos, hombre y literato modelo de buen venezolano, me recuerdo que “entre todos los ideales que dan valor sobrehumano a una vida, ninguno más eficaz que el ideal religioso”.

(Publicado en elBoletín Informativo de la Asociación de Jubilados del BCV, Nª 5, Caracas, junio de 1992)

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            HOMENAJE A LA MUJER MAMPORALEÑA     volver a inicio de miscelaneos

Señoras y señores todos:

Se me ha pedido hablar en este acto y fuerza es confesar que siento un gran honor y me invade una inmensa emoción al tomar la palabra, no para arengar ni despertar pasiones o sentimientos recónditos, sino para conversar algunas cosas, en algo así como una tertulia, con mis coterráneos que miran el pasado, se sienten en el presente y aspiran a mejorar el porvenir. Tal como fue una de las metas que animaron los 77 años de vida terrena de quien hoy se yergue perdurable en mármol en esta plaza.

Cuando su corazón dejó de palpitar, en el momento de conducir sus despojos mortales hacia el camposanto en aquel triste 12 de diciembre de 1971, más de una boca, junto con el plañir sentimental la despidió con la conocida y popular frase de “ adiós luz que te apagaste” y tal vez allí nació, como los tantos niños que durante más de treinta años interrumpidos sintieran por primera vez el calor humano trasmitido por sus manos, allí nació  -repito- esa preocupación de tenerla para siempre a la vista de todos como faro ejemplar que nunca se apague.                          Este extraordinario acto de hoy es la culminación de un proceso, que abarcó varios años, en el cual un grupo de dignos mamporaleños se dieron a la tarea de ir recolectando el dinero y los ánimos necesarios para lograr lo que hoy es una bella realidad. Recuerdo que, hace más de cinco años, me hablaba entusiasmado  de la idea en proyecto mi buen amigo Juan Rafael López. Llegue a todos los que eficientemente contribuyeron a hacer esa brillante idea toda una realidad y al famoso escultor venezolano Ramón Quintero Roldán quien en forma tan acertada moldeó en material duradero la figura de doña Cirila Vegas, no s6lo el agradecimiento de sus familiares sino la gratitud sincera de todo Mamporal.

Honrar honra, dijo el apóstol cubano José Martí. Y precisamente, con este grandioso homenaje con el cual honramos a doña Cirila Vegas, es también Mamporal mismo, los mamporaleños todos quienes se están, sin duda alguna, sintiendo honrados. Al develar la estatua con la figura de Cirila Vegas se quiere representar a esa esforzada mujer mamporaleña que luego de tener sus nueve hijos propios, es decir a partir del año 1940, se dio a la tarea de cooperar para que otras mujeres trajeran al mundo centenares de niños recorriendo solícita todos los pueblos de la comarca donde fuera necesitada y teniendo la segura fe de que la mejor manera de ganarse el cielo es ayudando a los demás a ganarse la tierra.

Pero al mismo tiempo los mamporaleños en esta oportunidad quieren honrar y dejar expreso recuerdo y reconocimiento a otras mujeres del terruño que en otros tiempos, al igual que doña Cirila Vegas, fueron como soldados para velar por la salud corporal de sus habitantes y estuvieron siempre al lado del necesitado, y a quienes no importaban la hora, distancia, ni momento para acompañar y ayudar en el trance mas grandioso de la creación, cual es el nacimiento de un niño. Os invito a recordar también los nombres de Simona Castro de Paiva, Juana Francisca Paiva, Josefa Cartagena, Clotilde Berroteran, Juliana Castro, Matea Rivero, Macaria Montesinos, Andrea León, Juliana Madriz y muchas otras más. Fueron ciertamente, las laboriosas manos de mi querida Macaria Montesinos las primeras que sostuvieron el cuerpo recién nacido de quien hoy os habla.

Para nosotros los mamporaleños la cuita es un don noble de la raza y la gratitud y el afecto sinceros un precioso tesoro de nuestra propia naturaleza. Por eso nos congregamos hoy con jubilosa complacencia y recordar que amamos a esa gran mujer viva llamada Cirila Vegas y que venimos con nuestro mejor ánimo y alegría a decírselo al pie de su representación escultórica a esa gran mujer muerta.

Muy poco os hablaré del recorrer de su vida; porque su grandeza de mujer de bien y servicial de la comunidad está en estos momentos en los labios de todos los presentes, tanto de quienes conocieron su pequeña pero ágil figura derrochando tremenda energía al servicio de una misión iluminada como también de aquellos que han oído hablar de su indomable voluntad, de lo que fue su continuo desvelo por la felicidad de sus semejantes. Todos aquí saben que Cirila Vegas en su conducta de mujer que sabía convivir dentro del grupo social, era paladín de la bondad y esa bondad se reflejaba en su sonrisa que era una irradiación de fe tal como nuestro admirado escultor ese sincero y conocido amigo de Mamporal el maestro Ramón Quintero Roldán supo magistralmente  reflejarla en esa mirada y gesto de apacible franqueza, de diáfana sencillez como la inocencia de la humanidad que ella amaba. Seguro estoy de interpretar el sentimiento de los presentes cuando imagino que un niño se podría meter dentro de aquella mirada y bañarse con ella y gritar de contento y hacer soltar gotas de esa mirada como gotas de agua.

Había nacido en el sitio de La Trinidad el día 5 de julio de 1894 y fue una de los cinco hijos de Juana Vegas y Catalino Fernández. Pero quien más aporte tuvo en modelar su espíritu, en fomentar su amor al prójimo y hacer de ella una mujer de bien, en el más amplio sentido de la palabra, fue la señora Reyes Cartagena. Era ya de noche el sábado 11 de diciembre de 1971, venía de asistir de una misa funeral de gente amiga en San José de Río Chico, cuando ocurrió el malhadado accidente que cegó su vida y anegó la fuente de dolor de todos nosotros.

No quisimos que se fuera del todo y por eso aquí está, en el sitio que más se corresponde a lo que fue su existencia de caminante y luchadora por el bienestar común. Aquí está, de espaldas al lugar de los muertos pero de frente y con la mirada dirigida hacia donde palpita animada la vida del pueblo.

Señores.

(Palabras pronunciadas por el Doctor Carmelo Paiva Palacios al inaugurarse la estatua de Cirila Vegas en Mamporal, el día domingo 14 de diciembre de 1980)

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EL SIGNIFICADO DE LOS MESES DEL AÑO       volver a inicio de miscelaneos     

 

Marzo.-  Es el primer mes del año, según el calendario romano primitivo y consagrado al dios Marte por el fundador Rómulo Es de hacer notar que el calendario instituido por Rómulo, fundador de Roma, constaba diez meses. Cuando Numa Pompilio, sucesor de Rómulo añadió dos meses mas, Marzo pasa a ser el segundo mes del año y es el tercero desde la época de los decenviros (450 años antes de nuestra era) hasta hoy. En el calendario de doce meses que implanta la Revolución Francesa, la mitad de los días del mes comentado eran de Ventoso y el resto de Germinal. Marzo se mantuvo como principio del año en  muchos países. (En Francia, fue el rey Carlos IX quien decreta en 1564, que el año comenzara en enero en lugar de marzo. En Inglaterra y sus colonias el cambio esperó hasta 1752, cuando el Parlamento optó por el inicio del año el primero de enero en lugar del 25 de marzo).

Marzo marca  el comienzo de la primavera en el Hemisferio Norte y del otoño en el Sur.

En Roma en ese mes se renovaban las coronas de laurel a las casas de los flamines, y de las hachas de los Cónsules, se encendía el fuego nuevo en el altar de Vesta y se celebraban las fiestas matronales, leberales, las de Minerva, las Hilarias y de los clípeos sagrados.

Abril. - Era el segundo de los meses instituidos, por el fundador de Roma, tenía asignado 30 días. Será el cuarto en el calendario juliano (establecido por el emperador Julio César en el año 707 de la fundación de Roma, 47 antes de nuestra era). Cuando Numa, sucesor de Rómulo, se redujo a 29 días hasta que Julio César lo volvió a 30 días. Carlomagno llamaba a abril mes de la pascua, por caer generalmente dicha fiesta en este mes. Etimológicamente, se deriva del griego APHRIL espuma. Estaba dedicado en Roma a Aphodite (venus) diosa nacida de la espuma del mar. Por su parte, los griegos lo habían consagrado a Apolo. En el calendario revolucionario francés correspondía a los 19 últimos días de Germinal y a los once primeros días de Floreal (que eran los meses séptimo y octavo, puesto que en dicho calendario se empezaba a contar los años a partir del 22 de septiembre de 1792, fecha en la que tuvo lugar la Proclamación de la Republica).

Por cierto que el 6 de abril corresponde al día de año nuevo en el calendario SAKA, que antes era utilizado solamente por los brahamanes sakadvipi pero ahora rige en el gobierno de la India y tiene un retraso de 78 años en relación con la era cristiana ( por lo tanto actualmente están contando el año 1914).

El mes de abril era fecundo en fiestas romanas: el día primero se celebraba el Festum Veneris et Fortuna Virilis; el 4 comenzaban los juegos en honor de Cibeles que se prolongaban por 5 días mas ; el  9 tenía lugar el Festurn Fortuna Pública y en los días siguientes los juegos en el circo; los combates  ecuestres que se daban en honor a Ceres se efectuaban el 18 y 19 y eran preludio de la gran fiesta Vinalia Urbana que celebraba el 21, aniversario de la fundación de Roma; el 25 se daban las fiestas Robigalia y los cuatro últimos días terminaban con la algazara a las Floralia.

Mayo. - Mes que siempre ha tenido 31 días. Era el tercero en el primitivo calendario romano y con la reforma de Numa pasó a quinto, número que conservó en el Juliano y el Gregoriano. (La reforma introducida por Numa Pompilio crea dos meses más: uno que colocó como primero, Januarius, y el de Februarius al que le fue asignado el último lugar entre los meses. Había entonces 4 meses de 31 días, siete de 29 y uno de 27 días).

Mayo corresponde al mes ateniense de thargelion y a los llamados de Artmisius y Doesius del calendario greco-árabe o alejandrino, que comienzan, respectivamente, en 21 de abril y 22 de mayo. En el calendario republicano francés el día primero de este mes correspondía al 11 ó 12 Floreal y el 31 de mayo al 11 ó 12 prairial.

Algunos suponen que su nombre es debido a que estaba consagrado a los ancianos, Majorum, pero la opinión más corriente es que se llamó así porque en Roma fue dedicado a la Bona Dea ó Maia, quien según la mitología era la madre de Mercurio y diosa de la primavera y el crecimiento.

El primero de este mes se efectuaba la dedicación anual del templo de esta divinidad; el día 3 terminaban las Floralia; del 9 al 13 se celebraban las  Lemurias; el 12 tenían lugar juegos solemnes en el circo en honor a Marte; el 23 la original fiesta del Tubilustro; y el 29 había fiestas en honor del mérito.

Junio- Sexto mes del año, que era el cuarto entre los antiguos romanos. Constaba de 26 días, en la reforma de Rómulo se le asignaban 30 días; posteriormente Numa lo redujo a 29 días hasta que por fin Julio César decretó que tuviera 30 días como en la actualidad se conserva.

Durante este mes pasa el sol de Geminis a Cáncer, con lo cual empieza el verano en el hemisferio boreal y el invierno en el hemisferio austral. Estaba dedicada a la diosa JUNO esposa de Júpiter y protectora de los matrimonios y los nacimientos. El festival, que dedicaban a dicha diosa empezaba el día primero de este mes. Con relación al calendario revolucionario francés, se corresponde a los finales de Prairial y primera quincena de Messidor.

Julio- Entre los romanos fue el quinto mes del año y por esto se la llamaba QUINTILIS, constaba primeramente de 36 días. Rómulo lo redujo a 31, Numa le quitó un día pero Julio César decretó que tuviese 31, como se mantiene en el calendario Gregoriano de nuestros días. A causa de haber nacido e1 emperador en el mes de Quintilis, se sustituyó en el año 45 antes de nuestra era este nombre por el de JULIUS de donde procede la denominación actual de Julio. Durante este mes pasa el sol de Cáncer a Leo. El día 25 de Julio corresponde al inicio del año (ahora es el 1282) del calendario de YEZDEZRED; usado en algunas partes de Asia a partir del Siglo VII. El día 30 corresponde al inicio del año del calendario de ZOROASTRO establecido en Asia Menor en el año 300 antes de Jesús Cristo. Este mes está formado por los días primeros de Thermidor y los finales de Messidor del calendario  francés que se inició el 22 de septiembre de 1792.

Agosto- Al principio tenía 29 días, luego 30 y será en lo sucesivo de 31, desde cuando el emperador Augusto 1e quitó un día a febrero para aumentar el suyo.

Los latinos lo colocaban en el sexto lugar y por tanto lo llamaban SEXTILIS. Para lisonjear al emperador Augusto, en virtud de un Senadoconsulto posterior a la batalla de Accio, se cambió su nombre por el de AUGUSTUS ( en el año 8 antes de Jesús Cristo) en honor a César Octavio a quien se habla concedido el titulo de Augusto ( reverenciado). Aunque había nacido en otro mes. El mes Sextilis venía inmediatamente después del que llevaba el nombre de Julio César ( Julius). Se explica que el mes Sextilis se dedicará a Augusto porque, según Macrobio, en éste mes había sido investido por primera vez con la autoridad Consular, tres veces había entrado triunfalmente en Roma, había recibido el acatamiento y sumisión de los soldados que ocupaban el Janículo, subyugado el Egipto y terminado la guerra civil. El segundo día del mes era festivo para conmemorar la conquista de la España Citerior por Julio César. El día 17 se celebraban las Portumnales, el 19, día de la muerte de Augusto, las vinales, el 25 las Opiconsives, y el día 27 las Vulturnales. En el calendario republicano francés el día 1 de agosto correspondía al 13 ó 14 Termidor, y el día 31 al 13 ó 14 de Fructidor.

Septiembre.- era el séptimo mes del primitivo calendario romano y  de entonces con treinta días. Después de Numa y los decenviros, pasará al lugar que hoy mantiene. Varios Emperadores y el Senado romano intentaron sustituirle el nombre pero ninguna denominación prevaleció sobre la antigua. La primera parte del mes correspondía a los finales de Fructidor y de la segunda quincena eran 10 días iniciales de Vendimiario en el calendario republicano francés. El día 21 al  22 entra el sol en el signo de Libra y empieza el otoño para los habitantes del hemisferio  boreal y la primavera para los del austral. Constituye lo que se llama equinocio de invierno, en el cual los días son iguales a las noches en toda la tierra. El mes de septiembre estaba consagrado a Vulcano. El día de las calendas de septiembre se rendía homenaje a Júpiter Tonante, en su templo del Capitolio     ( dedicado el año 732 de Roma, por Augusto), a fin de obtener un invierno benigno y favorable a la germinación de las plantas y las mieces; el día de las nonas comenzaban  los grandes juegos romanos, los cuales, desde el 386 de Roma, fueron anuales y su duración era de quinces días (hasta el 19), habiéndose añadido uno más al morir César; en el siglo IV se redujeron a cuatro días. Celebrándose los juegos romanos en honor a los tres protectores de la ciudad (Júpiter, Juno y Minerva), y consistían en carreras a pie y en carro, luchas, combates de gladiadores y demás espectáculos circenses, naumaquias, ejercicios gimnásticos y representaciones dramáticas. El día de los idus se daba un banquete en el Capitolio (epulum jovis) en el templo de Júpiter. El 25 estaba consagrado a Venus Genitrix, a la que dedicó un templo César Dictador en 708, después de alcanzados varios triunfos.

Octubre.- mes de 31 días, cuando la reforma Juliana se puso en 30 y luego volvió a 31. Era el octavo en el antiguo calendario romano, pasa a ser décimo cuando Numa y los decenviros colocaron a Enero y Febrero en los lugares primero y segundo.

Germánico, Antonio, Cómodo, Tácito y otros formaban parte de los candidatos a los que el Senado quiso dar el nombre de este mes; pero se prefirió continuar llamándole octubre. Los antiguos representaban al mes de octubre en figura de un cazador con una liebre a los pies, pájaros en la cabeza y una especie de estanque a su lado, y es que en ese mes se celebraban fiestas  de carácter agrícola. Los modernos lo representan coronado de hojas de encina y vestido de encarnado porque en este mes el color verde de las hojas comienzan a tomar un triste rojizo. En la concordancia con el revo1ucionario francés el mes que nos ocupa va desde el 10 de Vendimiario hasta el 10 de Brumario. El día 22 al 23 sale el sol del signo de Libra y entra al Escorpión. El día 11 los romanos celebraban la fiesta llamada meditrinalia, el objeto de la mencionada festividad era asegurar el agua abundante para la bebida y el buen éxito de las cosechas. También al dios Marte celebraban los romanos fiestas en el mes de octubre.

Noviembre.- Se llama así porque en el primitivo calendario de Roma era el noveno de los que constituían el año. Después de la adición de Enero y Febrero ocupó el undécimo lugar pero no cambió su nombre. Noviembre tuvo en principio 30 días, se redujo su duración a 29, pero Julio César le dio 31, y durante el reinado de Augusto se le restituyó a 30 días. En el imperio de Cómodo se intentó darle nombre de Exaperatorius, pero esta tentativa no tuvo éxito. El mes de Noviembre corresponde al mes ateniense de Memacterion, durante el cual se celebraban en Atenas las fiestas de Júpiter protector de la agricultura. En Egipto era el mes de Athyr, en que se celebraban las fiestas lúgubres conmemorativas del duelo de Isis cuando Osiris, su hermano, fue muerto por Tifón. Los romanos celebraban los ludi plebeii. Estos ludi datan del año 220 a. de J.C.; se celebraban en el Circus Flaminius, y junto con el epulum Iovis (13 de noviembre). Al principio duraban probablemente un solo día pero, al igual que los demás juegos romanos, se habilitaron después otros días, hasta que finalmente, se celebraron las fiestas desde el 4 de noviembre  hasta el 17. El día 8 era uno de los tres en que el mundus estaba abierto. Como fiestas de menor importancia señalaremos las Neptunales del 5 y las celebradas en honor de la Victoria el 1º del mes. Del 21 a1 24  tenían lugar los termales, el día 27 habían sacrificios mortuorios en honor de los galos y los griegos enterrados en el Forum Boarium. En el calendario republicano francés el 1º de noviembre correspondían al 13 o 14 de Brumario, y el 30 de  Noviembre al 13 ó 14 de Frimario. Del 21 al 22 de noviembre entra el sol en Sagitario.

