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Protagonistas en la Economía Venezolana: ANTERIORES A “LOS PRECURSORES” Carmelo Paiva Palacios El deseo de presentar una galería de los personajes que por su pensamiento y acción se constituyen en protagonistas de la implantación y desarrollo de los estudios relacionados con la Ciencia Económica en nuestro país, nos obliga a una mirada retrospectiva en el pasado venezolano con énfasis no solo en quienes dejaron evidentes pruebas de su dedicación por mostrar la situación, perspectivas y posibilidades del territorio y pobladores de Venezuela, sino también en sembrar las semillas del estudio teórico que ya era suficientemente conocido en otras latitudes (tanto es así que podemos decir que el lenguaje técnico de la Economía política fue formado y dado a conocer, principalmente, en Inglaterra y en Francia y es de allí que la hemos tomado nosotros).
Es importante y conveniente para toda la población, en general, el conocimiento de los fundamentos económicos en los cuales se han desenvuelto la sociedad y las personas, en lo relacionado a la generación y disfrute de su calidad de vida material; pero también se debe incluir como algo positivo destacar a las individualidades. Así es que podemos, sin mayor esfuerzo, identificar un número considerable de personajes que marcaron, en nuestro país, el camino en cuanto a la divulgación del pensamiento, aportes y la experiencia adquirida de estudiosos de la ciencia económica, principalmente en Europa, y que por eso mismo gozaban de un merecido reconocimiento. En consecuencia los podríamos catalogar como “precursores” del nacimiento de la profesión de economista en Venezuela.
Primeramente, vienen a nuestro recuerdo personajes del tiempo colonial venezolano que elaboraron y dirigieron informes a la corona española, en los cuales ponen de manifiesto la situación económica y social existente en el país para los momentos que vivían. Son, por ejemplo, los casos de don Pedro José de Olavarriaga quien, comisionado por el virrey del Nuevo Reino de Granada, elaboró el primer censo agropecuario contenido en el informe titulado “Instrucción General y Particular del Estado Presente de la Provincia de Venezuela en los años 1720-1721”, presentado con fecha 12 de noviembre de 1721, el cual resultó determinante para el establecimiento, años más tarde, de la Compañía Guipuzcoana. El español Pedro José de Olavarriaga nació en Arrazna de Vizcaya y fue bautizado el 14 de noviembrede 1684, hijo de don Francisco de Olavarriaga y Urrialdua y doña Ana de Urquieta y Ororoa. Como resultado de su primer viaje y permanencia en Venezuela está el señalado Informe. Volverá a nuestro país en 1730 como Director de la Compañía Guipuzcoana. Casado el 31 de agosto de 1730, por poder, con doña Teresa Ignacia de Noblecía Echave quien llegará a Venezuela en 1731 y le nacerán dos hijas: Rosalía María, y María Josefa, en 1732 y 1734, respectivamente. Fallece en Caracas, el 21 de mayo de 1735, a los 51 años de edad y fue sepultado en el Convento del Orden Real Militar de Nuestra Señora de Las Mercedes. Otro caso que no puede pasar desapercibido corresponde al hacendado don Antonio Pacheco y Tovar conde de San Javier[1], en 1745, representado por un extenso e interesante informe que eleva a las autoridades peninsulares acerca de los costos de producción, precios y comercio de bienes y servicios en Venezuela. También debe destacarse al Intendente don José de Ábalos[2], en 1775, que elevó al monarca numerosas representaciones escritas, planteamientos de reformas e iniciativas para la reordenación del curso de la economía y la política fiscal, es decir, el comercio y las demás actividades económicas de la provincia de Caracas, llegando a plantear la creación de un sistema bancario. Merece una mención especial el nombre del eminente venezolano doctor don Juan Agustín de la Torre (nacido en Carora, Estado Lara, el 29 de enero de 1750 y quien fallece en Caracas el 11 de septiembre de 1804. Se graduó de doctor en Derecho Civil y en Sagrados Cánones (1775), sabio jurisconsulto y orador elocuente, miembro fundador del Colegio de Abogados (1788) y de la Academia de Derecho Público (1790). Asesor del Real Consulado y Promotor de los estudios de matemáticas en la Universidad, el 22 de enero de 1789 fue electo rector de la Universidad de Caracas), por la publicación de su “Discurso Económico”, en 1790, en el momento que ejercía el rectorado de la Universidad de Caracas, donde se recogen las críticas de los ilustrados españoles (Campomanes[3], Feijoo[4], y Jovellanos[5]) al sistema económico propugnado por la corona española. En su disertación, el doctor De la Torre recuerda a sus contemporáneos la necesidad de acabar con la pobreza industrial y el atraso de la agricultura; de facilitar el conocimiento, la invención y perfección de la maquinaria para tecnificar el cultivo del café, del algodón y el añil, y de extinguir los viejos y toscos métodos de trabajo de los artesanos y alarifes[6]. (Así lo refiere el doctor Ildefonso Leal en el estudio Preliminar del volumen “Documentos para la historia de la educación en Venezuela”, Nº 87, publicado por la Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia). También el general don Francisco de Miranda, en sus escritos deja claros testimonios de sus conocimientos relacionados con la Ciencia Económica. Recordemos la amistad (y hasta colaboración en escritos publicados) que mantuvo con personajes significativos del pensamiento económico tales como Jeremy Bentham[7] (1748-1832) y James Mill (1773-1836). En un inventario de su biblioteca, fechado el 12 de febrero de 1783, enumeraba cerca de cuatrocientos cincuenta volúmenes; entre ellos estaba “La Riqueza de las Naciones” de Adam Smith (1723-1790). Con respecto a sus ideas económicas, Miranda en sus papeles muestra que había leído detenidamente a autores como Jovellanos, John Locke (1632-1704), Turgot (1727-1781), etc. En su juicio al libro de Gaspar Melchor de Jovellanos señala que contiene ideas profundas y filosóficas concernientes a la mala administración de España y, en particular, acerca de las dos importantes actividades de la agricultura y del comercio. Para la América hispana liberada, Miranda pensaba en el espíritu del laissez faire; sin desear aplicar el libre cambio, abogaba a favor de la reducción de los derechos a las mercaderías que se importaran. Una demostración de la acción mirandina está en el proyecto de Constitución para el país que presenta en el Congreso de 1811, delineando sus conceptos relacionados con las finanzas y la administración de los recursos. Valga recordar, por cierto, que el Congreso designó a Miranda y a Francisco Javier Ustáriz miembros de una Comisión que debía formular un plan para la emisión de moneda en metálico y papel. (También en la sesión del 14 de marzo de 1811 se produce el nombramiento de José Domingo Duarte para el manejo de los asuntos hacendísticos del Poder Ejecutivo). El general Miranda trae, presenta y defiende sus ideas referidas al establecimiento de un banco de emisión. Ocurre que, como señala el historiador venezolano Manuel E. Delgado Salazar, se adelantaba en algo a las tesis monetaristas de la riqueza y estabilidad del signo monetario en función de su adecuación al llamado patrón oro, o la capacidad de atesorar el metal precioso para respaldar, entre otros, el proceso de emisión de medios de pago en dinero fiduciario. (Véase el libro Finanzas, Comercio y Poder en los orígenes de la banca en Venezuela, página 109). El mencionado proyecto bancario mirandino no se hace realidad. Pero, años después, el 29 de mayo de 1839 inicia sus operaciones la primera oficina bancaria del país en la casa que instala en Caracas el Banco Colonial de Londres, creado con el nombre de Banco Colonial Británico, dirigido por los señores Leandro Miranda (hijo mayor del generalísimo Francisco de Miranda) y el escocés William Ackers[8]. Permaneció abierta esta oficina hasta abril de 1849 entre las esquinas de Padre Sierra a Bolsa. Don Francisco de Miranda, el Precursor de la Independencia de América del Sur, nació en Caracas el 28 de marzo de 1750, primer hijo del legítimo matrimonio del capitán Sebastián de Miranda Ravelo (oriundo de Orotava, Canarias) y la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez Espinoza, bautizado en la Santa Iglesia Catedral el 5 de abril de 1750 y registrado con el nombre de Sebastián Francisco. Desde que sale de su ciudad natal, a las doce del día 25 de enero de 1771, conocerá multitud de países de América, Europa, África, y Asia. Fue protagonista en las tres grandes revoluciones de su tiempo: la revolución norteamericana, la revolución francesa y la revolución independista hispanoamericana. Tenía dominio de los idiomas inglés, francés, italiano, latín, griego, ruso y de otros países europeos. Sus dos hijos con la escocesa Sarah Martín Andrews (1774-1847), nacidos en Londres: Leandro (1803-1883), y Francisco (1806-1831). Falleció en la cárcel de La Carraca en Cadiz, España, el 14 de julio de 1816. No puede pasar inadvertida la figura del Libertador Simón Bolívar, cuando se habla de los precursores de la utilización del conocimiento y dominio de las ciencias económicas para realizar análisis y comprender las condiciones que deben atenderse en nuestro país, en la búsqueda de soluciones provechosas para superar el atraso y alcanzar niveles de desarrollo, bienestar colectivo y cada día mejorar la calidad de vida de sus pobladores. Recordemos que Bolívar se interesó por divulgar el estudio de la Ciencia Económica[9] y fue con la reforma decretada para la Universidad de Caracas, el 24 junio de 1827, cuando se instituye el estudio de Economía Política como materia obligatoria en la Facultad de Jurisprudencia. Coincidimos con nuestro dilecto profesor, doctor Tomás Enrique Carrillo Batalla, cuando señala que el Libertador fue el fundador y motor de la principal escuela de las ideas en el campo económico. Algunas de sus propuestas fueron esbozadas inicialmente en su famoso “Manifiesto de Cartagena” fechado en 1812 (por ejemplo cuando en sus críticas a las acciones económicas practicadas durante la llamada primera república que se recurrió al peligroso expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación) y luego en los altos de las luchas por la independencia; siendo, quizás, quien llega más lejos en la teoría económica. Sin embargo, como hombre de Estado, contando con la participación de sus hombres de confianza, observamos que sus soluciones miraron necesariamente hacia lo práctico, subsanar el déficit fiscal, reforma tributaria para levantar los recursos para el sostenimiento del Estado sin aumentar con ello los sacrificios de los contribuyentes más lejos de lo estrictamente necesario. También podemos traer al recuerdo a los protagonistas del plan revolucionario que se declara en La Guaira, contra el gobierno colonial de Venezuela, en 1797, y encabezado por José María España, Manuel Gual y otros (25 europeos, 49 criollos, 39 blancos y 33 de color; y en cuanto a sus ocupaciones se tenía 13 oficiales, sargentos, cabos y soldados del Batallón Veterano, 2 oficiales ingenieros, 28 de milicias, 6 empleados de rentas, 23 vecinos y artesanos, y dos eclesiásticos). José María España nació en La Guaira el 28 de febrero de 1761, hijo del español José de España, sargento mayor de la guarnición de la Guaira, y de Anastasia Rodríguez. Vivió durante su infancia en Bayona (Francia). Dominaba los idiomas inglés y francés. Tenía una biblioteca con unos 130 volúmenes con obras en francés, inglés y español. En 1783 contrae matrimonio con Josefa Joaquina Sánchez Bastidas. Inspira su movimiento revolucionario en el ejemplo de Francia, empeñado en introducir cambios de carácter económicos y sociales. Finalmente fue apresado y se le sentencia que su cabeza sea cortada y descuartizado, el día 7 de mayo de 1799. Manuel Gual (nacido e La Guaira en 1759, fallecerá en Trinidad el 25 de octubre de 1800), hijo del coronel Mateo Gual y Josefa Inés Curbelo Ibieta. Hablaba y escribía en francés e inglés y tocaba violín con maestría. (Por cierto que un sobrino suyo, don Pedro Gual Escandón, 1783-1862, será protagonista de primer orden en la política venezolana del siglo XIX). La acción revolucionaria de Gual y España[10], aunque no llega a triunfar, fue bien pensada y organizada. En las “Ordenanzas” elaboradas para sustentar su movimiento emancipador, contenían pronunciamientos de gran importancia y trascendencia en el aspecto económico y social. Se abolía y declaraba la esclavitud como contraria a la humanidad. También se abolían los derechos que solo sirven para aumentar el valor, en perjuicio general del público y que hacen embarazar el consumo y el comercio. Prometía que será libre de rentas y tributos la siembra y venta de tabaco, y libres de todo derecho los comestibles de pan, arroz, raíces, verduras, frutas, etc. Fomentar por todos los medios posibles la agricultura, industria, artes y comercio. Se declara la igualdad natural entre todos los habitantes de las Provincias y distritos, y se encarga que entre blancos, indios, pardos y morenos