Diciembre.- Era en el calendario romano antiguo el último mes o décimo. En el primer calendario, atribuido por la tradición a Rómulo, tenía diciembre 30 días. Numa le quitó uno, y Julio Cesar le aumentó dos llevándolo a 31. El Emperador Cómodo intentó cambiar el nombre de Diciembre por el de Amazona, en recuerdo de una cuyo retrato llevaba en un anillo de su dedo. Mario Valerio Marcial le aplica el epíteto de Canus por las nieves que  en tal época suelen cubrir el suelo, y Ovidio le aplicaba los de Gelidus y Famosus. En el mes de diciembre se celebraban las saturnales, por lo que Horacio dice: Libertate decembris utere. Los Sajones le daban el nombre de Wintermonat, que significa mes de invierno, y también  Helig-monat (mes santo), aludiendo el nacimiento de  Jesús. El invierno entra el 22 de diciembre, el día más corto del año y fecha del solsticio entrando el sol en Capricornio. Presiden este mes en la antigua mitología  romana, Vesta y Saturno, y le corresponde el signo de Capricornio, imagen del sol que empieza su carrera.

Enero.- La reforma del calendario hecha por Numa Pompilio, segundo rey de Roma, agrega dos meses (enero y febrero) al calendario que era de diez meses. Desde entonces pasó  a ser el primero del año en el calendario civil. Comienza siete días después del solsticio de invierno y tiene 31 días. Se le nombró Januarius en honor a Jano, el espíritu de las puertas y de los comienzos en la religión romana a  quien se le representaba con dos caras. En el hemisferio norte, enero es un mes invernal, y durante esta época en el campo se labran las tierras destinadas a las siembras de primavera. En el hemisferio sur, es un mes estival, tiempo de recogida de las cosechas agrícolas.

Febrero.- Derivado de Februa ( sacrificios expiatorios que los  romanos hacían en este mes). Segundo mes del año y el mes corto de los doce, pues sólo tiene 28 días y en los años bisiestos 29. Entre los antiguos romanos era el último del año, y estaba puesto bajo la protección de Neptuno. Su nombre significa mes de la purificación porque en la antigua Roma era el destinado a las fiestas de purificación y penitencia., es decir, purificación tanto física como moral. Los antiguos germanos le dieron el nombre de Hornung (cuerno pequeño) en contraposición a enero, al que denominaban cuerno grande por su mayor duración. En el calendario republicano francés se le dio  el nombre de ventose a una parte del mes de febrero y el de pluviose a la parte restante. Las Februales, eran fiestas, que celebraban los romanos para que los dioses infernales se mostrasen propicios a los muertos. (Dicho culto provenía de una divinidad etrusca FEBRUUS, adoptada por los romanos). Duraban doce días del mes de febrero se hacían en ellas sacrificios nocturnos. Entre tanto cesaba el culto a las otras divinidades, y no se celebraban matrimonios. Estas fiestas se dicen que fueron instituidas por el legendario rey Numa y tenían lugar de noche por ser el emblema del sepulcro. Durante el culto, que se verificaba a la luz de antorchas no se percibía el sonido de ningún instrumento músico. Era, sin duda alguna, la personificación del duelo o luto, y por esta causa durante él se celebraba la fiesta de los muertos y se le daban los nombres de parentalia o feralia, y entre otros en ellas practicados, se hacían libaciones derramándose el líquido sobre las  tumbas.

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, en los números 4, Marzo; 5, Junio; 6, Septiembre y 7, Diciembre de 1992)

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                                   JUBILADO, ASI SEA             volver a inicio de miscelaneos

           

            Júbilo inmenso has de sentir ahora

            Urgando en tus recuerdos del pasado,

            Buscando en calma hasta saberlo hallado

            Incólume como al nacer la aurora.

 

            Lejano parecía y es por eso,

            Alegría desbordante en tu ser,

            Demostrándoles a todos con placer

            Orgulloso, triunfante, en embeleso.

 

            Aunque tus mejores años han pasado

            Sabia ha de ser tu apreciación del hado

            Intuyendo tal vez el porvenir.

 

            Sin dejar de ser fiel a tu camino

            Esperando cumplir con tu destino

            Ayudando a los jóvenes a vivir.

(Publicado en el Boletín Informativo de  la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Caracas, Diciembre de 1991)

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            EL RETOZO POÉTICO DE MARIA TERESA AYBAR       volver a inicio de miscelaneos

 

Grata sorpresa nos dio nuestra dilecta María Teresa Aybar Frías la noche del 19 de octubre pasado, cuando celebrábamos su cumpleaños en Mérida y nos obsequió un ejemplar, prometido desde hacía tiempo, del libro de poemas de su inspiración identificados con el título de RETAZOS, el sello de la Editorial Arte y firmados como Tita Aybar.

El libro es todo poesía. Además de unas palabras de la autora y una dedicación para Tita Aybar firmada por Geo Sequeda presentado a manera de prólogo, el libro está dividido en dos partes: una formada por sesenta y cinco poemas y una otra parte donde están numeradas veinte y tres estrofas de coplas, cantas y cantares.

La lectura de los poemas de María Teresa Aybar logra colmadamente la intención que la hizo escribirlos, porque nos hace “pasar un rato ameno y agradable reviviendo aventurillas y descubriendo anécdotas hasta ahora exclusivas” de su propiedad.

La autora llama su libro Retazos; pero realmente cuando leemos sus poemas narrando travesuras en las que “juguetea con las huellas dejadas al azar por aquellos amantes” observamos que son como retozos del “agua fresca de la fuente brotando cantarina”. Por eso es que consideramos que en el ejemplar comentado se encierra el retozo poético de María Teresa Aybar.

La sabíamos viajera por los cielos de “dos, tres, cuatro continentes” pero en sus poemas nos cuenta de su andar “por caminos polvorientos” y de la melancolía y la “soledad de nostalgia” que sintió “bajo el candente sol del Medio Oriente”. Los poemas contenidos en el libro de nuestra compañera bancentralista nos hacen ratificar lo que ya sabíamos: María Teresa Aybar es  una gran mujer de alta fibra poética y sentimental que recuerda cuando en su primer vuelo su “vista se desliza en mirada fugaz, abajo, La Carlota, arriba el firmamento”, ayer en alas de un avión y siempre en las alas refulgentes del recuerdo.

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, en Caracas, en el Nº 11, diciembre de 1993)               

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TRANSCRIPCION DE LAS PALABRAS PRONUNCIADAS POR CARMELO PAIVA PALACIOS EN EL BAUTIZO DE SU LIBRO: “MAMPORAL, SU HISTORIA RELIGIOSA (1689-1812)”           volver a inicio de miscelaneos

 

 

Agradecimientos... y muy especialmente a todos los que se encuentran en ésta significativa tarde presentes en éste acto, cuando se cumple el grato momento de bautizar el primer libro sobre Mamporal y su historia.

Viene a mi memoria el recuerdo de mi padre. Estaría más que regocijado, lo se con seguridad por cuanto soy testigo del amor que sentía por su pueblo natal y sus anhelos por un futuro cada vez más ascendente para Mamporal y sus pobladores. Me contaba mi padre que, cuando presenció en Caracas las celebraciones que en las calles y plazas se hacían del centenario de la independencia, su curiosidad juvenil descubrió lo placentero y trascendente que puede ser el revivir, es decir, tener vivencia cierta de la historia, la posibilidad de comparar lo presente con lo que fue realidad y mundo cotidiano de nuestros antepasados. Así puede ser más fácil establecer metas para el futuro.

Yo estoy persuadido de que el conocimiento de nuestro pasado es un valioso instrumento referencial de una inmensa importancia para la tarea que nos corresponde a todos: la de conducir a nuestro querido pueblo de Mamporal a niveles cada vez más elevados, desde los puntos de vista social, económico, cultural y moral.

Animado por ese convencimiento del valor de la historia, desde mi llegada a Caracas, en 1955, comencé la búsqueda de informaciones referidas a Mamporal.  Fue larga e insistente, porque no encontré publicaciones que trataran específicamente sobre el pasado de nuestro terruño y, además, las razones de mi permanencia en Caracas no me dejaban el tiempo libre que es indispensable para una tarea de ese tipo. De esa búsqueda surgieron los diversos artículos que sobre este tema publique, especialmente en los diarios La República, La Religión y El Universal; también el trabajo titulado “Biografía de Eulalia Buroz”, de ésa extraordinaria joven mamporaleña, a quien muestra Historia Patria recuerda como heroína, que fue publicado en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia; también el material que todavía tengo inédito.

A finales del año pasado tenía completamente organizado el material que contiene el libro que ahora se bautiza, cuando mi gran amigo y ex-compañero de trabajo Tulio Alselmi, me concertó una entrevista con el doctor Ildefonso Leal, destacado y conocido en la Universidad Central de Venezuela, individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, Fundador y Coordinador de la Biblioteca de Autores y Temas Mirandinos. El doctor Leal tiene también aporte en este libro por sus valiosas y muy apreciadas observaciones y sugerencias que yo tomé como buenas lecciones de tan meritorio maestro.

El acto de hoy debe ser entendido por los actuales pobladores de Mamporal como compromiso para preocupamos y poner empeño porque nuestras acciones, trabajos y ejemplos representen el dejar una ejemplar página para el futuro de la cual puedan sentirse orgullosos nuestros descendientes y merezcan ser modelos a seguir por las futuras generaciones.

En el presente libro se contiene la historia del Curato de Santo Domingo de Mamporal durante el periodo colonial. El Curato de Mamporal fue erigido el 16 de enero de 1738, por decreto del Obispo José Félix Valverde, desmembrándolo del Curato de Capaya, le fue asignado como Patrono el nombre de Santo Domingo de Guzmán y su administración a sacerdotes religiosos de la Orden de predicadores. Me parece innecesario extenderme en lo que es el asunto tratado en el libro, a él los remito, por favor léanlo. Muy a propósito que el presente acto se esté realizando en la Casa Parroquial, porque ha sido el aspecto religioso el seguido paso a paso en el libro que ahora bautizamos. Se entrega con la esperanza de que de él se originen muchos trabajos que rescaten el recuerdo del pasado y la construcción de un mejor futuro y progreso para Mamporal y sus pobladores.

Muchas gracias.

Mamporal, 26 de agosto de 1995.      

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Septiembre, 1995)

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LA CATEDRAL DE CARACAS              volver a inicio de miscelaneos

 

Siempre ha estado ocupando el mismo lugar y su inicio como Templo Parroquial se remonta a fecha de la fundación de la ciudad de Santiago de León de Caracas por el conquistador don Diego de Lozada (25 de julio de 1567). El primer párroco propio, don Bernardo Vallejo Velásquez, aparece nombrado el 14 de abril de 1577.

La Iglesia parroquial se va a convertir en Catedral de Venezuela, como consecuencia del traslado de la Sede del Obispado desde Coro que autoriza el Rey de España en documento fechado el 20 de junio de 1637. El Cabildo Eclesiástico tomó posesión de la Iglesia como Catedral el 16 de marzo de 1638. Es de hacer notar que la sede del Obispado de Venezuela estaba vacante, porque el 24 de diciembre de 1637 había fallecido el titular Dr. Juan López de Agurto de la Mata, quien habla ejercido en Coro durante poco menos de dos años. Era el templo parroquial caraqueño, para ese entonces, una construcción de pequeño tamaño.

El terremoto ocurrido en 1641 dejó 1a Catedral reducida a escombros. Casi todas las demás iglesias y los convenios también sufrieron, y muchas otras casas quedaron destruidas. (Por cierto que el Gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor llegó a proponer construir la Catedral en otro sitio (Sabana Grande o Chacao) con fuerte oposición del Obispo Mauro de Tovar.

En tiempos del Obispado de Fr. Alonso Briceño, el 25 de abril de 1665 fue contratado el maestro Juan de Medina para demoler la anterior y construir otra nueva con una vistosa Torre, que daría nombre a esa esquina central de la ciudad. El citado constructor trabajó hasta el 2 de noviembre de 1674, cuando ejercía el obispado el religioso dominico Antonio González de Acuña.

En 1711 se le construyó nueva fachada bajo la dirección de Francisco Andrés Meneses. Pasados ya doce años (1723), cuando era titular del obispado de Venezuela el doctor Juan José de Escalona y Calatayud (y dos años antes de que se instaurara solemnemente la Real y Pontificia Universidad de Caracas, llamada así por Real Cédula del 22 de diciembre de 1721 y Bula Pontificia de 18 de diciembre de 1722), la Iglesia tendrá sus cinco naves, con cuatro Capillas laterales. El terremoto del 26 de marzo de 1812 causó tantos daños a la Catedral que hubo necesidad de hacer casi de nuevo el antiguo templo con las mismas dimensiones.

Las últimas reformas al cuerpo central de la Catedral caraqueña han sido fechadas en los años 1867, 1933 y 1967. Por cierto que, precisamente, el día 12 de agosto de 1867, el arzobispo Silvestre Guevara y Lira efectuó el acto de Consagración a la reforma que se había cumplido del interior del Templo. En las dos últimas fechas los trabajos fueron dirigidos por el doctor Gustavo Wallis, gracias a las iniciativas y esfuerzos realizados por el Arzobispo Felipe Rincón González, y el eminentísimo Cardenal José Humberto Quintero.

En cuanto a los primeros relojes en la Torre de la Iglesia Catedral de Caracas, en orden cronológico, son ya varios los que han marcado el tiempo desde allí.

Hacia el año de 1732 tuvo su primer reloj traído desde España por el Obispo don José Félix Valverde, quien lo donó al templo. Tenía una gran campana cuyo sonido ritmaba el pausado vivir de la colonia. El primero en ser designado para el cargo de relojero, fue Juan Sánchez, clérigo tonsurado. El sueldo anual, de cincuenta pesos, era pagado de las rentas de la Iglesia. Durante medio siglo estuvo de uso el referido reloj.

En 1778 se tendrá un segundo reloj que anunciará con sus sonidos momentos importantes de la vida republicana.

Por las gestiones emprendidas por el Arzobispo Guevara, la torre de la Catedral estrenará su tercer reloj en 1856. Algunos años más tarde, se dotará a Caracas de un reloj que sustituya al que funcionaba con notoria irregularidad. El 3 de agosto de 1888 llegaron al puerto de La Guaira los 38 bultos que contenían el reloj y sus accesorios. Se instaló y fue inaugurado en diciembre del mencionado año.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Diciembre, 1995)

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LAS PRIMERAS ESCUELAS EN VENEZUELA       volver a inicio de miscelaneos

 

Nuestro país, cuyo proceso de colonización da comienzo en 1501 (con el nombramiento de Alonso de Ojeda como Gobernador de Coquivacoa, primera gobernación concedida en el Continente y origen de la de Venezuela), en el que desde 1506 se habían establecido los primeros religiosos, y el cual será erigido como obispado mediante una Bula firmada por el Papa Clemente VII, en Roma, el 21 de junio de 1531, no verá en sus primeros años la fundación de una Escuela Pública.

Corresponderá precisamente al tercer Obispo de Venezuela, el fraile dominico, don Pedro de Agreda el establecimiento de los estudios de primada y secundaria, en la ciudad de Trujillo, el año 1568. En lo que se refiere a Caracas, la institución escolar estará presente pocos años después de su fundación; en las actas del Cabildo de 1589 hay testimonios de cómo Luis de Cárdenas y Saavedra se ofrecía para enseñar a los niños de esa ciudad.

Por el año 1600 el maestro Juan Ortíz Gobantes fundará una escuela y clase de gramática en la ciudad de Barquisimeto.

El primer gran colegio venezolano fue fundado por los jesuitas en 1628, en la ciudad de Mérida. (Es de recordar que cuando el Rey Carlos II ordenó expulsar a la Compañía de Jesús de todos los dominios de América, ya el Colegio merideño tenía una biblioteca de 450 volúmenes y un patrimonio económico representado en haciendas, hatos y tierras que servirán para fomentar la erección de escuelas de primeras letras en Maracaibo y para alcanzar, tiempo después, la instalación de una Universidad en la propia ciudad de Mérida).

El maestro de origen portugués, Gaspar Margullón Dematos, en 1635, bajo la protección del Vicario don Diego Guerrero de Torres, instaló estudios de primaria y gramática en la ciudad de Valencia

El décimo cuarto Obispo de Venezuela, Antonio González de Acuña, también dominico, (el mismo que edificó en 1673 el Colegio Seminario Tridentino de Santa Rosa de Lima en Caracas), patrocinó en 1674 el establecimiento de una clase de gramática en el puerto de La Guaira.

En 1682 el Licenciado Juan Díaz de Benavides erigió en Maracaibo una escuela de primeras letras y una cátedra de 1atinidad.

Eran escuelas para varones. La idea de fundar una escuela pública para niñas se remonta a finales del siglo XVII, cuando el Obispo Diego de Baños y Sotomayor obtuvo permiso de la Corona en 1694 y comenzó la obra; pero las calamidades causadas por la epidemia de viruelas, impidió la realización del proyecto. Otros buenos intentos también fracasaron, hasta que en 1768 el doctor Simón Marciano Malpica, Tesorero de la Catedral de Caracas puso en marcha el Colegio “Jesús, María y José” para recoger en él niñas pobres, huérfanas, ociosas y desamparadas, así blancas como de color moreno.

Es oportuno traer al recuerdo que el Cabildo de Caracas, el 20 de mayo de 1791 nombra a don Simón Rodríguez, joven entonces de apenas veinte años de edad, para regentar la Escuela de Niños de Primeras Letras, asignándole un sueldo anual de Cien pesos. El día 31 de dicho mes acepta y jura dicho cargo.

Para el año 1793, en la nómina de estudiantes certificada por el maestro Simón Rodríguez, figuraban ciento catorce (114) alumnos. Junto a los hijos del Gobernador y Capitán General y los de don Manuel Plaza, don Cayetano Montenegro, don Baltasar Padrón, don Ignacio Gual, don Juan Pablo Montilla, el Marqués del Toro, y tantos otros, figura el nombre de Simón, hijo de don Juan Vicente Bolívar y doña Concepción Palacios, por el cual se pagan ocho reales que era el monto correspondiente para la mayoría; aunque algunos pagaban menos de esa cantidad, y treinta y siete alumnos no pagaban nada por ser considerados como pobres.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Septiembre, 1996)

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COMEDORES ESCOLARES EN VENEZUELA         volver a inicio de miscelaneos

 

En una sesión de la Cámara de Diputados, el 4 de junio de 1937, Rómulo Gallegos recordaba que el doctor Ricardo Zuloaga fundó por su propia iniciativa el primer Comedor Escolar en Mamo. Otro pionero fue Luís Bigott.

 

Valga recordar que , cuando don Rómulo Gallegos fue Ministro, en 1936, trabajó por su establecimiento. Lo había visto en España. El Comedor Escolar es, al mismo tiempo, educativo y el niño adquiere buenos hábitos.

 

Un estudio elaborado, con carácter de urgencia, por la División de Higiene Escolar del M.S.A.S, hace referencia a algunos medios para combatir la desnutrición en la población infantil. Precisamente el 18 de noviembre de 1945, en la primera Convención de Presidentes de Estado celebrada en Caracas, fueron aprobadas las bases presentadas por la citada división para la creación de una red de comedores escolares que abarcada toda la República.

Por su parte, un grupo de concejales de Caracas, convencidos por la información documentada que les suministrara la División de Higiene Escolar del M.S.A.S, presentaron una moción al Concejo Municipal en que proponían la creación de un Patronato de Comedores Escolares para el Distrito Federal y como consecuencia, con fecha 24 de diciembre de 1945, el decreto Nº 103 de la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt, creó el dicho Patronato con funcionamiento limitado al Distrito Federal; pero a partir del 1 de mayo de 1946 se le da jurisdicción en todo el territorio de la República y en la Gaceta Oficial del día 16 de julio de 1946 aparece publicado el reglamento del Patronato Nacional de Comedores Escolares.

Es de hacer notar que el 15 de Enero de 1946 comenzaron a dictarse los cursos de Capacitación para Ecónomas de Comedores Escolares, con lo cual se preparaba a los encargados de la buena marcha operativa de dicho Patronato. Al finalizar el año 1948 estaban en funcionamiento 172 comedores escolares en nuestro país (por cierto que en 1946 comenzó el acondicionamiento del comedor con cien plazas que entró a funcionar en el Grupo Escolar de Tacarigua de Mamporal).

 

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Septiembre, 1992)

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ALGO EN TORNO A NUESTRA CENTENARIA “LOCHA”     volver a inicio de miscelaneos

 

Hacen ciento veinte años que fueron acuñadas las primeras monedas venezolanas del valor de doce céntimos y medio, corrientemente denominadas “Cuartillo” (un cuarto de real) y conocidas popularmente con el nombre de “locha” (tal denominación parece derivarse de la moneda ochava -octava parte de la peseta- que anteriormente había circulado con cierta profusión en el país).

Para ese entonces, año 1876, gobernaba a Venezuela el General Antonio Guzmán Blanco. Durante su gestión gubernativa se interesó en dotar al país de un sistema monetario nacional que lo liberara de una vez por todas de la dependencia del numerario extranjero en que había vivido hasta entonces.

El 14 de junio de 1876, mediante una Resolución, el Ministerio de Hacienda (cuya titularidad ejercía Pedro Toledo Bermúdez) ordenó la acuñación de los primeros dos millones de piezas de monedas de níquel del valor de dos y medio (2 1/2) centésimos de venezolano -a partir del establecimiento del Bolívar como unidad monetaria, en 1879, el valor expresado será de doce céntimos y medio (12 1/2) de bolívar-, que tendrían el diámetro del cuarto de dólar americano de 1876 (módulo de 23 mm que permaneció invariable en todas las acuñaciones subsiguientes).

La firma H. L. Boulton y Cía, fue la encargada de gestionar la acuñación con la Casa de Monedas de Filadelfia. El señor Anthony C. Paquet elaboró los troqueles (por cierto que los cuños fabricados estaban en 1883 en poder de los herederos del señor antes citado y fueron adquiridos por Venezuela por el monto de cincuenta dólares y remitidos el 23 de febrero de 1884 al Ministerio de Relaciones Exteriores).

La acuñación de 1876 no se rigió por la Ley de Monedas vigente (que contemplaba acuñación de monedas de cobre de un centavo); esa fue una de las causas aparentes para la oposición que se suscitó en el país; por lo cual se dicta un Decreto Ejecutivo, el 15 de enero de 1877, donde el General Antonio Guzmán Blanco, Presidente Constitucional de los Estados Unidos de Venezuela determina que “desde la presente fecha se declara en circulación legal”, obligatoria para los particulares en la proporción que establece para la de cobre la Ley de Monedas de 1871, la moneda de níquel mandada a acuñar a los Estados Unidos de Norte América.

En trece fechas distintas (entre 1876 y 1969) han sido acuñadas monedas de la denominación que comentamos. Los años de acuñación son: 1876-77, 1896, 1925, 1927, 1929, 1936, 1938, 1944, 1945, 1946, 1948, 1958, y 1969 (esta última no circuló). La de 1896 fue acuñada en Berlín; la de 1944 en Denver; la de 1969 en Madrid y todas las otras fechas fueron acuñadas en Filadelfia. El total general de monedas de locha acuñadas alcanza la cifra de cincuenta y dos millones cuatrocientas mil piezas.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Septiembre, 1996)

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EL CENTAVO O “PUYA”: UNA MONEDA VENEZOLANA DE TIEMPOS PASADOS

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En animada conversación unos jubilados decían: “estoy de a centavo” y otro agregaba que no tenía “ni una puya”. Se referían a la escasa posesión de dinero por la cual atravesaban. El “centavo” o la “puya” fueron monedas venezolanas muy populares, conocidas y de gran tradición, de muy profusa circulación hasta no hace muchos años. Hoy día son totalmente desconocidas porque la inflación las hizo desaparecer de la circulación por su inexistente capacidad para adquirir hasta el más insignificante objeto. Tal cosa nos ha impulsado a elaborar un recuento histórico acerca de las monedas, conocidas con esa denominación, que circularon en nuestro país durante casi dos siglos.

En nuestro país circulaban monedas norteamericanas de cobre de la denominación de un centavo a partir de la autorización contenida en la Ley de Monedas del 13 de mayo de 1834, ratificado por las leyes fechadas en marzo de 1835, mayo de 1840 y marzo de 1842.

La Ley sancionada por el Congreso, el 29 de marzo de 1842, con las firmas del doctor José Vargas y José F. Blanco, y promulgada por el Presidente de la República General José Antonio Páez, y el Secretario de Hacienda Francisco Aranda, establece que “había en Venezuela una moneda de cobre y cuño nacional denominada centavo, que representa la centésima parte de un peso fuerte”. La referida Ley, en su artículo 7° precisaba que continuarían “circulando los centavos enteros que con el sello de los Estados Unidos”, autorizados desde 1834 y ratificados últimamente por Decreto del 2 de mayo de 1840; sin embargo, una vez que se reciben y son distribuidas las piezas venezolanas elaboradas en Londres, una Resolución del Ministerio de Hacienda de fecha 12 de octubre de 1844, se prohibirá el acceso corriente del centavo norteamericano.

Las disposiciones legales vigentes en Venezuela hasta principios de 1857 permitirán también la acuñación de monedas de medio centavo y también de cuartos de centavo. La Ley de Monedas sancionada el 18 de marzo de 1857 y promulgada cinco días después por el Presidente de la República José Tadeo Monagas, precisará que “no habrá más monedas de cobre que el centavo, cuyo peso será de setecientos cincuenta miligramos” y su liga de estaño y zinc no pasará de cinco por ciento, con noventa y cinco partes de cobre puro. El diámetro del centavo será de veinticinco milímetros. Llevará en el anverso el busto de la Libertad con la inscripción “República de Venezuela” y en el reverso una hoja de laurel en cuyo centro diga “un centavo” y el año de su acuñación. Esta moneda valdrá la centésima parte de un peso fuerte que era la nueva Unidad Monetaria de Venezuela.

Una pequeña modificación en la moneda de cobre de un centavo se observará con la Ley dada por el General Antonio Guzmán Blanco el 11 de mayo de 1871, precisando que llevará en el anverso el cuartel de las espigas del escudo de armas nacionales, con la inscripción “Estados Unidos de Venezuela”, y en el reverso una corona de oliva en cuyo centro diga “un centavo” que representa la centésima parte del Venezolano o sea la Unidad Monetaria.

La moneda de centavo, hasta ahora referida, no volvió a ser acuñada de tal manera que dejó de circular poco tiempo después, por tanto no es la que popularmente conocimos con el apodo de “puya”. Hablaremos de ésta en los siguientes párrafos.

El 14 de junio de 1876, mediante Resolución firmada por el Ministro de Hacienda, Pedro Toledo Bermúdez, se ordena la acuñación, en una fábrica norteamericana, de la moneda de Níquel de un centavo. Esta moneda tendrá exactamente el diámetro y espesor de la pieza americana de diez centavos del año 1866. Nuestro Centavo de Níquel, también conocido como “puya”, será de borde liso y su módulo de diecinueve milímetros permanecerá invariable, con muy ligeras modificaciones en sus características generales, hasta la que fue su última acuñación en el año de 1986.

La acuñación ordenada en 1876 no se enmarcaba en las disposiciones de la Ley de Monedas vigente; es por ello que el gobierno presidido por el General Antonio Guzmán Blanco decreta, el 15 de enero de 1877, la circulación y aceptación obligatoria de las nuevas monedas, aunque más tarde el Gobierno que sustituyó a Guzmán Blanco intentó, sin suerte, hacer una nueva acuñación de monedas de cobre con el fin de recoger las fabricadas con níquel que estaban ya circulando.

La Ley creadora del “Bolívar de Plata” como Unidad Monetaria de Venezuela, dictada por el ilustre Americano, General Antonio Guzmán Blanco, y refrendada por el Ministro de Relaciones Interiores, Diego Bautista Urbaneja, el 31 de marzo de 1879, señalaba expresamente que las monedas de níquel de un centavo de venezolano continuarían circulando con el valor de cinco céntimos de bolívar, al igual que los centavos de cobre nacionales.

La acuñación de monedas de níquel de cinco céntimos de bolívar, popularmente llamadas “puyas” o “centavos” será autorizada por Decreto legislativo de fecha 19 de mayo de 1896 con “ejecútese” del Presidente de la República, General Joaquín Crespo, firmado en el Palacio Federal de Caracas a 25 de mayo de 1896. Fue contratada con la Real Casa de Monedas de Berlín, la fabricación de cuatro millones de piezas que serían de igual diámetro y peso a las que circulaban desde hacía veinte años; las únicas variantes son que en el anverso, donde antes decía “un centavo”, las de ahora expresan “5 céntimos”, y las originadas por los cambios que las leyes respectivas habían pautado en la forma del cuerpo del escudo. Llegaron al puerto de La Guaira el 11 de marzo de 1897 y comienza su puesta en circulación.

Sucesivamente se registraron acuñaciones de la citada moneda en los años 1915, 1921, 1925, 1927, 1929, 1936, 1938, 1944, 1945, 1946, y 1948, las cuales totalizan la cantidad de sesenta y siete millones de piezas. Salvo la acuñación de 1944 que fue efectuada por la Casa de Monedas de Denver, Colorado, todas las demás se contrataron con la Casa de Monedas de Filadelfia.

La acuñación de monedas de cinco céntimos de bolívar ordenada por Decreto N° 219 del 17 de mayo de 1958, también se corresponde a lo estipulado en el artículo 7 de la Ley de Monedas, es decir, que la aleación fuera de 75% de cobre y 25% de níquel, con dos gramos y cinco decigramos (2,5 grs.) de peso y diecinueve milímetros de diámetro; con la inscripción ahora de “República de Venezuela”. Así serán también las de 1964, 1965 y 1971 que representan un total de ciento sesenta y cinco millones piezas. (La de 1958 se efectúa en Filadelfia; las de 1964 y 1965 en Madrid y la de 1971 en Otawa).

Para 1974 se hace necesario tramitar una acuñación de monedas de cinco céntimos de bolívar. Los fuertes cambios en el valor internacional del níquel y de los otros metales obliga a modificar la aleación. Es por ello que el Decreto Ejecutivo N° 340 de fecha 15 -8-1974 establece que la acuñación sea de acero chapado en cobre, en una proporción de 90% de acero y 5% de cobre en cada cara, manteniéndose que cada pieza tenga el peso, diámetro y demás características de las que circulaban. Así también serán las de 1976 y 1977 y en total representarán mil millones de piezas.

En la nueva acuñación de seiscientos millones de monedas de cinco céntimos, dispuesta según Resolución del Directorio del Banco Central de Venezuela, será de aleación de acero chapado en níquel con una proporción de 90% de acero y 5% de níquel en cada cara de la moneda, con un diámetro de dieciocho milímetros y peso de dos gramos.

La última acuñación de la moneda venezolana llamada “puya” ó “centavo”, es decir de cinco céntimos de bolívar totalizará quinientos millones de piezas, de características similares a las correspondientes a 1983; pero el metal utilizado será aleación de acero chapado en cupro-níquel, o sea 90% de acero y 5% de cupro-niquel en cada cara de la moneda; según la Resolución del Directorio del Banco Central de Venezuela en fecha 2 de septiembre de 1986.

Hoy día la moneda de cinco céntimos de bolívar ha desaparecido por completo en cuanto a su utilización para transacciones económicas, a causa de la insignificancia de su poder adquisitivo.

Para mayor información acerca de esta moneda nacional del pasado, le remitimos al famoso libro Monedas Venezolanas escrito por la doctora Mercedes Carlota de Pardo.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, Marzo, 1997)

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            LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO        volver a inicio de miscelaneos

Débese a Filón de Bizancio, ingeniero, también escritor y a la vez viajero incansable, el haber establecido hacia finales del siglo III antes de Cristo, la primera lista de las Maravillas del Mundo. La segunda relación parece haberla confeccionado el poeta griego Antipatros de Sidón, entre los años 150 y 120 antes de Cristo. Son siete las identificadas y reconocidas como las grandes Maravillas del Mundo Antiguo.

 

1.- Las            Pirámides       de        Gizet.

Aproximadamente entre los años 2.650 y 2.550 antes de Cristo, se construyeron las grandes pirámides de Gizet: de Keops, de Kefren, y de Micerino, tres faraones de la IV Dinastía. De Herodoto, el llamado padre de la historia, provienen informes detallados de la construcción de las pirámides. Cuenta, por ejemplo, que la de Keops fue construida en un plazo de veinte años y que cien mil hombres trabajaban en la obra durante tres meses por año. Por cierto que éstas pirámides (en Egipto y muy próximas a la ciudad de El Cairo) son las únicas de las maravillas del mundo antiguo que han llegado hasta nuestros actuales días.

2.- Los Jardines colgantes de Babilonia.-                         

Babilonia (la antigua Urbe) capital del imperio, llegó a ser la ciudad más hermosa entre todas las de su época. Se cuenta que Nabucodonosor ordenó levantar cerca de su palacio elevaciones de piedra, darle la forma de montaña y plantarlas con toda clase de árboles. Por deseo de su mujer instaló, además, un jardín como los había en la patria de ella. Es comprensible que el floreciente oasis en el clima desértico de Babilonia causase sensación. Cuando el alemán Roben Koldewey empezó la excavación de Babilonia, desde 1899 y que se prolongó basta el 1917, halló, en el rincón nororiental de la fortaleza sur, unas bóvedas con un profundo pozo, que coincidían exactamente con las descripciones antiguas. Babilonia fue destruida y reconstruida varias veces. Desde el año 275 antes de Cristo quedó abandonada. No existen restos de los jardines que fueron considerados como una maravilla del mundo.

3.- Templo de Artemisa en Éfeso.                                                  Plinio (23-79 de nuestra era) en su obra Historia Natural en 37 libros, describe el magnífico edificio en Aritemison  de Éfeso, adornado con 127 columnas y cuatro veces más grande que el Partenón de Atenas. Después de una búsqueda de siete años, el ingeniero inglés J. T. Wood, halló el emplazamiento del templo y demostró que Plinio no había exagerado. Dicho templo fue incendiado el año 356 por Herostrato. Se cuenta que al arquitecto griego Dinócrates le tocó la tarea de reconstruir el templo en su antiguo emplazamiento según los famosos planos. Los godos destruyeron definitivamente esta maravilla, en el año 262 de nuestra era. En su lugar, hoy día sólo se observan restos de una columna y trozos de mármol.

4.- Mausoleo de Halicarnaso.-                                                       El príncipe Mausolo, virrey de la provincia persa de Caria (de 377 a 353 a.C.), mandó construir hacia el año 360 antes de Cristo, una tumba erigida sobre una superficie de 33 x 39 m, levantada a casi cincuenta metros de altura, que proclamase su fama a través de los tiempos y confió esta labor a los mejores y más afamados arquitectos y escultores. El rico príncipe no llegó a ver acabada la obra que fue levantada en su honor, en 353 a.C., por su esposa Artemisa II, reina de Halicarnaso, en Caria.