reine la mayor armonía, mirándose como hermanos en Jesucristo, iguales por Dios, procurando aventajarse solo unos y otros en mérito y virtud que son las dos únicas distinciones reales y verdaderas que hay de hombre a hombre y habrá en lo sucesivo entre todos los individuos de nuestra República. Cuando se refiere a hechos o personajes que señalaron rumbo hacia el avance de lo que será la implantación y desarrollo de los estudios enmarcados dentro del campo de las Ciencias Económicas en nuestro país, en siglos pasados, parece obligante destacar el papel cumplido por la llamada “Sociedad Económica de Amigos del País”[11]. Creada cuando se vivía del dolor, de la ruina, de la escasez y de la desorganización derivada de la guerra independentista; con la finalidad de reunir a los hombres de sabiduría, talento y espíritu de servicio para que hicieran los diagnósticos precisos y difundieran las soluciones que condujeran al progreso de la sociedad venezolana. Su establecimiento fue previsto en el artículo 16, Capítulo Tercero, de la Ley de Instrucción Pública promulgada, por el Libertador Simón Bolívar, el 18 de marzo de 1826; pero su creación en Venezuela será el 26 de octubre de 1829 por un decreto del general José Antonio Páez, con el propósito esencial de promover los progresos de la agricultura, del comercio, de las artes, oficios, población e instrucción. Se extinguió hacia 1847. La Junta Directiva inicial quedó constituida: Dr. José María Vargas, director; Juan Rodríguez del Toro, vice director; José Rafael Revenga, censor conciliario primero; Dr. José Tomás Hernández Sanavria, censor conciliario segundo; José Manuel Lizarraga, censor conciliario suplente; Francisco de Gárate, tesorero; Pedro Pablo Díaz, primer secretario de actas; Juan Manuel Cajigal, secretario de correspondencia; y José María Rojas, secretario suplente. Fue verdaderamente fructífera para el país, la actuación de la referida Sociedad Económica, en cuanto a los estudios, censos, investigaciones y publicaciones. De ella emanaron escritos sobre el liberalismo doctrinario que no solo abarcan la especulación filosófica sino que muestran una concepción liberal aplicada al Estado, a la economía, y al ordenamiento jurídico. Por ejemplo, en 1830, se elaboró un proyecto de Ley Mercantil que abogaba por la instalación en cada capital de provincia y en los puertos principales de un Tribunal de Comercio. En 1831, en una exposición al Congreso se proponía que se reduzcan los réditos, en defensa de los derechos de los propietarios. Una de las iniciativas más interesantes fue su proyecto sobre el establecimiento de un Banco Mercantil de Depósito y Descuento, con sede en Caracas, destacando la función que cumpliría el Instituto para desarrollar el cultivo de la tierra y de incrementar la producción. Con lo reseñado anteriormente, aspiramos haber cumplido con la misión de esbozar antecedentes, casos y personajes relevantes para el futuro desarrollo y práctica de las ciencias económicas, llevadas a cabo en fechas anteriores al momento del inicio o introducción de una cátedra para su estudio en las carreras universitarias en Venezuela. [1] El hacendado don Antonio Pacheco y Tovar fue nombrado Conde de San Javier y Vizconde de Santa Rosalía en 1732. Sustituye al Brigadier Felipe Ricardos como Juez de Tierras en 1757 y ejercerá hasta 1774 cuando, por sus achaques y avanzada edad designan en su reemplazo a don Fernando Cuadrado. 2 Don José de Abalos (primer Intendente de la Provincia de Venezuela), especializado en asuntos fiscales y económicos. Fue nombrado Contador Mayor de la Provincia de Caracas en 1769 y ejerce hasta 1774 y será Intendente desde 1776; pero antes estuvo como Gobernador de Palencia (España). 3 Don Pedro Rodríguez conde de Campomanes (1723-1803). Fue Fiscal del Consejo de Castilla con Carlos III, y Ministro con Carlos IV. 4 Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (1676-1764), benedictino, doctor en Teología, profesor universitario, y Consejero del reino. 5 Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). Su “Informe sobre la Ley Agraria” contiene aportes de gran importancia y muestra el progreso de la Agricultura en España. 6 El texto completo del citado Discurso está incluido en la “Revista de Historia”, Nº 12, Caracas, julio de 1962. 7 En agosto de 1809 famoso el filósofo y economista Jeremy Bentham pidió a su mutuo amigo James Mill que invitara a Miranda a visitar la granja en donde pasaba una temporada, y le regaló al venezolano un tratado del español Jovellanos. Es probable que, por influencia de Miranda, el interés de Bentham se desviara de México hacia Sudamérica. 8 Nacido en Escocia, en 1771 y fallece en Caracas el 23 de enero de 1855. En la década de 1820 fundó, con Juan Pablo Huizi, una sociedad mercantil. Copropietario de la hacienda de Juan Díaz de Caraballeda, y hacia 1828 arrendatario de una hacienda situada en Camuri (litoral guaireño), donde produce café y azúcar. En 1836 es nombrado Cónsul General de Dinamarca. Será uno de los promotores, en 1841, del llamado Banco Nacional de Venezuela. 9 En carta firmada en Caracas el 15 de enero de 1827, agradece al famoso filósofo y economista inglés Jeremy Bentham (1748-1832) haber recibido, en Lima, el “Catecismo Económico” que le mandara, y luego de leer dicha obra le pareció de mérito exquisito y digno de ponerse en las manos del pueblo para su instrucción; y ordenó que se publicase en español. 10 Las autoridades policiales describieron a estos personajes asÍ: Gual, edad de 40 a 45 años, alto regular, correspondiente grueso, trigueño, frente espaciosa, cerrado de barba, ojos pardos, nariz perfilada, algunas canas, bien apersonado con un trato agradable. A España: edad como de 45 años, de un alto más que regular, ojos azules, nariz perfilada, labios delgados, poca barba y blanca, de poco pelo y canoso, habla bien y con propiedad, es hombre de modales cultos, ha servido más de treinta años desde la clase de cadete hasta la de capitán del batallón Veterano de esta Provincia. 11 Existían antecedentes de las mismas, por ejemplo, en Zurich (1747), París (1761), Berna (1763), San Petersburgo (1773), Quito (1791), Habana (1793), Guatemala (1794), México (1799), Bogotá (1802), Lima (1822). c.p.p.
Protagonista en la economía venezolana ARMANDO ALARCÓN FERNÁNDEZ El doctor Armando Alarcón Fernández fue un preclaro personaje entre los protagonistas del mundo económico y cultural venezolano, que inicia su vida en un año caracterizado por singulares acontecimientos tanto en el plano nacional como de repercusiones y trascendencias mundiales; y finaliza su paso terreno el día 5 de mayo de 2005, cuando en casi todo el orbe ya se avizoraban los bordes de una etapa de crisis económica mundial. Nació en la ciudad denominada Mesa de Bolívar[12], perteneciente en la actualidad al Distrito Tovar del Estado Mérida, en el seno del hogar formado por el señor Rafael Alarcón Márquez y doña Teotiste Fernández, el día 17 de octubre de 1923, y fue bautizado con el nombre de Francisco Armando. Contrajo matrimonio con la señora Josefina Pinto Salinas de Alarcón. Realiza estudios de Primaria en el Colegio Mac Gregor, su bachillerato en el Liceo Libertador del Estado Mérida y se gradúa en la especialidad de Física y Matemáticas, en julio de 1947. Se traslada a la capital de la República y cursará en la Universidad Central. El 12 de julio de 1951 egresa con el título de Licenciado en Ciencias Económicas y Sociales, en una promoción que conforman ocho damas y diecinueve hombres[13]. Es de hacer notar que fue, hasta ese momento, la más grande cosecha anual de profesionales que había producido la Escuela de Economía, en la Universidad Central, desde noviembre de 1938, en una carrera que se cumplía con cuatro años de estudios obligatorios (y que será así durante los primeros diecinueve aniversarios de la Escuela de Economía en Venezuela). La U.C.V. se convertirá en la principal querencia sentimental para Armando Alarcón Fernández. Nos recordaba que en sus años de estudiante la Escuela de Economía (que en octubre de 1947 el doctor Enrique Tejera París, para entonces su Director, ordenó el traslado desde el centro de Caracas a lo que sería después la actual Ciudad Universitaria) se inauguraba en el sector del Trapiche de la antigua Hacienda Ibarra. Para llegar allí “era necesario hacer prodigios de equilibrio sobre el tronco de un inmenso árbol que, a manera de puente, se tendía entre las dos orillas del Guaire”. Allí se celebran los diez años de la Escuela y la coronación como primera soberana de la Facultad a la joven y talentosa Berta Pardo García-Arocha, entonces cursante del segundo año. Continuará como estudiante en la Universidad Central de Venezuela y alcanzará grados en Filosofía y Letras, Periodismo, Diplomacia y, en 1966, el doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. Docente universitario desde sus años de estudiantiles, desempeñándose en diversas cátedras. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES-UCV) en los años 1966-1971. Director de la Escuela de Estudios Internacionales en 1966 y 1967. Profesor Titular en la UCV y en la UCAB. Director del Programa de doctorado en Ciencias Sociales UCV. Doctor Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla (Colombia). Antes había sido Director y Jefe de Redacción de periódicos y revistas de provincia. En su etapa de estudiante universitario fue Secretario de Redacción del Boletín Informativo de FACES-UCV. Jefe de la Sección de Bibliografía y Documentación Económica del Instituto de Investigaciones FACES-UCV. En el Ministerio de Hacienda se desempeñó como oficial de la Dirección General de Presupuesto. En el Ministerio de Fomento estuvo a cargo de la Dirección del Boletín del Registro de Propiedad Industrial y Comercial. En la Federación de Asociaciones y Cámaras de Comercio y Producción (FEDECÄMARAS) fue descollante y por demás significativa la labor cumplida por Armando Alarcón Fernández. Durante muchos años publicó enjundiosos artículos en el diario El Nacional (de Caracas) y algunos periódicos de la provincia. De elegante y clara prosa en sus escritos, desde las tribunas y las aulas académicas. Fue un fino poeta y ello quedó evidenciado en su libro “Índice” de sonetos publicado con el sello de la editorial universitaria, Caracas, 1949. Son quince sonetos bien logrados. El inicial comprende en cada verso la frase que titula a cada uno de los catorce poemas. La presentación y prólogo corresponde al afamado doctor Luís Pastori, quien los identifica como “voz de provincia desceñida del sueño, de vaso apenas comenzado” que, sin duda alguna, “tiene validez de acento perdurable en el contenido y la emoción que, como pies de escultura bien tallada, la sostienen y la afirman”. Entre sus obras publicadas de temática especializada como economista, se pueden mencionar: Planificación Económica Nacional (1954); Economía del valle del Chama (1958); Subdesarrollo económico en las doctrinas contemporáneas (1966); Bases para un examen de la controversia doctrinaria sobre el desarrollo venezolano (1966); Doctrinas económicas en el pensamiento venezolano (1968); Situación y perspectivas del turismo en Venezuela (1990); Desde el podio a la tribuna (2001). El doctor Armando Alarcón Fernández figura entre los primeros miembros de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (creada por Ley del 24 de agosto de 1983), designados mediante decreto ejecutivo fechado el 30 de enero de 1984. En la primera Junta Directiva, electa en la sesión celebrada el 22 de marzo, para el período 1984-1986, ejercerá el cargo de Bibliotecario y será reelecto para el lapso 1986-1988. Durante 1988-1990 y también 1994-1996 cumple con las responsabilidades de Tesorero. En el período 1990-1992 fue Vicepresidente. En dos oportunidades será Presidente de la ANCA. Para el período 1992-1994 estuvo acompañado por los académicos: Antonio Aguirre (Vicepresidente), Armando Córdova (Secretario), Pola Ortiz (Tesorera), y Bernardo Ferrán (Bibliotecario); y durante el otro ejercicio (2003-2005) que preside el doctor Alarcón Fernández la Academia Nacional de Ciencias Económicas, completarán la Junta Directiva los doctores: Lourdes Urdaneta de Ferrán (Vicepresidenta), Jesús María Rísquez (Secretario), José Chi Yi Chen (Tesorero), y Francisco Mieres (Bibliotecario). En el nacimiento y organización del gremio de los economistas venezolanos, resulta descollante y de primer orden la participación del insigne colega Armando Alarcón Fernández. Valga recordar que, desde el momento de ser aprobada una moción (formulada por la delegación de la Cámara de Comercio, en la novena Asamblea Anual de FEDECÁMARAS, celebrada en la ciudad de Puerto La Cruz, entre los días martes 10 y domingo 15 de marzo de 1953) de recomendar al Ejecutivo Federal que propicie la creación del Colegio de Economistas, el doctor Alarcón Fernández, en su carácter de Secretario General de Fedecámaras tomará la iniciativa que hace realidad el nacimiento del gremio. El Comité Organizador[14] realizará sus reuniones en el local de Fedecámaras, ubicado en el edificio Padre Sierra, tercer piso. Precisamente, el doctor Armando Alarcón Fernández informa a la prensa que el jueves 10 de septiembre de 1953 se realizó la Asamblea Constitutiva del Colegio de Economista de Venezuela, y la Comisión Revisora de Credenciales estuvo formada por Armando Alarcón Fernández, Hernán Avendaño y Carlos Rafael Silva. En la primera Junta Directiva del C E V, electa el 16 de octubre de 1953, estará Armando Alarcón Fernández como uno de sus miembros integrantes y se le comisionará para redactar las cartas de participación de creación e instalación del Colegio. En distintas y repetidas oportunidades figurará como miembro de la Junta Directiva y del Tribunal Disciplinario. Carmelo Paiva Palacios
ISMAEL PUERTA FLORES En esta oportunidad nos referiremos a un reconocido y polifacético personaje del mundo universitario de nuestro país: el doctor Ismael Puerta Flores, abogado, parlamentario, profesor, académico, escritor, etc. Nació el 4 de septiembre de 1910 en la ciudad de San Sebastián[15], capital del Municipio Autónomo del mismo nombre, en el estado Aragua. Fueron sus padres el señor Manuel Lorenzo Puerta y doña Elena Flores de Puerta. El día 15 de enero de 1944 contrae matrimonio con la gentil joven Josefina Fiorillo; y de dicha unión vendrán los hijos: Ismael, Gustavo, y Anabel Puerta Fiorillo. Culmina su vida terrena en Caracas, el 9 de marzo de 1998, a la edad de ochenta y siete años, seis meses y cinco días. Comienza sus estudios en su pueblo natal hasta los nueve años de edad, cuando sus padres se establecen en la ciudad de Barcelona (estado Anzoátegui). Allí concluye su bachillerato. Realizará sus estudios de educación superior en la Universidad Central de Venezuela, desde 1929 en la Facultad de Derecho (debía egresar en 1935 pero se vio obligado hacer un paréntesis por razones familiares a causa del fallecimiento de su progenitor) y recibe su título de Doctor en Ciencias Políticas y de Abogado de la República en 1937[16]. Su densa y documentada Tesis de Grado, titulada “Morfología de la Hacienda Pública Venezolana y sus relaciones con la Economía” fue aprobada el 20 de octubre de 1937 por el jurado formado por los doctores José Manuel Hernández Ron, Fernando Amores y Herrera, y Pedro Cruz Bajares. Se verá involucrado en el ambiente político que se vivía en nuestro país, después de la desaparición física del dictador Juan Vicente Gómez, durante los primeros años del ejercicio del general López Contreras como Presidente de la República. En 1937 el doctor Ismael Puerta Flores ejerce la Presidencia del Concejo Municipal del Distrito Federal; en nombre de la Ilustre Municipalidad de Caracas asistió al Congreso Panamericano de Municipios que se celebró en La Habana en 1938, donde presenta una ponencia titulada “Interpretación de la Hacienda Municipal Venezolana: sus problemas resueltos y por resolver”. Fue electo diputado al Congreso Nacional por el Distrito Federal. Miembro de la Corte Suprema del Estado Carabobo. Secretario de la Comisión Codificadora Nacional. Director de Gabinete del Ministerio de Educación. La Universidad Central de Venezuela será centro de importancia capital en la actividad intelectual del doctor Ismael Puerta Flores. Se desempeñará en los altos cargos, designado Secretario (1948), Vice-Rector (1950), Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (1952), Secretario de la Comisión Universitaria (1958). Como representante de nuestra máxima casa de estudios, estará participando en el Congreso Interamericano de Municipalidades reunido en Nueva Orleáns (USA), en 1950. Fue fundador de la cátedra de Historia de la Economía Venezolana, en 1950, en la Facultad de Filosofía y Letras, siendo Vice-Rector de la UCV. Cumplió con su labor docente, hasta alcanzar el nivel de Titular en diversas materias, entre ellas: Fundamentos de Derecho Público en las facultades de FACES y de Derecho; de Ética Periodista y Legislación sobre prensa en la Escuela de Periodismo UCV. Al crearse la Academia Nacional de Ciencias Económicas, el doctor Ismael Puerta Flores fue designado individuo de número, el 30 de enero de 1984[17] y juramentado el día siguiente. Al aprobarse la ley que crea dicha Institución cultural, se hace realidad un sueño del doctor Puerta Flores, por cuanto en los actos conmemorativos del cincuenta aniversario de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, en 1965, exponía “que es tiempo que se propugne por Ley el establecimiento de la Academia Nacional de Economía”. Resultará electo para desempeñar el cargo de Bibliotecario en la Junta Directiva del período 1996-1998, en el equipo que completaban los doctores: Armando Córdova (Presidente), Luís Enrique Oberto (Vicepresidente), Rafael José Crazut (Secretario), y Antonio Aguirre (Tesorero). Valga recordar que en 1994, el doctor Ismael Puerta Flores se incorporó como individuo de número en la Academia Venezolana de la Lengua y su discurso de ingreso fue contestado por el doctor José Luís Salcedo Bastardo. Entre la extensa lista de las obras escritas publicadas por el doctor Ismael Puerta Flores, podemos mencionar: Fundamentos morfológicos de la economía venezolana (1940); Antonio Leocadio Guzmán: pasión de liberalismo (1948); Cinco tesis sobre las pasiones y otros ensayos (1949); Economía en el pensamiento venezolano (1956); Historia de la Cultura en Venezuela (1956); Hombres y Palabras (1957); Sobre el promontorio de los sueños: apelación a la Economía Venezolana (1987). Carmelo Paiva Palacios
Protagonista en la Economía Venezolana: Doctor FÉLIX MIRALLES El doctor Félix Miralles Garrido fue siempre reconocido como un destacado intelectual y ciudadano ejemplar. Nació en la población de Guama[18], Estado Yaracuy, el 24 de septiembre de 1912, hijo de Don Antonio Miralles y Doña Felicísima Garrido de Miralles.
Inicia sus estudios en la escuela que conducía el insigne maestro Francisco Camacho, en su pueblo natal, y la Primaria y Secundaria en San Felipe. Llega a ser Supervisor de Escuelas del Estado Yaracuy. Se trasladó a Caracas para cursar estudios superiores en la Universidad Central de Venezuela (donde recibe, en 1941, su título de Bachiller en Filosofía).
En 1947 obtuvo los títulos de doctor en Ciencias Económicas y Sociales[19], y también en Ciencias Políticas, es decir: economista y abogado, respectivamente. Se cuenta entre los primeros egresados de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales[20] de esa Universidad y perfeccionará sus conocimientos mediante un postgrado en la Universidad norteamericana de Harvard, en la especialidad de Finanzas Públicas.
Contrajo matrimonio en 1939 con una profesional de Derecho, también originaria de la población de Guama, la doctora Josefina Camacho de Miralles (egresada de la UCV en 1950 con el título de Doctora en Ciencias Políticas), de cuya unión nacieron cuatro (4) hijos: Eduardo, Silvia, Félix, y Leonardo quienes, como su padre, se han distinguido por su dedicación al trabajo y al estudio.
De muy joven ingresó al para entonces recién fundado Banco Central de Venezuela en donde, bajo la dirección del doctor J. J. González Gorrondona (uno de los fundadores de la Escuela universitaria para formar profesionales venezolanos en Ciencias Económicas) y, conjuntamente con los doctores Ernesto Peltzer, José Antonio Mayobre, Bernardo Ferrán, D. F. Maza Zavala, y Diego Hernández Díaz, entre otros, fuera uno de los promotores y organizadores del Departamento de Investigaciones Económicas[21] de dicho Instituto, siendo uno de sus primeros Jefes en ese Departamento; así como del Departamento de Investigaciones Financieras y de Crédito. De igual modo, contribuyó de manera significativa a diseñar las primeras publicaciones periódicas del Banco, las cuales han tenido asombrosa continuidad y cuyo contenido y prestigio ha sido objeto de numerosos reconocimientos.
En el área docente fue profesor titular de Historia de la Economía, e Historia de las Doctrinas Económicas; también para la cátedra de Finanzas Públicas, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central de Venezuela; así como profesor de Economía Política (sucediendo en el desempeño de dicha cátedra al doctor José Joaquín González Gorrondona) en la Facultad de Derecho de esa misma Casa de Estudios.
Durante la dictadura perejimenista sufrió varios meses de prisión, en defensa de la autonomía universitaria, y luego un año de exilio en Estados Unidos de Norteamérica que aprovechó para mejorar el dominio del idioma y realizar estudios de Economía en la Universidad de Nueva York.
Publicó valiosos trabajos que contribuyeron a enriquecer la para entonces incipiente literatura económica venezolana, entre ellos: Movimiento en los Términos del Comercio Internacional, en 1951; El Desarrollo de las Inversiones Extranjeras en Venezuela, en 1953; Del régimen de vasallaje al de fideicomiso internacional, en 1955; y la Deuda Pública, su significado y su importancia, en 1971.
A finales de la década de los sesenta se separó del Banco Central de Venezuela y se dedicó a la actividad bancaria, desempeñándose como Presidente por 25 años del Banco Italo Venezolano, Vicepresidente del Banco Nacional de Descuento por diez años y Director de importantes bancos privados y compañías de seguros. Dentro de esa actividad le correspondió ejercer la Presidencia del Consejo Bancario Nacional y de la Asociación Bancaria de Venezuela por dos períodos consecutivos. Fue, igualmente, Presidente de la Federación Latinoamericana de Bancos en cuya reunión del Consejo de Gobernadores celebrada en Caracas en 1971, reiteró la necesidad de continuar trabajando por la necesaria integración económica y financiera de nuestros países. En otros campos de actuación se destacó por largos años como Presidente de la Compañía Editora del Diario El Nacional.
El doctor Félix Miralles Garrido figura entre los primeros miembros de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (creada por Ley del 24 de agosto de 1983) designado mediante decreto ejecutivo fechado el 30 de enero de 1984, donde ocupó el Sillón Nº 10. Al iniciar la Academia su funcionamiento, formará parte, en calidad de Asesor, de la Comisión Calificadora de Candidatos a Académicos; también será miembro de la Comisión Institucional. En esa ilustre Academia, prestó una importante colaboración y se distinguió por su espíritu de investigación y constante preocupación por los problemas nacionales.
Estará presente su participación en la etapa inicial del Colegio de Economistas de Venezuela. Firmante del Acta Constitutiva, en fecha 10 de septiembre de 1953 y le corresponderá el Nº 12 en su inscripción[22] como miembro activo de dicha institución gremial. Fue el doctor Félix Miralles uno de los firmantes[23], dentro del Colegio de Economistas de Venezuela, de la posición tomada por el gremio, en 1958, respecto a la venta de las acciones Tipo A que poseía la Corporación Venezolana de Fomento en los Centrales Azucareros.
Falleció en Caracas, el día 9 de marzo de 2000, dejando un legado moral e intelectual difícil de superar. Carmelo Paiva Palacios
PRIMER SUPERINTENDENTE DE BANCOS EN VENEZUELA Por: Carmelo Paiva Palacios LA SUPERINTENDENCIA DE BANCOS.- La Ley de Bancos sancionada el 13 de julio de 1939[24], en su artículo 34 instituye un servicio especial adscrito al Despacho que disponga el Ejecutivo Federal, que se denominará “Superintendencia de Bancos” y tendrá las atribuciones que le señale dicha Ley. Precisamente, el Título VIII de la referida Ley, constituido por los artículos 34 hasta el 45, detalla todo lo concerniente a requerimientos y campo de actuación que le corresponde a dicho Servicio que, además de los bancos propiamente dichos, abarca a las casas de cambios y otras instituciones de carácter bancario.
Al tiempo de crearse la Superintendencia de Bancos, operaban en Venezuela cuarenta y seis (46) oficinas bancarias (sin considerar al Banco Central de Venezuela, Banco Obrero y al Banco Agrícola y Pecuario); y esa situación se mantiene invariable durante los dos primeros años de existencia de la Superintendencia. Cinco (5) correspondían a bancos extranjeros (Royal Bank of Canada, Nacional City Bank, Holandés Unido, de Londres & Sur América Ltd, y el Alemán Antioqueño); y seis (6) eran las casas matrices de los bancos nacionales privados (Maracaibo, Venezuela, Caracas, Comercial de Maracaibo, Venezolano de Crédito, y Mercantil y Agrícola); también la oficina principal del Banco Industrial de Venezuela propiedad del sector público[25]. Nueve (9) sucursales, de las cuales ocho (8) pertenecían al Banco de Venezuela (localizadas en las ciudades de: Maracaibo, Ciudad Bolívar, Puerto Cabello, Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal, y Barcelona), y otra era la del Mercantil y Agrícola que funcionaba en Valencia. Veinticinco (25) agencias tenía el Banco de Venezuela (las cuales operaban en: Carúpano, Cumaná, Coro, La Guaira, Maturín, Porlamar, San Fernando de Apures, Maracay, Calabozo, La Victoria, Mérida, Ocumare del Tuy, Río Chico, San Felipe, Trujillo, El Callao, El Tocuyo, Tucupita, Aragua de Barcelona, Acarigua, Barinas, San Carlos, Encontrados, Guiria, y Caripito), y una (1) agencia del Banco de Maracaibo funcionaba en Caracas.