5.- Coloso de Rodas.-                                                                      La más famosa estatua gigante de la antigüedad, de Helios, el dios del sol, fundida en hierro con una altura de 30 á 40 metros y peso de 70 toneladas, mandada a hacer en el siglo IV (antes de Cristo), después de la victoria sobre el rey macedonio Demetrio Poliorcetes. Fue realizada por el escultor Chares iniciándola el 291 y terminada doce años más tarde. Un terremoto la derribó al mar y sobre el pedestal no quedaron más que algunos restos de los pies. En el año 653 vendieron los restos de la estatua a un comerciante de Edesa que los fundió en tierra firme.

6.- Faro de Alejandría.-                                                       Construido hacia los años 300 a 280 (a.C.) por el arquitecto griego Sostratos de Cnido, en una península adelantada a la ciudad egipcia. Sobre una base cuadrada se alzaba una esbelta torre octogonal de unos cien metros de altura y sobre la plataforma superior ardía por la noche un fuego alimentado por leña y resina. En 1375 un terremoto destruyó los restos de la torre.

7.- Estatua de Zeus (griego) o Júpiter (romano) en Olimpia.-         Acabado en 456 (a.C.) la imagen del dios en marfil y ébano, ricamente decorada con oro y piedras preciosas, que parece que tuvo una altura de 15 metros. Fue la última obra del escultor griego Fidias (fallecido en el año 431 antes de Cristo, de cuya mano también era la estatua de Atenea Parthenos de la Acrópolis y esculpida bajo la misma técnica), representaba al padre de los dioses con el ceño fruncido.

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, junio, 2000)

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            EL CENTRO HISTORICO DE CARACAS        volver a inicio de miscelaneos

 

Se conoce como Centro Histórico de la ciudad de Caracas, el área comprendido entre las esquinas: Altagracia, Maturín, Los Traposos, y La Bolsa. Son doce manzanas en las que se hallaba lo siguiente:

1.- El primer templo que existió, San Sebastián, llamado después San Mauricio. La hoy Santa Capilla (obra del arquitecto Juan Hurtado Manrique una construcción inspirada en una existente en París, fue bendecida el 1 de octubre de. 1883). Desde 1882, un grupo de damas establece allí la adoración perpetua del Santísimo Sacramento.

2.- Los más antiguos conventos de monjas: el de las Concepciones (hoy esquina de Las Monjas), fundado en 1636 y que desapareció en tiempo de Guzmán Blanco, para construirse el llamado Palacio Federal Legislativo, la Alta Corte de Casación y los ministerios del Interior e Instrucción Pública; y el otro, de las Carmelitas Descalzas, edificado en 1736 y años después modificado y refaccionado por el arquitecto Alejandro Chataing, fue sede de la Tesorería Nacional, luego Ministerio de Hacienda y donde está ahora el Banco Central de Venezuela.

3.- La casa de los Gobernadores y Capitanes Generales (Gradillas a Sociedad) que ahora no quedan huellas de su existencia.

4.- La Real Audiencia, instalada en 1786 al lado de la Casa del Libertador, y cuyo lugar están ahora el Museo Bolivariano y la Sociedad Bolivariana de Venezuela.

5.- La Intendencia de la Real Hacienda ocupó otra de las grandes casas de la cuadra de Gradillas a Sociedad.

6.- La Cárcel Real (hoy Casa Amarilla), comenzó a construirse hacia 1610 y fue adquirida y acondicionada, en 1689, para ser utilizada como cárcel. Ha sido cuartel de milicias, Ministerio de Relaciones Interiores, de Gracia y Justicia, Policía, Hacienda, Guerra y Marina y, desde 1911, de Relaciones Exteriores. Guzmán Blanco la acondicionó como Palacio Presidencial (la pintó de amarillo, color del Partido Liberal) y el primer presidente que la utilizó fue Francisco Linares Alcántara.

7.- El Ayuntamiento o Casa Municipal (al lado de la Casa Amarilla, hoy parte de ésta desde su incorporación en las reconstrucciones posteriores al terremoto de 1812), en medio de la cuadra se hallaba, en 1810, la sede del Cabildo y en su balcón fue la esquina del 19 de abril.

8.- La Universidad y el Seminario Tridentino de Santa Rosa de Lima (hoy Concejo Municipal), donde fue declarada la Independencia el 5 de julio de 1811.

9.- La Catedral. Al sur de la Catedral se hallaba el primer cementerio que tuvo Caracas.

10.- La Tesorería Real, estuvo edificado desde 1567 (Principal a Santa Capilla), fue Ministerio de Hacienda y estuvo el de Obras Públicas hasta cerca de 1950 y ahora una Plaza hundida.

11.-Los Almacenes y oficinas de la Compañía Guipuzcoana (esquina de la Sociedad) estuvieron ubicados al sur de la cuadra de Gradillas a Sociedad.

12.- La Tercera, o Factoría del Tabaco (esquina de Jesuitas), destruida con el terremoto de 1812.

13.- La casa de los Jesuitas (Veroes a Jesuitas), edificada en 1762 y única a prueba de terremotos. Tras la expulsión de dichos religiosos, en 1766, la casa fue vendida a la Real Hacienda. Fue cuartel, casa de monedas, teatro, y colegio del Salvador del Mundo (fundado del escritor Juan Vicente González) enfrente del cual estuvo el Colegio Santa María de don Agustín Aveledo.

14.- La casa donde se instaló el Congreso Constituyente de 1811 (la casa del Conde de San Javier, esquina del Conde), fue construida en 1736. En ella fue instalada la Junta Suprema de Caracas conservadora de los derechos de Fernando VII, el 20 de abril de 1810. Años después el Ministerio de Fomento ocupó la parte alta y en la parte baja funcionó la Imprenta Nacional. En 1936 fue arrasada y se construyó el Ministerio de Educación y ahora es la Biblioteca Simón Rodríguez.

15.- El primer Teatro Real o corral de comedias de Caracas, (Conde a Carmelitas, en el lado oeste del solar perteneciente al Conde de la Granja) desaparece en 1812. Dicho teatro fue mudado al solar de la gallera en la esquina de los Sanabria llamada desde entonces del Coliseo.

16.- La primera imprenta de Caracas (Gradillas a Sociedad, situada al frente de la Intendencia de la Real Hacienda y hacia el sur de la casa Episcopal).

17.- El Arzobispado de Caracas (esquina de las Gradillas). La casa era propiedad de don Bartolomé de Escoto, Deán del Cabildo eclesiástico, y la dañó el terremoto de 1641. Fue reconstruida en 1661 y adquirida por el bisabuelo del Libertador, don Luis de Bolívar, quien en 1684 la vendió a la Iglesia y desde entonces es Palacio Episcopal de Caracas.

18.- La casa donde se instaló Humboldt a su llegada a Caracas (esquina de Carmelitas), la residencia del Conde de Tovar, donde funciona ahora la Oficina de Correos). Por largos años estuvo el Ministerio de Guerra y, entre 1860 y 1861, se convirtió en residencia presidencial cuando ejerció la primera magistratura don Manuel Felipe de Tovar, bisnieto del primer Conde.

19.- La casa donde nació Bolívar (San Jacinto a Traposos). Perteneció a la familia Bolívar desde el siglo XVI. En 1876 fue adquirida por Guzmán Blanco y la alquiló a comerciantes de víveres. En 1912, por suscripción popular, fue comprada  a los Sucesores de Guzmán. En 1916 fue reconstruida y consagrada a la veneración pública como recuerdo del Libertador, según proyecto presentado por el ingeniero e historiador don Vicente Lecuna, quien dirigió los trabajos.

20.- La casa patrimonial de Bolivar (en el ángulo sureste de la esquina de las Gradillas). Conocida como Casa del Vínculo, pasó a ser propiedad del futuro Libertador en 1788, como parte del mayorazgo establecido a su favor por su primo el presbítero don Juan Félix de Aristeguieta y Bolívar. Bolívar asilado en Curazao, en 1802, se enteró de la confiscación de sus bienes y que su casa de Las Gradillas estaba en poder del aragonés Manuel Franco, comisionado de la Junta de Secuestros establecida por Monteverde. El Ayuntamiento la destinó a escuela pública.

21.- Templo donde se depositaron, en 1842, los restos de Bolívar hasta su traslado al Panteón Nacional en 1876 (en la Catedral, Capilla  de la Santísima Trinidad). Esta Capilla fue edificada y dotada en 1689 por el cuarto abuelo paterno del Libertador. Allí se guardan los restos de varios familiares del Héroe, entre ellos los de sus padres y esposa. El monumento funerario allí colocado es obra del escultor español Victorio Macho y fue colocado en 1952.

22.- La plaza en que se verificó la apoteosis de Bolívar (denominada Plaza Bolívar desde 1842). Antes era la Plaza Mayor, donde el fundador don Diego de Losada mandó a clavar el rollo ceremonial. Su aspecto actual data de 1865. Desde 1874 se encuentra la estatua ecuestre (que decretó Guzmán Blanco en 1872), obra del escultor italiano Adán Tadolini, réplica de la existente en Lima.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, septiembre, 2001)

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LAS VARIAS TUMBAS DEL LIBERTADOR SIMON BOLIVAR      volver a inicio de miscelaneos

 

A propósito de que en el próximo mes de octubre se cumplen ciento veinticinco años de la colocación de los restos mortales de nuestro Libertador en el Panteón Nacional, nos parece oportuno recordar algo acerca de las varias tumbas en las cuales ha estado sepultado el Libertador de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. La principal bibliografía utilizada es un valioso trabajo del investigador venezolano Manuel Landaeta Rosales.

El Libertador Simón Bolívar falleció a la una de la tarde del viernes 17 de diciembre de 1830, en la quinta de San Pedro Alejandrino (que era propiedad del señor don Joaquín de Mier), distante una legua de la ciudad de Santa Marta. El médico Alejandro Próspero Reverendo le hizo la autopsia y le embalsamó. Al día siguiente fue expuesto el cadáver en capilla ardiente en la casa de la Aduana de aquel puerto.

El día lunes 20, a las cinco de la tarde comenzó el sepelio, y quedó sepultado en una bóveda de la familia Granados, que estaba al pie del altar de San José, en la nave derecha de la Catedral de Santa Marta, acto eclesiástico, presidido por el Deán Dr. José Antonio Pérez, al cual asistieron Generales de1 Ejército, Oficiales y demás sujetos de distinción de esa ciudad. Años después un terremoto hundió la bóveda y estuvieron los restos a punto de perderse.

En 1839, el antiguo oficial de Colombia, Joaquín Anastasio Márquez, subalterno y admirador del Libertador, pidió permiso para construir a sus expensas otra bóveda para trasladar los restos del Padre de la Patria y se construyó aquella al pie de las gradas del Presbiterio de la misma Catedral, cubriéndose con una lápida de mármol con la inscripción: “BOLÍVAR, LIBERTADOR DE COLOMBIA Y PERU Y FUNDADOR DE BOLIVIA. Dedícale este pequeño tributo, un oficial del Batallón Rifles, 1° de la Guardia.   J. A. Márquez

La tercera tumba es ya en Venezuela. El 23 de diciembre de 1842 fue la traslación de la urna con los restos de Bolívar (que habían sido exhumados en la tarde del 20 de noviembre en la Catedral de Santa Marta) a la bóveda de la familia Bolívar en la Capilla de la Trinidad en la Iglesia Catedral de Caracas. A la una en punto de la tarde fueron colocados al lado de sus ascendientes y de su esposa.

El 28 de octubre de 1852 se inauguró en la Capilla de la Santísima Trinidad, donde estaban los restos del Libertador, un monumento de mármol de Carrara hecho en Roma por el célebre escultor Pietro Tenerani, que representa al Padre de la Patria de pie con la magna capa. Entonces fueron colocados los restos dentro de la base del monumento. Se considera ésta la cuarta tumba.

Desde el 28 de octubre de 1876, los restos de nuestro Libertador se encuentran en su quinta tumba. En lo que fue el Presbiterio del Templo de la Santísima Trinidad, convertido en el Panteón Nacional por decreto del Presidente Antonio Guzmán Blanco.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, septiembre, 2001)

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FRAGMENTOS DEL DISCURSO DE ORDEN PRONUNCIADO POR CARMELO PAIVA PALACIOS EN MAMPORAL, SABADO 4 DE AGOSTO DE 2001         volver a inicio de miscelaneos

 

Señoras y señores:

Es verdaderamente honroso para mí encontrarme en este sitial, y por ello debo comenzar, primeramente, dándole gracias a Dios, a Santo Domingo de Guzmán y a nuestra Señora la Virgen del Rosario. En segundo lugar, a las autoridades del Municipio Autónomo Buroz y al Comité Organizador de la presente fiesta dedicada a nuestro querido santo patrono; y también a todos ustedes que se encuentran prestigiando este significativo acto que ahora nos congrega.

La importancia del suceso que ahora se efectúa, va mucho más allá de la imposición de condecoraciones y reconocimientos a las personas seleccionadas por las autoridades municipales; por cuanto viene a ser, ciertamente, una invitación a todos para que, cada uno, particular o colectivamente se disponga, en cuanto pueda y le sea posible, a poner su parte en la gran tarea que traiga como resultado colocar al Municipio Buroz en un nivel cada vez más destacado en la sociedad venezolana. Recordemos que la grandeza de los pueblos también se puede medir e identificar con los niveles alcanzados por sus ciudadanos en la cultura, educación, moral, deporte, producción, etc.

Estoy seguro de interpretar el sentimiento de quienes hemos sido tan especialmente honrados con la Condecoración que lleva el glorioso nombre de Eulalia Buroz, singular heroína en la lucha por la independencia venezolana, nacida el 12 de febrero de 1796 en este pueblo de Mamporal y donde vivió, se casó por primera vez y permaneció hasta transcurrida una década del siglo XIX.

En nombre de todos comprometo nuestra disposición a esforzarnos en contribuir para el éxito en la colosal lucha que tiene planteada la colectividad de este Municipio en acelerar su marcha hacia un futuro más promisorio y firme. Nuestra acción voluntaria tiene que estar orientada, con fe, tenacidad y optimismo hacia la buena siembra que genere los frutos y grandeza en los tiempos por venir en esta bendita tierra mamporaleña.

El día 4 de agosto, siempre ha sido muy especial para los habitantes o descendientes de naturales de este pueblo. Se mantiene la tradición de reconocerlo como fecha principal y propia dedicada a Santo Domingo de Guzmán, su venerado patrono.

Aunque   desde   1971 (como consecuencia de la modificación decretada por el Papa Pablo VI) el calendario religioso señala la fiesta de Santo Domingo de Guzmán para el día 8 de agosto, nosotros los mamporaleños y muchos otros devotos fervientes, sustentamos fiel y viva la costumbre impuesta en la postrimería del siglo dieciséis.

Es de recordar que en ese tiempo, el Papa Clemente VIII (quien había sido elegido Pontífice el 9 de febrero de 1592 y ejerció la máxima autoridad de la Iglesia Católica hasta su muerte ocurrida el 3 de marzo de 1605), estableció que la Fiesta de Santo Domingo de Guzmán se celebrara el día 4 de agosto.

La identificación de los moradores de esta comarca barloventeña con su Santo Patrono nace antes de la fundación del poblado. Los primeros evangelizadores en estas tierras pertenecían a la Orden religiosa de Predicadores, y cuando el 16 de enero de 1738 se crea el Curato del Valle de Mamporal, es bajo la advocación de Santo Domingo de Guzmán, varón evangélico de inmortal recuerdo y fuente permanente a la que nos acercamos para aumentar nuestra fé en Dios, en Cristo y en la beatísima Virgen María.

Ahorraré palabras porque acerca de nuestro venerado personaje y su filiación con este pueblo se refiere, ampliamente, en la obra titulada “Santo Domingo de Guzmán, Patrono de Mamporal” que hoy se pone en manos de todos, editada con el patrocinio de la Alcaldía del Municipio Eulalia Buroz.

Los mamporaleños estamos acostumbrados a recurrir llenos de convicción y perseverancia, solicitando confiadamente a Santo Domingo de Guzmán interceder ante el Altísimo por el bienestar colectivo. Son innumerables las pruebas reconocidas en la feligresía de que Santo Domingo (el fundador de la Orden de Predicadores, popularmente llamados sacerdotes dominicos, y propagador del culto a la Virgen del Rosario, nacido en Caleruega. Provincia de Burgos, en 1170 y canonizado en 1234) prodigó, prodiga y seguirá prodigando bienaventuranzas y milagros en su pueblo de Mamporal.

Pero hoy también es un día memorable porque, el lunes 4 de agosto de 1997, el Obispo de la Diócesis, Monseñor Gustavo García Naranjo firmó un Decreto, refrendado por el Vicario General de la Diócesis Monseñor Benito Alberto Perdomo, mediante el cual crea la Parroquia Eclesiástica en el Municipio Eulalia Buroz, en la zona Barlovento del Estado Miranda.

En ese feliz y jubiloso día vimos hecho realidad lo que había sido un sueño constante; con diversas y repetidas solicitudes ante las autoridades del arzobispado de Caracas, del obispado de Los Teques y, a partir de su erección del Obispado de Guarenas, por parte de los habitantes de este Municipio durante muchos años.

Se están cumpliendo cuatro años de la restitución de parroquialidad que permite a nuestro querido Mamporal blasonar nuevamente la categoría canónica perdida hacía ya siglo y medio. Recordemos que un decreto del ilustrísimo Monseñor José Félix Valverde, décimo octavo obispo de Venezuela y la aprobación del Gobernador y Capitán General de la Provincia, Brigadier don Gabriel Zuloaga, Mamporal es nombrado parroquia eclesiástica el 16 de enero de 1738; pero después del fallecimiento de su párroco titular, presbítero don Juan Pedro Velásquez, registrado en 1845, no volvió a ser proveída la titularidad y queda extinguido dicho Curato, pasando su feligresía a formar parte de la parroquia Jesús, María y José de Tacarigua de Mamporal.