Un decreto presidencial de fecha 31 de enero de 1940, establece: 1º “Creado como ha sido el Servicio de Superintendencia de Bancos por la Ley de Bancos promulgada en esta misma fecha, se suprime el Servicio de Fiscalía de Bancos que funciona en el Ministerio de Fomento y en consecuencia se declaran insubsistentes las partidas 144, 145 y 146 del Capítulo IV del Presupuesto de Gastos de dicho Departamento”. 2º Se estiman como gastos para el funcionamiento de la Superintendencia de Bancos, adscrita al Ministerio de Hacienda, desde 1 de febrero hasta 30 de junio del corriente año, ambos inclusive, la cantidad total de treinta y dos mil quinientos bolívares (Bs. 32.500,oo), discriminados tal como se presenta a continuación:
El Superintendente a Bs. 2.000,oo mensuales Bs. 10.000,oo Tres fiscales auxiliares a Bs. 1.200,oo mensuales 18.000,oo Un oficial a Bs. 700,oo mensuales 3.500,oo Otros gastos (alumbrado, aseo, artículos de escritorio, etc) 1.000,oo
Total 32.500,oo
Valga hacer notar que la figura del Fiscal de Bancos estaba legalmente contemplada desde hacía muchos años. Precisamente, según el artículo 31 de la Ley de Bancos promulgada el 7 de mayo de 1895, “el Ejecutivo Nacional por órgano del Ministerio de Fomento nombrará un Fiscal para cada banco”. A partir de la Ley de 25 de junio de 1910 se dedica un conjunto del articulado a tratar del servicio de fiscalía a las instituciones bancarias (por ejemplo, en la antes citada Ley, el Título IV, artículos 23 al 28, refiere acerca “De los Fiscales” de bancos). En la Ley del 20 de julio de 1936, de acuerdo al artículo 42, “el Ejecutivo Federal nombrará un Fiscal General y demás Fiscales auxiliares, quienes deben ser expertos en contabilidad, para vigilar las operaciones de los bancos”. Lasa funciones y campo de actuación están definidos en el Título IV, artículos 42 al 45 de dicha Ley. Como se ha dicho anteriormente, la Fiscalía General de Bancos se extinguirá con la promulgación de la Ley de Bancos, desde enero de 1940 y la creación de la Superintendencia.
EL PRIMER SUPERINTENDENTE DE BANCOS.-
Una resolución emanada de la Dirección General de Administración[26] y firmada por el Ministro de Hacienda, doctor Francisco J. Parra, señala que “por disposición del Presidente de los Estados Unidos de Venezuela y de conformidad con los artículos 26 del Reglamento de la Ley de Ministerios y 2º del Decreto Ejecutivo de 31 de enero último, se nombra Superintendente de Bancos al ciudadano Ernesto G. Permuy”, quien con anterioridad a esa fecha, venía desempeñándose como Comisionado Especial para estudios económicos y financieros del Ministerio de Hacienda. De acuerdo al artículo 36 de la Ley de bancos, la citada designación era para un período de un año y es por ello que, casualmente, a partir del 28 de enero de 1941 el nuevo Superintendente de Bancos será el ciudadano Pedro Felipe Rojas[27].
El referido señor Permuy era un funcionario que llenaba sobradamente los requisitos exigidos por la Ley. Tenía una reconocida y destacada experiencia en Contabilidad y práctica bancaria ejercida en institutos nacionales, con estudios de ciencias económicas, administración y contaduría cursados en Alemania, Bélgica y Francia, con dominio fluido de varios idiomas; entre ellos el inglés, italiano, alemán y francés. Había nacido en la población de Guiria, Estado Sucre, el 14 de noviembre de 1890, hijo de don Enrique Gastor Permuy y doña María Matilde Tinoco de Permuy. Casado en Caracas, en la década de los años treinta, con doña Laura Isava de Permuy; y padre legítimo de Laura Permuy Isava de Aveledo.
De inmediato comienza su desempeño y en la Gaceta Oficial Nº 20109 del jueves 15 de febrero de 1940, la Superintendencia de Bancos aparece por primera vez destacando en el “Sumario de la Gaceta” la reseña de sus actuaciones. Precisamente, la resolución firmada por el Superintendente Ernesto G. Permuy en esa misma fecha: “En conformidad con lo dispuesto en el artículo 37 de la Ley de Bancos, se nombra Fiscales Auxiliares de Bancos a los ciudadanos Juan Antonio Antoni, Gonzalo Pecchio y Héctor Pons, quienes actuaban en los mismos destinos” (por cuanto antes pertenecieron al personal de la Fiscalía General de Bancos). Los nombrados deberán prestar a entera satisfacción del Contralor General de la Nación, la fianza fijada por el Ejecutivo Federal, por la cantidad de quince mil bolívares (Bs. 15.000,oo), cada uno de ellos. Por otra resolución que aparece publicada en la Gaceta Oficial del viernes 16 de febrero de 1940, se nombra al ciudadano Hilario Itriago Pérez como Oficial de la Superintendencia de Bancos, éste funcionario cinco meses después (el 15 de julio) será ascendido al cargo de Fiscal Auxiliar que figuraba antes con residencia en Maracaibo.
El señor Héctor Pons fue nombrado como Fiscal Auxiliar residente en Maracaibo y trabajó hasta el día 15 de julio, cuando fue eliminado ese cargo. También se desempeñó como Oficial el ciudadano Asdrúbal Brigé, desde el 15 de julio hasta el 15 de septiembre por haber renunciado al cargo, y para reemplazarlo, en esa última fecha, como Oficial fue nombrado el señor Pedro José Romberg. Es de hacer notar que el señor Juan Antonio Antoni, desde el 26 de octubre de 1940, fue designado Delegado Suplente del Ejecutivo Federal en la Comisión de Control de Importaciones (la cual había sido creada por Decreto fechado el día anterior).
Desde el momento en que se crea la Superintendencia de Bancos, le tocará al señor Ernesto Permuy, como primer titular en el cargo, el manejo de la organización y estructura de dicha institución y dirigir su funcionamiento. A ello ayuda la reconocida capacidad, mística, competencia y experiencia del personal en las tareas que desempeñaba la Fiscalía General de Bancos (conformada por un Fiscal General y demás Fiscales auxiliares), que había sido creada en julio de 1936 de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 42 de la Ley de Bancos[28].
El detalle de las principales actuaciones de la Superintendencia de Bancos durante su primer año, bajo la dirección del señor Ernesto Permuy Tinoco, será remitido oficialmente al Ministro de Hacienda con fecha 7 de abril de 1941, firmando como responsable el ciudadano Pedro Felipe Rojas, quien ejercía el cargo de Superintendente desde el 28 de enero de dicho año. En dicho Informe[29] con todos sus anexos se evidencia el cumplimiento fiel y cuidadoso de lo estipulado en la Ley y la práctica acostumbrada.
Entre las funciones inherentes al cargo de Superintendente de Bancos se contaba asistir semanalmente a las reuniones del Directorio del Banco Central de Venezuela, fundamentado en el mandato legal (numeral 3 del artículo 40 de la Ley de Bancos promulgada en 1940) que lo autorizaba a “asistir a las reuniones de las Juntas Directivas y Administrativas y a las Asambleas de los Bancos o hacerse representar en ellas por un funcionario de su dependencia. En esas reuniones el Superintendente o sus representantes, tendrá derecho a voz pero no a voto”. También presenciar y participar en algunas otras actividades del Banco Central[30].
El Superintendente de Bancos era integrante del Consejo Bancario Nacional (otra de las innovaciones introducidas por la Ley de Bancos y su reunión constitutiva, previa convocatoria del ciudadano Superintendente de Bancos, se llevó a cabo el 14 de marzo de 1940) y le corresponderá desempeñar un papel trascendental. Dicho Consejo, tal como lo establece el artículo 50 de la Ley, se reunirá cada vez que lo convoque su Presidente y, por lo menos, una vez al mes; además, cuando el Presidente del Banco Central, el Superintendente de Bancos, o dos de sus miembros así lo soliciten. Es de notar que, en los siguientes meses del año 1940, no fue necesario que el Superintendente solicitara, de por si, la reunión de dicho Consejo; pero participará activamente en sus deliberaciones.
Nuevamente volverá el señor Ernesto G. Permuy Tinoco a ser designado para el cargo de Superintendente de Bancos. Al inicio del año 1942 y como consecuencia de sucesivas reelecciones, se mantendrá desempeñando esa posición hasta el 23 de octubre de 1945, cuando es sustituido por el doctor Martín Matos Arreaza quien estará ejerciendo el cargo durante un mes, por cuanto el 23 de noviembre de dicho año toma posesión el doctor Luís Cárdenas C., como titular de la Superintendencia de Bancos.
Para los primeros años de la década de mil novecientos sesenta, el señor Ernesto G. Permuy Tinoco prestará sus servicios al Banco Central de Venezuela. Precisamente se desempeña como Asesor en la Oficina de Control de Cambios, a partir de marzo de 1961. En ese tiempo y en años posteriores, muchas veces participamos en sus amenas e ilustradoras conversaciones sobre temas de teorías y políticas monetarias, enfrentando los argumentos que sustentaba el señor Permuy en convencida defensa del patrón oro. Es indiscutible que sus conocimientos teóricos y experiencia van a ser bien aprovechados para la exitosa gestión y resultados favorables de la política de control cambiario puesta en ejecución desde noviembre de 1960 hasta marzo de 1964.
Al resbalarse y caer dentro de su propio hogar, se originaron fracturas en sus piernas que aceleraron el deterioro de su estado general de salud y a la edad de noventa y tres años, de estado civil viudo, fallece en Caracas el día viernes 16de marzo de 1984 y sus restos reposan en el Cementerio del Este.
ACTIVIDADES EN EL PRIMER AÑO DE LA SUPERINTENDENCIA.-
Durante su primer año de actividades el personal de la Superintendencia de Bancos estaba conformado, en su mayor parte, por ex-funcionarios de la extinguida Fiscalía General de Bancos, el presupuesto asignado era más reducido y, además, ocupaba el local que antes correspondía a dicha Fiscalía en el edificio del Ministerio de Fomento. A pesar de esas y otras limitaciones, desarrollará exitosamente un trabajo muy significativo.
Tal como se da cuenta en el Informe correspondiente al año 1940, la insuficiencia del personal pudo comprobarse al empezar el Banco Central sus operaciones y requerir, de acuerdo a la Ley, la presencia continua de Fiscales de Bancos para el traspaso del oro que respaldaba la emisión de billetes de los bancos, así como para la emisión de sus propios billetes, operaciones éstas para las cuales fue preciso habilitar especialmente varios Comisionados Especiales del Ministerio de Hacienda.
Según lo señalado en la Ley, las inspecciones a los bancos deberían efectuarse, por lo menos, una vez cada seis (6) meses. Esa previsión no se cumplirá y se seguirá la costumbre practicada por la Fiscalía General de Bancos en años anteriores[31], pero es que para lograr una inspección en regla sería necesario que la Sección de Control de Inspección pudiera obrar a fondo en todos o varios Departamentos de un Banco simultáneamente. Ello en las actuales circunstancias era imposible por la escasez de recursos disponibles que presentaba la Superintendencia. Las visitas de inspección se limitaron a un total de seis (6) durante el primer año del funcionamiento de la Superintendencia, practicadas a las instituciones y fechas que se indican a continuación: Banco de Londres & Sur América Ltd., el 22 de abril; Banco Alemán Antioqueño, el 31 de mayo; Banco Holandés Unido, el 31 de julio; Banco Industrial de Venezuela, el 18 de septiembre; Banco Caracas, el 2 de noviembre; y el Banco Mercantil y Agrícola, el 1 de diciembre de 1940.
Para el momento en que inicia sus funciones la Superintendencia de Bancos, era realmente considerable el número de firmas mercantiles que estaban autorizadas a recibir “depósitos bancarios”. Precisamente, en los artículos 15 al 19 de la Ley de Bancos de 1926 se contenían las normativas requeridas a los establecimientos que, sin ser bancos, reciban habitualmente dinero en efectivo, pagaderos a la orden de quien los entrega o de tercera persona que no sea deudora, con o sin intereses, conservando el receptor la facultad de disponer de las cantidades recibidas. La Ley de Bancos de 1940 cambia esa situación y le corresponderá a la Superintendencia de Bancos atender grandes y significativas tareas derivadas de la supresión de tales autorizaciones.
Según el artículo 70 (de la Ley de Bancos de 1940), quedarán suspendidas todas las referidas autorizaciones concedidas por el Ejecutivo Federal y las firmas mercantiles no podrán recibir nuevos depósitos de dinero. Dichas firmas[32] estarán obligadas a enviar a la Superintendencia de Bancos la relación de tales depósitos (en los treinta días siguientes a la publicación de la Ley), especificando: nombre y domicilio del depositante, monto del depósito, plazo, tipo de interés y otras condiciones que rijan para cada depósito; y los demás datos que exija la Superintendencia de Bancos. Por otra parte, dentro de los primeros ocho días de cada mes, deben informar el movimiento de los mismos depósitos en el mes anterior, y hasta su definitiva cancelación.
Otra tarea específica de la Superintendencia de Bancos se refería a las Casas de Cambio. Eran establecimientos con funciones y campo de actuación reconocida legalmente desde tiempos ya remotos[33]. Durante el primer año de existencia, la Superintendencia de Bancos autorizó para funcionar como Casa de Cambios, a las firmas de Juan Dager; Remigio Elías; P. Prosperi & Cía.; y Domingo Abreu, hijo.
Se puede decir con toda propiedad que al momento de iniciarse el segundo año y estrenarse en su cargo un nuevo Superintendente de Bancos, no se registrará ningún cambio, en cuanto al número de las oficinas bancarias que funcionaban en nuestro país; sin embargo los indicadores económicos y monetarios tienen una evolución significativa, por cuanto hasta ese momento eran pocos los efectos negativos originados por la guerra que, en los años siguientes, involucrará a la mayor parte de la comunidad mundial. [1] Promulgada por el Presidente, General Eleazar López Contreras, el 24 de enero de 1940, refrendada por los doctores Francisco J. Parra y Manuel R. Egaña, ministros de Hacienda y de Fomento, respectivamente, y publicada en la Gaceta Oficial Nº 20096 del miércoles 31 de enero de 1940. 2 El capital de los bancos privados era el siguiente: Banco de Venezuela, Bs. 24,0 millones; Banco de Maracaibo, Bs. 2,5 millones; Banco Caracas, Bs. 6,0 millones; Banco Comercial de Maracaibo, Bs. 2,0 millones; Royal Bank of Canada, Bs. 1,5 millones; Nacional City Bank of New York, Bs. 2,0 millones; Banco Venezolano de Crédito, Bs. 6,0 millones; Banco Mercantil y Agrícola, Bs. 8,0 millones; Banco Holandés Unido, Bs. 1,5 millones; London & South América Ltd., Bs. 1,0 millones; y Banco Alemán Antioqueño, Bs. 1,0 millones. 3 Publicada en la Gaceta Oficial Nº 20107 correspondiente al martes 13 de febrero de 1940. 4 Nombrado mediante Resolución firmada por el Ministro de Hacienda, el 25 de enero y publicada en la Gaceta Oficial Nº 20400 correspondiente al día martes 28 de enero de 1941. 5 Sancionada por el Congreso Nacional el 14 de julio de 1936, promulgada el 20 de ese mes por el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, general Eleazar López Contreras y refrendada por los ciudadanos Alberto Adriani y Néstor Luís Pérez, ministros de los despachos de Hacienda y de Fomento, respectivamente. 6 Publicado enteramente en el Boletín Informativo del Ministerio de Hacienda, Año 3, Nº 33, Abril de 1941. 7 Por ejemplo, el “Acta de la primera emisión de billetes efectuada el día 10 de diciembre de 1940, comienza diciendo textualmente: “Hoy diez de diciembre, se reunieron en el edificio del Banco Central de Venezuela las personas que a continuación se expresan: J. M. Herrera Mendoza, Presidente del Banco; Ernesto G. Permuy, Superintendente de Bancos; Dr. Pedro M. Castillo, Delegado de la Superintendencia; Dr. A. Machado Hernández; Dr. Pedro I. Aguerrevere; Dr. Ángel Biaggini; Andrés Velutini, Miguel Ron, y Carlos Enrique Reverón; los seis últimos miembros del Directorio del Instituto; Xavier Lope Bello, Primer Vicepresidente, y Alfonso Lander R., Cajero Principal, con el objeto de hacer una emisión de billetes, de acuerdo con lo dispuesto por la Junta Directiva en su reunión del día 5 del presente mes…” 8 Durante el año 1938 se realizaron inspecciones en los bancos: Caracas, Venezolano de Crédito, Mercantil y Agrícola, Industrial de Venezuela, Nacional City Bank, Royal of Canada, Holandés Unido, y London & South América. En el año 1939, solamente a dos bancos: Venezuela, en febrero, y Mercantil y Agrícola, en junio. 9 Al momento de entrar en vigencia la Ley de Bancos de enero de 1940, firmas mercantiles autorizadas para recibir depósitos bancarios: Blohm y Cía., Santiago Sosa y Cía., Juan Gómez e hijos, Seguros La Previsora, Juan París, Brewer Moller y Cía., Rioka y Cía., Steinvorth y Cía., Rafael Sansón, Juan Baduy y Cía., Laurel y Benacerraf, Delgado y Cía., Juan Manuel Díaz y Cía., Julio Añez y Cía., Van Dissel Rode y Cía., Bel Beckman y Cía., Calderón e hijos, Caja Popular de San Cristóbal, Elías Burguera y Cía. Firmas o establecimientos mercantiles que estuvieron autorizados, además de los señalados anteriormente, son los siguientes: Santana Hermanos y Cía., Felipe Toledo y Cía., Bocardo y Cía., Taurel Hermanos, Hermanos Benacerraf, M. A. Belloso y Hermano, Rafael Zubillaga y Cía., Curazao Trading Comp., Boulton y Cía., Elías Haddad y Hermano, Montemayor y Cía., H. L. Boulton y Cía., Kolster y Cía., Benarroch Hnos., Bazar Americano C.A., A. Dubuc y Cía., José Faraque, L. Pérez Díaz, Villasmil Hermanos, F. Eraso. 10 Es de hace notar que en la Ley de Bancos de 1918 se otorgaba privilegios a las Casas de Cambio que operaban establecidas con licencias del Ejecutivo Federal. La autorización para funcionar como Agencia de Cambio era otorgada por el Ministerio de Fomento, según lo previsto en el artículo 25 de dicha Ley, y estaban obligadas a enviar trimestralmente a ese Despacho una relación de su movimiento operativo y existencia de billetes extranjeros. Carmelo Paiva Palacios
Protagonista en la Economía Venezolana: CÉSAR BALESTRINI CONTRERAS Obispos es la ciudad capital del Municipio Autónomo del mismo nombre (perteneciente al actual estado Barinas), fundada en 1738 por el fraile Nicolás Francisco de las Viadas, y fue conocida con el nombre de San Nicolás de Mira del Valle de Obispos. En esa ciudad vino al mundo el día 12 de agosto de 1922, en el hogar constituido por el señor Juvenal Balestrini y la señora Atilia Contreras de Balestrini, y vivió sus primeros años César Balestrini Contreras.
Cuando se aproximaba a cumplir una década de vida la escuela universitaria formadora de los economistas en Venezuela, alcanza el grado de Licenciado en Ciencias Económicas y Sociales, expedido por la Universidad Central de Venezuela, formando parte de la promoción correspondiente al año 1947 (conjuntamente con: Plinio Angulo Urdaneta, José Salvador Briceño Briceño, Jesús Briceño Guédez, Héctor Esteves Llamozas, Félix Manuel Martínez V., José N. Mijares Gómez, José Mora Ciano, Mauro Paéz-Pumar Moller, Antonio R. Quintero Pavón, José Juan Salas Trejo, y Armando Sánchez-Bueno Ferrer). Ese mismo año la U.C.V. le otorgó el título de Doctor en Ciencias Políticas. (Es de hacer notar que la Universidad Central de Venezuela le había entregado el título de Bachiller en Filosofía, el año 1944).
Tanto César Balestrini como su hermano Rafael habían venido a la capital de la República para cursar estudios universitarios y se gradúan en el mismo año. (Rafael Balestrini Contreras recibirá su doctorado en Odontología). En los años siguientes aprueba cursos de postgrado en Economía Petrolera en la universidad de Columbia (U.S.A). En 1953, el doctor César Balestrini inicia su carrera docente en las facultades de Ciencias Económicas y en la de Ingeniería de la UCV. Cumplirá el escalafón hasta llegar a Profesor Titular; también en otras universidades del país. Por ejemplo, en la Universidad Santa María (le correspondió firmar como Decano de FACES el título de quien escribe la presente semblanza) y llegará a ejercer el Rectorado. Regentará cátedras y seminarios; pero también es grande y permanente su influencia docente por sus obras publicadas, vigentes y reconocidas como textos de uso obligatorio en diversos centros de enseñanza superior.
Como premio a su labor pedagógica están las repetidas promociones de graduados universitarios que le han designado como epónimo. Doctorado Honoris Causa por la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla (Colombia). Igualmente las condecoraciones: Orden José María Vargas, en primera clase; Orden 27 de Junio, Mérito al Trabajo, Orden Alberto Adriani, etc.
Entre su extenso catálogo de obras publicadas con temática relacionada a la Ciencia Económica, podemos citar las siguientes:
- Aspectos económicos de las industrias del aluminio y magnesio (1956). - Industrias del Hierro y Acero (1956). - Economía Minera y Petrolera (1959). - Historia de la Industria Petrolera (1960). - Restricciones petroleras de Estados Unidos (1960). - Corporación Venezolana del Petróleo y el I. V. P. (1964). - La industria petrolera en Venezuela y el cuatricentenario de Caracas (1966). - Industria del Mineral de Hierro en Venezuela (1966). - Diez años de restricciones petroleras obligantes en USA (1969). - Industria petrolera en América Latina (1971). - Precios del petróleo y la participación fiscal en Venezuela (1974). - Comercialización de los productos derivados del petróleo en el mercado interno (1975). - Colapso de Wall Street y su incidencia en la economía mundial y de Venezuela (1988). - Política petrolera del régimen democrático (1989). - Alternativas para mejorar la capacidad de autofinanciamiento de la industria petrolera (1990).
Llenó una larga lista de servicios en la Administración Pública, especialmente en las ramas de hidrocarburos, minería y legislación. En el ministerio respectivo, a lo largo de muchos años, le correspondió atender diversas responsabilidades de alto nivel científico, empresarial y administrativo, entre ellas las jefaturas de las oficinas directivas de Economía Petrolera y de Minería; dejando siempre pruebas palpables de sus conocimientos y empeño por formar equipos de profesionales especializados en las disímiles áreas de su competencia para el bienestar futuro de nuestra patria, en el manejo de la explotación y comercio del petróleo y la minería venezolana.
Al doctor César Balestrini Contreras le corresponde un papel de primer orden en el gremio de los economistas venezolanos. Por ejemplo, es uno de los firmantes del Acta Constitutiva y en el primer equipo dirigente, electo el 16 de octubre de 1953, será uno de los integrantes del Tribunal Disciplinario. La Ley creadora de la Academia Nacional de Ciencias Económicas fue promulgada el 24 de agosto de 1983 y entre los primeros veinte (20) individuos de número que son designados el 30 de enero de 1984 se encuentra el doctor César Balestrini Contreras. Formará parte del segundo equipo directivo y será Presidente de dicha Academia durante el período 1988-1990, en el que estuvo acompañado por los doctores: Isbelia Sequera de Segnini (Vicepresidenta), José Rafael Crazut (Secretario), Armando Alarcón Fernández (Tesorero), y Asdrúbal Baptista (Bibliotecario).
Quienes fuimos sus alumnos, en las aulas universitarias, le recordamos agradecidos por la altura y profundidad de sus clases y reflexiones sobre la importancia de los aspectos económicos y la legislación petrolera y minera. Eran siempre lecciones amenas pero de gran rigor y seriedad científica que entusiasmaban a sus pupilos, encaminándolos en la búsqueda de soluciones favorables para nuestro país, tan dependiente a las actividades petroleras y mineras, para alcanzar niveles crecientes de desarrollo económico y social.
El doctor César Balestrini Contreras contrajo matrimonio en el año 1955 y formará un ejemplar hogar con la señora Wlasilawa Bajas de Balestrini. Tendrá una larga y fructífera vida terrena, hasta el 6 de julio de 1999, cuando fallece en la ciudad de Caracas. Carmelo Paiva Palacios
El doctor Felipe Pazos Roque fue un intelectual con obra reconocida y fama internacional. Gran economista en teoría y práctica fructífera desde hace más de sesenta años, asentada y vigente en casi todos los países de América y, muy especialmente, en Venezuela su patria adoptiva durante las últimas tres décadas. Precisamente, después de recorrer diversos países del Norte, Centro América y el Caribe, llega a la patria de Bolívar, se radica y produce valiosos y densos trabajos de análisis y diseños de política económica que completan el legado científico con el cual queda inscrito su nombre entre los grandes forjadores y divulgadores del pensamiento económico latinoamericano.
Nació en la ciudad de la Habana, Cuba, el 27 de septiembre de 1912, en el seno del matrimonio formado por el médico José Francisco Javier Pazos y Boadas, de la Habana, y la maestra normalista Aurora Roque Medina, natural de Matanzas. En 1937 la Universidad de la Habana le otorga el título de doctor en Ciencias Políticas, Económicas y Sociales; y el año siguiente el grado de doctor en Derecho. En los años 1938 y 1939 estudiará los Ciclos Económicos bajo la dirección de Wesley Clair Mitchell, en la Universidad de Columbia, en Nueva York.
Al volver a su tierra natal y hasta 1942, estará como Asesor asistente en el Ministerio de Hacienda, luego por cuatro años se desempeñará como Agregado Comercial en la Embajada de Cuba en Washington y participará activamente como Consejero Económico y Monetario en las reuniones de Bretton Woods en que surgirán el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Desde 1946 será funcionario del F.M.I., como Jefe de la División Latinoamericana y en 1948 fue designado Director Asistente de la División de Investigaciones del Fondo.