Ejercieron como titulares de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Mamporal, en aquel tiempo, los sacerdotes: Francisco Blanco, Miguel José Robles, Domingo de Amaya, José Antonio de la Peña Padilla, Nicolás Antonio Colón, Francisco Antonio Mas y Ordoñez, y Juan Pedro Velásquez. En calidad de interinos, son de mencionar, principalmente, los reverendos, Pablo Pereira, Manuel García Adam, Sebastián Palomo y Burguillos, Ildefonso Burguillos, y Felipe Bermejo. Ahora, desde el momento del inicio de la presente etapa parroquial, contamos con la eficiente atención, activa diligencia y celo pastoral del presbítero Gonzalo de Jesús Morales.

Estimados amigos, estoy en mi pueblo natal y entre mi gente querida. Por eso no quisiera concluir estas palabras, sin exhortar a quienes ejercen la docencia y a las madres, principalmente, e invitarles a que, como las sacerdotisas vírgenes del templo de Vesta en la mitología griega y romana, o como las diez doncellas de la parábola bíblica contenida en el Evangelio de San Mateo, pongan el mayor celo y cuidado para que se mantenga siempre encendido, y cada vez mayor, el fuego del saber; que sea cada día más brillante la luz de la inteligencia, la curiosidad, perseverancia, concordia y fe de la juventud, de manera que así se garantice el crecimiento cultural y social de Mamporal.

Que impere siempre, en toda nuestra comunidad, un clima de unidad y fraternidad, sin revanchismo ni divisiones.

¡Todos coincidentes en la búsqueda de un futuro mejor!

Señoras y señores, buenas tardes.

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, septiembre, 2001)

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TRANSCRIPCION DE LAS PALABRAS PRONUNCIADAS POR EL DOCTOR CARMELO PAIVA PALACIOS, EN ACTO ESPECIAL CELEBRADO EL DIA DOMINGO 30 DE DICIEMBRE DE 2001, IGLESIA PARROQUIAL “JESUS, MARIA Y JOSE” EN TACARIGUA DE MAMPORAL           volver a inicio de miscelaneos

Realmente no estaba previsto el que tuviese también la oportunidad de hablar en este acto tan importante y singular, mejor dicho. Por ello me embarga una satisfacción inmensa y lo considero un verdadero honor, principalmente porque hoy es la celebración de las fiestas patronales de este pueblo tan querido y porque este trabajo que acá tengo y ahora entrego a ustedes, ha sido inspirado por el recuerdo de mi padre, quien me decía y siempre me repetía que “con Mamporal como con Tacarigua ocurría lo que con las mujeres decentes: quizás tienen una larga e interesante historia pero nadie se la conoce o se atreve a divulgarla”. Esa fue una de las razones que me animaron, cuando llegué a Caracas, a poner el mayor celo, cuidado y dedicación a buscar datos que hicieran brotar esa historia recóndita de nuestros pueblos; y parte del resultado es este trabajo que, aún incompleto o de somero contenido, son producto de ese esfuerzo tesonero de muchos, muchos años.

 

Precisamente, con esta obra titulada “Tacarigua de Mamporal: Noticias acerca de su historia centenaria”, la satisfacción mía se hace mayor porque con ella se presenta un homenaje a mis recordados padrinos de bautizo, doña Maria y don Carlos Soucre, de grato recuerdo. También une a ello mi gran cariño, mi respeto por este pueblo y por su Iglesia donde fui bautizado. Aunque, ciertamente, nací en Mamporal, mi bautizo se llevó a cabo en este templo. También en este templo parroquial, cuando la visita pastoral que hizo el Arzobispo de Caracas, Monseñor doctor Lucas Guillermo Castillo, en 1949 recibí la Confirmación apadrinado por mi siempre recordado Emilio López Rodríguez. De modo que el haber recibido aquí mi primer sacramento, en tiempos de la titularidad del presbítero Ananías Gordo, así como recordar que en este mismo templo mi padre recibió también los sacramentos de nuestra sagrada religión, hacen que yo me sienta más identificado y apegado a la historia y a la gente de este pueblo donde conviví como estudiante en los grados de quinto y sexto de primaria.

 

La publicación de este trabajo se hace realidad, precisamente, porque el General de División Ismael Eliécer Hurtado Soucre tuvo a bien ordenar y hacer posible que se editara. Es el resultado de esa preocupación por encontrar nuestras raíces, por el deseo de divulgar su historia y porque con ella se pueda incentivar a las nuevas generaciones a que vayan acopiando ese acervo de cultura referidas a la comarca.

 

Cuando yo estuve en el Archivo General de Indias, en Sevilla (España), fue un objeto de mi preocupación como estudiante allá, el de lograr informaciones referentes a nuestros pueblos. Lamentablemente no fue mucho la que pude recabar allá, y la mayor información que contiene el trabajo ahora presentado, fueron logradas en el Archivo Arzobispal de Caracas. Yo hubiera deseado mucho hacerlo más amplio y más completo, con datos de acá mismo de los archivos de la parroquia; pero lamentablemente no pude lograr que me permitieran hurgar en la Biblioteca o archivos de la parroquia. Yo espero que ahora las puertas se abran y se pueda completar, si no yo que lo complete otro; y además que se puedan preservar los documentos dejados al olvido, al deterioro del tiempo que se encuentran en dicho archivo parroquial.

 

Quiero que me perdonen por mí, digamos, irrupción en este tan especial acto y les obsequio, en mi nombre y en el del General Hurtado Soucre, que hizo posible su publicación, de este libro de historia del primer siglo de este pueblo de Tacarigua de Mamporal.

Buenas tardes y muchas gracias.

            (Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, marzo, 2002)

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EN LAS ELECCIONES VENEZOLANAS DEL PASADO FIN DE SIGLO

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Hace cien años, los aspirantes a la Presidencia de la República de Venezuela fueron cinco y la muy peculiar gracia de nuestros compatriotas con chispa y razón los calificó como candidatos de las masas, de las mesas, de las misas, de las mozas, y de las musas.

 

El general José Manuel Hernández (1844-1921), apodado “el mocho” por haber perdido dos dedos de la mano en un hecho de guerra en 1870, era muy carismático y popular, aunque no logro alcanzar el triunfo electoral, era reconocido como el “Candidato de las Masas”.

 

El general Ignacio Andrade (1840-1925) fue proclamado ganador y tomó posesión el 28 de febrero de 1898; pero como contaba con el apoyo del gobernante Joaquín Crespo se le atribuyó un triunfo fraudulento, aplicándosele ser el “Candidato de las Mesas”.

 

El doctor Juan Pablo Rojas Paúl (1829-1905) deseaba volver a ejercer la Presidencia del país (gobernó el bienio iniciado a mediados del año 1888) y como era muy devoto, de magníficas relaciones con el clero, por lo que le llamaron “Candidato de las Misas”.

 

El doctor Juan Francisco Castillo, quien perteneció al Consejo Federal y había sido Presidente del Senado, y era muy elegante de porte y un galante caballero, por lo que le consideraron como el “Candidato de las Mozas”.

 

El polifacético Pedro Arismendi Brito (1832-1914) era un general que fue Comandante durante la Guerra Federal, doctor, parlamentario, fotógrafo y autor de selectas composiciones literarias y estudios sobre la poesía lírica en Venezuela, le endilgaron el lógico “Candidato de las Musas”.

(Publicado en el Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela, diciembre, 1998).

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LA SOCIEDAD DE AMIGOS DEL MUSEO DE BELLAS ARTES    volver a inicio de miscelaneos

 

Día feliz ese 11 de abril del 1957 cuando un grupo de personalidades verdaderamente preocupadas por el adelanto cultural y el progreso de nuestra patria, y convencidos de que el arte es camino seguro para el logro de la superación, de manera creciente, de nuestros compatriotas, crean la Sociedad de Amigos del Museo de Bellas Artes de Caracas.

El arte es lo que hace conocer a los pueblos. Pueblo que no hace arte es pueblo muerto. Por las labores artísticas que realizaron, estamos seguros de la existencia de civilizaciones remotas. Precisamente, gentes persuadidas de esas y otras verdades fueron las fundadoras de esa institución que en sólo ocho años de vida—que cuenta hoy-  ha dejado una profunda huella en la historia cultural del país y tiene ganado un sitial de distinción y respeto en una gran mayoría de los pobladores de nuestro territorio.

Son ocho años los que tiene la Sociedad, (muy pocos para la larga vida que todos le deseamos) durante los cuales ha desarrollado una labor de gran importancia y trascendencia. Ha trabajado sin descanso a fin de cumplir a cabalidad su función de Amigos del Museo y como muestra basta decir que se han donado al Patrimonio Nacional 176 obras de arte por valor de ochocientos mil bolívares, para la Biblioteca del Museo se han adquirido libros por valor de más de veinte mil bolívares, y se han contribuido grandemente en el mejoramiento del Museo con la realización de muchas e importantes exposiciones conferencias, cursos y charlas de arte.

Ha sido verdaderamente positiva la labor realizada por la Sociedad de Amigos del Museo de Bellas Artes de Caracas. No puede negársele el influjo reconfortante que, en ochos años de tesonero trabajo, ha prestado el arte y a los artistas venezolanos. Su preocupación por hacer conocer el arte Venezolano fuera de nuestras fronteras la llevó a reproducir obras, aprovechando las tarjetas de navidad, y son actualmente más de cien las obras de Arte Venezolano, de la colección del Museo y de particulares que han sido difundidas por el mundo de esa manera.

(Publicado en División de Personal, Boletín semanal del Banco Central de Venezuela, año 4, Nº 181, en Caracas: Viernes 24 de agosto de 1965)

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CARACAS, CIUDAD JOVEN        volver a inicio de miscelaneos

La sangrienta aventura de la conquista armada hizo posible que de entre el verdor del valle de los indios caracas sugieran cual penachos de humo las edificaciones de estilo europeo: primero techos grises de palma, luego tejas rojas producto de alfareros, hoy de cemento y grises lanzados hacia arriba chocando con las nubes. No fue la primera ciudad que los conquistadores españoles fundaran en “esta tierra de gracia”, sin embargo la suerte y la estratégica situación geográfica  contribuyeron a que fuera siempre donante de ejemplos, asiento preferido de los gobiernos, capital del país y cuna de hombres de inmortal grandeza. Esta ciudad también ha sufrido los rigores de diversas plagas: enfermedades, terremotos, guerras, politiquerías... Con admirable fortaleza los ha resistido la hoy cuatricentenaria Santiago de Le6n de Caracas.

La gran ciudad que ahora está celebrando sus cuatrocientos años siempre ha tenido el dinamismo por característica. Por eso es que, a pesar de haber pasado “tantas lunas”, desde el momento de su fundaci6n hasta hoy, sigue pareciendo joven. El Ávila empinado la protege de las furiosas embestidas del mar, evita que el tiempo le marchite su primoroso rostro y puedan aparecer en ella los rasgos de ciudad antigua. Esto se debe también, en parte, al largo tiempo que permaneció como  la niña del cuento “mirándose a si misma en el espejo”, observando extasiada la bruna que envolvía a su enamorado sultán, las flores candorosas de sus campos, los chorros cristalinos de sus quebradas y ríos. Así durmió Caracas muchos años y continuaba siendo pequeñita y callada. Un día quiso dejar de ser chica y se apresuró, le surgieron construcciones, plazas, parques, y jardines por todas partes, convirtiéndose en la urbe grande y cosmopolita que es hoy. Bella y ruidosa pero siempre joven.

El despertar de la ciudad fue hace pocos años por eso es que un porcentaje alto de su población no ha nacido en su suelo. Por eso es que la ciudad de cuatrocientos años aparenta  tan solo una cuarta parte de su edad. El sitio que ella ocupa es el que es viejo, los primeros registros de sus libros si son antiguos, el recuerdo claro de sus primeros momentos de  vida es el que ha sido dominado por el olvido; pero la ciudad que hoy se viste de gala cumpleañera es nueva y muy joven todavía. El río que la cruza, los cerros que la circundan y nosotros mismos sus agradecidos habitantes somos testigos de que esto es verdad.

(Este escrito de Carmelo Paiva Palacios, estudiante de la Universidad Santa María,   forma parte del Libro con el cual dicha institución presentó su homenaje a la ciudad de Caracas en sus 400 años. También se publicó en División de Personal, Boletín semanal del Banco central de Venezuela, año 6, Nº 267, en Caracas: Viernes 12 de mayo de 1967)

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            EN LOS 70 AÑOS DEL DOCTOR MAZA ZAVALA        volver a inicio de miscelaneos

En este mes de noviembre se están cumpliendo cincuenta años de la inauguración de la carrera universitaria de economía en Venezuela. Pero también en noviembre de 1992 ha arribado a la edad de setenta años de fructífera vida el economista venezolano que, por su pensamiento y acción, es la referencia de mayor proyección mundial entre nuestros estudiosos de las ciencias económicas y sociales.

Precisamente en noviembre del año 1922, en la ciudad capital del Estado Anzoátegui, nace en el hogar de los educadores Maza Zavala un niño que bautizan con el nombre de Domingo Felipe. Desde joven ejercerá como educador: en las aulas, desde las páginas de revistas y periódicos, con sus enjundiosos libros, y sobre todo con su prédica y comportamiento de ciudadano ejemplar. Hoy es faro que señala los mejores senderos para salir de la maraña y encrucijada en que se encuentra nuestro país, en cuanto al más apropiado Enfoque al momento económico que vivimos.

D.F. Maza Zavala se gradúa de Licenciado en Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Central en 1949, en un grupo formado por catorce varones y dos hembras que identifican su promoción con el nombre de Santos Michelena. En 1962 obtiene el título de Doctor en Economía y la tesis de grado que presenta, con la denominación de Problemas de la Economía Exterior de Venezuela es publicada por la Universidad Central de Venezuela por recomendación unánime del jurado examinador. En esta obra, nuestro dilecto Profesor presenta con interpretaciones objetivas, y hoy tan actuales como cuando fueron escritas, acerca de los desequilibrios persistentes de la Balanza de Pagos y los rasgos característicos de la economía nacional. El año siguiente alcanza el nivel de Profesor Titular de la U.C.V., para cumplir el requisito había presentado otra de sus importantes obras que él humildemente califica como complemento de la entregada como tesis de doctorado. Esta nueva producción intelectual que publica el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Economía titulada “Venezuela una Economía Dependiente” nos muestra una visión sistemática y analítica de los aspectos principales del comercio exterior y los pagos internacionales del país.

Los dos mencionados se han convertido en libros de obligada consulta para estudiantes de Ciencias Económicas. También lo son su extraordinario Análisis Macroeconómico, Tratado Moderno de Economía General, Insuficiencia de Ahorro Nacional en América Latina, Internacionalización del bolívar y la liquidez internacional, y muchos otros libros más a los que se agregan sus enjundiosos trabajos publicados casi a diario en revistas y periódicos.

El doctor D.F. Maza Zavala constituyó un cristiano y buen hogar, desde hace más de cuarenta años con doña Alicia (Alicia Margarita Franky, periodista corresponsal en México, en 1949, cuando Maza era Director de Élite), al que hoy contribuyen sumando la alegría de sus nietos. Aunque una de las características del doctor Maza Zavala ha sido la de no desear reconocimientos especiales a su persona, a lo largo de los años, no ha podido escaparse de las innumerables promociones bautizadas con su nombre en diversas instituciones de enseñanza secundaria, superior y universitaria; así como de los doctorados “Honoris Causa” y del homenaje que le hiciera la Academia Nacional de Ciencias Económicas, de la cual fue el presidente durante el período comprendido entre 1986-1988, precisamente el segundo período directivo y había sido Vicepresidente en el directorio inicial de dicha Institución.

A nuestro querido profesor y colega: Feliz Cumpleaños.

(Publicado en la revista “Enfoque Económico”, año 1, número 1 , en Caracas, Noviembre-Diciembre 1992, página 3)

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ESQUINAS  Y  SITIOS  DE CARACAS.      volver a inicio de miscelaneos

LAS  ESQUINAS  DE  CARACAS.

LAS  GRADILLAS.-  Es una esquina muy importante del corazón de la ciudad y se encuentra indicada en el plano que elaboraron para el Rey en 1572. Allí, en ese sitio existían unas gradas o gradillas para bajar a la Plaza de Armas o Plaza Mayor de la Colonia. Por cierto que una casa situada en esa esquina de Las Gradillas perteneció a Bolívar por donación que le hiciera su padrino, el Presbítero Dr. Juan Jerez de Aristeiguieta.

 

SOCIEDAD.-  En una casa situada en esa esquina tenía su sede la Sociedad de Economía y Amigos del País mandada a establecer por el Rey Carlos III. También allí se instaló y reunió la Sociedad Patriótica el año 1811. En la gran sala de dicha casa, celebró la Sociedad Patriótica, presidida por Don Francisco de Miranda, el aniversario del 19 de abril con una sesión solemne.

 

MERCADERES.-  Este nombre es utilizado desde hace muchos años en Caracas. Cuando los frailes franciscanos del Convento solicitaron un derecho a un chorro de agua, indicaron que se podía meter por la “calle de los mercaderes”. La calle de los “mercaderes” desembocaba en la plazuela del templo de San Pablo. Ese trayecto se llamó después con el nombre de Calle del Comercio. Cuando la plazuela de San Pablo delineó sus esquinas, una quedará señalada con este nombre de “mercaderes” que allí hacían sus diarios negocios permitidos por el Cabildo.

 

LA BOLSA.-  Algunos asocian ese nombre al hecho de que en esa esquina tenía su casa la biznieta de Don Diego de Boiza (aquel hombre de “malos instintos” que fue encargado de la Gobernación de la Provincia de Venezuela en el año 1542). O sea que proviene de la descomposición del apellido de Boiza. También se dice que en esa esquina estableció, un tal Barón de Corvaia, un negocio de préstamo de dinero con tal fama que el Presidente Guzmán y los políticos, le visitaban frecuentemente para sus operaciones bursátiles. La oficina obtuvo entonces el nombre de la “Bolsa de Caracas”. Antes, desde aproximadamente 1725, se llamó esquina de Camacho porque allí tenía sus casas don Francisco Pérez Camacho, profesor de música de la Real y Pontificia Universidad de Caracas y se reunían los alumnos del citado músico colonial.