Colaboró en la redacción de la Ley que crea, en 1949, el Banco Nacional de Cuba y será el Presidente Fundador de dicha institución. Renuncia en 1952, cuando Batista se apodera del gobierno. Entre 1952 y 1958 trabajará, principalmente, como consultor en el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, Centro de Estudios Monetarios Latinoamericano, y para empresas privadas cubanas. En los años 1955-1958 fue Director de la Facultad de Economía de la Universidad de Oriente (en Santiago de Cuba) y profesor de Economía en la Universidad de Villanueva (en la Habana).
Fue importante el papel desempeñado por el doctor Felipe Pazos Roque para el derrocamiento de Batista, por ello ocupará puestos señeros en el victorioso Movimiento 26 de Julio. En 1959 se juramenta como nuevo Presidente del Banco Nacional; pero a finales de ese año se convierte en Embajador ante Europa Occidental a cargo de los asuntos económicos. Rompe, en 1960, con el régimen de la isla y acepta ser consultor del Banco Gubernamental de Fomento de Puerto Rico. Entre 1962 y 1966 será miembro del Comité de los Nueve de la Alianza para el Progreso. Durante los años 1966-1974 formará parte de los Consultores Principales del Banco Interamericano de Desarrollo.
En los años siguientes permanecerá en Venezuela (adquiere la nacionalidad), ejerciendo como Asesor de la Presidencia del Banco Central, miembro titular del Directorio del Instituto y también Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas. Con un desempeño garantizado por sus elevados conocimientos, dominio de la Ciencia Económica, dilatada experiencia y permanente empeño en la renovación académica y divulgación de conocimientos.
La personalidad y obra del doctor Felipe Pazos ha sido objeto de merecidos y significativos reconocimientos a nivel mundial. Tal como lo afirma el doctor Pedro A. Palma, en el Prólogo a la compilación en tres volúmenes que publicara recientemente la Academia Nacional de Ciencias Económicas, son de destacarse las menciones a obras del doctor Pazos contenidas en libros escritos por el Premio Nobel de Economía, Gunnar Myrdal; Michael Todazo, Albert Hirschman, etc. En 1976 fue publicado por el Fondo de Cultura Económica un libro de más de setecientas páginas con ensayos en su homenaje, con el título de “Política Económica en Centro y Periferia”. El Banco Central de Venezuela, en 1985, edita el volumen de “Política de Desarrollo Económico” con escritos del doctor Felipe Pazos.
Quienes tuvimos la dicha de tratar al doctor Felipe Pazos Roque, le recordamos su bonhomía, afabilidad, sencillez, disposición a repartir su sabiduría y el buen sentido de la amistad. Formó un feliz hogar con doña Sara Vea de Pazos, padre de cuatro hijos y nietos que heredan la gran riqueza del buen prestigio, respeto y admiración que sembró el doctor Felipe Pazos Roque durante sus nueve décadas de vida terrena. Carmelo Paiva Palacios
Fue un hombre de indeclinable pasión por la docencia, nacido en Barquisimeto (ciudad capital del Estado Lara) el día 25 de marzo de 1911, en el hogar constituido por Felipe Venegas B (un andino que fue general de montoneras hasta llegar a la jefatura de cuartel) y María Filardo Morles (una modesta artista del piano y la guitarra, cuyos padres fueron Pascual Filardo Grassi, italiano de Potenza y Rosa Morles Martínez, llanera de Barinas). El año 1911 será de grandes celebraciones en toda Venezuela por la conmemoración del centenario de la independencia. En México, envuelto en asfixiante clima de guerra, finalizan los treinta y cinco años del gobierno de Porfirio Díaz.
El 31 de diciembre de 1938, nuestro personaje formará un ejemplar y cristiano hogar con la joven y gentil Elba Borges Falcón. De dicha unión, con el correr de los años, nacerán los hijos: Pedro Luís, Elba Coromoto, Irene, Alicia, María Eugenia, y María Elena Venegas Borges. El doctor Pascual Venegas Filardo fijará su residencia permanente en Caracas pero recorrerá a Venezuela, viajará como turista y acucioso observador por diversos países del mundo y su vida terrena finalizará en el año 2003.
Pascual Venegas Filardo, en 1919, inicia sus estudios de primaria en su ciudad natal en la escuela de las hermanas García Sorondo, los concluye y prosigue en el Colegio La Salle hasta obtener su grado de Bachiller, en 1931, con calificaciones sobresalientes. Valga hacer notar que en los años 1926-28 también cursó estudios en la Escuela de Comercio de Barquisimeto. En la Universidad Central de Venezuela, primero se inscribe para cursar Medicina pero no persevera y desde septiembre de 1933 pertenece a la nómina de estudiantes en la Facultad de Derecho; y finalmente en la recién creada Escuela de Ciencias Económicas y Sociales, donde le correspondía egresar formando parte de la primera promoción de Licenciados (1942); pero como ostentaba, junto con José Antonio Mayobre, las funciones de representación estudiantil en el Consejo de Facultad, recibirá dos años después su título de Doctor en Ciencias Económicas y Sociales (en una promoción conformada por doce profesionales: Humberto Cárdenas Becerra, Pedro Chacín Ch. , Victoria Luisa Dertenoz, Magdalena González, Salvador Lairet, Olga Luzardo Finol, José Antonio Mayobre, Pedro César Moros, Clemente Ortega, h, Carlos A. Punceles, Héctor Santaella y Pascual Venegas Filardo).
Su participación en el mundo periodístico comienza firmemente en 1935, cuando ingresa a “Unidad Nacional”, nuevo periódico diario que dirigía Rafael Angarita Arvelo y administraba Casto Fulgencio López. Un año después, Pedro Sotillo lo llevará al diario “El Universal” (fundado en Caracas el jueves 1 de abril de 1909 por el poeta Andrés Mata y como redactor Andrés J. Vigas); será ascendido en 1939 al cargo de Jefe de Redacción, por casi medio siglo, y en varias ocasiones estuvo encargado de la Dirección. Durante los años 1936-40 fue redactor de la Revista “Billiken”. Venegas Filardo se cuenta entre los fundadores del grupo poético “Viernes” que reunía a una pléyade de literatos venezolanos y fue Secretario de Redacción de la revista que sostiene e inmortaliza a dicho grupo.
Durante toda su vida mostró una efectiva disposición a la divulgación del pensamiento escrito por otros autores; evidenciado también en la creación, mantenimiento y dirección del Suplemento Literario del diario El Universal, de las publicaciones de la Asociación de Escritores Venezolanos (institución de la cual fue miembro fundador, Secretario y Presidente en varias ocasiones). Destacado integrante de la Asociación Venezolana de Periodistas, Comisión Indigenista Nacional, Sociedad de Ciencias Naturales La Salle, Asociación para el avance de la Ciencia, “Pen Club” de Venezuela, Club de Leones, etc.
Pascual Venegas Filardo fue un hombre bueno, excelente formador de generaciones de profesionales de alta calidad durante más de cuatro décadas ininterrumpidas de enseñanza universitaria, pero también en forma intemporal con sus obras escritas y prototipo de ciudadano ejemplar. Es de recordar que en sus años juveniles fue profesor de Geografía de Venezuela en el Colegio La Salle (de la esquina de Tienda Honda). En la Universidad Central de Venezuela, en 1944, fundador del primer Seminario universitario de Geografía Humana de Venezuela, también fundador de las cátedras de: Geografía Económica de Venezuela en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales; y Geografía Humana de Venezuela en la Facultad de Filosofía y Letras. En 1956 fundador de la cátedra de Geografía Económica de Venezuela en la Facultad de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello.
Como reconocimiento a su labor intelectual y docente, son numerosas las promociones de profesionales universitarios que le han designado como epónimo. También obtuvo premios tales como Nacional de Periodismo, Municipal de Poesía, y diversas condecoraciones nacionales y extranjeras.
Entre sus libros de poemas publicados tenemos: Cráter de Voces (1939), Música y eco de tu ausencia (1941), Canto al río de mi infancia (1957), La niña de Japón (1961), etc. De temática económica son, entre otros: Notas de Economía Colonial Venezolana (1947), Aspectos Geoeconómicos de Venezuela (1958), Estudios Regionales (1983), Siete ensayos sobre economía venezolana (1970), y los volúmenes de “Obras Selectas” de temas económicos nacionales que le publica la Academia Nacional de Ciencias Económicas en 1996.
El 1 de julio de 1954 fue designado individuo de número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Su discurso de incorporación, años después (el 5 de marzo de 1969) será editado con el título “De una Venezuela tradicional a una Venezuela integral”. Entre los cargos desempeñados en dicha Academia tenemos al de Primer Vicepresidente (nombrado en 1981) y Presidente para el período iniciado en 1983, cumpliendo un brillante y fructífero desempeño. Fue electo individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua correspondiente de la Real Española, el 29 de marzo de 1965, para suceder en el sillón XV al intelectual e historiador José Antonio Cova, y se incorpora efectivamente el 21 de abril de 1982.
Un decreto ejecutivo fechado el 30 de enero de 1984 designa a los primeros veinte (20) individuos de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (creada por Ley sancionada el 10 de agosto de 1983, promulgada el día 24 y publicada en la Gaceta Oficial de la misma fecha, en el año bicentenario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar) y uno de ellos es el doctor Pascual Venegas Filardo.
Son muchas y múltiples las facetas (catedrático, escritor, académico, periodista, etc.) que reflejan el paso triunfal de la vida terrena del doctor Pascual Venegas Filardo, mi dilecto profesor en la cátedra de Geografía Económica cuando, a principios de la década de los años sesenta, iniciaba la carrera de Economía en la Universidad Católica Andrés Bello. Una de esas facetas, imposible de esconder u olvidar, es la ejercida como dirigente de la asociación gremial de los economistas venezolanos. Participará activamente en la creación del Colegio de Economistas de Venezuela, será uno de los firmantes de su Acta Constitutiva, el 16 de octubre de 1953 y pertenecerá al primer Comité de Redacción de la revista gremial.
Formará parte de la Comisión Electoral en los años iniciales de dicho Colegio, miembro de la Junta Directiva que tomó posesión el 20 de mayo de 1956 y del Tribunal Disciplinario electo el 14 de marzo de 1959. Figuró como candidato en otras ocasiones y en diversas comisiones durante la etapa del CEV. Será mayor y más descollante su papel como gremialista del Colegio de Economistas del Distrito Federal y Estado Miranda instituido a partir del mes de abril de 1968.
Precisamente resulta electo Presidente del Tribunal Disciplinario en la directiva inicial de ese Colegio, y en el proceso electoral que culmina el 15 de enero de 1970 gana, el doctor Pascual Venegas Filardo, la Presidencia del Gremio y estará acompañado de un grupo de entusiastas colegas. Al finalizar el lapso estatutario se designó una Comisión Electoral pero, por primera vez, concluyó el período previsto sin la presentación de planchas de candidatos y es así como dicha Comisión formada por los colegas: Héctor Frías Berríos, Gilberto Hurtado e Ítalo Santaromita, como principales, y Trino Alcides Díaz, Carmelo Paiva Palacios y Guido Solano, como suplentes, resuelven declarar desierto el proceso electoral y quedará prorrogado el mandato de la Junta Directiva que gozaba el consenso de respaldo.
Entre los hechos importantes para nuestro gremio, ocurridos durante la actuación del doctor Pascual Venegas Filardo como Presidente de los economistas, está la firma del documento por el cual se recibe en comodato por treinta años de una casa para sede del gremio; así como también que el Congreso Nacional deja sancionada la Ley de Ejercicio de la Profesión de Economista la cual será promulgada quince días después por el Presidente de le República y publicada en la Gaceta Oficial Nº 29687, correspondiente al día miércoles 15 de diciembre de 1971. En el gremio de los economistas será perenne el recuerdo y presencia del doctor Pascual Venegas Filardo. [1] El hacendado don Antonio Pacheco y Tovar fue nombrado Conde de San Javier y Vizconde de Santa Rosalía en 1732. Sustituye al Brigadier Felipe Ricardos como Juez de Tierras en 1757 y ejercerá hasta 1774 cuando, por sus achaques y avanzada edad designan en su reemplazo a don Fernando Cuadrado. [2] Don José de Abalos (primer Intendente de la Provincia de Venezuela), especializado en asuntos fiscales y económicos. Fue nombrado Contador Mayor de la Provincia de Caracas en 1769 y ejerce hasta 1774 y será Intendente desde 1776; pero antes estuvo como Gobernador de Palencia (España). [3] Don Pedro Rodríguez conde de Campomanes (1723-1803). Fue Fiscal del Consejo de Castilla con Carlos III, y Ministro con Carlos IV. [4] Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (1676-1764), benedictino, doctor en Teología, profesor universitario, y Consejero del reino. [5] Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811). Su “Informe sobre la Ley Agraria” contiene aportes de gran importancia y muestra el progreso de la Agricultura en España. [6] El texto completo del citado Discurso está incluido en la “Revista de Historia”, Nº 12, Caracas, julio de 1962. [7] En agosto de 1809 famoso el filósofo y economista Jeremy Bentham pidió a su mutuo amigo James Mill que invitara a Miranda a visitar la granja en donde pasaba una temporada, y le regaló al venezolano un tratado del español Jovellanos. Es probable que, por influencia de Miranda, el interés de Bentham se desviara de México hacia Sudamérica. [8] Nacido en Escocia, en 1771 y fallece en Caracas el 23 de enero de 1855. En la década de 1820 fundó, con Juan Pablo Huizi, una sociedad mercantil. Copropietario de la hacienda de Juan Díaz de Caraballeda, y hacia 1828 arrendatario de una hacienda situada en Camuri (litoral guaireño), donde produce café y azúcar. En 1836 es nombrado Cónsul General de Dinamarca. Será uno de los promotores, en 1841, del llamado Banco Nacional de Venezuela. [9] En carta firmada en Caracas el 15 de enero de 1827, agradece al famoso filósofo y economista inglés Jeremy Bentham (1748-1832) haber recibido, en Lima, el “Catecismo Económico” que le mandara, y luego de leer dicha obra le pareció de mérito exquisito y digno de ponerse en las manos del pueblo para su instrucción; y ordenó que se publicase en español. [10] Las autoridades policiales describieron a estos personajes asÍ: Gual, edad de 40 a 45 años, alto regular, correspondiente grueso, trigueño, frente espaciosa, cerrado de barba, ojos pardos, nariz perfilada, algunas canas, bien apersonado con un trato agradable. A España: edad como de 45 años, de un alto más que regular, ojos azules, nariz perfilada, labios delgados, poca barba y blanca, de poco pelo y canoso, habla bien y con propiedad, es hombre de modales cultos, ha servido más de treinta años desde la clase de cadete hasta la de capitán del batallón Veterano de esta Provincia. [11] Existían antecedentes de las mismas, por ejemplo, en Zurich (1747), París (1761), Berna (1763), San Petersburgo (1773), Quito (1791), Habana (1793), Guatemala (1794), México (1799), Bogotá (1802), Lima (1822). [12] Mesa de Bolívar, cuyo nombre primitivo fue La Tala, erigida como parroquia en 1893, asignándole como patrona a N. S. de la Candelaria. Había sido elevada a la categoría de Municipio en 1892, segregado del Municipio Estanquez. A su vez, fue desmembrado el 27 de junio de 1955, cuando fue creado el Municipio Alberto Adriani. [13] Además del personaje a quien se dedica la presente reseña, en la “Promoción 1951” figuran: Julián Abdala Genatios, María Luisa Antonini Paredes, Rafael Ignacio Antúnez Rincón, Yolanda Capriles Rodríguez, José Rafael Coronel Hidalgo, Camilo Daza Moros, Rodrigo De la Iglesia Jiménez, Edilia Delgado Duarte, Edilia Josefina Falcón Martínez, Roger Heberto Godoy Castro, Helly Malaret Miranda, Leandro José Márquez Gómez, Antonio José Marrero Huérfano, Berta Pardo García, Luís José Pérez Barreto, Eduardo Arturo Rolando Espino, Mercedes Carlota Sánchez de Pardo, Iván Ángel Senior Curiel, Juan Miguel Senior Curiel, Carlos Rafael Silva Rodríguez, María Enriqueta Tinoco García, Manuel Narciso Tirado, Oscar Torres Partidas, Daniel Uribe Barrios, Carmen Cecilia Valbuena Weis, y Víctor Manuel Vitoria. [14] Formado por los doctores Armando Alarcón Fernández, Héctor Santaella, Mercedes Carlota de Pardo, Antonio Briceño Parilli, Hernán Avendaño Monzón, Atilio Romero Urdaneta, y Domingo Felipe Maza Zavala. [15] La villa de San Sebastián de los Reyes fue fundada, el 6 de enero de 1585, por el capitán Sebastián Díaz de Alfaro cumpliendo órdenes del gobernador de la Provincia de Venezuela don Luís de Rojas, en el sitio de Curabe o Buena Vista, entre los ríos Orituco y Mamo. De allí la ciudad peregrinará por varios lugares (Taguay, Las Estacas, Cagua de San Casimiro) hasta llegar al asiento actual entre los ríos Guárico y Caramacate. San Sebastián tuvo bajo su jurisdicción un inmenso territorio. En el primer Congreso Venezolano de 1811, eligió tres diputados: Martín Tovar Ponte, Francisco Javier Ustáriz, y Felipe Fermín Paúl. [16] Año en el cual la Universidad Central de Venezuela otorga diez títulos de “Doctor en Ciencias Políticas”: cuatro por culminación de la carrera a Horacio Bianchi, Manuel De Goya y Uriarte, Luís Beltrán Guerrero, e Ismael Puerta Flores; y seis por reválidas a: José M. Díaz González, Federico Hellmund, Aureliano Otáñez Martínez, Juan José Palacios, Manuel Pérez Guerrero, y Ernesto Vallenilla. [17] El Decreto ejecutivo Nº 2421, firmado por el Presidente de la República, doctor Luís Herrera Campins, en uso de las atribuciones que le confiere el artículo 19 de la Ley, designa los primeros veinte Individuos de Número de la ANCE: Armando Alarcón Fernández, César Balestrini Contreras, Tomás E. Carrillo Batalla, Rafael José Crazut, Francisco Mieres, Domingo F. Maza Zavala, Carlos Rafael Silva, Isbelia Sequera de Segnini, Pascual Venegas Filardo, Félix Miralles, Chi Yi Chen, Pola Cusnier de Ortiz, Antonio Aguirre, Agustín Palma Carrillo, Asdrúbal Baptista, Arturo Uslar Pietri, Carlos A. D’Ascoli, Haydée Castillo de López, Ismael Puerta Flores, y Luís Enrique Oberto. [18] La población de Guama (capital del Distrito Sucre), situado a orillas del río del mismo nombre. “San José de Guama” fue el primer nombre de ese pueblo ubicado en las proximidades del valle de Uadabacoa (Todo flores), y su origen se remonta al año 1676. Cuando la Visita Pastoral del Obispo Mariano Martí (14-12-1781) se desempeñaba, desde el mes de agosto de ese año, como párroco de Guama el presbítero Luís Joseph Hernández (nacido en Cagua el 19-8-1738) quien antes, desde 1765, fue párroco titular en el pueblo de Tacarigua de Mamporal. [19] Formando un grupo de ocho (8) profesionales, a saber: Jesús Blanco, Antonio Briceño Parilli, Daniel Cárdenas, Miguel José Capdeviela, Pola Cusnier, Félix Miralles, Marcos París del Gallego, y Arturo Sosa Fernández. [20] La Escuela de Ciencias Económicas y Sociales fue inaugurada solemnemente el diecisiete de noviembre de 1938 y elevada a la categoría de Facultad en la Ley de Educación promulgada en julio de 1940. Antes de 1947, la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela había otorgado títulos de doctor a veinticuatro personajes: 3 en 1943; 12 en 1944; 6 en 1945; y 3 en 1946. [21] Precisamente, a finales de 1946 ocurre la reorganización del Departamento de Investigaciones Económicas del BCV, con la creación de diversas secciones , como son: a) estadísticas Monetarias y Bancarias; b) Estadísticas de Precios y Valores; c) Balanza de Pagos y Comercio Exterior; d) Finanzas Públicas, Cambio y otras estadísticas; e) Ingreso Nacional; f) Secretaría; y g) Biblioteca. Estas Secciones funcionarán bajo la inmediata responsabilidad de un Jefe y de un Subjefe, quienes guían y vigilan el trabajo correspondiente a la vez que realizan estudios especiales sobre problemas económicos y financieros nacionales. [22] En el Libro de afiliación al CEV le preceden: 1) Hernán Avendaño Monzón; 2) Carlos Rafael Silva Rodríguez; 3) Mercedes Sánchez de Pardo; 4) Bernardo Ferrán G.; 5) Antonio Crema R.; 6) Juan Antoni M.; 7) Diego Luís Castellanos E.; 8) Miguel Uzcátegui Cabrera; 9) Camilo Daza Moros; 10) Luís A. Pastori A.; y 11) Oscar Torres Partidas. [23] Junto con los colegas: Alfredo Ramírez Torres, Héctor Esteves, Luís Vallenilla, José R. Domínguez, Carlos Rafael Silva, Mercedes Carlota Sánchez de Pardo, Casimiro Vegas, Oscar Torres Partidas, y José Mijares González. [24] Promulgada por el Presidente, General Eleazar López Contreras, el 24 de enero de 1940, refrendada por los doctores Francisco J. Parra y Manuel R. Egaña, ministros de Hacienda y de Fomento, respectivamente, y publicada en la Gaceta Oficial Nº 20096 del miércoles 31 de enero de 1940. [25] El capital de los bancos privados era el siguiente: Banco de Venezuela, Bs. 24,0 millones; Banco de Maracaibo, Bs. 2,5 millones; Banco Caracas, Bs. 6,0 millones; Banco Comercial de Maracaibo, Bs. 2,0 millones; Royal Bank of Canada, Bs. 1,5 millones; Nacional City Bank of New York, Bs. 2,0 millones; Banco Venezolano de Crédito, Bs. 6,0 millones; Banco Mercantil y Agrícola, Bs. 8,0 millones; Banco Holandés Unido, Bs. 1,5 millones; London & South América Ltd., Bs. 1,0 millones; y Banco Alemán Antioqueño, Bs. 1,0 millones. [26] Publicada en la Gaceta Oficial Nº 20107 correspondiente al martes 13 de febrero de 1940. [27] Nombrado mediante Resolución firmada por el Ministro de Hacienda, el 25 de enero y publicada en la Gaceta Oficial Nº 20400 correspondiente al día martes 28 de enero de 1941. [28] Sancionada por el Congreso Nacional el 14 de julio de 1936, promulgada el 20 de ese mes por el Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, general Eleazar López Contreras y refrendada por los ciudadanos Alberto Adriani y Néstor Luís Pérez, ministros de los despachos de Hacienda y de Fomento, respectivamente. [29] Publicado enteramente en el Boletín Informativo del Ministerio de Hacienda, Año 3, Nº 33, Abril de 1941. [30] Por ejemplo, el “Acta de la primera emisión de billetes efectuada el día 10 de diciembre de 1940, comienza diciendo textualmente: “Hoy diez de diciembre, se reunieron en el edificio del Banco Central de Venezuela las personas que a continuación se expresan: J. M. Herrera Mendoza, Presidente del Banco; Ernesto G. Permuy, Superintendente de Bancos; Dr. Pedro M. Castillo, Delegado de la Superintendencia; Dr. A. Machado Hernández; Dr. Pedro I. Aguerrevere; Dr. Ángel Biaggini; Andrés Velutini, Miguel Ron, y Carlos Enrique Reverón; los seis últimos miembros del Directorio del Instituto; Xavier Lope Bello, Primer Vicepresidente, y Alfonso Lander R., Cajero Principal, con el objeto de hacer una emisión de billetes, de acuerdo con lo dispuesto por la Junta Directiva en su reunión del día 5 del presente mes…” [31] Durante el año 1938 se realizaron inspecciones en los bancos: Caracas, Venezolano de Crédito, Mercantil y Agrícola, Industrial de Venezuela, Nacional City Bank, Royal of Canada, Holandés Unido, y London & South América. En el año 1939, solamente a dos bancos: Venezuela, en febrero, y Mercantil y Agrícola, en junio. [32] Al momento de entrar en vigencia la Ley de Bancos de enero de 1940, firmas mercantiles autorizadas para recibir depósitos bancarios: Blohm y Cía., Santiago Sosa y Cía., Juan Gómez e hijos, Seguros La Previsora, Juan París, Brewer Moller y Cía., Rioka y Cía., Steinvorth y Cía., Rafael Sansón, Juan Baduy y Cía., Laurel y Benacerraf, Delgado y Cía., Juan Manuel Díaz y Cía., Julio Añez y Cía., Van Dissel Rode y Cía., Bel Beckman y Cía., Calderón e hijos, Caja Popular de San Cristóbal, Elías Burguera y Cía. Firmas o establecimientos mercantiles que estuvieron autorizados, además de los señalados anteriormente, son los siguientes: Santana Hermanos y Cía., Felipe Toledo y Cía., Bocardo y Cía., Taurel Hermanos, Hermanos Benacerraf, M. A. Belloso y Hermano, Rafael Zubillaga y Cía., Curazao Trading Comp., Boulton y Cía., Elías Haddad y Hermano, Montemayor y Cía., H. L. Boulton y Cía., Kolster y Cía., Benarroch Hnos., Bazar Americano C.A., A. Dubuc y Cía., José Faraque, L. Pérez Díaz, Villasmil Hermanos, F. Eraso. [33] Es de hace notar que en la Ley de Bancos de 1918 se otorgaba privilegios a las Casas de Cambio que operaban establecidas con licencias del Ejecutivo Federal. La autorización para funcionar como Agencia de Cambio era otorgada por el Ministerio de Fomento, según lo previsto en el artículo 25 de dicha Ley, y estaban obligadas a enviar trimestralmente a ese Despacho una relación de su movimiento operativo y existencia de billetes extranjeros. Carmelo Paiva Palacios
En sus escritos publicados, principalmente, en la revista El Sádico Ilustrado, en el Diario de Caracas, en el Boletín de los Jubilados del Banco Central, en sus libros con los títulos de El Punto de Belgrades que comenzó a circular en 1984, y Los Tomates no tocan el violín, (publicado por la editorial Ex Libris, Caracas, 1996), y en su participación oral en la Cátedra del Humor dirigida por Pedro León Zapata, colocan su nombre merecidamente como uno de los mejores humoristas de Venezuela. Pero Antonio Crema se destacó en otros campos, dejando con su actuación muestras y motivos que harán perdurable su nombre en la sociedad venezolana. Por ejemplo, entre sus trabajos referidos a temas económicos, no puede olvidarse la “Comparación entre las cantidades producidas en régimen de Competencia y en régimen de Monopolio”, que es por demás un excelente material de ayuda y consulta, con amplia bibliografía especializada y útil para los estudiantes universitarios en la cátedra de Teoría Económica o Economía Política, y el cual fue publicado en el Boletín del Instituto de Economía de FACES-UCV, Nº 7, páginas 41-81 (1950).