 

MATURÍN.-  Era una de las esquinas del llamado cuadrilátero histórico de la ciudadela Santiago de León de Caracas. En los viejos tiempos se llamó esquina de “Arguinzones” porque en la casa esquinera habitaba el capitán Pedro Luís de Arguinzones y su familia. Al parecer el nombre de “Maturín” se debe a que así se llamó un negocio de Pulpería que se estableció en dicha esquina (al final de la histórica mansión de don Valentín de Ribas y que hoy es el Templo Masónico).

 

MUERTO.-  El nombre de Muerto para una esquina caraqueña, no es de los tiempos coloniales. Se refiere a que en esa esquina,  un soldado que llevaban para enterrar con otros desdichados caídos en una escaramuza entre los bandos irreconciliables de godos y federales que surgieron en Caracas en los tiempos de “la guerra de los azules”, despertó, se sentó en la camilla, recobró el conocimiento y reaccionó diciendo: “no me lleven a enterrar, porque yo estoy vivo”. Muchas gentes se persignaban cuando pasaban por la esquina donde se levantó el muerto y se popularizó con tal denominación.

 

LAS ÁNIMAS.-  Cuentan las crónicas que en ese lugar de la Parroquia de Candelaria unos curiosos imprudentes vieron allí una legión de sombras que con hachas encendidas marchaban procesionalmente, vestidas de túnicas blancas. Asociaron que ese sitio era predilecto de las pacientes ánimas del purgatorio para hacer sus nocturnas peregrinaciones. En memoria de aquella visión el terror de los vecinos popularizó ese lugar como esquina de Las Ánimas.

 

PELIGRO.-  Precisamente en ese lugar, algo apartado del llamado centro de la ciudad, vivía el ciudadano español don Bartolomé Peligro, quien con base a una algo dudosa honestidad había logrado atesorar una calidad de pudiente. A un familiar de don Bartolomé Peligro, la Compañía Guipuzcoana le dio el Poder para representar al vencido Capitán Juan Francisco de León. Se cuenta que la fortuna del mencionado Capitán se la engulleron el señor Peligro y los picapleitos realistas.

 

ZAMURO.-  El lugar donde se benefician ganados, es decir los mataderos, atraen por lo general a las aves que aprovechan los desperdicios. Tal cosa ocurría en el lugar de Caracas que fue popularmente identificado con el nombre de “El Zamuro”. Se cuenta que el dueño de la carnicería de El Zamuro anunciaba, echando al aire cohetes, cuando había matado cerdos para que los compradores acudieran en horas matinales en razón a la prohibición a los matarifes y expendedores a trabajar después del mediodía.

 

EL SORDO.-  En esa esquina vivía el General Manuel Salvador Noriega, quien como consecuencia de sus encuentros de guerra había perdido el sentido auditivo en su más amplia totalidad. En dicha esquina estaba un negocio de Panadería, fundado por uno de sus descendientes, pero el viejo General  -aunque sordo-  permanentemente cuidaba y atendía en el negocio. Allí está la razón del mote de “Esquina del Sordo” que por más de siglo y medio se nombra esa esquina caraqueña.

 

DEL CHORRO.-  En la Avenida Universidad, en pleno centro de la ciudad, a unas tres cuadras de la Iglesia y de la centenaria Ceiba de San Francisco en orientación hacia el Este, nos encontramos con la denominada “Esquina del Chorro”.  Recordando su origen, podemos decir que en tiempos del desempeño como obispo del fraile dominico Antonio González de Acuña (el 14º obispo de Venezuela, que ejerció desde 1673 hasta su fallecimiento en febrero de 1682), el cual se propuso proveer a Caracas de agua potable por tubos de cal y canto que, tomándola de una “Caja” también de mampostería, la bajaran por la calle que viene de Altagracia y pasando por el frente de la casa de don Manuel Felipe de Tovar, la llevaran a la Plaza Mayor, y frente a la casa del capitán Diego Guevara; de allí se partiera por mitad: una para la Plaza Mayor, la Catedral y San Jacinto; la otra por la calle derecha, para el Seminario, las Monjas Concepciones, San Francisco y el Hospital de San Pablo, quedando pilones o tomas públicas para la vecindad en las plazuelas de Altagracia, San Francisco y San Pablo.  Precisamente, el conducto después de pasar en la parte sur de la edificación del Convento de San Jacinto, desembocaba en un grueso chorro que caía de cierta altura a la calle. Esta constante caída de agua potable sirvió de punto de referencia y es así como se dio el nombre a la esquina que para siempre se llamaría “Esquina del Chorro”.

 

VEROES.-  En la Avenida Urdaneta, en pleno centro de la ciudad, a una cuadra del Banco Central de Venezuela, en orientación hacia el Este, nos encontramos con la denominada “Esquina de Veroes” en Caracas. Veroes (o Verois) es un apellido             vasco. Los primeros con ese apellido entraron por Coro, y se recuerda que en 1682 estaba allí establecido un sargento mayor alférez de nombre Antonio que contaba la edad de cuarenta años.  Ese apellido ya estaba definitivamente instalado en Caracas, en tiempos del obispado de Mons. José Félix Valverde (1728-1740). Por ejemplo, José Antonio Veroes fue, primero, alcalde de la hermandad, y procurador en 1739. Miembros de la familia tenían sus casas en la esquina que se llamó así por ellos.  Durante el pasado siglo  XIX, la esquina de Veroes fue un centro de gran actividad. En el ángulo sureste, donde se halla hoy el edificio  América, tuvo su casa el activísimo y polémico líder liberal Antonio Leocadio Guzmán. Fue en esa mansión donde se alojó su hijo, el general Antonio Guzmán Blanco, cuando entró triunfante a la cabeza de sus tropas el 15 de junio de 1863, en una Caracas profusamente adornada de banderas amarillas.

 

CURAMICHATE.-  En un lugar casi céntrico de Caracas, perteneciente a la Parroquia de Santa Rosalía, se conoce la esquina de Curamichate, flanqueada por las  que se denominan Miseria, Viento, Pájaro, y El Rosario. Por allí corre la quebrada de Cienfuegos que desemboca en el Guaire. En la tarde del 14 de agosto de 1873 fue inaugurado por el general Antonio Guzmán Blanco un puente en el lugar que se ocupaba como basurero público. El nombre dado al referido puente fue para conmemorar que a las once de la noche del 14 de febrero de 1870, el general Antonio Guzmán Blanco (venía de Curazao acompañado de los generales Miguel Gil, Juan Bautista García y otros) desembarcó en las costas de Coro, en el sitio de Curamichate con su invasión. Ese puente servirá para unir y poner en fácil contacto a tres parroquias, regulariza y mejora  la avenida del Sur y hace que un sitio que era antes  intransitable y perdido sea, ahora, un paseo público y lo que servía de basurero, se  transformó con edificios particulares e industriales. El nombre dado al puente dio origen a que se llamara así la señalada esquina o cruce.

 

PLAZA LÓPEZ.-  “Plaza López”, así era llamada originalmente un lugar localizado al oeste de la Plaza Macuro, donde se encontraba entonces el monumento a Cristóbal Colón que luego fue trasladado a la entrada del Parque Los Caobos.  Dicho lugar de la llamada Plaza López, es contiguo al puente-elevado de la Avenida Urdaneta, en el cruce con la Avenida Fuerzas Armadas. Y esa esquina fue llamada Plaza López hasta 1946.  Por cierto que el 15 de mayo de 1921 llegó a Caracas, procedente de Chile, el infante Fernando María de Baviera y Borbón, en calidad de embajador del rey Alfonso XIII.  Se alojó en la casa propiedad de la familia Anzola, situada frente a la Plaza López. La casa desde ese entonces hasta que fue demolida, al construirse la Avenida Rafael Urdaneta, se le conoció con el nombre de “Casa España”.   Con motivo a la visita del mencionado Infante real, la Gobernación de Caracas decretó:  “Denomínese PLAZA ESPAÑA al citado parque y eríjase en ella un busto de Miguel de Cervantes y Saavedra”.  Ciertamente, se desconoce el paradero de dicho busto o estatua a Cervantes, desde hace ya varios años.

 

            EL CENTRO HISTORICO DE CARACAS

Se conoce como Centro Histórico de la ciudad de Caracas, el área comprendido entre las esquinas: Altagracia, Maturín, Los Traposos, y La Bolsa. Son doce manzanas en las que se hallaba lo siguiente:

1.- El primer templo que existió, San Sebastián, llamado después San Mauricio. La hoy Santa Capilla (obra del arquitecto Juan Hurtado Manrique una construcción inspirada en una existente en París, fue bendecida el 1 de octubre de. 1883). Desde 1882, un grupo de damas establece allí la adoración perpetua del Santísimo Sacramento.

2.- Los más antiguos conventos de monjas: el de las Concepciones (hoy esquina de Las Monjas), fundado en 1636 y que desapareció en tiempo de Guzmán Blanco, para construirse el llamado Palacio Federal Legislativo, la Alta Corte de Casación y los ministerios del Interior e Instrucción Pública; y el otro, de las Carmelitas Descalzas, edificado en 1736 y años después modificado y refaccionado por el arquitecto Alejandro Chataing, fue sede de la Tesorería Nacional, luego Ministerio de Hacienda y donde está ahora el Banco Central de Venezuela.

3.- La casa de los Gobernadores y Capitanes Generales (Gradillas a Sociedad) que ahora no quedan huellas de su existencia.

4.- La Real Audiencia, instalada en 1786 al lado de la Casa del Libertador, y cuyo lugar están ahora el Museo Bolivariano y la Sociedad Bolivariana de Venezuela.

5.- La Intendencia de la Real Hacienda ocupó otra de las grandes casas de la cuadra de Gradillas a Sociedad.

6.- La Cárcel Real (hoy Casa Amarilla), comenzó a construirse hacia 1610 y fue adquirida y acondicionada, en 1689, para ser utilizada como cárcel. Ha sido cuartel de milicias, Ministerio de Relaciones Interiores, de Gracia y Justicia, Policía, Hacienda, Guerra y Marina y, desde 1911, de Relaciones Exteriores. Guzmán Blanco la acondicionó como Palacio Presidencial (la pintó de amarillo, color del Partido Liberal) y el primer presidente que la utilizó fue Francisco Linares Alcántara.

7.- El Ayuntamiento o Casa Municipal (al lado de la Casa Amarilla, hoy parte de ésta desde su incorporación en las reconstrucciones posteriores al terremoto de 1812), en medio de la cuadra se hallaba, en 1810, la sede del Cabildo y en su balcón fue la esquina del 19 de abril.

8.- La Universidad y el Seminario Tridentino de Santa Rosa de Lima (hoy Concejo Municipal), donde fue declarada la Independencia el 5 de julio de 1811.

9.- La Catedral. Al sur de la Catedral se hallaba el primer cementerio que tuvo Caracas.

10.- La Tesorería Real, estuvo edificado desde 1567 (Principal a Santa Capilla), fue Ministerio de Hacienda y estuvo el de Obras Públicas hasta cerca de 1950 y ahora una Plaza hundida.

11.-Los Almacenes y oficinas de la Compañía Guipuzcoana (esquina de la Sociedad) estuvieron ubicados al sur de la cuadra de Gradillas a Sociedad.

12.- La Tercera, o Factoría del Tabaco (esquina de Jesuitas), destruida con el terremoto de 1812.

13.- La casa de los Jesuitas (Veroes a Jesuitas), edificada en 1762 y única a prueba de terremotos. Tras la expulsión de dichos religiosos, en 1766, la casa fue vendida a la Real Hacienda. Fue cuartel, casa de monedas, teatro, y colegio del Salvador del Mundo (fundado del escritor Juan Vicente González) enfrente del cual estuvo el Colegio Santa María de don Agustín Aveledo.

14.- La casa donde se instaló el Congreso Constituyente de 1811 (la casa del Conde de San Javier, esquina del Conde), fue construida en 1736. En ella fue instalada la Junta Suprema de Caracas conservadora de los derechos de Fernando VII, el 20 de abril de 1810. Años después el Ministerio de Fomento ocupó la parte alta y en la parte baja funcionó la Imprenta Nacional. En 1936 fue arrasada y se construyó el Ministerio de Educación y ahora es la Biblioteca Simón Rodríguez.

15.- El primer Teatro Real o corral de comedias de Caracas, (Conde a Carmelitas, en el lado oeste del solar perteneciente al Conde de la Granja) desaparece en 1812. Dicho teatro fue mudado al solar de la gallera en la esquina de los Sanabria llamada desde entonces del Coliseo.

16.- La primera imprenta de Caracas (Gradillas a Sociedad, situada al frente de la Intendencia de la Real Hacienda y hacia el sur de la casa Episcopal).

17.- El Arzobispado de Caracas (esquina de las Gradillas). La casa era propiedad de don Bartolomé de Escoto, Deán del Cabildo eclesiástico, y la dañó el terremoto de 1641. Fue reconstruida en 1661 y adquirida por el bisabuelo del Libertador, don Luís de Bolívar, quien en 1684 la vendió a la Iglesia y desde entonces es Palacio Episcopal de Caracas.

18.- La casa donde se instaló Humboldt a su llegada a Caracas (esquina de Carmelitas), la residencia del Conde de Tovar, donde funciona ahora la Oficina de Correos). Por largos años estuvo el Ministerio de Guerra y, entre 1860 y 1861, se convirtió en residencia presidencial cuando ejerció la primera magistratura don Manuel Felipe de Tovar, bisnieto del primer Conde.

19.- La casa donde nació Bolívar (San Jacinto a Traposos). Perteneció a la familia Bolívar desde el siglo XVI. En 1876 fue adquirida por Guzmán Blanco y la alquiló a comerciantes de víveres. En 1912, por suscripción popular, fue comprada  a los Sucesores de Guzmán. En 1916 fue reconstruida y consagrada a la veneración pública como recuerdo del Libertador, según proyecto presentado por el ingeniero e historiador don Vicente Lecuna, quien dirigió los trabajos.

20.- La casa patrimonial de Bolivar (en el ángulo sureste de la esquina de las Gradillas). Conocida como Casa del Vínculo, pasó a ser propiedad del futuro Libertador en 1788, como parte del mayorazgo establecido a su favor por su primo el presbítero don Juan Félix de Aristeguieta y Bolívar. Bolívar asilado en Curazao, en 1802, se enteró de la confiscación de sus bienes y que su casa de Las Gradillas estaba en poder del aragonés Manuel Franco, comisionado de la Junta de Secuestros establecida por Monteverde. El Ayuntamiento la destinó a escuela pública.

21.- Templo donde se depositaron, en 1842, los restos de Bolívar hasta su traslado al Panteón Nacional en 1876 (en la Catedral, Capilla  de la Santísima Trinidad). Esta Capilla fue edificada y dotada en 1689 por el cuarto abuelo paterno del Libertador. Allí se guardan los restos de varios familiares del Héroe, entre ellos los de sus padres y esposa. El monumento funerario allí colocado es obra del escultor español Victorio Macho y fue colocado en 1952.

22.- La plaza en que se verificó la apoteosis de Bolívar (denominada Plaza Bolívar desde 1842). Antes era la Plaza Mayor, donde el fundador don Diego de Losada mandó a clavar el rollo ceremonial. Su aspecto actual data de 1865. Desde 1874 se encuentra la estatua ecuestre (que decretó Guzmán Blanco en 1872), obra del escultor italiano Adán Tadolini, réplica de la existente en Lima.

 

DE  LA  CARACAS  DE  ANTAÑO

La calle de Pedrera a Marcos Parra se llamó Nuestra Señora de la Cantera. Nuestra Señora de la Sabiduría se llamó la calle donde estuvo el colegio de Las Monjas.  Bolsa a San Francisco se llamó calle del Testamento. Santa Teresa a Cipreses, Nuestra Señora de los Cipreses. La esquina de la Palma: Nuestra Señora de la Palma. La calle de Padre Sierra a Muñoz se llamó calle de la Divina Aurora (en esa calle vivían, en 1759, los padres de Francisco de Miranda). San Francisco a Traposos se llamó Nuestra Señora de la Chinquinquirá.

 

En el año de 1759 Caracas tenía cuatro parroquias. 15 calles corrían en dirección norte a sur, y 15 este-oeste. La numeración de las calles era una sola de la I Norte-Sur hasta la última Oeste-Este. A la calle de la Santísima Trinidad le correspondía el número VII. La calle de Torre a Gradillas se llamó calle de Nuestra Señora de Venezuela. La calle XXII se llamó de la Agonía y va desde Catia hasta el puente de Ña Romualda en Candelaria. De Torre a Principal se encontraba la cuadra de  Nuestra Señora de Caracas.

 

De La Pastora hasta San Pablo era la calle de la Encarnación del Hijo de Dios. Al cerro del Calvario en la cuadra de Nuestra Señora de Valvanera, estaba la cañada de las Ovejas. Nuestra Señora del Rescate se encontraba donde está el callejón de la Merced. La calle que va de Camejo hacia San Felipe Neri se llamó Nuestra Señora de Covadonga. El Hoyo Vicioso (esquina del Hoyo) era un sitio solitario y sin cerca, con vastos escondrijos que servían de refugio a los delincuentes, allí existió el cuartel de Milicias Urbanas.

 

Hubo una calle que se llamó Triunfo de Jerusalén (donde estaba la fuentecilla de San Lázaro cerca del sitio donde hoy se encuentra el Nuevo Circo).  Otra, el Prendimiento de Cristo, y otra Cristo Crucificado (XX). Después de los Abanicos (esquina del Abanico) estaba Torre de Boca Fuerte. Cruzando la calle del Desierto y La Transfiguración, estaba la fuentecilla de Punceles en la calle de la Sangre de Cristo. La calle de Alayón estuvo situada en la calle IV. Esta arrancaba del puente de San Pablo hasta la esquina de Malvasía en la Divina Pastora. En esa misma calle se encontraba la cuadra del primitivo Calvario, establecido por Fray Juan Cataneo Bohórquez, obispo de Caracas de 1611 a 1618. Allí se hallaba también la calle de las Peláez (Llaguno a Cuartel Viejo).