Son múltiples los elogios a su prosa y redacción; pero es que era hijo del profesor Edoardo Crema, poeta, ensayista y crítico literario, quien vino ya con fama de Italia, de su nativa Montagnana en la Provincia de Padua, para consagrarse a las labores de cátedra y de investigación literaria. (Es de recordar que sus estudios acerca de Don Andrés Bello le merecieron un Premio Nacional a Don Edoardo Crema). Y su señora madre, la sobresaliente y recordada maestra, doña Idda Rousset de Crema. Fue, al igual que su tío y colega Augusto Rousset Piazza (economista graduado en la UCV, también en la Promoción de 1953), ejecutante y amante de la música académica.
Nacido en Caracas el 16 de junio de 1929, es bautizado con el nombre de Antonio Giorgio. Dos escuelas caraqueñas (la República del Brasil y la Experimental Venezuela) lo registran como alumno de primaria y con doce años de edad ingresa para cursar Secundaria en el Liceo Andrés Bello, donde aprobará los primeros cuatro años. Se gradúa de Bachiller en Matemáticas en el año escolar 1945-1946 en el Liceo Aplicación. Ingresa a la Universidad Central de Venezuela y se acredita sin ninguna dificultad dos años de la Facultad de Arquitectura; desiste seguir esa carrera y se inscribirá en la Facultad de Economía. En ambas escuelas se destaca como estudiante de notas sobresalientes y obtendrá el grado de Licenciado en Ciencias Económicas y Sociales, con la distinción CUM LAUDE, en 1953, en la Promoción de veintiséis integrantes bautizada con el nombre de José Antonio Mayobre. Estudiará un Postgrado en Estadística Económica en la Universidad de Roma (1955-1956).
Cuando era estudiante, en 1951, ingresa al Banco Central de Venezuela como Auxiliar de Economía, y prestado por dicho Instituto, se desempeñará en el Ministerio de Relaciones Exteriores como Jefe de Servicio para la revisión del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos. Allí tendrá un productivo y eficiente desempeño. Vuelve al Banco Central de Venezuela y al graduarse de Economista es ascendido a Jefe de la Sección de Estadística en el Departamento de Investigaciones Económicas, permaneciendo hasta el año 1957.
Durante 1958 y 1959 ejercerá la Jefatura del Departamento de Investigaciones Económicas de la Corporación Venezolana de Fomento, deja organizado un equipo eficiente y retorna al Banco Central el 16 de agosto de 1959 como Adjunto de la Jefatura de Cuentas Nacionales que gerenciaba el doctor Bernardo Ferrán, y será nombrado, nuestro recordado Antonio Crema, titular del mencionado Departamento en 1964, ejerciendo la titularidad de ese cargo hasta 1970, cuando pasa a dirigir el Grupo Editorial y como Adjunto a la Vicepresidencia de Relaciones Públicas, hasta que en 1984 se acoge al plan de jubilaciones del Instituto Eje del Sistema Bancario Nacional. Finalmente, durante los años 1988-1991 se ocupará como Asesor en la Oficina Central de Estadística e Informática.
Todavía no había recibido el título de economista cuando se inicia como profesor universitario y permanecerá formando parte del personal docente de la Universidad Central de Venezuela hasta el año 1961. Regentará las cátedras de Teoría Económica (se le recuerda como profesor asistente del doctor Ernesto Peltzer, en la cátedra de Teoría Económica II, año 1954-5, a los alumnos que egresarán en la Promoción de 1958), y en la de Matemáticas en las escuelas de Economía, de Estadísticas, Administración y Contaduría de nuestra máxima casa de estudios. También durante los años 1959-1961 será profesor de Geografía Económica en la Escuela Naval de Venezuela, trasmitiendo a los futuros oficiales de la Armada Venezolana los conocimientos y enseñanzas que recibiera del doctor Pascual Venegas Filardo en las aulas universitarias como titular de las cátedras y seminarios de la precitada materia.
Antonio Crema Rousset es uno de los fundadores del Colegio de Economistas de Venezuela y figura entre los primeros firmantes (el Nº 5), el 10 de septiembre de 1953, del Acta Constitutiva de ese prestigioso gremio profesional. Tuvo siempre activa participación en las tareas propias de dicha Asociación y fue integrante de la Junta Directiva que resultó electa el 12 de abril de 1957.
Su aspecto corporal nada endeble, su carácter jovial siempre con la sonrisa a flor de labio, de voz grave pero ajena a los gritos y a la participación en discusiones estériles, siempre preocupado por estudiar, aprender y enseñar, dotado de un don especial para supervisar y hacer productiva la labor de los grupos de trabajo, propiciando un ambiente de cordialidad y compañerismo fraternal. Todo hacía presagiarle muchos años de vida; sin embargo se dejó vencer por una avasallante enfermedad y desde el 1995 no está físicamente con los innumerables amigos que fue acumulando al paso de los años. Constituyó un ejemplar y cristiano hogar con la también bancentralista, ahora jubilada, Margarita González de Crema y procrearon cinco hijos.
Carmelo Paiva Palacios
Protagonista en la economía venezolana: CARLOS A. D’ÁSCOLI Carlos Alberto D’Áscoli Sotillo, abogado, economista e historiador económico, experto en finanzas internacionales, maestro y político, fue un venezolano íntegro, ejemplo de sus contemporáneos. Sus padres: don Gaetano D’Áscoli, inmigrante italiano y doña Estela Sotillo, venezolana nacida en Caracas pero que desde temprana edad vivió en la ciudad de Cumaná.
Se le atribuye su origen cumanés; pero nació en Caracas el día 18 de agosto de 1899, en una casa situada entre las esquinas de Manduca a Ferrenquín en la calle Real de Candelaria. En la ciudad capital del estado Sucre sucederá su niñez y juventud. Aprende sus primeras letras con doña Berta Llamozas y a los ocho años, ya con nociones elementales de gramática, aritmética y hasta algunas palabras de inglés, pasa al Colegio Cumanés (del maestro Silverio Córdova), de allí al Colegio Federal para hacer bachillerato que concluirá en Caracas (donde vivirá al lado y protegido por su abuela). Sus estudios superiores se cumplirán en el extranjero.
El primer viaje de Carlos D’Áscoli a los Estados Unidos de Norteamérica (1922) fue con el motivo de vender mil pieles secas propiedad de su padre, pero se mantuvo allá por el tiempo de dos años y estudiando en el Departamento de Extensión de Columbia University para completar los créditos y emprender estudios de una carrera. Fue provisionalmente representante de la Federación de Estudiantes Venezolanos (FEV) en la Liga Panamericana de Estudiantes.
Viaja en 1927 a Europa y permanece cinco años. Se gradúa de Abogado y Economista en Francia. Se doctoró en la Facultad de Derecho de la Universidad de París y su tesis de grado “La Constitución Española de 1931”, mereció elogios. Desde 1928 fue militante activo del partido socialista francés. En el tiempo de estudiante en Francia militará y tendrá papel directivo en la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos. Se adhirió al grupo ARDI y en febrero de 1934, en sus vacaciones, visitará a Rómulo Betancourt en Costa Rica. También pertenecerá a las agrupaciones políticas venezolanas (Partido Democrática Nacional (PDN) y Acción Democrática (AD).
Se mantendrá en el extranjero hasta después de la desaparición de la dictadura gomecista en nuestro país. Ejercerá como docente de Economía y Finanzas en la Escuela de Derecho de Panamá (1933-1935); en Quito (1935-1936), Universidad de Bogotá (1937-1938). En la Universidad Central de Venezuela se desempeñará en la cátedra de Historia de la Economía Venezolana, cuando comenzaban los estudios profesionales de Economía en Venezuela, en los años cuarenta. Fue miembro de la Comisión de Estudios de Legislación Fiscal (1943-45).
Estará participando en cargos administrativos importantes, desde el inicio del gobierno de la Junta Revolucionaria que preside don Rómulo Betancourt: el 19 de octubre de 1945 se encarga del Ministerio de Hacienda y sale en abril de 1947 (lo sucede el doctor Manuel Pérez Guerrero) por presiones que ejercieron unos miembros militares de la Junta de Gobierno. Como Ministro de Hacienda y junto con el Ministro de Fomento, redactará la modificación a la Ley de Impuesto sobre la Renta del año 1946. Presidió la delegación de Venezuela en la Conferencia Mundial sobre Comercio y Empleo, celebrada en La Habana, de noviembre 1947 a marzo 1948, y a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. Será notable su participación en las reuniones de las cuales se originarán instituciones como son el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Al dejar el Ministerio de Hacienda, va al extranjero y desempeñará cargos representativos en la ONU (Consejo Económico y Social) y otros organismos internacionales. En septiembre de 1948, designado miembro de la Junta Directiva del Fondo Monetario Internacional, por un período de dos años. Durante tres años trabajó como Asesor del Instituto de Fomento y Producción de Guatemala. A su regreso del exilio, en 1959, se incorpora a su cátedra universitaria y a las actividades políticas. En el Congreso Nacional será Senador (en representación del Estado Sucre) de Acción Democrática, desde 1958 hasta 1979. Presidente de la Comisión de Finanzas de la Cámara del Senado. Embajador ante las Comunidades Europeas y en la Organización de la Naciones Unidas. Durante años, hasta casi el final de su vida, fue Asesor del Banco Central de Venezuela.
Entre las obras escritas por el doctor Carlos A. D’Áscoli, es obligatorio mencionar:
-Contribución al estudio del actual problema monetario venezolano. Editado por la Sociedad de estudios Económicos y Sociales, Caracas, 1943.
-Moneda Comercio Exterior y otros ensayos. Ediciones del Banco Central de Venezuela, Caracas, 1967.
-Esquema histórico económico de Venezuela: del mito del dorado a la economía del café. Publicado en 1970; y en segunda edición, por Monte Ávila editores, el año 1980. -Instrumentos de la política comercial. Editado por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, UCV, 1973.
El doctor Carlos Alberto D’Áscoli Sotillo estará participando en la Academia Nacional de Ciencias Económicas, desde su inicio. Formará parte de la Comisión[1] que tuvo por objeto presentar el estudio de factibilidad para la creación, organización y funcionamiento de dicha Academia. En su carácter de integrante de la Cámara de Senadores, le corresponderá defender y apoyar la aprobación de la Ley que sanciona el Congreso Nacional el 10 de agosto de 1983.
Será uno de los primeros veinte (20) individuos de número que serán juramentados el día 31 de enero de 1984 como integrantes de la mencionada Academia, que inició formalmente sus actividades el día 12 de julio de 1984, con un grandioso acto público de instalación.
El doctor Carlos A. D’Áscoli S., fue un intelectual honesto y generoso que no escatimaba en regalar sus conocimientos y experiencias. El firmante de la presente nota, en el tiempo que trabajaba en los departamentos de Investigaciones Económicas y de Estadísticas del Banco Central de Venezuela, recuerda las frecuentes, por demás, interesantes conversaciones con quien se desempeñaba como Asesor del instituto eje del sistema bancario nacional. La vida terrena del doctor Carlos D’Áscoli llega a su fin, en la ciudad de Caracas, el día 7 de diciembre de 1985. [1] El 4 de marzo de 1980, mediante Resolución Nº 49, firmada por Rafael Fernández Heres, Ministro de Educación, se designa una Comisión integrada por los doctores Tomás Enrique Carrillo Batalla, Allan R. Brewer Carías, Haydée Castillo de López, Carlos D’Áscoli, D.F. Maza Zavala, Carlos Rafael Silva, José Miguel Uzcátegui, y Ramón J. Velásquez, para que en el término de 180 días presente un informe correspondiente. Carmelo Paiva Palacios
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