 

En el cruce de las calles V  y  XXV (De la Adoración de los Santos Reyes y de la Muerte y Calvario) existió la esquina del Agua, donde se pregonaban los bandos durante la rebelión contra la Compañía Guipuzcoana. Esa calle se llama hoy Mercaderes. Ese nombre lo adquiere porque era en ella donde se concentraba el comercio de la ciudad.  En la calle del Desprendimiento se halla la esquina del Padre Sierra o de Nuestra Señora de Sierra.

 

En la calle III (Circuncisión y Bautismo) estaban las cuadras de Nuestra Señora de los Ángeles, el Dulce Nombre de Jesús, Nuestra Señora de la Gracia, la del Marqués de Mijares y Nuestra Señora de la Visitación. La de la Anunciación (Matrices a San Jacinto). Desde La Pastora hasta el convento de la Merced y las Carmelitas, se encontraba el barrio del Teque,  cruzando la quebrada del mismo nombre y de las  Tinajitas. Una esquina de este barrio se llamó El Muerto del Teque.  En la sabana de la Trinidad comenzaron a delinearse las calles en 1797, y en el cerro del Calvario se levantó la ermita de Jesús Nazareno y de Nuestra Señora de Valvanera.

 

(Fuentes utilizadas, en la nota acerca “de la Caracas de antaño”: Enrique Bernardo Núñez (La ciudad de los techos rojos), y Carmen Clemente Travieso (Las esquinas de Caracas).

 

LOS PUENTES  “PUNCERES”, “SAN PABLO” Y “ROMUALDA”

Una de las claves del crecimiento urbano en la Caracas colonial, está en la construcción de puentes, que le permitieron expansión fuera del encierro de las quebradas. La de Caroata, porque era necesario vadearla para dirigirse a La Vega; y la de Catuche, ya que el desarrollo agrícola de Sabana Grande, Chacao y Petare, exigían un paso sin dificultades. Por lo tanto hubo puentes de madera tanto sobre el Caroata como sobre el Catuche, y también sobre quebradas menores. Seguidamente nos referiremos a los tres primeros puentes construidos en Caracas.

 

El primer puente de Caracas con materiales perdurables lo fabricó a sus expensas el Sargento Nicolás Puncel, por el año 1676, para facilitar la comunicación de su finca y tenería con la carnicería de la ciudad que se encontraba muy cerca de la actual esquina de La Pelota.

 

El puente de Punceles (Punceres) estuvo sobre el río Catuche, en el sitio hoy conocido como esquina de Punceres. Fue una obra de mampostería, ladrillos y cal que permitía el paso de personas y bestias de recua.

 

El puente sobre el río Caroata es de 1728 y se denominará luego de “San Pablo”. Se debió a la iniciativa del Alcalde Ordinario de primera elección don Diego de Liendo, y estaba junto a la actual Plaza Miranda y daba paso hacia San Juan, Antemano y Aragua. Ciertamente, don Diego de Liendo fue un benefactor de la ciudad; pero no tuvo, como si le tocó a Punceres, la memoria de su nombre inmortalizada en una esquina.

 

El puente de Catuche o Candelaria comenzó a prestar servicio en 1736. Era un sólido puente de mampostería con bien trazado arco ojival. En su construcción tuvo destacado papel don Feliciano Sojo y Palacios, el bisabuelo materno de Bolívar.  Animó la vida de la ciudad e hizo sentir inmediatamente el incremento del mercado inmobiliario y el tráfico comercial hacia el valle de Petare y los fundos cacaoteros de Barlovento. Lamentablemente, la descomunal crecida del Catuche, ocurrida en los primeros días de enero de 1742, destruyó la estructura del famoso puente. Para la reparación de dicho puente, se cuenta que los “Llaveros” de la ciudad fueron a la casa situada entre las esquinas de Sociedad y de Traposos, propiedad de donFeliciano Palacios y Sojo, hijo del constructor del puente, y retiraron el dinero necesario. En lo sucesivo el referido y famoso puente de la Candelaria, se llamaría “Puente de Doña Romualda”.

(Notas publicadas en diversos números del “Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela).

 

LA  CEIBA  DE  SAN  FRANCISCO

Debe su existencia a la iniciativa y empeño que tuvo la niña Isolina Manzo, cuando contaba con la edad de siete años, hija del Prefecto de la Policía de Caracas.  Ella sembró en 1866 una semillita de Ceiba en un montículo de tierra que existía frente a la Iglesia de San Francisco y la cual estuvo regando y cuidando hasta que la planta resultó firme. Cuatro años más tarde la Ceiba de San Francisco tenía tres metros de altura.

 

UNA CAPILLA EN LA CATEDRAL:  la de la SANTÍSIMA TRINIDAD.-

La construcción de la  CAPILLA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD en la Catedral de Caracas, data de 1689 y fue realizada por concesión que se hizo al Proveedor don Pedro Jaspe de Montenegro, antepasado de Bolívar, para que allí se colocase un cuadro de media talla que se había hecho en Nueva España, del Misterio de la Santísima Trinidad, y que allí, llevando el título de Patrono, se diese sepultura sin pagar derechos algunos a él y a sus esclavos y domésticos.

 

El Patronato de esta Capilla vino a recaer en el Libertador como nieto que era de doña Petronila de Ponte y Marín, hija del fundador Jaspe de Montenegro y segunda esposa de don Juan de Bolívar y Villegas, abuelo del héroe.

 

En esa Capilla fueron enterrados los padres y la joven esposa de Bolívar, y más tarde, el 7 de octubre de 1842 –setenta días antes los restos de su glorioso hermano, transportados desde Colombia-  lo fue también el cadáver de María Antonia Bolívar.

 

EL PARQUE  LOS CAOBOS

El parque “Los Caobos” primero fue hacienda de cacao. En 1810 era una hacienda cacaotera administrada por unos franceses que la abandonaron posteriormente. Dos años más tarde, las tropas realistas pasaron a ocupar la plantación siendo su dueño Gerardo Patrullo, quien realizó algunos cambios e incluso izó en el centro de la hacienda la bandera de España. Luego, cuando se libró la batalla de Carabobo, Patrullo huyó, y los familiares de Ambrosio Plaza, quien murió en batalla, pasaron a ser los propietarios por orden del entonces Presidente, José Antonio Páez.

 

Para 1865 estaba en ruinas esa hacienda y es así que vendieron el terreno por diez mil pesos a los hermanos Bernardino y José Antonio Mosquera y la convertirán en hacienda de café y para la conveniente sombra protectora los nuevos dueños se encargaron de sembrar caobos traídos de Santo Domingo.

 

Al morir los propietarios, sus herederos decidieron vender el terreno a un consorcio extranjero para hacer allí una urbanización; sin embargo, en 1925, el general Juan Vicente Gómez para evitar que fueran talados sus árboles, expropió la hacienda por cuatrocientos mil bolívares y la transformó en “Parque Sucre”, en homenaje al Gran Mariscal Antonio José de Sucre, el recordado y ejemplar Mariscal de Ayacucho.

 

En 1943 bajo la Presidencia del general Isaías Medina Angarita, es donado por la nación a la Municipalidad del Distrito Federal. En esa época el Parque abarcaba más de veinte hectáreas. Actualmente son 17,62, donde  están sembrado más de cuatro mil árboles.

 

EL  PARQUE  “EL CALVARIO”  DE CARACAS

En la colina al oeste de El Silencio, está localizado el patriarca de todos los parques de Caracas. A principios del siglo XVII, el Obispo de Caracas puso a esa colina el nombre de “EL CALVARIO”, y colocó a lo largo de sus serpenteantes senderos, las Estaciones del “Vía Crucis”.

 

El parque actual  no es sino un reflejo romántico y desvaído del existente en tiempos de Guzmán Blanco, quien trajo paisajistas franceses para que crearan en dicha cima un bellísimo jardín con varios niveles. También el Presidente Guzmán Blanco, en 1874, ordenó la construcción del acueducto de Macario por medio de la represa del río homónimo y sus afluentes, y de un canal de cuarenta y siete kilómetros de largo que desembocó en un estanque ubicado en El Calvario.

 

Fue el Presidente Joaquín Crespo quien mandó construir el Arco de la Federación y las Graderías o escalinatas de El Calvario. La Capilla de Lourdes que se encuentra en dicho parque, fue edificada en 1885 para reemplazar la Ermita construida en 1765 y reedificada en 1782, asignada ahora al rito de la iglesia greco-católica.

 

El Viaducto Unión, construido en 1886 (entre Paguita y El Calvario), y el Tunel del Calvario fue terminado en 1895.

 

Anteriores al Cementerio General del Sur:

CEMENTERIOS  DE  CARACAS

            No hay error en decirse que los cementerios, coincidentes con los instituidos con tal denominación, existían como anexos a los Templos, por ejemplo: San Mauricio (1567); San Pablo (1580); Catedral (1637); Altagracia (1656); Santa Rosalía (1696); Candelaria (1708); de los conventos de frailes: San Jacinto, San Francisco, Las Mercedes, San Felipe, y Capuchinos; y de los conventos de monjas: las Concepciones, Carmelitas y Dominicas. Valga advertir que los enterramientos en los conventos de frailes quedaron suprimidos en 1837, a excepción de San Francisco (hasta 1870) y San Jacinto, donde sepultaron hasta 1875; y en los conventos de monjas hasta que cesan su funcionamiento en 1874. Se recuerda que en 1874, por decreto de Guzmán Blanco, la iglesia de la Santísima Trinidad de  Caracas fue convertida en Panteón Nacional.

También en las cuatro localizaciones que tuvieron los Lazaretos (sitios para atender a los enfermos que padecían la enfermedad) se utilizaron cementerios anexos. Igualmente hubo el cementerio de los coléricos para las víctimas de la peste de cólera en los años 1855-56, en un terreno que quedaba al fondo del actual Hospital Vargas. Del mismo modo, se conoció el cementerio llamado “el degredo” localizado entre San José y la Candelaria y enterraban los muertos de las epidemias de viruelas de 1845, 1856,1864.

                En número considerable existieron cementerios en la ciudad de Santiago de León de Caracas en los años que van desde su fundación[1] hasta finales del siglo XIX, veamos:

                Del Empedrado, se encontraba a la derecha del camino que llevaba a Antímano, frente al caserío del Empedrado, y se enterraba allí cuando el terremoto de 1812; pero la fecha formal de su institución fue en 1816.

                Del Este, en el Este de Caracas, desde 1825 y se clausuró en 1856. Sus terrenos, desde 1876 utilizados con fines agrícolas se comprendían en la Hacienda El Conde (perteneciente ahora a la jurisdicción de la Parroquia San Agustín).

                De los hermanos de la cofradía de San Pedro o llamado también de Los Canónigos, que funcionaba desde principios del siglo XIX y fue clausurado en 1876.

                De los ingleses, desde 1834 hasta 1876, en la calle más al sur de la ciudad (antes de llegar al Río Guaire, la cuadra al pasar entre Dolores a Bárcenas). Al frente contiguo éste existió el cementerio de los alemanes, desde 1853 hasta 1876. Antes que operaran estos cementerios, a los protestantes se les enterraba detrás de los camposantos y allí también a los judíos y suicidas.

                De los hijos de Dios, desde 1856 y construido por una Junta de ciudadanos, que estaba situado al norte de La Pastora, en línea recta del puente del Guanábano hacia la serranía (cerca de la llamada Sabana del Blanco, entre La Pastora y San José). Para conducir los cadáveres se iba por La Trinidad, desde lo que hoy se llama Plaza del Panteón hasta la esquina de Dos Pilitas, y de allí por un trozo de carretera. Fue inaugurado el 2 de noviembre de 1856 y clausurado en julio de 1876; pero en los años 1877 y 1878 se volvió a enterrar allí porque al público no le agradaba el Cementerio General del Sur[2].            


[1]  Caracas fue fundada el 25 de julio de 1567 por el conquistador español don Diego de Losada, nacido en 1511, hijo de don Alvaro Pérez de Losada, señor de Rionegro, y de su esposa doña Catalina Osorio.

[2] Puesto en servicio en 1876. Al principio no tuvo aceptación, hasta que al regresar Guzmán Blanco nuevamente al poder, en 1879, confirmó su decisión anterior de uso obligatorio.

(Publicados en diversos números del Boletín Informativo de la Asociación de Jubilados del Banco Central de Venezuela)

Breve reseña histórica de:

LA  CASA  NATAL  DEL  LIBERTADOR

            La historia de la Casa Natal del Libertador se inicia en 1641. El cuarto solar, de norte a sur, frente a la plazuela de San Jacinto, fue adjudicado al señor Bernardo Noguera Herrero (natural de Moscarolas en el principado de Cataluña, quien debió establecerse en Caracas antes de 1641 y casado en fecha 11 de febrero de dicho año, en la iglesia Catedral, con María de Jesús Moreno) y construye una casa que en el fondo lindaba al oeste con un solar del proveedor don Pedro Jaspe de Montenegro, y calle real de por medio miraba hacia el solar de Luís Blanco de Villegas, contiguo a la plazuela de San Jacinto.

 

            Una hija (Margarita Noguera de Rojas) heredará la casa. En 1678, Margarita Noguera de Rojas y su esposo Pedro Porrero, venden la casa al proveedor don Pedro Jaspe de Montenegro por mil doscientos pesos, en nombre de su tutoreada doña Josefa María de Narváez y ella la aporta a su matrimonio con don Pedro Ponte Andrade Jaspe de Montenegro, sobrino de su tutor, en 1681. La hija María Petronila de Ponte y Marín (nacida en 1684), se casará a los 27 años de edad con don Juan de Bolívar y Martínez de Villegas (quien tenía 46 años y había enviudado, en 1687, de doña Francisca de Aguirre), el 8 de enero de 1711. Con motivo de este matrimonio, don Pedro de Ponte Andrade le entregó a su hija, entre otros bienes, la referida casa por cuenta de su legítima materna. Fue arreglada, serán sus dueños pero no vivirán en la casa caraqueña, sino en San Mateo (donde don Juan tenía el cargo de Regidor y Justicia Mayor) hasta 1726, y allí nacerán sus hijos (uno de ellos: don Juan Vicente Bolívar y Ponte).

 

            Es de recordar que cuando fallece don Juan de Bolívar y Martínez de Villegas, en 1731, fue velado en la casa de la plazuela de San Jacinto, en Caracas, donde vivían desde años atrás. Al cumplir 19 años, don Juan Vicente Bolívar y Ponte solicitó, ante el escribano público, administrar sus propios bienes y el 13 de febrero de 1745 recibirá la señalada casa donde habitará hasta 1745, cuando debió partir para España. Desde entonces la casa será arrendada por el Gobernador y Capitán General, el mariscal de campo don Felipe Ramírez de Estenoz, quien la habitará con su mujer doña Teresa de Herrera y Chacón (se había casado en La Habana) y sus hijos pequeños: José, Ignacia y María Ana; con ellos vivirán otras personas en calidad de agregados.

 

            Cuando don Juan Vicente Bolívar y Ponte regresa de España, en enero de 1759, residirá en San Mateo, donde había sido nombrado Teniente de Gobernador y Corregidor, cabo de guerra y Juez de Comisos en los pueblos de La Victoria y San Mateo. En 1773 se casa con doña María de la Concepción Palacios y Blanco, de 15 años de edad y la pareja se instala en la casa de San Jacinto, en Caracas. Habitarán la casa y allí se cumplirán sus fallecimientos. Después, los descendientes habrán pensado deshacerse de esa casa que no habitaban.

 

            En 1766, en el plano religioso de la ciudad, mandado por el Obispo Diez Madroñero, la calle VIII que baja de norte a sur, donde se halla la casa, queda definida con el nombre “de la huída a Egipto” y la cuadra Nº 21 como de “Nuestra Señora de Chinquinquirá”. A la casa se le da como santo patrón al apóstol Santiago.

 

            El 19 de junio de 1806, don Juan Vicente Bolívar y Palacios, de 25 años de edad, con autorización de sus hermanos, firma la escritura de venta de la casa a favor de don Juan de la Madriz (por siete mil pesos), a la cual se mudará el 13 de septiembre para habitarla con su esposa y sus tres hijos, hasta cuando sucede el terremoto del 26 de marzo de 1812 (que la afectó severamente y dejó en ruinas). Se procederá luego a su reconstrucción con algunas modificaciones. En 1839 será heredada la casa en referencia por don Juan Bautista de la Madriz y Aristeguieta. (Por cierto que en ese inmueble se efectuó, el miércoles 17 de enero de 1827 el banquete y baile al Libertador con motivo de su visita a Caracas. El sábado 28 de febrero de 1835, una gran cena en honor del general José Antonio Páez y del doctor José María Vargas. El 24 de abril de 1863, allí firman Antonio Guzmán Blanco y Pedro José Rojas, el llamado Tratado de Coche).

 

            El gobierno de Antonio Guzmán Blanco mandó a demoler la iglesia y el convento de San Jacinto para construir el edificio del Mercado. Como consecuencia de ello el sector desmejora en su aspecto residencial. En mayo de 1876 doña Vicenta Plaza y Duarte (viuda de don Juan Bautista de la Madriz), ofrecerá en venta la casa y el comprador fue Antonio Guzmán Blanco, por la cantidad de veinte mil ochocientos venezolanos.

 

            Ahora, propiedad de Antonio Guzmán Blanco, la casa natal del Libertador será usada con fines comerciales, lo que a la larga deteriorará notablemente el inmueble. En junio de 1876 la alquiló a la firma comercial alemana O. Becker & Co, la cual se dedicaba al mayor y detal de mercancías secas, principalmente telas. En febrero de 1879, se instaló en la casa la sede del tercer Banco de Caracas. Al ser liquidado dicho Banco, en 1884 abre en dicha casa el Banco Comercial de Venezuela; más tarde la ocupará el Banco de Venezuela y en una habitación de la izquierda, a espaldas de lo que había sido el comedor, se construyó una caja fuerte.

 

            Hacia 1889, un grupo de venezolanos se preocupó por su adquisición y formaron una Sociedad Patriótica que se encargaría de recolectar los fondos necesarios para su compra. El general Guzmán Blanco, quien vivía en Francia, dijo que la vendería por el precio que le había costado. Pero en 1890 la casa fue ocupada por la firma comercial Matos, Chirinos y Compañía (cuyo accionista principal era Manuel Antonio Matos concuñado de Guzmán). Luego fue alquilada a la firma de Ángel Volcán. También funcionó en dicho inmueble una fábrica de tabacos. Durante el tiempo que fue propiedad de Guzmán Blanco, alcanzó el grado máximo de decadencia y descuido. En 1895 la casa mostraba serias mutilaciones y modificaciones. En 1906 allí funcionaba el Colegio Nacional de Varones (antigua Escuela Politécnica).

 

            Finalmente, con motivo de la celebración del centenario de la independencia, en 1910, se decreta que una vez adquirida la casa por suscripción pública, deberá restituirse con la fidelidad posible a la forma que tenía en 1783. Luego de una intensa recaudación de fondos hecha por suscripción pública, con la contribución del Banco de Venezuela y del Banco Caracas, la nación compró el inmueble a los sucesores de Guzmán Blanco por la cantidad de 114.326,60 bolívares, el 14 de octubre de 1912.

                                                                                                                                 C.P.P

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POBLACIÓN  Y   LENGUAS  INDÍGENAS  EN  VENEZUELA    volver a inicio de miscelaneos

                                                                       Por:        Carmelo Paiva Palacios

            En el Boletín Informativo anterior (Nº  61, Junio 2006, página 26) se incluyó un cuadro que presenta el número de los individuos y las lenguas pertenecientes a cada una de las treinta y un etnias indígenas existentes en Venezuela, según el estudio que al respecto elaboraron los investigadores Esteban y Jorge Monsonyi.  También se daba cuenta de los alfabetos oficiales y libros de lectura en lengua indígena que fueron presentados por el Ministerio de Educación y referidos en su Memoria correspondiente al año 1982; los cuales son una consecuencia del decreto Nº 283, de septiembre de 1979, que creó un Régimen de Educación Intercultural Bilingüe como modalidad especial del Sistema Educativo Venezolano.

 

            Conviene hacer notar que, desde hace muchos años, el gobierno, organizaciones religiosas y la sociedad venezolana han puesto en práctica diversas acciones relacionadas con la población indígena y las formas de incorporarlas, efectiva y formalmente; aprovechando su aporte, indudable importancia y reconocida trascendencia histórica dentro de la sociedad y cultura nacional.

 

            Por ejemplo, en tiempos del desempeño de Don Rómulo Gallegos como Ministro de Instrucción Pública, se promulgó un decreto el 16 de abril de 1936 mediante el cual se crean doce (12) Escuelas Rurales Especiales, que funcionarían en la zona fronteriza con la Guajira Colombiana, en el Territorio Amazonas y en el interior del Estado Bolívar. Serán éstas las escuelas especiales para fronteras y las Escuelas para indígenas. En fecha 9 de junio de 1948 se decreta la Ley Aprobatoria de la Convención que estatuye el Instituto Indigenista Interamericano, que será firmada por el Presidente de la República, Rómulo Gallegos, el 25 de agosto de 1948, y se crea en esa ocasión la Comisión Indigenista Venezolana.

 

            Tanto la cantidad de población indígena como los diferentes grupos o etnias actuales difiere y contrasta con la existente en tiempos pasados. Para el tiempo en que se produjo el descubrimiento, el territorio venezolano estaba poblado por unas ciento sesenta tribus, pertenecientes a las familias de los: Arawacos, Betoyes, Caribes, Timoto-cuicas, y otras tribus diversas. Los Arawacos se localizaban en lo que hoy son las costas de Falcón, parte de los Estados Lara, Yaracuy y Carabobo; los Llanos, los ríos Meta, Arauca, etc. La localización de los Betoyes fue el noroeste de Venezuela. La ubicación de la familia Caribe alcanzaba extensos territorios en las costas, el interior, el sur y sureste, además del occidente de nuestro país. Los Andes venezolanos fue la localización de los Timoto-cuicas (originarios de una rama de los Chibchas de Nueva Granada).

            A la familia Arawaca pertenecían: Catequíos, Guajiros, Cosinas, Guinaus, Yaviteros, Toas y Zaporas. A la familia Betoye: Jiraharas, Ayamanes, Gayones. A la familia Caribe: Arekunas, Mapoyos, Maquiritares, Chaimas, Cuneguaras, Cumanagotos, Pariagotos, Chacopatas, Píritus, Palenques, Tamanacos o Tamanaques, Caracas, Mariches, Teques, Quiriquires, Guayos, Motilones. A la familia Timoto-cuicas: Jajós, Tostós, Cuicas, Escuques, Chachopos, Timotes, Chamas, Mucuchíes, Mocotíes, Mucuñoques, Mucurabaes, Torondoyes, Taribas, Gritas, Capachos. Entre las tribus independientes o sueltas, se contaban: Guaiqueríes, Otomanos, Guaraúnas, Yaruros, Sálibas, Piaroas, Macus, Auakes, Guaharibos.

 

            Los Arawacos por su espíritu pacífico pudieron lograr progresos manufactureros, y en materia de vivienda, vialidad y otros aspectos. Los Caribes fueron los primeros habitantes que intentaron la unificación de las comunidades indígenas situadas en nuestro territorio. Los Timoto-cuicas constituyen el grupo indígena venezolano de más desarrollo y alcanzó progresos en agricultura, y su carácter pacífico les hizo organizados, laboriosos y previsivos.

 

            De acuerdo a los resultados del Censo de 1992, efectuado por la Oficina Central de Estadística e Informática (OCEI), la población indígena venezolana alcanza a trescientos quince mil ochocientos quince (315.815) personas y se encuentran localizadas, principalmente, en diez (10) entidades federales, en los siguientes porcentajes: Zulia, 62,4 %;  Amazonas, 14 %;  Bolívar, 11 %;  Delta Amacuro,  6,6 %;  Anzoátegui, 2,2 %;  Apure, 1,9 %;  Monagas, 1,1 %;  Sucre, 0,2 %;  Mérida, 0,07 %;  y Trujillo, 0,02 %. El mencionado Censo Indígena registró mil cuatrocientas noventa y cuatro (1.494) Comunidades Indígenas en las cuales habitaba el cuarenta y nueve por ciento (49 %) de la población indígena censada. El 57,6 % de las Comunidades Indígenas se encuentra en los estados Amazonas (35,3 %) y Bolívar (22,2 %).

 

            Considerando sus características culturales, especialmente lingüísticas, la población indígena censada pertenece a treinta y cocho (38) grupos étnicos, veintiocho de los cuales han habitado tradicionalmente en territorio venezolano y diez (10) se localizan en países vecinos como Brasil, Colombia y la República de Guyana. Los grupos étnicos con mayores volúmenes de población son: Wayuu, 53,4 %; Warao, 7,6 %; Pemón, 6 %; Añú, 5,5 %; Yanomami, 4,7 %; Guajibo, 3,6 %; y Piaroa, 3,6 %. Estas ocho etnias agrupan el 84,4 % del total de población indígena del país, según el Censo de 1992.

 

            Tomando en cuenta la población indígena incluida en el referido Censo, se concluye en lo siguiente: 50,9 % pertenece al sexo masculino. 57,6 % era menor de veinte años. 71,3 % de los mayores de diez años de edad poseía cédula de identidad. 59,5 % de los mayores de diez años era alfabeto y el 45,7 % de los mayores de cinco años declaró haber cursado al menos un nivel de educación básica.

            Seguidamente presentamos un cuadro de la población indígena clasificada por entidad federal y la respetiva etnia:

 

      CENSO  INDÍGENA  DE  VENEZUELA,  1992

   POBLACIÓN  INDÍGENA  DE  VENEZUELA  POR  ENTIDAD FEDERAL Y ETNIA

ETNIA

Amazonas

Anzoátegui

Apure

Bolívar

Delta

Amacuro

Monagas  y

Sucre

Mérida

y Trujillo

 

    Zulia     

TOTALES

Akawayo

 

 

 

 811

 

 

 

      

     811

Añú

 

 

 

 

 

 

 

  17.440

17.440

Arawak

 

 

 

 248

 

 

 

 

     248

Baniva

   1.166

 

 

 21

             5

 

 

 

 1.192

Baré

 1.225

 

 

      1

 

 

 

 

  1.226

Barí

 

 

 

 

 

 

 

   1.520

  1.520

Eñefá

 139

 

    1

 2.994

 

 

 

 

  3.134

Guajibo[1]

9.418

 

 726

1.462

       2

 

 

 

 11.608

Jodi

257

 

 

  386

 

 

 

 

      643

Kariña

 

6.610

 

 3.391

 

   1.140

 

 

 11.141

Kurripako

 2.770

 

 

     46

 

 

 

 

   2.816

Mapoyo

 

 

 

  177

       1

 

 

 

     178

Pemón

   16

 

 

19.113

 

 

 

 

 19.129

Piapoko

1.169

 

 

  164

 

 

 

 

   1.333

Piaroa[2]

9.368

 

 

  2.165

       3

      3

 

 

 11.539

Puinave

   774

 

 

 

 

 

 

 

     774

Pumé

       2

   

5.383

    34

 

 

 

 

   5.419

Sáliva

     79

 

 

 

 

 

 

 

         79

Sapé

 

 

 

  28

 

 

 

 

         28

Uruak

 

 

 

  45

 

 

 

 

         45

Warao

 

 

 

  33

 20.981

 2.991

 

 

  24.005

Warekena

     427

 

 

 

       1

 

 

 

       428

Wayuu

 

    2

 

 

 

 

 284

168.443

 168.729

Yanomami[3]

13.347

 

 

   1.665

 

 

 

 

   15.012

Yavarana

     319

 

 

 

 

 

 

 

        319

Yekuana

  2.671

 

  11

1.789

      1

 

 

 

     4.472

Yeral

   744

 

 

 

 

 

 

 

       744

Yukpa[4]

 

 

 

 

 

 

 

    4.174

    4.174

Otros[5]

621

 355

  96

  404

   131

 243

    35

    5.744

    7.629

TOTAL

44.512

6.967

6.217

34.977

21.125

4.379

319

197.321

315.815

Fuente:  O.C.E.I.volver a inicio de miscelaneos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA  POBLACIÓN  Y  LAS  LENGUAS  INDÍGENAS  EN VENEZUELA    

 volver a inicio de miscelaneos                                                                                                                       Por:        Carmelo Paiva Palacios

            En el Boletín Informativo anterior (Nº  61, Junio 2006, página 26) se incluyó un cuadro que presenta el número de los individuos y las lenguas pertenecientes a cada una de las treinta y un etnias indígenas existentes en Venezuela, según el estudio que al respecto elaboraron los investigadores Esteban y Jorge Monsonyi.  También se daba cuenta de los alfabetos oficiales y libros de lectura en lengua indígena que fueron presentados por el Ministerio de Educación y referidos en su Memoria correspondiente al año 1982; los cuales son una consecuencia del decreto Nº 283, de septiembre de 1979, que creó un Régimen de Educación Intercultural Bilingüe como modalidad especial del Sistema Educativo Venezolano.

 

            Conviene hacer notar que, desde hace muchos años, el gobierno, organizaciones religiosas y la sociedad venezolana han puesto en práctica diversas acciones relacionadas con la población indígena y las formas de incorporarlas, efectiva y formalmente; aprovechando su aporte, indudable importancia y reconocida trascendencia histórica dentro de la sociedad y cultura nacional.

 

            Por ejemplo, en tiempos del desempeño de Don Rómulo Gallegos como Ministro de Instrucción Pública, se promulgó un decreto el 16 de abril de 1936 mediante el cual se crean doce (12) Escuelas Rurales Especiales, que funcionarían en la zona fronteriza con la Guajira Colombiana, en el Territorio Amazonas y en el interior del Estado Bolívar. Serán éstas las escuelas especiales para fronteras y las Escuelas para indígenas. En fecha 9 de junio de 1948 se decreta la Ley Aprobatoria de la Convención que estatuye el Instituto Indigenista Interamericano, que será firmada por el Presidente de la República, Rómulo Gallegos, el 25 de agosto de 1948, y se crea en esa ocasión la Comisión Indigenista Venezolana.

 

            De acuerdo a los resultados del Censo de 1992, efectuado por la Oficina Central de Estadística e Informática (OCEI), la población indígena venezolana alcanza a trescientos quince mil ochocientos quince (315.815) personas y se encuentran localizadas, principalmente, en diez (10) entidades federales, en los siguientes porcentajes: Zulia, 62,4 %;  Amazonas, 14 %;  Bolívar, 11 %;  Delta Amacuro,  6,6 %;  Anzoátegui, 2,2 %;  Apure, 1,9 %;  Monagas, 1,1 %;  Sucre, 0,2 %;  Mérida, 0,07 %;  y Trujillo, 0,02 %. El mencionado Censo Indígena registró mil cuatrocientas noventa y cuatro (1.494) Comunidades Indígenas en las cuales habitaba el cuarenta y nueve por ciento (49 %) de la población indígena censada. El 57,6 % de las Comunidades Indígenas se encuentra en los estados Amazonas (35,3 %) y Bolívar (22,2 %).

 

            De acuerdo a sus características culturales, especialmente lingüísticas, la población indígena censada pertenece a treinta y cocho (38) grupos étnicos, veintiocho de los cuales han habitado tradicionalmente en territorio venezolano y diez (10) se localizan en países vecinos como Brasil, Colombia y la República de Guyana. Los grupos étnicos con mayores volúmenes de población son: Wayuu, 53,4 %; Warao, 7,6 %; Pemón, 6 %; Añú, 5,5 %; Yanomami, 4,7 %; Guajibo, 3,6 %; y Piaroa, 3,6 %. Estas ocho etnias agrupan el 84,4 % del total de población indígena del país, según el Censo de 1992.

 

            Considerando la población indígena incluida en el referido Censo, se concluye en lo siguiente: 50,9 % pertenece al sexo masculino. 57,6 % era menor de veinte años. 71,3 % de los mayores de diez años de edad poseía cédula de identidad. 59,5 % de los mayores de diez años era alfabeto y el 45,7 % de los mayores de cinco años declaró haber cursado al menos un nivel de educación básica.

 

            Seguidamente presentamos un cuadro de la población indígena clasificada por entidad federal y la respetiva etnia:

 

      CENSO  INDÍGENA  DE  VENEZUELA,  1992

POBLACIÓN  INDÍGENA  DE  VENEZUELA 

POR  ENTIDAD  FEDERAL  Y  ETNIA

 

ETNIA

Ama-zonas

Anzoá-tegui

Apure

Bolívar

Delta

Amacuro

Mona-

gas  y

Sucre

Mérida

y Tru-

jillo

 

    Zulia     

TOTALES

Akawayo

 

 

 

       811

 

 

 

      

              811

Añú

 

 

 

 

 

 

 

  17.440

         17.440

Arawak

 

 

 

       248

 

 

 

 

              248

Baniva

    1.166

 

 

         21

             5

 

 

 

           1.192

Baré

    1.225

 

 

           1

 

 

 

 

           1.226

Barí

 

 

 

 

 

 

 

    1.520

           1.520

Eñefá

       139

 

           1

    2.994

 

 

 

 

           3.134

Guajibo[6]

    9.418

 

       726

    1.462

              2

 

 

 

         11.608

Jodi

       257

 

 

       386

 

 

 

 

              643

Kariña

 

 6.610

 

    3.391

 

   1.140

 

 

         11.141

Kurripako

    2.770

 

 

         46

 

 

 

 

           2.816

Mapoyo

 

 

 

       177

               1

 

 

 

              178

Pemón

         16

 

 

  19.113

 

 

 

 

         19.129

Piapoko

    1.169

 

 

       164

 

 

 

 

           1.333

Piaroa[7]

    9.368

 

 

    2.165

               3

           3

 

 

         11.539

Puinave

       774

 

 

 

 

 

 

 

              774

Pumé

           2

   

    5.383

         34

 

 

 

 

           5.419

Sáliva

         79

 

 

 

 

 

 

 

                79

Sapé

 

 

 

         28

 

 

 

 

                28

Uruak

 

 

 

         45

 

 

 

 

                45

Warao

 

 

 

         33

      20.981

    2.991

 

 

         24.005

Warekena

     427

 

 

 

               1

 

 

 

              428

Wayuu

 

        2

 

 

 

 

       284

168.443

       168.729

Yanomami[8]

13.347

 

 

    1.665

 

 

 

 

         15.012

Yavarana

     319

 

 

 

 

 

 

 

              319

Yekuana

   2.671

 

         11

    1.789

               1

 

 

 

           4.472

Yeral

      744

 

 

 

 

 

 

 

              744

Yukpa[9]

 

 

 

 

 

 

 

    4.174

           4.174

Otros[10]

       621

    355

         96

       404

           131

       243

         35

    5.744

           7.629

 

TOTAL

    

  44.512

 

 6.967

 

    6.217

 

  34.977

 

      21.125

 

    4.379

 

       319

 

197.321

 

       315.815

 

Fuente:  O.C.E.I.

[1] Incluye al subgrupo  Kuiva.

[2] Incluye al subgrupo Mako.

[3] Incluye al subgrupo Sanimá.

[4] Incluye el subgrupo Japreria

[5] Se refiere a la población indígena perteneciente a grupos localizados en los países vecinos, y aquellos

que forman parte de un hogar indígena.

(Publicado en el Boletín de la Asociación de Jubilados BCV, Nº 63, )

[6] Incluye al subgrupo  Kuiva.

[7] Incluye al subgrupo Mako.

[8] Incluye al subgrupo Sanimá.

[9] Incluye el subgrupo Japreria

[10] Se refiere a la población indígena perteneciente a grupos localizados en los países vecinos, y aquellos que forman parte de un hogar indígena.

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